Durante la conferencia general de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de abril de 2024, el presidente Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo que sentía que había recibido “una admonición para regresar a mi ministerio con más urgencia, con más consagración, más centrado en el Salvador y con más fe en Su palabra”.
En una entrevista para el podcast Church News (en inglés), el presidente Holland honró su compromiso de cumplir con esa admonición al compartir su testimonio de Jesucristo y Su evangelio restaurado.
El Salvador lo es todo, dijo el presidente Holland. “Él es el principio, Él está conmigo ahora mismo y Él es el fin. Es Su don. Es Su don expiatorio, especialmente el don de la vida, la felicidad, el matrimonio y las cosas que tenemos, los altibajos. Él lo sabe todo”.
El presidente Holland siempre ha tenido fe. No puede recordar un momento en el que no creyera. También ha tenido serias preguntas, pero sabe que José Smith tuvo una visión, Moroni entregó las planchas y visitantes angelicales vinieron a restaurar el poder del sacerdocio. Él sabe que el Libro de Mormón es verdadero y sabe que vendrán respuestas y se darán dones a quienes lo busquen.
Si alguien tiene preguntas o inquietudes acerca de la Iglesia, el presidente Holland le pedirá que comience con el Libro de Mormón.
“Estoy diciendo que la sustancia, el poder y el significado de lo que sabemos es verdad. Lo que sí tenemos son 535 páginas de contenido que puedes tocar, sentir, morder, rasgar, abrir y marcar”, dijo.
Todos podemos tener desafíos, problemas o preguntas en algún momento. A ellos les dijo que conservaran lo que tienen, que se aferraran a lo que tienen, que creyeran en lo que se les ha dado y luego sigan adelante desde allí.
“Mi declaración es: mantengan la fe que tienen. Pero si hay fe que no tienen, genial; Únanse a la raza humana, pero mantengan la fe que tienen”, dijo. “Las respuestas llegarán, se darán dones, lo solucionaremos y lo lograremos”.
El año desafiante del presidente Holland
El Presidente Holland ha atravesado el que quizás haya sido el año más difícil de su vida. A sus 83 años, ha superado una larga enfermedad; ha hablado en el funeral de su querido amigo y compañero del cuórum, el difunto presidente M. Russell Ballard; y afrontó el fallecimiento de su esposa durante 60 años, la hermana Patricia T. Holland.
Hasta el día de hoy, piensa en su esposa todo el tiempo, dijo: escucha un ruido en otra habitación y piensa que es ella, o la busca a su lado y recuerda que ella no está.
Pero él no está tan afligido como antes, porque sabe que no está lejos de volver a estar con ella.
“Pienso en ella con amor y adoración”, dijo, mencionando cómo cambia el protector de pantalla de su teléfono por una nueva foto de la hermana Holland aproximadamente cada mes. “Ella era extraordinaria en esta chica de Enterprise, Utah, que acababa de subir al escenario de la vida y podía hacer de todo”.
Estar en el hospital durante semanas es un tema tierno del que hablar. Su familia venía todos los días y se negaban a dejarlo ir. La fe, las oraciones y las bendiciones lo mantuvieron con vida.
“Así es como ocurren los milagros, dentro o fuera de esta Iglesia”, dijo. “Son las oraciones y la fe de la gente y el poder del sacerdocio y la administración. Realmente sucede. … A veces se responde como uno quiere. A veces obtienes lo que quieres. Y eso puede coincidir con lo que el Señor quiere para ti”.
Uno de sus pasajes de las escrituras favoritos es Éter 3:3-5, donde el hermano de Jared necesitaba ayuda y oró: “He aquí, oh Señor, tú puedes hacer esto. Sabemos que puedes manifestar gran poder, que parece pequeño al entendimiento de los hombres”.
Dijo el presidente Holland: “Se trata de Su poder. Y de Sus bendiciones. Y Él puede hacerlo. Y Él lo hace”.
Ésa es su respuesta a quienes luchan o tienen desafíos: que el Señor tiene poder para remediarlo todo.
Liderando el Cuórum de los Doce Apóstoles
Después de la muerte del presidente Ballard, el presidente Holland pasó a ser presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, que, según dijo, contiene “los hombres más notables, talentosos, espirituales y bondadosos” que jamás haya conocido. No planearon el llamamiento ni lo buscaron; podrían haber estado haciendo otra cosa en este momento de sus vidas, tomar vacaciones y divertirse con sus nietos, pero es un llamado de por vida.
Señaló que liderar el cuórum es diferente a ser miembro del cuórum, principalmente en el sentido de que no quiere estorbar. Todos los apóstoles tienen diferentes orígenes, experiencias, herencias e idiomas, y todos tienen la misma voz.
“Son muy inteligentes y tienen mucho talento. … Se les ama, se les da recursos, se les da ánimo y un poco de dirección, si la necesitan. Pero en su mayor parte, se les deja ser lo que Dios les ordenó que fueran. Se les deja ser apóstoles”, dijo.
Cuando fue presidente de la Universidad Brigham Young, aprendió que las personas en la Iglesia pueden tener experiencias diferentes y opiniones firmes; a veces hasta el punto de golpear la mesa. Pero al final, todos somos hermanos y hermanas, “unidos por el evangelio y atados al evangelio”, y nada importa tanto como el amor y la verdad.
Preocupaciones y esperanzas para el futuro
El futuro —y el deleite y la esperanza— de la Iglesia son sus jóvenes, dijo el presidente Holland. Al mismo tiempo, los jóvenes son también su mayor preocupación e inquietud.
Él quiere que crezcan en el Evangelio, que vayan al templo, que vayan a las misiones que elijan y que se casen en el templo. Cuando hacen estas cosas, él está extasiado y emocionado. Cuando no lo hacen, o cuando tienen problemas, él se preocupa y se desvela por la noche.
“Yo diría que cuando tenemos que crear 36 misiones en un año sólo para dar cabida a los misioneros que quieren ir, no me digan que los jóvenes no están sirviendo, amando y creciendo en la belleza del evangelio”, dijo.
Miles de jóvenes y jóvenes adultos suelen estar en el templo realizando bautismos, haciendo fila antes de ir a la escuela o haciendo viajes al templo si está más lejos. Los jóvenes son magníficos, afirmó. Si bien la demografía del mundo puede estar cambiando, todo lo que se hace en la Iglesia está aumentando: el mayor éxito proviene de un grupo más pequeño.
Hablando de los misioneros y el templo, al presidente Holland le gustaría ver que se impartiera más enseñanza para preparar a los jóvenes para la investidura del templo, no solo sobre el deseo de ir a una misión.
También le gustaría ver más reconocimiento y conversaciones abiertas sobre la depresión o los problemas de salud mental con menos culpa por buscar ayuda profesional. Es algo de lo que ha hablado en la conferencia general.
Sus mayores esperanzas para la nueva generación son que no tengan miedo, sino que sean felices y tengan confianza.
“Dios está a cargo de esto. Él es nuestro Padre. Este es su plan. Somos sus hijos. No debemos temer”, afirmó.
En su experiencia, la única manera de ser feliz es al guardar los mandamientos, amar al Señor y amarse unos a otros. “Esta es una confianza sólida que te permite levantarte e ir a trabajar al día siguiente y saber que todo estará bien”.
Al concluir la entrevista, el presidente Holland dijo que esperaba que sus palabras ayudaran a alguien de alguna manera, “porque todo es verdad. Todo es verdad y no lo puedo negar”.
