El presidente M. Russell Ballard — fiel testigo de Jesucristo, esposo devoto, amado padre y presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días — falleció el domingo 12 de noviembre en su casa rodeado por sus seres queridos. Tenía 95 años.
El presidente Ballard había sido hospitalizado brevemente el mes pasado y luego regresó a su casa, donde cumplió con sus deberes como pudo antes de fallecer alrededor de las 23:15 h del domingo, hora de Salt Lake City.
El presidente Ballard sirvió durante 47 años como líder general de la Iglesia y en el momento de su fallecimiento era la autoridad general con más años de servicio en la Iglesia. Fue llamado en 1976 al Primer Cuórum de los Setenta y luego sirvió como Apóstol durante más de un tercio de siglo.
Los servicios funerarios para el presidente Ballard se transmitirán en vivo en la página de transmisiones de la Iglesia y en el canal de YouTube Eventos e Inspiración (disponible en cantonés, inglés, francés, alemán, italiano, japonés, coreano, mandarín, portugués, ruso y español), así como en BYUtv (en inglés).
Inmediatamente después del funeral se llevará a cabo un servicio privado para el entierro en el cementerio de Salt Lake City.
“El presidente Ballard nunca estuvo indeciso”, dijo el presidente Russell M. Nelson. “Él sabía exactamente lo que el Señor enseñaba y cómo podía aplicarse en la vida personal y traer gozo y felicidad”.
“Trabajamos juntos en estrecha colaboración y siempre me encantó su manera cálida”, dijo el presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, quien se sentó junto al presidente Ballard en el Cuórum de los Doce Apóstoles durante más de tres décadas. “Era un hombre en quien se podía confiar. Y era un hombre que confiaba en ti”.
Al presidente Ballard le sobreviven sus siete hijos, 43 nietos, 105 bisnietos y un tataranieto.
En octubre de 2021, apenas unas semanas después de cumplir 93 años, el veterano líder de la Iglesia regresó a los senderos de ladrillo y piedra y a las verdes tierras de cultivo de Gran Bretaña, donde había servido como misionero de tiempo completo décadas antes.
En una reunión misional, reconoció que quizá pronto tenga que rendir cuentas de su vida. “¿Qué será lo que más le interesará al Señor en la vida del señor Russell Ballard?” preguntó. “Mientras he reflexionado sobre eso, creo que serán dos cosas importantes”.
La primera: “¿Qué vida viví? ¿Qué clase de discípulo o creyente soy realmente?”.
Y la segunda: “¿A quién ayudaste en el camino? A todos se nos preguntará: ‘¿A quién me trajiste durante su estancia en la mortalidad?’”, dijo.
Como un energético y diligente discípulo de Jesucristo, la vida del presidente Ballard se refleja favorablemente en ambos aspectos.
Nieto del apóstol Melvin J. Ballard, por el lado de su padre, y descendiente del Presidente de la Iglesia Joseph F. Smith y Hyrum Smith, hermano del profeta José Smith, por el lado de su madre, el presidente Ballard a menudo reconoció la influencia de su fuerte linaje Santo de los Últimos Días.
“Saber que nací en una buena familia y darme cuenta de los sacrificios que hicieron mis antepasados por el Evangelio me dio un mayor deseo de hacer lo correcto y aceptar llamamientos”, dijo cuando lo llamaron al Cuórum de los Setenta.
A lo largo de su mandato como líder general de la Iglesia, exhibió de manera prominente los bustos esculpidos del profeta José Smith, Hyrum Smith y Joseph F. Smith en su oficina en la sede de la Iglesia.
“Me están mirando todo el tiempo y a veces creo oírles decir: ‘Adelante, muchacho, no te quedes ahí sentado. Haz algo’”, dijo el presidente Ballard a Church News en una entrevista en 2018.
Y aunque se refirió a sí mismo como “bastante común y corriente”, ese impulso de “hacer algo” lo impulsó a lograr mucho: para su familia, su negocio, la Iglesia y el mundo.
Sus deberes como autoridad general lo llevaron a los rincones más lejanos de la tierra: “No hay muchos lugares en los que no haya estado”, afirmó. Dedicó dos templos como Casas del Señor. Visitó a refugiados sirios en Europa, estrechó la mano de presidentes de Estados Unidos, representó a la Iglesia frente a los medios de comunicación nacionales e internacionales, encabezó proyectos que transformarían las operaciones de la Iglesia, ofreció consejos a multitudes y ministró individualmente a miembros y misioneros, todo mientras desempeñaba su papel favorito como esposo, padre y abuelo.
Habiendo hablado más de 80 veces en una conferencia general, sus mensajes estuvieron repletos del sabio y amoroso consejo de un abuelo, su firme convicción de la Restauración de la Iglesia en los últimos días y su amor por el Salvador Jesucristo.
La familia del presidente Ballard
Melvin Russell Ballard Jr. nació el 8 de octubre de 1928, hijo de Melvin R. y Geraldine Smith Ballard, el único hijo varón entre sus cuatro hijos.
El presidente Ballard describió a su padre como un hombre “brillante”, de carácter fuerte, que le inculcó el valor del trabajo árduo. “Nunca llamaron a un reparador a nuestra casa porque mi padre arregló todo”. Su madre era una “persona muy suave, dulce y de buen corazón. … Durante mis años de crecimiento, ella probablemente fue mi mejor amiga” (revista Friend, febrero de 1983).
El deseo de trabajar arduamente se manifestó temprano en su vida, y siempre tuvo un trabajo, desde niño cortando el césped o barriendo pisos en la agencia de automóviles de su padre.
Aunque sus padres no asistían regularmente a la Iglesia durante su juventud (más adelante en su vida, los vio participar más plenamente nuevamente en la Iglesia), el presidente Ballard dijo que tenía buenos amigos que lo alentaron a asistir a la Iglesia y a Seminario y a servir en una misión de tiempo completo.
Fue presidente de Seminario en su último año en la escuela secundaria East High School en Salt Lake City y fue llamado en 1948 a servir en una misión en las Islas Británicas, donde tuvo la oportunidad de servir como consejero del presidente de misión por un tiempo.
Tres días después de regresar a casa de su misión, asistió al baile Hello Day de la Universidad de Utah y uno de sus compañeros de secundaria le presentó a una “hermosa rubia de ojos azules” con una “personalidad brillante” llamada Barbara Bowen.
Solo habían bailado durante 30 segundos antes de que otro joven lo sacara a bailar, recordó el presidente Ballard, pero había aprendido en su misión la importancia de hacer un seguimiento y pronto la llamó para una cita. Después de un noviazgo de 11 meses, ella accedió a casarse con él, lo que él dijo más tarde que “fue el mejor trabajo de ‘ventas’ que he hecho jamás” (revista Ensign, marzo de 1986).
Se casaron el 28 de agosto de 1951 en el Templo de Salt Lake. Son padres de siete hijos: cinco hijas y dos hijos.
El presidente Ballard se refirió a su esposa como “una de las personas más cristianas, amables y amorosas que jamás haya conocido en la mortalidad” (“A Biography of M. Russell Ballard: Anxious Engaged” [“Una biografía de M. Russell Ballard: Anhelosamente consagrado”], pág. 332).
El presidente Ballard atribuyó el éxito que tuvieron como familia a su esposa. “Me casé con la mujer adecuada”, dijo. “Sin la ayuda y dirección de Bárbara, nuestras relaciones familiares no habrían sido tan bien como lo fueron. … Doy crédito a Bárbara y su buen juicio” (revista Ensign, marzo de 1986).
La hermana Ballard, a su vez, describió a su marido como alguien organizado y emprendedor. “Él puede hacer más cosas que nadie que yo conozca” (Church News, 8 de marzo de 1980). Su familia dependía de su gran fortaleza, emocional y espiritualmente, dijo.
Y, a pesar de su vida frecuentemente agitada, siempre encontraba tiempo para su familia. La hermana Ballard contó que cuando se mudaron a Canadá para servir como líderes misionales, su hijo estaba en el jardín de infantes y no conocía a ninguna persona. “Estaba asustado”, recordó. “Mi esposo lo llevó a la oficina, se arrodilló con él y oró para que nuestro Padre Celestial lo ayudara a encontrar amigos. Hicieron esa oración juntos varios días seguidos. Ha ayudado a varios de nuestros niños de esa manera cuando tenían necesidades especiales. Y adoptó el hábito de entrevistar a cada niño con regularidad” (revista Ensign, marzo de 1986).
Su hija Brynn Huntsman llamó a su infancia un “cuento de hadas” teniendo a ambos como padres. “Papá fue una fuente constante de fortaleza y sabiduría a medida que crecí; siempre fue un caballero con mamá. No hay nada mejor que eso” (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 333).
Otra hija, Tammy Brower, recordó haber estado sentada con su madre mientras su padre hablaba en el Centro de Capacitación Misional de Provo. “Ella simplemente brillaba. Se adoraban. Eran compañeros completos”.
La hermana Ballard falleció el lunes 1 de octubre de 2018 en su casa de Salt Lake City a los 86 años. Menos de una semana después de su fallecimiento, el presidente Ballard habló en la conferencia general. “Qué agradecido estoy de saber dónde está mi preciosa Bárbara y que estaremos juntos nuevamente, con nuestra familia, por toda la eternidad”, dijo durante ese discurso.
La carrera del presidente Ballard
Antes de su servicio de tiempo completo en la Iglesia, el presidente Ballard estuvo involucrado en diversos negocios, incluidos los de automoción, bienes raíces e inversiones. Él atribuyó el mérito de su herencia pionera a la voluntad de liderar empresas. “En consecuencia, he tenido éxitos maravillosos y fracasos muy tristes”, dijo.
Sin embargo, esas luchas le ayudaron a ganar más empatía y comprensión, y el presidente Ballard no las consideró pérdidas.
“Para mí, el fracaso sólo se produce cuando dejas de intentarlo”, dijo (revista Ensign, marzo de 1986).
Se desempeñó como director de Deseret Book Company y en el comité asesor del Instituto de Educación David O. McKay de BYU. Fue presidente de Valley Music Hall y miembro de la junta directiva de Deseret Farms and Ranches Corps., The Freedoms Foundation en Valley Forge y Junior Achievement de Salt Lake City. También ha sido miembro del Consejo Asesor de Salt Palace.
Después de haber sido llamado al servicio de tiempo completo en la Iglesia cuando tenía 40 años, a veces se refería a sí mismo como un “hombre de negocios emérito” y aconsejaba: “Mantengan sus asuntos financieros en orden, pero nunca se involucren tanto en los negocios que se sientan incapaces de aceptar un llamamiento de la Iglesia” (revista Ensign, mayo de 1976).
Mente misionera
Aparte de su familia, uno de los mayores amores del presidente Ballard fue la obra misional. “La promesa de ver la luz del evangelio convertir a las personas de la oscuridad espiritual es una de las experiencias más hermosas de la vida”, dijo. “Siempre es emocionante compartir los mensajes del Evangelio con los demás” (Church News, marzo de 1980).
En la conferencia general de abril de 2022, testificó sobre cómo su propio servicio misional de tiempo completo en las Islas Británicas bendijo su vida y moldeó su destino espiritual.
“Mi servicio misional me preparó para ser un mejor esposo y padre y para tener éxito en los negocios. También me preparó para toda una vida de servicio al Señor en Su Iglesia”, dijo.
También testificó que “mi misión es donde llegué a saber que mi Padre Celestial y mi Salvador Jesucristo me conocen y me aman”.
En 1974, el presidente Ballard continuó su servicio misional y se mudó con su esposa e hijos a Toronto para servir como presidente de la Misión Canadá Toronto.
El presidente Ballard dijo a Church News que ese tiempo estuvo “lleno de risas, lágrimas y maravillosas experiencias espirituales” y fue “uno de los períodos más refinados de mi vida”.
Michael Finnigan, quien sirvió como obispo y miembro de la presidencia de estaca en Toronto durante ese tiempo, dijo: “Fue un momento muy interesante. La gente estaba ocupada en el trabajo. [El presidente Ballard] estuvo, sin duda, a la vanguardia, liderando el proceso de hacer de la obra misional una parte muy importante del reino aquí. Estaba consumido por eso. Ayudó a otros a participar en ello sólo con su ejemplo”.
El presidente Ballard aplicó muchas de las lecciones que había aprendido como misionero, presidente de misión y autoridad general en el desarrollo de “Predicad Mi Evangelio”, el recurso misional de la Iglesia, cuando fue asignado para servir como presidente del Consejo Ejecutivo Misional en 2002. Dirigió esfuerzos para cambiar la forma en que los misioneros enseñaban las lecciones, reconociendo que hacer que los élderes y las hermanas enseñaran lecciones memorizadas era menos efectivo.
“‘Predicad Mi Evangelio’ es una de las cosas más importantes que hemos hecho en los últimos 20 años”, dijo en 2021.
Muchas veces alentó a los miembros de la Iglesia a convertirse en mejores “miembros misioneros”.
“Debemos ser más fieles, estar en una mayor armonía espiritual. Debemos prepararnos para ayudar a los misioneros a encontrar a aquellos hijos de nuestro Padre Celestial que van a abrazar el mensaje de la Restauración”, declaró (Conferencia General de abril de 2003).
En una entrevista en 2019, el élder Jeffrey R. Holland, quien sirvió junto al presidente Ballard en el Cuórum de los Doce Apóstoles durante 47 años, observó: “Él vive, piensa y respira obra misional todo el tiempo. … Si todos tuviéramos una mentalidad misionera como la de Russell Ballard, agregaríamos millones a la Iglesia cada año, no sólo cientos de miles” (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 355).
Un líder compasivo
Durante su mandato como Setenta Autoridad General, el presidente Ballard se desempeñó como director ejecutivo de los departamentos de Currículo, Correlación y Misional. Fue sostenido para prestar servicio en la Presidencia de los Setenta el 21 de febrero de 1980.
Mientras servía en la Presidencia de los Setenta, el entonces élder Ballard viajó con Glenn L. Pace, entonces director gerente de Servicios de Bienestar de la Iglesia, a Etiopía, afectada por la sequía, en 1985 para ayudar a evaluar la mejor manera de distribuir los USD$6 millones recaudados en un ayuno especial. Ser testigo de las escenas de pobreza, hambre, desesperación y sufrimiento humano fue “con diferencia la experiencia más desgarradora de mi vida”, dijo (Church News, 20 de abril de 1986, pág. 4).
Años más tarde, reflexionó: “Tendría que decir que esa fue una de las experiencias que moldearon mi ministerio. Aprendí, creo, sobre la compasión, el amor y la gentileza, y aprecié la angustia, la ansiedad y el sufrimiento en esa experiencia, lo que creo que me ha bendecido el resto del tiempo que he tratado de servir al Señor como autoridad general” (Podcast de Church News).
La hermana Ballard notó que su esposo era alguien con una profunda reserva de compasión. “No sé cómo se preocupa por tanta gente. … Él simplemente da, da y da” (revista Ensign, octubre de 1986).
En la conferencia general de octubre de 1980, invitó a los miembros de la Iglesia que tuvieran un amigo inactivo o no miembro a comprometerse a ayudar a esa persona a venir a la luz del evangelio de Jesucristo. Les dijo: “Quiero ayudarles a cumplir el compromiso que acaban de asumir. Les invito a que me escriban cuando llegue el momento de recibir ayuda adicional. Envíenme el nombre de la persona que buscan rescatar y les escribiré una carta de aliento”.
Su entonces secretaria, Dorothy Anderson, recordó que escribió más de 600 cartas de aliento. “Las respuestas que recibió demostraron que su preocupación tocó muchas vidas”, dijo.
“Tiene una gran compasión por las personas que sufren o son infelices”, dijo la hermana Ballard.
Preservando el pasado
El presidente Ballard también era conocido por su firme apoyo a la preservación histórica y la historia. El parque Ensign Peak y el sendero natural; el pueblo restaurado en el histórico Kirtland, Ohio; el desarrollo del parque patrimonial This Is the Place en Salt Lake City; el cementerio de la familia Smith en Nauvoo, Illinois; la granja e iglesia ancestral de Smith en Topsfield, Massachusetts; y la conmemoración del Batallón Mormón fueron algunos de los proyectos clave en los que participó. En 1996 a 1997 supervisó la Celebración del Sesquicentenario de los Pioneros de la Iglesia del viaje de los pioneros de 1847 a Utah.
“Estoy muy convencido de que los jóvenes de esta Iglesia no deben perder el aprecio por nuestros antepasados, quienes dieron todo para aceptar el evangelio, para apoyar al profeta José Smith y a Hyrum para llevar el evangelio a estos valles, establecerlo y luego llevar el evangelio al mundo desde aquí. Si perdemos eso, habremos perdido algo que es irreemplazable”, dijo el presidente Ballard (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 304).
Fue honrado varias veces por ser un “constructor de puentes” o alguien con la capacidad de unir comunidades diversas en esfuerzos unificados para ayudar a las personas necesitadas.
El 23 de julio de 2021, el gobernador de Utah, Spencer Cox, homeajeó al presidente Ballard por su continuo apoyo a This Is the Place Heritage Park; su impulso para “compartir la historia de las naciones tribales soberanas” en el parque; su ayuda en la creación de la “Caminata de las religiones pioneras” para destacar las contribuciones de los miembros de las “fes católica, judía, congregacional, episcopal, luterana, bautista, presbiteriana, metodista y ortodoxa griega”, junto con la Iglesia; y su trabajo continuo como “constructor de puentes entre personas de todas las religiones y estilos de vida”.
Un ejemplo notable de su capacidad para construir puentes sería la visita del presidente Russell M. Nelson al Papa Francisco en 2019.
Debido a varias de sus estrechas relaciones personales con personas de diferentes religiones, se organizó una reunión entre el presidente Ballard y el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y estrecho colaborador del Papa, en la Ciudad del Vaticano en octubre de 2017.
Esa reunión sirvió como un importante precursor de la reunión del presidente Nelson con el Papa en 2019. El presidente Ballard recordó esa reunión histórica: “El abrazo del Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y el Papa de la Santa Iglesia Apostólica Romana. La iglesia fue un momento maravilloso” (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 339).
Su capacidad para acercarse y hacerse amigo de un amplio círculo de amigos fue algo que impresionó a Susan Easton Black, profesora e historiadora emérita de BYU y una de sus biógrafas. “A veces la gente no siempre tiene lo mejor que decir de todos. Pero persona por persona... simplemente no podían decir lo suficiente (bueno) sobre el presidente Ballard, la unidad, la sabiduría. Es un unificador. Sabe cómo unir a la gente”.
El legado del presidente Ballard
El presidente Ballard fue un gran defensor de las verdades sencillas del evangelio de Jesucristo. En un podcast de Church News, comentó que sus hijos grabaron “Mantenlo simple” en la parte posterior de la lápida que ahora compartirá con su querida esposa, Barbara.
“Soy un gran defensor de mantenerlo simple, porque la simplicidad es poderosa. La complejidad es peligrosa. Creo que Lucifer es el maestro de la complejidad y el Señor es el maestro de la simplicidad. El evangelio es simple y simplemente hermoso”, dijo.
También fue un autoproclamado defensor del sistema de consejos y de la necesidad de que los Santos de los Últimos Días deliberaran juntos de manera inspirada e inspiradora en sus hogares, barrios, estacas y más allá. “Soy un defensor del sistema de consejos. Escribí un libro sobre ello. Lo he predicado. Di dos discursos en la conferencia general sobre el tema, tratando de que los miembros de la Iglesia lo entendieran”, dijo en una entrevista de Church News.
Un compañero apóstol, el élder D. Todd Christofferson, comentó: “Se puede atribuir al presidente Ballard el haber restablecido casi por sí solo el uso de los consejos en el gobierno de la Iglesia en todos los niveles”.
El élder David A. Bednar usó cuatro palabras para describir a su miembro principal de los Doce: el presidente Ballard es “sabio”, “constante”, “práctico” y un “vínculo” con los primeros días de la Restauración.
“Para mí, el presidente Ballard es el ‘abuelo de la Iglesia’ en apariencia, comportamiento, amor y afecto por todos”, dijo el élder Bednar (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 356).
Al contemplar sus más de 45 años como autoridad general, el presidente Ballard dijo que los momentos más estimulantes de su ministerio fueron poder dar testimonio del Salvador. “Él vive, lo sé y lo amo” (Podcast de Church News).
Asimismo, lo más importante que quería que su familia, hijos, nietos y bisnietos supieran era su testimonio del Padre Celestial y de la vida y ministerio de Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo. “No conozco ningún regalo que pueda dejarles a quienes amo y que sea tan importante y precioso” (“Anxiously Engaged” [Anhelosamente consagrado], pág. 357).
En la conferencia general de octubre de 2023, el presidente Ballard dio testimonio del profeta José Smith.
“Porque nosotros tenemos a José Smith, el profeta de esta última dispensación de tiempo, nosotros tenemos el Libro de Mormón. Que don maravilloso es el Libro de Mormón para la membresía de la Iglesia”.