ST. GEORGE, Utah — En lo alto de una colina, en el centro de la ciudad de St. George se encuentra el templo más antiguo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días — el Templo de St. George, Utah. Su exterior blanco brillante y la torre de tres pisos se erigen en marcado contraste con las elevaciones de color coral que se extienden más allá.
Dedicado en 1877, el templo de la época pionera es un testimonio de la fe y la consagración de los primeros Santos de los Últimos Días que se sacrificaron para construir un monumento al Señor en medio de su inhóspito desierto.
Ahora, a tan solo 5 kilómetros al sureste, acurrucado entre las colinas, se alza el templo más nuevo de la Iglesia — el Templo de Red Cliffs, Utah. En medio de un cielo azul y el brillo del sol, el presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia, dedicó el segundo templo de la zona el domingo 24 de marzo
El edificio de más de 8000 m² está prácticamente rodeado por vistas panorámicas de las elevaciones que le dan su nombre. Desde ciertos lugares de St. George, la gente puede ver las dos casas sagradas del Señor al mismo tiempo — lo cual es un recordatorio, no solo del pasado lleno de fe sino también una expresión de confianza en el futuro de la zona.
En un reconocimiento a la rica historia de la Iglesia allí, el presidente Eyring comentó: “Mi fe se fortalece cada vez que vengo a esta zona. Esta tierra se convirtió en sagrada para mi familia y para mí debido a la fe de los ancestros que ahora están en el mundo de los espíritus”.
El bisabuelo del presidente Eyring fue uno de los pobladores originales de la región. “No puedo imaginar su alegría al saber que ahora hay un segundo templo en St. George”, dijo.
El élder Patrick Kearon del Cuórum de los Doce Apóstoles, que acompañó al presidente Eyring a St. George, expresó su amor y emoción por los miembros de la Iglesia de allí.
“Me regocijo en las innumerables formas en que [los Santos de los Últimos Días] se verán transformados, refinados e investidos con poder de lo alto a medida que asistan regularmente y adoren en esta gloriosa casa del Señor”, dijo el élder Kearon.
En la dedicación del domingo también participaron la esposa del élder Kearon, la hermana Jennifer Kearon; el élder Kevin W. Pearson, un Setenta Autoridad General y presidente del Área Utah y su esposa, la hermana June L. Pearson; y el élder Jonathan S. Schmitt, un Setenta Autoridad General y director ejecutivo adjunto del Departamento de Templos y su esposa, la hermana Alexis Schmitt.
Además de ser el segundo templo para St. George, el de Red Cliffs se convierte en el 17.o templo en operación en el estado de Utah (sin contar los templos de Salt Lake y Manti que se encuentran en proceso de renovación), y también en la casa del Señor ya dedicada núm. 189 a nivel mundial.
‘Vengan al templo’
El presidente Eyring expresó su esperanza de que los Santos del sur de Utah manifiesten su agradecimiento por la bendición de un segundo templo por medio de su asistencia. “Con todo mi corazón, insto [a los Santos de los Últimos Días] a venir al templo con frecuencia”, dijo el presidente Eyring.
A medida que las personas hagan y guarden los convenios y se los ofrezcan a otros en el templo, sentirán gozo y su fe se fortalecerá. “Esa fe nos anima en los tiempos difíciles cuando nos encontramos separados de nuestros seres queridos. Ha sucedido así conmigo”, dijo el presidente Eyring cuya esposa, la hermana Kathleen Eyring falleció el pasado mes de octubre.
El élder Kearon añadió su invitación a los Santos: “Vengan a este templo”. La casa del Señor es el lugar donde el Buen Pastor puede encontrar a las personas y estas pueden renovarse y restaurarse en Sus verdes pastos. “Porque en la casa de Señor es donde encontrarán a Jesucristo”, aseguró.
Fue la fe de los pioneros y su dedicación a Dios, templos y profetas lo que les sostuvo a través de sus tiempos difíciles, dijo el presidente Eyring.
La historia de la Iglesia en St. George
Poco después de que el presidente Brigham Young estableciera los asentamientos en el valle de Salt Lake y en el corredor de Wasatch, comenzó a enviar colonos a través del actual condado de Washington en Utah.
Los que respondieron al llamado del profeta se encontraron con arenas rojas y suelos alcalinos, colinas de roca de lava negra y el fangoso río Virgin lleno de sedimentos, el cual a menudo se desbordaba trayendo consigo mosquitos, insectos que picaban y enfermedades. La vegetación consistía en cactus, arbustos espinosos de mesquite y artemisa y los únicos animales eran serpientes de cascabel, lagartijas y coyotes.
“No podía haber sido más difícil”, dijo Emily Utt, la conservadora de lugares históricos de la Iglesia, sobre la colonización del sur de Utah. “La gente tenía muchas razones para irse y casi ninguna para quedarse”.
Después de 10 años de esfuerzo para establecerse, solo la mitad de los colonos originales quedaban en el lugar. Sin embargo, mientras continuaban esforzándose por forjar una comunidad, el presidente Young anunció en enero de 1871, que allí se construiría un templo.
Con tantas idas y venidas, “el templo les da una motivación para quedarse”, dijo Utt. Al mismo tiempo, el presidente Young estaba ansioso por tener un templo terminado para poder establecer y escribir las ordenanzas del templo.
Creo que también eligió St. George porque sabía que estas son personas que trabajarían arduamente para edificar Sión. No iban a rendirse cuando las cosas se pusieran difíciles”, dijo Utt.
Con la excepción de algunos trabajos en metal, los inquebrantables Santos del sur de Utah utilizaron lo que tenían disponible localmente y milagrosamente terminaron el templo en solo seis años. Fue dedicado en abril de 1877 y se convirtió en el primer templo de Utah.
La construcción del templo ayudó a establecer, al principio temporalmente, la infraestructura, las industrias y los negocios necesarios — tales como caminos, molinos y talleres de labores artesanales — los cuales continuaron funcionando una vez que el templo y el tabernáculo que se construyó en la cercanía estuvieron terminados, asegurando de esta manea que la comunidad quedara establecida y no la abandonaran.
En la época de la dedicación del templo de St. George, la población era de aproximadamente 1.500. Sin embargo, el presidente Young predijo que: “Habría, entre estas crestas volcánicas, una ciudad con agujas, torres y campanarios, y con casas que tendrán muchos habitantes”, según la sociedad histórica del condado de Washington (en inglés).
Y muchas de las virtudes forjadas en el desierto — trabajo arduo, diligencia, obediencia y fidelidad — se transmitirían de generación en generación.
Denise Wilstead, una de las coordinadoras del comité de dedicación del templo de Red Cliffs, señaló que los primeros Santos tenían que apoyarse y servirse unos a otros para sobrevivir. Ese profundo sentido de comunidad y servicio todavía puede percibirse hoy en día, dijo, y es parte de lo que ha atraído a tantos a la zona en los últimos años.
La necesidad de un segundo templo
Hasta hace unos pocos años, las 6 hectáreas del terreno del templo eran campos de cultivo, conocidos coloquialmente como Washington Fields.
Becky Hafen, cuya familia trabajó la tierra en esa zona durante generaciones, dijo que su padre cultivaba los terrenos que se encuentran frente al lugar, cruzando la calle, allí plantaba alfalfa, remolacha azucarera, y forraje para el ganado.
Cuando era niña había solamente una estaca en Washington. Ahora hay cinco. “La población ha explotado en los últimos 15 o 20 años”, dijo Kim Hafen, el esposo de Becky.
James McArthur, un residente de toda la vida, descendiente de Daniel D. McArthur, quien fue uno de los primeros presidentes de estaca del área, dijo que la población era de aproximadamente 3.000 habitantes cuando nació en la década de 1940. “Mi padre siempre solía decir que la elevación y la población son las mismas”.
Hoy la población de St. George se acerca a los 100 000; y el condado de Washington se acerca a los 200.000, según la oficina de censos de los Estados Unidos, United States Census Bureau.
¿Cuál es la razón de esta explosión? Denise Wilstead dijo que la gente se siente atraída porque la comunidad es acogedora y tiene fundamentos religiosos, también hay nueve meses de hermoso clima y fácil acceso a varias posibilidades de recreación como, senderismo, ciclismo, los parques nacionales y lagos.
“Ha sido un excelente lugar para criar a los hijos”, dijo Becky Hafen.
Además, la Iglesia aquí es muy fuerte. Dos templos en la ciudad es algo asombroso, comentó el élder Schmitt durante la casa abierta, el día para los medios de comunicación, “pero es un testamento de la fe de miles de personas en esta zona del sur de Utah. La fe que tienen, la fortaleza que tienen, edificados sobre la fe de generaciones pasadas”.
Cómo el templo de Red Cliffs se convirtió en ‘nuestro templo’
El templo de Red Cliffs está decorado con los motivos florales y los colores del desierto — amapolas de oso, suculentas, pincel indio y granadas en colores como el coral, salvia, dorado, beige y morado.
Las pinturas que decoran el templo representan al Salvador en varios momentos de Su vida y los residentes pueden reconocer varios paisajes del desierto.
“La belleza de este templo es sobrecogedora”, dijo Mike Wilstead, el esposo de Denise Wilstead y también coordinador del comité de dedicación del templo. Durante la casa abierta, “sabíamos que la gente vendría a ver, pero también esperábamos que viniera a sentir”.
Dado que el histórico templo de St. George es un monumento tan importante y querido por la comunidad y los miembros de la Iglesia, los Wilsteads dijeron que conocían a algunos que se afligían de solo pensar que ya no estarían en el distrito del Templo St. George, Utah.
Eso fue hasta que asistieron a la casa abierta. “Hubo tantas lágrimas de gratitud y un cambio de corazón mientras estuvieron allí, y se dieron cuenta que este es su templo”, dijo Denise Wilstead.
Lonette Staheli, una residente desde hace mucho tiempo dijo, “Me encantan ambos templos. Creo que hay lugar para todo — la historia del templo de St. George y ahora el futuro del templo de Red Cliffs. Ambos forman un muy buen dúo”.
Su esposo, Burke Staheli, que sirve en la presidencia de la estaca, agregó que está muy entusiasmado por el gran aumento de oportunidades para que los jóvenes adultos sirvan como obreros del templo y para que los jóvenes realicen ordenanzas.
Los Staheli participaron activamente en el servicio durante la casa abierta y dijeron que su momento favorito era la visita de los grupos de jóvenes los martes y miércoles por la noche. “Traían tanta energía y entusiasmo”, dijo Burke Staheli refiriéndose a los jóvenes Santos de los Últimos Días. “Y yo no cesaba de decir: ‘Por eso necesitábamos construir esto’. No teníamos la capacidad de seguir el ritmo de crecimiento de la juventud y que tuvieran sus oportunidades de servir en el templo si teníamos uno solo”.
El gozo que se veía en los rostros de las personas mientras recorrían el templo era contagioso, añadió Lonette Staheli.
“Todo el mundo aplaude porque ahora hay dos templos”, dijo Mike Wilstead.
Kim Hafen señaló que casi no se puede ir a ningún lugar de la zona de Washington o St. George sin ver uno de los templos. Estar cerca del templo, dijo, es un recordatorio de la necesidad de asistir. “Pero también me da una idea de que el Señor confía en esta parte del mundo y en lo que va a suceder aquí”.
James McArthur expresó que si los primeros Santos pudieran regresar “llorarían de gozo por lo que está ocurriendo”. Dirían, “Si nos hubiéramos rendido, mira lo que se habría perdido. Pero resistimos; mantuvimos el rumbo; y miren las bendiciones que han llegado a nuestra posteridad”.
El presidente Eyring dijo tener la esperanza de que todas las personas que participaron en la dedicación “sientan la bienvenida de nuestro Padre Celestial y de Su Amado Hijo, Jesucristo. … Encontrarán gozo en su servicio aquí, uno que no está disponible de ninguna otra manera”.
La historia del templo de Red Cliffs
El presidente Russell M. Nelson anunció los planes para construir el que al principio se llamó el Templo del Condado de Washington, Utah durante la conferencia general de octubre de 2018. Mas tarde, en junio de 2020, la Primera Presidencia aprobó el nuevo nombre: Templo de Red Cliffs, Utah.
El presidente Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, que nació y creció en St. George, presidió la ceremonia de la palada inicial el sábado, 7 de noviembre de 2020.
El presidente Holland relató cómo él y su esposa, la hermana Patricia Holland, conducían por la zona propuesta para la construcción del nuevo templo, conscientes de la necesidad de un nombre, dado que St. George ya tenía su templo con ese nombre desde hacía casi un siglo y medio. Recordó que su esposa miraba hacia el norte, hacia Pine Valley, y mencionó Red Cliffs como una posibilidad debido a la peculiaridad geológica dominante en la zona.
Más tarde le sugirieron a la Primera Presidencia el nombre de Red Cliffs como una opción, dijo el Apóstol, añadiendo que este representa, no solo la zona inmediata, sino también honra a gran parte del distrito del templo que abarca la región del río Virgin.
Durante las cinco semanas de puertas abiertas — del 1 de febrero al 2 de marzo — el templo recibió algo más de 200 000 visitantes.
Durante otro breve período de cinco Semanas, St. George albergará tanto el templo en funcionamiento más antiguo de la Iglesia — el Templo de St. George, Utah — y el más nuevo — el Templo de Red Cliffs, Utah — hasta la dedicación del Templo de Urdaneta, Filipinas por el presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia el 28 de abril.
Información sobre el templo de Red Cliffs
Dirección: 1555 South Red Cliffs Temple Lane, St. George, UT 84790.
Anuncio el: 7 de octubre de 2018 por el presidente Russell M. Nelson.
Palada inicial: 7 de noviembre de 2020, presidida por el entonces, élder Jeffrey R. Holland del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Comienzo de la construcción: 9 de noviembre de 2020.
Dedicación: 24 de marzo de 2024, por el presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia.
Casa abierta: Del jueves 1 de febrero al sábado 2 de marzo; sin visitas los domingos.
Superficie de la propiedad: 6 hectáreas.
Superficie construida: 8.944 m².
Estructura de templo: Hormigón, acero y hormigón prefabricado.
Aguja: La altura hasta la punta de su única aguja es 66.14 m y 70.10 metros hasta el punto más alto del ángel Moroni.