Cuando era niño, Henry B. Eyring y sus padres condujeron 72 kilómetros desde su hogar en Princeton, Nueva Jersey, hasta Filadelfia, Pensilvania, donde la Iglesia tenía una hermosa capilla de ladrillo con una pila bautismal y un mural que representaba el sueño del árbol de la vida de Lehi.
El pequeño Henry fue bautizado en un servicio breve y la familia regresó a Princeton. Sentado en el asiento trasero del Ford 1937 de sus padres, permaneció reclinado hacia adelante sobre los asientos delanteros durante todo el viaje.
Aun a la edad de 8 años, él comprendía el peso del convenio bautismal que acababa de hacer —y la influencia que tendría en el resto de su vida.
Décadas después —luego de desempeñar variadas y pesadas responsabilidades en la Iglesia— el presidente Henry B. Eyring comienza su servicio como segundo consejero del presidente Russell M. Nelson en la Primera Presidencia.
Henry Bennion Eyring nació el 31 de mayo de 1933 en Princeton. Es hijo de Henry Eyring, un químico teórico de renombre mundial, y Mildred Bennion Eyring, que era candidata a un doctorado y presidenta en funciones de un departamento de la Universidad de Utah cuando conoció a su marido y se casaron.
Nombrado en honor a sus padres y apodado “Hal” por su familia, el bebé era “inquieto, ruidoso y agitado” de niño (The Life of Henry B. Eyring [La vida de Henry B. Eyring], p. 10).
Hal Eyring creció aprendiendo la rica historia de la Iglesia y de los EE. UU. del área donde vivía. Solía entretener a los invitados de su familia que no eran de la ciudad con historias sobre la Guerra de la Independencia.
Su hogar era una “atmósfera rica”, no en cuanto a lo monetario, sino en “calidez, espíritu, unidad y conocimiento”, dijo él en una entrevista con Church News en 1995.
“Mamá y papá eran maestros maravillosos. No predicaban mucho, pero vivían el evangelio. Conocían el evangelio, y hacían que pareciera que teníamos todo lo que podríamos pedir”, recordó en 1995. “Nuestro hogar estaba lleno de colecciones de libros, no de libros individuales. Teníamos la historia de las naciones y los clásicos de Harvard. Veíamos a papá y a mamá leyéndolos, y entonces los tomábamos”.
Hal asistía a las reuniones de la Iglesia con una rama pequeña que se reunía en el comedor del hogar de su familia.
“Lo mejor aún está por venir, debido a nuestra fe en el Señor”.
“La rama era esencialmente mi familia, algunos conversos más antiguos y cualquier otro miembro que estuviera asistiendo a la universidad”, dijo el presidente Eyring en un artículo de Church News de 1985.
Sin embargo, allí, en esa pequeña rama, su testimonio echó raíces.
“No hace falta un edificio; sentí el Espíritu Santo en ese comedor tanto como si estuviera en la mejor capilla”, dijo él años después en una entrevista con Church News. “Eran las personas. Si tienen fe, el Espíritu Santo viene”.
Cuando el presidente Eyring tenía cerca de 14 años, su familia se mudó a Salt Lake City, donde su padre aceptó un cargo en el profesorado de la Universidad de Utah. Se graduó de la secundaria East High School en Salt Lake City y estudió física en la Universidad de Utah.
“Papá tenía una pizarra en el sótano. Estaba resolviendo unos problemas conmigo, y me dijo: ‘Espera un minuto. Estuvimos resolviendo un problema como este hace una semana. No parece que lo entiendas mejor. ¿No es esto en lo que piensas todo el tiempo?’”.
Cuando su hijo respondió “no”, Henry Eyring dijo: “Encuentra algo para hacer, Hal, en lo que pienses todo el tiempo, algo que disfrutes tanto que, cuando no tengas que pensar en eso, eso sea en lo que pienses”.
El presidente Eyring señaló en 1995: “Ese fue un consejo magnífico”.
Terminó su título en física y sirvió dos años en la Fuerza Aérea, tiempo durante el cual estuvo asignado a la Base de Sandía en Albuquerque, Nuevo México, y luego asistió a la Escuela de Negocios de Harvard, donde —siguiendo el consejo de su padre— recibió una maestría en administración de negocios. En 1963, recibió un título de doctorado en administración de negocios de Harvard.
Mientras estaba en Harvard, conoció a Kathleen Johnson, una estudiante de la Universidad de California, Berkeley, que se crio en Palo Alto, California. Kathleen ya había pasado tiempo estudiando en la Universidad de La Sorbona en el corazón de París y en la Universidad de Viena.
Se había inscripto en un programa de verano de Harvard y Hal “quedó impresionado de inmediato por la bondad que irradiaba”.
Tuvo el pensamiento: “Esta es la mejor persona que he visto en mi vida. Si solo pudiera estar con ella, podría llegar a ser todo lo bueno que siempre quise ser” (The Life of Henry B. Eyring [La vida de Henry B. Eyring], p. 89).
Hal y Kathy se casaron el 27 de julio de 1962 en el Templo de Logan, Utah. Los Eyring tienen cuatro hijos y dos hijas.
El presidente Eyring halló en su esposa un apoyo espiritual profundo. “Todo lo que he hecho en la Iglesia, casarme con Hal, cualquier llamamiento que haya aceptado, lo he hecho con la profunda convicción de que José Smith es un profeta, la Iglesia es verdadera, la Iglesia es guiada por profetas, y el sacerdocio fue restaurado y está sobre la tierra”, le dijo ella a Church News en 1995.
El presidente Eyring fue ayudante de cátedra y profesor adjunto en la Escuela de Posgrado de Negocios de la Universidad de Stanford desde 1962 hasta 1971.
Entonces, un día, para la sorpresa del presidente Eyring, su esposa le dijo: “¿Estás seguro de que estás haciendo lo correcto con tu vida?”.
Luego de algunas semanas de profunda reflexión, el presidente Eyring aceptó una asignación como presidente del Colegio Universitario Ricks en Rexburg, Idaho, y sirvió en esa posición hasta 1977, cuando se le nombró comisionado auxiliar de educación de la Iglesia.
Los años que siguieron le dieron experiencia al presidente Eyring en la profundidad y amplitud de la administración de la Iglesia. En 1985, fue llamado como primer consejero en el Obispado Presidente, y como setenta autoridad general en 1992. Fue llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles en 1995.
“Me siento abrumado”, dijo a los medios de comunicación. “Nunca imaginé que podía ser llamado a este servicio sagrado”.
En 2007, el presidente Eyring recibió un llamado telefónico del presidente Gordon B. Hinckley pidiéndole que sirviera como segundo consejero en la Primera Presidencia. También sirvió como primer consejero del presidente Thomas S. Monson.
“Esta es una oportunidad de servir con personas que amo. Personas a las que sostengo como profetas, videntes y reveladores —verdaderos apóstoles del Señor Jesucristo”, dijo el presidente Eyring en 2007.
Este año, una exhibición de arte de la Universidad de Brigham Young–Idaho ofreció un vistazo de su vida y ministerio. La exhibición incluía cerca de 200 de sus pinturas y tallados en madera.
“Mi motivación en todo mi variado trabajo creativo parece haber sido un sentimiento de amor”, escribió el presidente Eyring en un cartel de bienvenida a la entrada de la exhibición. “Sentí el amor de un Creador que espera que Sus hijos se vuelvan como Él —que creen y construyan. Además, siempre he sentido amor por mi familia, amigos y otras personas que podrían obtener algo de satisfacción y gozo de mis esfuerzos”.
Luego de ser llamado como segundo consejero del presidente Nelson en la Primera Presidencia, el presidente Eyring expresó nuevamente su amor por su familia y la Iglesia, así como su optimismo por el futuro.
“Los profetas pasados han dicho que lo mejor está por venir, y probó ser cierto”, dijo él. “Eso es así porque el Señor es quien guía Su Iglesia. Él cuida de todos los hijos de Su padre en el mundo y Él califica y llama a Sus siervos a liderar, invitando a los hijos de Dios a volver a su hogar celestial con Él.
“Esta es una época maravillosa en la historia de la Iglesia, y sí, lo mejor aún está por venir, debido a nuestra fe en el Señor”.