Mucho antes de ser llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles, el élder Neil L. Andersen creció en una pequeña granja lechera en el sureste de Idaho, Estados Unidos, donde realizaba tareas diarias, cuidaba animales y tuvo experiencias que le marcaron la vida y que le enseñaron a creer en Dios y a ser discípulo de Jesucristo.
En un video en la granja, mientras guiaba a una novilla con una cuerda, dijo: “Qué maravilloso es ser guiados por nuestro Salvador. Él es nuestra esperanza y nuestra salvación… Testifico que Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Él vive. Que deseemos ser guiados por Él, para que un día podamos vivir con Él”.

La visita a la granja lechera fue parte de la presentación principal del Día de Descubrimiento Familiar a cargo del élder Andersen y su esposa, la hermana Kathy Andersen, el sábado, 8 de marzo, el tercer y último día de RootsTech 2025.
El élder y la hermana Andersen estuvieron acompañados en el escenario por el presidente Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Después de la lección del élder Andersen en la granja sobre ser guiado por el Salvador en su vida, el presidente Holland reflexionó sobre la diferencia que Jesucristo y el Evangelio han hecho por él.
“Es tan diferente como una vida podría ser, incluso habiendo nacido en la Iglesia”, dijo. “Está tan significativamente moldeada por el Salvador que realmente no puedo decirles la diferencia en esos 85 años, significa todo para mí. Y la obra se está acelerando. La obra está avanzando”.
El Día de Descubrimiento Familiar es un evento gratuito de un día durante RootsTech diseñado para ayudar a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a descubrir y celebrar su herencia familiar. El evento, que también contó con música de The Piano Guys y otras actividades, se llevó a cabo de manera presencial en el Centro de Convenciones Salt Palace en Salt Lake City y estuvo disponible para verlo en línea en RootsTech.org.
La construcción de templos
El élder Andersen comenzó con un tema: “La época extraordinaria en la que vivimos, cuando se están construyendo templos a un ritmo sin precedentes”.
Señaló que cuando él y la hermana Andersen se casaron en el Templo de Salt Lake en 1975, hace 50 años este mes, había 16 templos en funcionamiento.
“Estamos avanzando. La obra se está acelerando”, dijo el presidente Holland, originario de St. George, Utah. “Crecí a la sombra del primer templo que se completó en el oeste cuando los santos llegaron a este valle extendido en el corredor de los pioneros. Pensé que todos tenían un templo. “El conocimiento de estos templos, de este crecimiento y de estas cifras, ha sido algo muy conmovedor para mí personalmente”.
Desde 2018, el presidente Russell M. Nelson ha anunciado 185 templos nuevos; durante ese tiempo, se han dedicado o rededicado 60 templos. El presidente Nelson dedicó el Templo de Deseret Peak, Utah, la casa del Señor número 200 de la Iglesia, el 10 de noviembre de 2024.
“El conocimiento y el amor de nuestro Salvador, Jesucristo, y el poder, la protección y la paz, todo lo cual proviene de Su santa casa, serán muy importantes a medida que nos preparamos para la segunda venida de nuestro Salvador”, dijo.
Ejemplos de fe y sacrificio
La hermana Andersen centró sus comentarios en dos hombres de su familia: su bisabuelo Daniel Henry Arline y su padre, James Bernard Williams, y en cómo el honrar su sacerdocio y hacer sacrificios para sellarse con sus familias en el templo moldeó sus vidas e influyó en sus generaciones.
“Estoy muy agradecida por los hombres de mi familia que asumieron la profunda responsabilidad y las obligaciones asociadas con su ordenación en el sacerdocio y sus convenios del templo”, dijo. “Eso los cambió y engrandeció en gran manera sus almas” (véase Doctrina y Convenios 121:42).
En un segmento de video, la hermana Andersen contó cómo dos misioneros encontraron a Arline y a su esposa en Florida. Se bautizaron en 1898.
En 1902, reconociendo la importancia de sellarse como familia, vendieron todas sus posesiones y abordaron un tren con sus 11 hijos vivos, incluyendo la abuela de la hermana Andersen, y viajaron a Utah para sellarse en el Templo de Logan. Regresaron a Florida y permanecieron fieles el resto de sus vidas.
En otro segmento del video, la hermana Andersen habló de sus padres, Bernard y Martha Williams, quienes se conocieron mientras asistían a la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee, Florida. Bernard Williams le presentó a Martha la Iglesia. Ella se bautizó y la pareja se casó. Martha Williams fue la primera miembro de la Iglesia en su familia. Sus ejemplos de devoción al evangelio de Jesucristo bendijeron e inspiraron a sus hijos, dijo la hermana Andersen.
Cuando la hermana Andersen tenía 4 años, sus padres decidieron llevar a su familia a través del país para sellarse en el Templo de Salt Lake, un viaje de ida de 3701 km, a pesar de las finanzas limitadas y las preocupaciones sobre su vehículo. Su madre dedicó meses a coser la ropa blanca de los niños.
La abuela de la hermana Andersen les prestó su automóvil más nuevo, pero varios días después del viaje, se averió, lo que provocó una costosa demora. También perdieron de alguna manera su maleta con la ropa del templo hecha en casa, y los esfuerzos por encontrarla fueron infructuosos.
A pesar de estos contratiempos, la familia finalmente llegó a Salt Lake City con solo un día para sellarse en el templo. La hermana Andersen dijo que valió la pena el sacrificio y que le causó una profunda impresión cuando era niña.
“Han pasado más de 60 años, pero todavía recuerdo vívidamente el momento en que entré a la sala de sellamientos con mis hermanos y vi a mi madre y a mi padre vestidos de blanco. Nos arrodillamos ante el altar y nos sellamos juntos como familia”, dijo. “Eso cambió nuestras vidas”.
Concluyó expresando su amor por el Padre Celestial y compartiendo su testimonio de Jesucristo.
“Creo desde lo más profundo de mi alma que Jesús es mi Salvador y Redentor. Lo amo y lo adoro”, dijo.
Lecciones del Evangelio en la granja
Al regresar a la granja lechera, el élder Andersen reflexionó sobre las experiencias que le enseñaron lecciones del Evangelio mientras usaba un biberón para alimentar a un ternero.
“En la granja, experimenté constantemente el milagro de una nueva vida”, dijo en un video filmado en la granja. “La maravilla de esto me confirmó las palabras de Alma [el profeta del Libro de Mormón] de que ‘todas las cosas indican que hay un Dios’ (Alma 30:44). La vida es un milagro”.

Continuó: “Estar con los bebés recién nacidos en la granja me ayudó a ver cuán dependientes somos cada uno de nosotros de nuestro Padre Celestial… Al vivir con vacas y caballos, perros y gatos e incluso conejos, llegué a creer que, en muchos sentidos, éramos como mi nuevo amigo [el ternero], a quien nuestro Padre Celestial cuidaba. Sin embargo, hay una diferencia muy importante. Somos literalmente los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial. Su obra y gloria es ayudarnos a aprender aquí en la tierra y proporcionarnos una manera de regresar a nuestro Padre Celestial”.
Mientras sostenía un conejito en un video, el élder Andersen contó cómo perdió a su conejo favorito a los 7 años y temió por su seguridad. Después de buscarlo sin éxito, fue detrás del granero y oró pidiendo la ayuda del Padre Celestial. Al instante, la imagen de un lugar cercano le vino a la mente y encontró al conejo.
“Esta experiencia y muchas otras me enseñaron que el Señor responde a nuestras oraciones sinceras”, dijo.

La Segunda Venida del Salvador
El élder Andersen concluyó sus comentarios con su testimonio del Salvador y Su segunda venida, los templos y la obra de historia familiar.
“El milagro de nuestra época en la Restauración es una época muy especial en la que Dios nos ha dado prosperidad para construir estas casas de adoración en todo el mundo… a fin de que en esta época podamos prepararnos para la segunda venida del Salvador”, dijo.
“El templo es un testimonio de la inmortalidad del alma. Al tomar los nombres de nuestros antepasados, aquellos antepasados que aún viven, y al entrar en esas casas del Señor, nos conectamos con ese mundo… y al mismo tiempo, nos centramos en nuestro Salvador, Jesucristo. Aprendemos de Él. Estamos dispuestos a hacer convenio con Él de obedecerlo y guardar Sus mandamientos, y llegamos a ser alguien que debemos llegar a ser a medida que esperamos Su regreso. Cuando llegue ese día inolvidable, nos reuniremos para recibirlo, ya sea de este lado del velo o del otro, y será un día de gran regocijo y alegría. Testifico que ese día llegará. Testifico que Jesucristo es el Hijo de Dios. Sé que Él vive”.