La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Doctrina y Convenios 2 y José Smith—Historia 1:27-65, e incluye la profecía de que ‘el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres” (Doctrina y Convenios 2:2).
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes actuales y del pasado sobre Doctrina y Convenios 2 y Joseph Smith—Historia 1:27-65.
Doctrina y Convenios 2
“Las familias se han de sellar juntas por toda la eternidad (véanse Doctrina y Convenios 2:2–3; 49:17; 138:48; José Smith—Historia 1:39). Se ha de forjar un eslabón conexivo entre padres e hijos. En nuestro tiempo, es necesario que se lleve a cabo una unión entera, completa y perfecta de todas las dispensaciones, llaves y poderes (véase Doctrina y Convenios 128:18). Los santos templos ahora llenan la tierra para esos sagrados propósitos. Vuelvo a hacer hincapié en que la construcción de esos templos tal vez no cambie la vida de ustedes, pero el tiempo que pasen en el templo de seguro lo hará”.
— Presidente Russell M. Nelson en el artículo de la revista Liahona de abril de 2020, “El futuro de la Iglesia: Preparar al mundo para la segunda venida del Salvador”
“Cuando hablamos de ser dignos de las bendiciones de la vida eterna, lo que queremos decir es ser merecedores de las bendiciones de una familia eterna. Ésa fue la doctrina que enseñó Cristo, y se restauró por medio del profeta José Smith. Está registrada en Doctrina y Convenios 2:1–3:
“’He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.
“’Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.
“’De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida’.
Este pasaje de las Escrituras se refiere a las bendiciones del templo, las ordenanzas y los convenios sin los cuales ‘toda la tierra [será] totalmente asolada’.
“‘La Familia: Una Proclamación para el Mundo’ se escribió para reforzar que la familia es la parte central del plan del Creador. Sin la familia, no hay plan; no existe razón para la vida mortal”.
— Hermana Julie B. Beck, en aquel entonces la presidenta general de la Sociedad de Socorro, en el artículo de la revista Liahona de marzo de 2011, “Enseñar la doctrina de la familia”
“Siempre me ha causado un profundo interés que la primera lección que Moroni le enseñó al Profeta José Smith se refiriera a la imperiosa necesidad de que las familias se sellen juntas. Ese mensaje fue registrado en Doctrina y Convenios 2 que dice:
“’He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el Profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.
“’Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.
“’De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida’ (versículos 1-3).
“El propósito de la misión de Elías fue restaurar el poder para sellar de modo que todo lo que se ate en la tierra estará atado en las eternidades, permitiendo así que se puedan efectuar en la tierra las ordenanzas del evangelio tanto para los vivos como para los muertos. Esto hizo posible la unión eterna de las familias.
“Siempre me ha asombrado cómo el espíritu de Elías actúa sobre hombres y mujeres cuando comprenden las bendiciones de una unión eterna. Incluso se extiende a aquellos que no comprenden esta doctrina. La genealogía, me dicen, se ha convertido en el pasatiempo número 1 de la nación. El espíritu de Elías casi se convierte en algo contagioso entre la gente a medida que los impulsa a unir a las familias, Es, simplemente, algo natural que nuestros pensamientos se vuelvan hacia la historia de nuestras familias y los sacrificios que hicieron para aceptar el evangelio de nuestro Señor y Salvador”.
— El fallecido Élder L. Tom Perry, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, en el artículo de la revista New Era de febrero de 2009, “El valor de un buen nombre” (en inglés)
José Smith—Historia 1:27-65

“Hace siglos, el profeta Malaquías dijo que en un día venidero, Dios enviaría a Elías el Profeta para hacer ‘volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres’ (Malaquías 4:6).
“Esa profecía era tan importante, que el Salvador la citó cuando visitó las Américas tras Su resurrección (véase 3 Nefi 25:5–6). Cuando el ángel Moroni visitó al profeta José Smith, este también citó la profecía sobre Elías el Profeta y los corazones, los padres, y los hijos (véase José Smith—Historia 1:36–39).
“Hoy es 1 de abril; dentro de dos días, el 3 de abril, se cumplen 181 años desde que se cumplió la profecía de Malaquías. Ese día vino Elías el Profeta y dio a José Smith el poder del sacerdocio para sellar a las familias eternamente (véase Doctrina y Convenios. 110:13–16).
“Desde aquel día hasta este, el interés por investigar la historia familiar personal ha aumentado exponencialmente. A un ritmo cada vez más creciente, las personas parecen atraídas a sus antepasados con algo más que tan solo una mera curiosidad. Han surgido bibliotecas, asociaciones y tecnologías genealógicas alrededor del mundo para apoyar dicho interés. El poder de internet para mejorar las comunicaciones ha permitido que las familias trabajen en conjunto para hacer investigación de historia familiar con una velocidad y minuciosidad nunca antes posible.
“¿Por qué está ocurriendo todo eso? A falta de una frase mejor, nosotros lo llamamos el ‘espíritu de Elías’. También podríamos igualmente llamarlo el ‘cumplimiento de una profecía’. Doy testimonio de que Elías el Profeta vino; el corazón de los hijos —el de ustedes y el mío— se ha vuelto a nuestros padres, a nuestros antepasados. El afecto que sienten por sus antepasados es parte del cumplimiento de aquella profecía. Está profundamente basado en su sentido de identidad”.
— Presidente Henry B. Eyring, primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de abril de 2017, “Congregar a la familia de Dios”
“[L]a noche del 21 de septiembre de 1823, en respuesta a una ferviente oración, la habitación de José se llenó de luz hasta que ‘quedó más iluminada que al mediodía’ (José Smith—Historia 1:30). Un personaje se apareció al lado de su cama, llamó al muchacho por su nombre y declaró ‘que era un mensajero enviado de la presencia de Dios, y que se llamaba Moroni’ (versículo 33); él instruyó a José en cuanto a la salida a la luz del Libro de Mormón, y después citó del libro de Malaquías, del Antiguo Testamento, con una ligera variación en las palabras que se utilizaron en la versión del rey Santiago: ‘He aquí, yo os revelaré el sacerdocio por medio de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.
“’…Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá a sus padres. De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida’ (versículos 38 y 39).
“Las instrucciones que Moroni dio al joven profeta comprendían, a final de cuentas, dos temas principales: (1) el Libro de Mormón y (2) las palabras de Malaquías que predecían la función que tendría Elías el Profeta en la Restauración ‘de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempos antiguos’ (Hechos 3:21). Por consiguiente, los acontecimientos introductorios de la Restauración revelaron un entendimiento correcto de la Trinidad, recalcaron la importancia del Libro de Mormón y previeron la obra de salvación y exaltación tanto de los vivos como de los muertos. Esa secuencia inspiradora es instructiva en cuanto a los asuntos espirituales que son de suprema prioridad para la Deidad”.
— Élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2011, “El corazón de los hijos se volverá”

“Ustedes, maravillosos jóvenes que poseen el Sacerdocio Aarónico que fue restaurado por Juan el Bautista a José Smith y Oliver Cowdery cerca de Harmony, Pensilvania. Su sacerdocio posee las llaves sagradas que abren la puerta para que todos los hijos del Padre Celestial vengan a Su Hijo Jesucristo, y le sigan. Eso se proporciona por medio del ‘evangelio de arrepentimiento y de bautismo por inmersión para la remisión de pecados’, la ordenanza semanal de la Santa Cena, y ‘del ministerio de ángeles’. (Doctrina y Convenios 13:1; José Smith—Historia 1:69). Ustedes en verdad son ministros que deben ser limpios, dignos, fieles, y hombres del sacerdocio en todo tiempo y en todo lugar”.
— Hermano Larry M. Gibson, en aquel entonces el primer consejero de la Presidencia General de los Hombres Jóvenes, conferencia general de abril de 2011, “Las sagradas llaves del Sacerdocio Aarónico”
“Dios ha diseñado esta existencia mortal de modo que nos exija un esfuerzo casi constante. Recuerdo la declaración simple del Profeta José Smith: ‘…trabajando continuamente podíamos ganarnos un sostén más o menos cómodo’ (José Smith—Historia 1:55). Mediante el trabajo mantenemos y enriquecemos la vida; nos permite sobrellevar las desilusiones y tragedias de la existencia mortal. Lo que logramos con esfuerzo produce autoestima. El trabajo edifica y refina el carácter, produce belleza, y es el medio para servirnos unos a otros y a Dios. Una vida consagrada está llena de trabajo, a veces repetitivo, de poca importancia o no apreciado, pero siempre produce mejoras, establece orden, sostiene, eleva, asiste, impulsa”.
— Élder D. Todd Christofferson del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2010, “Reflexiones sobre una vida consagrada”
“Cuando Moroni se apareció al profeta José, no sólo le enseñó doctrinas clave de la Restauración, sino también le dijo que ‘Dios tenía una obra para [él]’, y le prometió que su nombre se conocería en todo el mundo (véase José Smith—Historia 1:33). Todos los padres y los maestros del Evangelio son mensajeros de Dios. No todos enseñamos a futuros profetas, … pero todos enseñamos a futuros líderes de la Iglesia. Por lo tanto, enseñamos la doctrina clave, invitamos a los alumnos a que hagan la obra que Dios tiene para ellos y luego prometemos que las bendiciones sin duda llegarán”.
— Hermano Russell T. Osguthorpe, en aquel entonces presidente general de la Escuela Dominical, conferencia general de octubre de 2009, “La enseñanza ayuda a salvar vidas”
“Algunas personas equivocadamente piensan que reacciones tales como el silencio, la mansedumbre, el perdón y el expresar humilde testimonio son respuestas pasivas o débiles, pero, el “[amar] a [nuestros] enemigos, [bendecir] a los que [nos] maldicen, [hacer] bien a los que [nos] aborrecen y [orar] por los que [nos] ultrajan y [nos] persiguen” (Mateo 5:44) requiere fe, fortaleza y, más que todo, valor cristiano.
“El profeta José Smith demostró ese valor a lo largo de su vida. Aunque ‘[sufrió] continuamente severa persecución de toda clase de individuos, tanto religiosos como irreligiosos’ (José Smith—Historia 1:27), él no tomó represalias ni cayó en el odio. Como todo verdadero discípulo de Cristo, siguió el ejemplo del Salvador al amar a los demás de manera tolerante y compasiva. Eso es valor cristiano”.
— El fallecido Élder Robert D. Hales, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2008, “Valor cristiano: El precio del discipulado”

“Retrocedamos 184 años, al año 1823. El mes era septiembre, la noche del 21 al 22, para ser exactos.
“El joven José Smith había orado esa noche antes de acostarse; le pidió al Señor que lo perdonara por su frivolidad. Entonces sucedió algo milagroso; él dice:
“’Encontrándome así, en el acto de suplicar a Dios, vi que se aparecía una luz en mi cuarto, y que siguió aumentando hasta que la habitación quedó más iluminada que al mediodía; cuando repentinamente se apareció un personaje al lado de mi cama…
“’Me llamó por mi nombre, y me dijo que era un mensajero enviado de la presencia de Dios, y que se llamaba Moroni; que Dios tenía una obra para mí, y que entre todas las naciones, tribus y lenguas se tomaría mi nombre para bien y para mal, o sea, que se iba a hablar bien y mal de mí entre todo pueblo’ (José Smith—Historia 1:30, 33).
“El muchacho debe haberse quedado atónito por lo que oyó. Para quienes lo conocían, él era simplemente un pobre joven granjero, sin instrucción. No tenía riquezas; sus vecinos estaban en las mismas condiciones; sus padres eran granjeros que luchaban para ganarse la vida. Vivían en una zona rural casi desconocida; eran simplemente personas comunes y corrientes que trataban de sobrevivir por medio del trabajo arduo.
“Y sin embargo, un ángel de Dios dijo que ‘entre todas las naciones, tribus y lenguas se tomaría… [el nombre de José] para bien y para mal’”.
— El fallecido presidente Gordon B. Hinckley, conferencia general de octubre de 2007, “La piedra cortada del monte”