La guía de estudio de esta semana “Ven, sígueme” cubre José Smith—Historia 1:1–26, que relata la oración del joven José en la Arboleda Sagrada y la Primera Visión.
A continuación se presentan algunas citas de líderes pasados y presentes acerca de José Smith—Historia 1:1–26.
La Primera Visión
“En la mañana de un hermoso día despejado a principios de la primavera de 1820, José Smith, de catorce años, se adentró en una arboleda cercana a la casa de su familia para orar acerca de sus pecados y para preguntar a qué iglesia debía unirse. Su oración sincera, ofrecida con una fe inquebrantable, atrajo la atención de las fuerzas más poderosas del universo, entre ellas, al Padre y al Hijo; y al diablo. Cada uno de ellos tenía un interés profundo en esa oración y en ese joven.
“Lo que ahora llamamos la Primera Visión marcó el comienzo de la Restauración de todas las cosas en esta última dispensación. Pero para José, la experiencia también fue personal y preparatoria. Todo lo que él quería era perdón y guía. El Señor le otorgó ambas cosas. Al decirle ‘que no debía unir[s]e a ninguna [de las iglesias]’ (José Smith—Historia 1:19) le dio una instrucción. Las palabras ‘tus pecados te son perdonados’ (José Smith, Historia, alrededor del verano de 1832, pág. 3, josephsmithpapers.org) fue una declaración redentora.
“A pesar de todas las hermosas verdades que podemos aprender de esa Primera Visión, tal vez la conclusión principal de José fue simplemente: ‘Había descubierto que el testimonio de Santiago era cierto: que si el hombre tiene falta de sabiduría, puede pedirla a Dios y obtenerla sin reproche’ (José Smith—Historia 1:26). …
“La experiencia de José en la arboleda le dio confianza para seguir pidiendo perdón y guía el resto de su vida. Su experiencia también me ha dado confianza a mí para seguir pidiendo perdón y guía el resto de mi vida”.
— Élder Kyle S. McKay, Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2024, “El hombre que estuvo en comunión con Jehová”
“Pienso en cuán agradecidos estamos, como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de que José Smith, un muchacho que deseaba saber lo que debía hacer para recibir el perdón de sus pecados, se armara de valor para ir a una arboleda cercana a su casa, en Palmyra, Nueva York, donde se arrodilló en oración y, según sus propias palabras, oró en voz alta por primera vez (véase José Smith—Historia 1:14).
“En aquella ocasión, cuando José se arrodilló en lo que llamamos la Arboleda Sagrada, se abrieron los cielos. Dos personajes, más brillantes que el sol de mediodía, aparecieron ante él. Uno de Ellos se dirigió a él y le dijo: ‘[José], este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!’ (José Smith—Historia 1:17). Así comenzó la restauración de la plenitud del Evangelio sempiterno de Jesucristo.
“Debido a que Jesús, nuestro Salvador y Redentor, habló con el joven José e inauguró esta dispensación de los tiempos en la que vivimos ahora, cantamos ‘Al gran Profeta rindamos honores’ (‘Loor al Profeta’, Himnos, nro. 15). Damos las gracias al Señor por José Smith y por el valor que tuvo de ir a aquella arboleda en 1820, cerca de su casa en Palmyra, Nueva York”.
— El difunto presidente M. Russell Ballard, entonces presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2023, “Loor al Profeta”.
“Mediante nuestra fe en el testimonio personal del profeta José y en la realidad de la Primera Visión, mediante el estudio y la oración, profundos y sinceros, seremos bendecidos con una fe firme en el Salvador del mundo, quien le habló a José ‘por la mañana de un día hermoso y despejado, a principios de la primavera de 1820′ (José Smith—Historia 1:14). …
“Al recordar y tributar honores al profeta José Smith, de todo corazón le expreso gratitud; él fue un jovencito bueno, honrado, humilde, inteligente y valiente con un corazón de oro y una fe inquebrantable en Dios. Tuvo integridad. En respuesta a su humilde oración, los cielos se abrieron de nuevo; José Smith en verdad había visto una visión; él lo sabía, y sabía que Dios lo sabía, y no podía negarlo (véase José Smith—Historia 1:25).
“Gracias a su obra y sacrificio, hoy día tengo una verdadera comprensión de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo, nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, y puedo sentir el poder del Espíritu Santo y saber en cuanto al plan que nuestro Padre Celestial tiene para nosotros, Sus hijos. Para mí, esos son, en verdad, los frutos de la Primera Visión”.
— Élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2005, “Los frutos de la Primera Visión”
‘Pedir con fe’

“¿Qué más aprendemos del profeta José Smith y la Primera Visión sobre el esfuerzo, el trabajo arduo y el estudio? La Primera Visión nos brinda dirección en nuestras funciones singulares y continuas. Como mujeres de fe, podemos extraer principios de verdad de las experiencias del profeta José que proporcionan ideas para recibir nuestra propia revelación. Por ejemplo:
- “Trabajamos bajo el peso de las dificultades.
- “Acudimos a las Escrituras a fin de recibir sabiduría para actuar.
- “Demostramos nuestra fe y confianza en Dios.
- “Nos esforzamos con todo el aliento para rogar a Dios que nos ayude a frustrar la influencia del adversario.
- “Elevamos a Dios los deseos de nuestro corazón.
- “Nos centramos en que Su luz guíe las decisiones de nuestra vida y en que descanse sobre nosotros al acudir a Él.
- “Comprendemos que Él nos conoce a cada una por nombre y que tiene funciones individuales para que cumplamos (José Smith—Historia 1:11-17).
“Además, José Smith restauró el conocimiento de que tenemos potencial divino y valor eterno. Debido a esa relación con nuestro Padre Celestial, yo creo que Él espera que recibamos revelación de Su parte”.
— Hermana Joy D. Jones, entonces presidenta general de la Primaria, conferencia general de abril de 2020, “Un llamamiento especialmente noble”
“El ejemplo clásico de pedir con fe es José Smith y la Primera Visión. Cuando el joven José deseaba saber la verdad acerca de la religión, leyó los siguientes versículos del primer capítulo de Santiago:
“’Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
“’Pero pida con fe, no dudando nada’ (Santiago 1:5–6).
“Fíjense, por favor, en el requisito de pedir con fe que, a mi modo de entender, significa la necesidad no sólo de expresar, sino de hacer; la doble obligación de suplicar y de ejecutar; el requisito de comunicar y de actuar.
“El meditar en este texto bíblico llevó a José a retirarse a una arboleda cerca de su casa para orar y buscar conocimiento espiritual. Presten atención a las preguntas que guiaron el razonamiento y las súplicas de José.
“’En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo? …
“’Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme’ (José Smith—Historia 1:10, 18).
“Las inquietudes de José se centraban no sólo en lo que necesitaba saber, sino en lo que debía hacer. Su oración no fue simplemente: ‘¿Cuál iglesia es la verdadera?’. Su pregunta fue: ‘¿A cuál Iglesia debo unirme?’. José fue a la arboleda a pedir con fe y estaba resuelto a actuar. …
“Si ustedes y yo en verdad oráramos y pidiéramos con fe, como lo hizo José Smith —si oráramos con la expectativa de actuar y no sólo de expresar— entonces la obra de proclamar el Evangelio avanzaría de manera extraordinaria”.
— Élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2008, “Pedir con fe”
“De muchacho, el profeta José Smith tuvo un interrogante que le preocupaba intensamente. Comenzó a leer las Escrituras y halló la solución en la Biblia (véase Santiago 1:5). Él dijo: ‘Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío’, y meditó en ello ‘repetidas veces’ (José Smith—Historia 1:12). Debido a que José Smith puso en práctica lo que leyó en las Escrituras, llegó a saber acerca de nuestro Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo, del Espíritu Santo y de su identidad como hijo de Dios; José aprendió quién era él, por qué estaba aquí en la tierra y lo que debía hacer en esta vida”.
— Hermana Julie B. Beck, entonces primera consejera de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes, en la conferencia general de abril de 2004, “Mi alma se deleita en las Escrituras”
“Lucy Mack Smith, madre del profeta José Smith, hizo constar en su historia que en la primavera de 1803 ella y su esposo estaban muy preocupados por la religión, y escribió en cuanto a su búsqueda personal de la verdad: ‘Me retiré a una arboleda cercana donde oré al Señor para que se nos pudiese hacer llegar el Evangelio verdadero’ (Historia de José Smith, ed. por Preston Nibley, 1958, pág. 43). ¿No les parece eso familiar?
“Diecisiete años después, en la primavera de 1820, el profeta José Smith, en su búsqueda de la verdad, ‘[tomó] la determinación de ‘pedir a Dios’… [y se retiró] al bosque para hacer la prueba’ (José Smith—Historia 1:13–14).
“¿Se trata de una coincidencia el que tanto la madre como el hijo hubiesen escogido una arboleda como el lugar donde pedirle a Dios que les revelara la verdad? La oración de José bendijo a todo el mundo mediante la restauración del Evangelio de Jesucristo. El ejemplo de rectitud de una mujer que permanece firme en la fe bendice a innumerables personas”.
— Hermana Virginia U. Jensen, entonces primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, en la conferencia general de octubre de 2001, “Permanezcan firmes”
‘Escúchalo’

“Una cosa es ‘escucharlo a Él’ (José Smith—Historia 1:17) en un lugar tranquilo de contemplación con los libros canónicos abiertos, pero es muy distinto seguir con nuestro discipulado bajo una avalancha de distracciones mundanales, donde debemos esforzarnos por ‘escucharlo a Él’ aun a través del bullicio generado por el egocentrismo y la poca confianza. Que no quepa duda de que nuestros jóvenes exhiben auténticas cualidades de héroes cuando deciden que su corazón y su mente se mantendrán firmes contra los cambiantes valores morales de nuestra época”.
— Steven J. Lund, presidente general de los Hombres Jóvenes, conferencia general de octubre de 2022, “Un discipulado que perdura”
“El adversario es astuto. Durante miles de años, él ha estado haciendo que lo bueno parezca malo y lo malo, bueno. Sus mensajes suelen ser estruendosos, atrevidos y arrogantes.
“Sin embargo, los mensajes de nuestro Padre Celestial son sumamente diferentes. Él se comunica con sencillez, en voz baja y con tan asombrosa claridad que no podemos malentenderlo.
“Por ejemplo, cada vez que Él ha presentado a Su Hijo Unigénito a seres mortales en la tierra, lo ha hecho usando muy pocas palabras. ... Y a José Smith, en esa declaración profunda que dio inicio a esta dispensación, Dios dijo con sencillez: ‘Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!’ (José Smith—Historia 1:17). ...
“José Smith se hallaba bajo las garras de una fuerza tenebrosa justo antes de que se abrieran los cielos.
“Nuestro Padre sabe que lo que más nos ayudará cuando nos rodee la incertidumbre y el temor, es escuchar a Su Hijo.
“Porque cuando procuremos escuchar —verdaderamente escuchar— a Su Hijo, seremos guiados a saber lo que debemos hacer en toda circunstancia”.
— Presidente Russell M. Nelson, conferencia general de abril de 2020, “Escúchalo”
‘No podía negarlo’
“Dieciocho años después de la Primera Visión, el profeta José Smith escribió un extenso relato de su experiencia. Él había soportado oposición, persecución, acoso, amenazas y brutales ataques; sin embargo, continuó testificando con valentía de su Primera Visión: ‘Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron; y aunque se me odiaba y perseguía por decir que había visto una visión, no obstante, era cierto […]; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo’ (José Smith—Historia 1:25). …
“Hay una lección para nosotros en el ejemplo del profeta José. Junto con la apacible guía que recibimos del Espíritu Santo, de vez en cuando, Dios nos confirma a cada uno, de manera poderosa y muy personal, que nos conoce y nos ama, y que nos está bendiciendo específica y abiertamente. Luego, en nuestros momentos de dificultad, el Salvador reaviva esas experiencias en nuestra mente. …
“Esas experiencias pueden presentarse en los momentos cruciales de nuestra vida, o en lo que en principio podrían parecer acontecimientos triviales, pero siempre vienen acompañados por una confirmación espiritual excepcionalmente fuerte del amor de Dios.
“El recordar esas experiencias espiritualmente decisivas nos lleva a ponernos de rodillas y declarar, tal como hizo el profeta José: ‘Lo que recibí vino del cielo. Lo sé, y sé que Dios sabe que yo lo sé’ (José Smith—Historia 1:25).”
— Élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2020, “Recuerdos espiritualmente decisivos”
“Cuando sabemos verdades espirituales por medios espirituales, podemos estar tan seguros de ese conocimiento como lo están los eruditos o los científicos en cuanto a los diferentes tipos de conocimiento que han adquirido por otros métodos.
“El profeta José Smith proporcionó un maravilloso ejemplo de esto. Cuando fue perseguido por contarle a la gente en cuanto a su visión, comparó su situación a la del apóstol Pablo, que fue ridiculizado y despreciado cuando presentó su defensa ante el rey Agripa (véase Hechos 26). ‘Pero nada de esto destruyó la realidad de su visión’, dijo José. ‘Había visto una visión, y él lo sabía, y toda la persecución debajo del cielo no iba a cambiar ese hecho… Así era conmigo’, continuó José. ‘Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron… había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía, y no podía negarlo, ni osaría hacerlo’ (José Smith –Historia 1:24–25)”.
— Presidente Dallin H. Oaks, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2008, “Testimonio”
