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‘Ven, sígueme’ del 28 de octubre al 3 de noviembre: ¿Qué han dicho los líderes de la Iglesia y qué se ha escrito en publicaciones sobre Mormón 1-6?

La guía de estudio de esta semana incluye la completa destrucción de la civilización nefita

La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Mormón 1-6, que incluye la completa destrucción de la civilización

A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia, actuales y del pasado sobre estos capítulos del Libro de Mormón.

Mormón 1–3

“Para asegurarnos de que estemos limpios ante Dios, debemos arrepentirnos antes del Juicio Final (véase Mormón 3:22). … La expiación de Jesucristo nos proporciona la única manera de lograr la limpieza necesaria mediante el arrepentimiento, y esta vida terrenal es el tiempo que tenemos para hacerlo”.

— Presidente Dallin H. Oaks, conferencia general de abril de 2019, “Limpios mediante el arrepentimiento

“[Mormón] se destaca como uno de los mayores ejemplos de perseverancia en rectitud en tiempos oscuros y peligrosos.

“Vivió en una época de Guerra e iniquidad. En sus propias palabras, ‘… desde que he sido capaz de observar las vías de los hombres, ha estado delante de mis ojos una escena continua de maldades y abominaciones’ (Mormón 2:18).

“Y sin embargo, a pesar de su pleno conocimiento de la maldad de su pueblo, seguía amándolos y sirviéndoles con todas sus fuerzas (véase Mormón 3:12). Cuando creyó que habían comenzado a arrepentirse, se regocijó (véase Mormón 2:12). Cuando los nefitas continuaron pecando, se entristeció (véase Mormón 2:13–15). No tenemos registros de que Mormón haya vituperado a los lamanitas, que eran los enemigos de los nefitas y [serían] la causa de su destrucción. Sí sabemos que cuando los nefitas comenzaron a desear matar a los lamanitas por venganza, Mormón se negó a seguir dirigiéndolos (véase Mormón 3:9–11). …

“Mormón habló extensamente sobre la fe, la esperanza y la caridad. Sus palabras a los pocos nefitas fieles que quedaron en su tiempo son tesoros de sabiduría para ayudaros a sobrevivir nuestros propios días”.

— Leah Welker en el artículo de la revista Ensign de febrero de 2018, “El amor perfecto echa fuera todo temor” (en inglés)

“Si alguna vez sentimos que vivimos en un mundo que acepta la maldad, entonces tenemos una pequeña idea de los que debieron sentir Mormón y su hijo Moroni. Al ser los últimos que contribuyeron con sus registros al Libro de Mormón, fueron testigos de cómo su civilización, otrora grandiosa, caía en el caos total y el horror, (Mormón 1–2). En una epístola a su hijo, Mormón describió algunos de los horrendos crímenes de los nefitas y lamanitas. “Sin embargo, Mormón reafirmó su esperanza. Tenía fe en la integridad de su hijo, y tenía la esperanza de que, aunque el pueblo pudiera estar perdido, sus descendientes podrían salvarse algún día mediante el poder del Señor. A través de su convicción, estos dos grandes profetas nos dieron un ejemplo de cómo mantener vivas nuestras esperanzas incluso en las circunstancias más oscuras”.

— Christopher Fosse en el artículo de la revista New Era de diciembre de 2012, “Mensajes de esperanza en las escrituras” (en inglés)

“Hay muchas personalidades históricas con las cuales todos estamos familiarizados que siguieron adelante con fe en medio de tiempos difíciles. …

“Moroni creció en una época en que la sociedad que lo rodeaba se desmoronaba (véase Mormón 1–8). El pueblo rechazaba a Dios e iba camino a la destrucción. Era una época de riquezas escurridizas, gran violencia, inmoralidad sexual y guerra. El padre de Moroni, Mormón, casi sin ayuda de nadie evitó la destrucción de su pueblo por un tiempo. Tanto Mormón como Moroni vivieron en tiempos extremadamente difíciles, pero cumplieron sus destinos. …

“Siguieron adelante con fe y, gracias a las bendiciones del Señor, se convirtieron en lo que estaban llamados a ser”.

— Presidente general de la Escuela Dominical, Paul V. Johnson, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, en el artículo de la revista Ensign de enero de 2011, “Haz de tu vida algo extraordinario” (en inglés)

"Mormon, Age 10," is by Scott M. Snow.
"Mormón, 10 años" es de Scott M. Snow. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

“Cuando Dios les confía Su sagrado sacerdocio, demuestra gran confianza en ustedes. Sabe que puede confiar en que usarán el sacerdocio para servir a los demás, así como ha confiado en otros jóvenes para realizar partes clave de Su obra.

“Por ejemplo, el mundo no tendría el poderoso testimonio de Jesucristo que contiene el Libro de Mormón si no fuera por dos jóvenes en quienes Dios confió. Mormón, el profeta que recopiló este registro sagrado, tenía sólo 10 años cuando se le asignó observar y después registrar la historia de su pueblo. A los 15 años, fue visitado “por el Señor, y [probó] y [conoció] la bondad de Jesús” (Mormón 1:15). …

“Al cumplir su deber a Dios, serán una fuerza para bien en todo momento y en toda circunstancia. Su ejemplo de rectitud y su fiel servicio en el sacerdocio serán una forma poderosa de invitar a todos los que conozcan a venir a Cristo.

“Los nefitas, en su momento más crítico, recurrieron al liderazgo y a la inspiración del joven Mormón (véase Mormón 2:1–2). Hoy confiamos en ustedes para que sean una gran fortaleza para la Iglesia y una fuerza benéfica en la tierra. Esto es lo que el Señor espera”.

— Hermano David L. Beck, en aquel entonces presidente general de los Hombres Jóvenes, conferencia general de abril de 2010, “El magnífico Sacerdocio Aarónico

“El profeta Mormón, cuyo gran trabajo de compendio le da el nombre al Libro de Mormón, experimentó la destrucción de su pueblo. Al igual que su hijo Moroni, claramente dirigió sus escritos a un tiempo futuro cuando el Señor haría salir a la luz esos registros. Mormón dijo que fue ‘testigo pasivo para manifestar al mundo las cosas que yo vi y oí’ (Mormón 3:16). En su compendio, eligió sermones e historias del pasado de su pueblo que se aplicarían directamente a nuestras circunstancias. Instruyó a quienes vivirían en un día lejano sobre lo que debían hacer para encontrar la verdadera felicidad y concluyó su obra con su testimonio del evangelio de Jesucristo. Ese día lejano del cual habló es nuestro día. Moroni completó el registro sagrado con la esperanza de que estaríamos agradecidos por tenerlo y, de que, además, ‘aprend[eríamos] a ser más sabios’ de lo que había sido su pueblo (Mormón 9:31)”.

— Byron R. Merrill, profesor de escrituras antiguas en la Universidad Brigham Young, en el artículo de la revista Ensign de enero de 2000, “Nos escribieron como si estuviésemos presentes” (en inglés)

“El gran profeta Mormón nos dio otro ejemplo digno de ser imitado. A él le tocó vivir en una época carente de esperanzas, en la que, según sus palabras, ‘no hubo dones del Señor, y el Espíritu Santo no descendió sobre ninguno, por causa de su iniquidad e incredulidad’ (Mormón 1:14).

“A pesar de aquella angustiosa situación, Mormón aceptó dirigir sus ejércitos, pues, de acuerdo con sus propias palabras, ‘a pesar de sus iniquidades … los había amado con todo mi corazón, de acuerdo con el amor de Dios que había en mí; y todo el día se había derramado mi alma en oración a Dios a favor de ellos’ (Mormón 3:12).

‘Este profeta sentía el amor de Cristo hacia un pueblo caído. ¿Podemos nosotros conformarnos con amar menos? Debemos seguir adelante con el amor puro de Cristo para llevar a todo el mundo las buenas nuevas del evangelio. Al hacerlo y al pelear la batalla del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas, de la verdad contra la falsedad, no debemos olvidar nuestra responsabilidad de vendar las heridas de aquellos que hayan caído en la contienda. En el reino no hay lugar para el fatalismo”.

— El fallecido obispo Glenn L. Pace, en aquel entonces segundo consejero del obispado presidente, conferencia general de octubre de 1990, “¡Te he dicho mil veces!

Mormón 5–6

Un modelo a escala de las planchas de oro originales tal como las describieron Joseph Smith y Orson Pratt, en exhibición durante el segundo banquete anual de reconocimiento del Museo Histórico de Impresión Crandall en el Provo Marriott en Provo, Utah, el jueves 24 de febrero de 2005. | Keith Johnson, Deseret News

“Cuando concertamos un convenio con Dios, hacemos convenio con Aquel que siempre cumplirá con Su palabra. Él hará todo lo que pueda, sin vulnerar nuestro albedrío, para ayudarnos a cumplir con la nuestra.

“El Libro de Mormón comienza y termina haciendo alusión a este convenio sempiterno. Desde su portada hasta los testimonios finales de Mormón y Moroni, el Libro de Mormón hace referencia al convenio (véanse Mormón 5:209:37). “[L]a salida a luz del Libro de Mormón es una señal para el mundo entero de que el Señor ha comenzado a recoger a Israel y a cumplir los convenios que hizo con Abraham, Isaac y Jacob”.

— Presidente Russell M. Nelson en el artículo de la revista Liahona de octubre de 2022, “El convenio sempiterno

“Cuando Mormón vio que su pueblo nefita estaba por ser exterminado, se propuso ‘escribir un breve compendio’ de sus registros (Mormón 5:9). Este proyecto comenzó en el último lugar donde acamparon los nefitas antes de reunirse finalmente en la tierra de Cumorah. Las condiciones de vida que soportaban los nefitas en aquel momento no podían ser más duras; eran refugiados con inciertas posibilidades de conseguir alimentos, ropa y un techo sobre sus cabezas. El tiempo que le tomó escribir esto se extendió durante el período de cuatro años que llevó la preparación para la batalla final acordada por el comandante lamanita, pero, de todos modos, el compendio se completó y el archivo se enterró en el Cerro Cumorah mucho antes del conflicto final (véase Mormón 6:6).

“Está claro que la creación del Libro de Mormón fue una hazaña de enormes proporciones, especialmente, considerando las condiciones en que vivían, en las cuales Mormón tuvo que trabajar y atender además el deber contrapuesto de estar al mando de sus fuerzas mientras se preparaban para la batalla final. Con todo esto, es comprensible que el producto final no esté exento de imperfecciones”.

— El fallecido John L. Sorenson, en aquel entonces profesor emérito de antropología en la Universidad Brigham Young, en el artículo de la revista Ensign de febrero de 2016, “El milagroso libro de Mormón” (en inglés)

“En los ojos y en los corazones de muchas personas del mundo actual hay indicios de duda, de miedo y desesperanza. Gran parte de la inseguridad del mundo se ha filtrado a nuestros hogares y a nuestras vidas personales. Sin importar la edad que tengamos o las circunstancias en las que estemos, todos tenemos la necesidad de saber que tenemos poder en el presente y esperanza en el futuro.

“Escuchen las palabras de Mormón: ‘¿No sabéis que estáis en las manos de Dios? ¿No sabéis que él tiene todo poder…?’ (Mormón 5:23).

“Las manos son una de las partes simbólicamente expresivas del cuerpo. En hebreo, el término yad, que se utiliza con más frecuencia para decir ‘mano’, también tiene un significado metafórico de poder, fortaleza y vigor (véase William Wilson, Old Testament Word Studies, pág. 205). Por ende, las manos representan poder y fortaleza.

“El estar en las manos de Dios parece sugerir que no sólo estamos bajo Su constante cuidado, sino que también estamos bajo la guardia y protección de Su poder maravilloso”.

— Élder W. Craig Zwick, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2003, “El Señor tu Dios te sostendrá de la mano

“No obstante, el perseverar y el soportar no son respuestas pasivas en absoluto, sino que más bien son una preparación para emprender tareas más difíciles mientras de manera dócil llevamos victoriosamente las heridas de batallas pasadas.

“De todos modos, ¿qué son unos pocos dedos de escarnio (véase 1 Nefi 8:33), cuando al final los fieles podrán saber lo que es ser ‘recibido[s] en los brazos de Jesús’? (Mormón 5:11)”.

— El fallecido élder Neal A. Maxwell, en aquel entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2001, “‘Con esperanza … arar

"Battle" is by Jorge Cocco.
"Batalla" es de Jorge Cocco. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

“Otro acontecimiento que infunde temor y aprensión en el corazón de muchos, es la muerte. El Profeta Mormón habla de ‘ese horrible temor a la Muerte que llena el pecho de todos los inicuos’ (Mormón 6:7). Este miedo tan particular surge de una falta de comprensión del propósito de la vida y del desconocimiento del plan de nuestro Padre Eterno. Es vital llegar a comprender que la muerte no es el final sino un nuevo comienzo, una etapa necesaria en nuestra progresión eterna. El miedo a la muerte no sirve de nada si somos justos, pues ‘sorbida es la muerte en victoria … victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo’ (1 Corintios 15:54, 57).”

— El fallecido élder Derek A. Cuthbert, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, en el artículo de la revista New Era de noviembre de 1985, “La futilidad del miedo” (en inglés)

“A solicitud de Mormón, los lamanitas les permitieron a los nefitas reunirse en la tierra de Cumorah (Mormón 6:2–4) donde ocurriría ‘la última lucha’ entre estos pueblos (Mormón 6:6). Mormón, que ya empezaba a envejecer y con el objetivo de proteger los registros, escondió en el Cerro Cumorah todas las planchas que se le habían confiado, con excepción del breve compendio que le entregó a su hijo Moroni (Mormón 6:6). Con temerosa anticipación y finalmente en medio de la horrible realidad, Mormón y Moroni lucharon mientras los restantes hombres, mujeres y niños nefitas caían frente a los ejércitos de lamanitas que se acercaban. Mormón mismo cayó herido, pero su vida, por un tiempo, fue perdonada mientras los ejércitos lamanitas avanzaban. Sólo quedaron él, Moroni y otros 22 nefitas; habían caído 230.000 de su pueblo.

“El alcance y significado de esa horrible matanza se pueden ver más fácilmente cuando lo comparamos con gran Guerra Civil que sufrieron los Estados Unidos de la década de 1860; esta fue la guerra más costosa en términos de vidas humanas que ese país haya conocido, la cual cobró la vida de 140.000 hombres en un período de cinco años. Aquí, cayeron 230.000 en un solo día.

“Mirando esa masacre, Mormón exclamó:

“’¡Oh bello pueblo, cómo pudisteis apartaros de las vías del Señor! ¡Oh bello pueblo, cómo pudisteis rechazar a ese Jesús que esperaba con los brazos abiertos para recibiros!…

“’¡Oh bellos hijos e hijas, vosotros, padres y madres, vosotros, esposos y esposas, pueblo bello, cómo pudisteis haber caído!

“‘Pero he aquí, habéis desaparecido, y mi dolor no puede haceros volver’. (Mormón 6:17, 19–20)”

— Presidente Jeffrey R. Holland, en aquel entonces el Comisionado de Educación de la Iglesia, en el artículo de la revista Ensign de marzo de 1978, “Mormón: El hombre y el libro, 1ª parte″ (en inglés)

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