La guía de estudio de esta semana “Ven, sígueme” abarca 3 Nefi 20–26, que incluye a Jesucristo enseñando las palabras de Isaías a los nefitas.
A continuación se presentan algunas citas de líderes de la Iglesia, pasados y presentes, acerca de estos capítulos del Libro de Mormón.
3 Nefi 20
“El Salvador también enseñó al pueblo a venir a Él por medio de convenios sagrados y les recordó que eran ‘los hijos del convenio’ (3 Nefi 20:26). … De igual forma, se nos amonesta, a ustedes y a mí, a volvernos a Cristo, aprender de Él y venir a Él por medio de los convenios y las ordenanzas de Su evangelio restaurado. Al hacerlo, con el tiempo y al final, llegaremos a conocerlo ‘en su propio tiempo y a su propia manera, y de acuerdo con su propia voluntad’ (D. y C. 88:68), como lo hizo el pueblo de la tierra de Abundancia”.
—Élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, Conferencia General de octubre de 2007, “Limpios de manos y puros de corazón”
“No he hallado en las Escrituras ningún mandamiento de andar con los hombros caídos en Sión; por lo contrario, se nos dice reiteradamente que debemos ‘levantarnos y ponernos de pie’ (3 Nefi 20:2). …
“Hermanas, ha llegado el momento de utilizar plenamente el poder de la justa felicidad que existe entre las mujeres de Dios. Ha llegado el momento de estar anhelosamente consagradas a la obra de salvar almas. Ha llegado el momento en que las hermanas de la Sociedad de Socorro se mantengan erguidas junto al profeta en la obra de edificar el reino y le apoyen. Ha llegado el momento de que cada una de nosotras se mantenga erguida y permanezca unida a las demás”.
— Hermana Sheri L. Dew, en ese entonces segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “Mantengámonos erguidas y permanezcamos unidas”
“Primero, el Espíritu Santo permanece con nosotros solamente si nos conservamos limpios y libres del amor a las cosas del mundo. Cuando escogemos hacer alguna cosa impura, rechazamos al Espíritu Santo. El Espíritu mora solamente en aquellos que prefieren al Señor en vez del mundo. ‘Sé limpio’ (3 Nefi 20:41) y ama a Dios ‘con todo tu corazón, alma, mente y fuerza’ (véase D. y C. 59:5) no son simples sugerencias, sino mandamientos. Y son necesarios para obtener la compañía del Espíritu, sin el cual no podemos ser uno”.
— Presidente Henry B. Eyring, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1998, “Para que seamos uno”
“Hagámonos dignos de la promesa de nuestro Salvador de que, al participar de la Santa Cena, seamos ‘llenos’ (3 Nefi 20:8), lo que significa que seremos ‘llenos del Espíritu’ (3 Nefi 20:9). Ese Espíritu, el Espíritu Santo, es nuestro consolador, nuestro orientador, nuestro comunicador, nuestro interprete, nuestro testigo y nuestro purificador: nuestro guía y santificador infalible en nuestra jornada terrenal hacia la vida eterna”.
— Presidente Dallin H. Oaks, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1996, “Para que siempre tengan Su Espíritu”
3 Nefi 21
“Hacemos frente al desafío de criar familias en el mundo entre nubes de iniquidad, cada vez más tenebrosas. Algunos de nuestros miembros están preocupados, y a veces se preguntan: ¿Hay algún otro pueblo, estado o país donde haya seguridad, donde se pueda encontrar refugio? La respuesta, por lo general, es que no. La defensa y el refugio se encuentran donde viven nuestros miembros hoy en día.
“En el Libro de Mormón se profetiza: ‘Sí, y entonces empezará la obra, y el Padre preparará la vía, entre todas las naciones, por la cual su pueblo pueda volver a la tierra de su herencia’ (3 Nefi 21:28).
“Aquellos que salen del mundo para entrar en la Iglesia, que guardan los mandamientos, honran el sacerdocio y son activos en la Iglesia, han encontrado refugio”.
— El difunto presidente Boyd K. Packer, entonces presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2006, “Una defensa y un refugio”
3 Nefi 22
“Una cosa más que Cristo les pidió a esos padres que hicieran se encuentra en 3 Nefi 22:13: ‘…todos tus hijos serán instruidos por el Señor; y grande será la paz de tus hijos’.
“Así que, siguiendo las experiencias que ellos mismos habían tenido con el Salvador, esos padres nefitas enseñaron a sus niños acerca de Él. Les enseñaron a amar al Señor; les enseñaron Su evangelio; les enseñaron a vivirlo. Les enseñaron tan bien que hubo rectitud y paz en la tierra durante doscientos años.
“Ahora, les pido que miren a su alrededor a sus seres queridos. Lo más importante es nuestra familia. Estoy segura que más que nada ustedes desean que esa familia sea suya eternamente. El relato en Tercer Nefi nos puede ayudar a traer a nuestros hijos a Él porque nos da un modelo a seguir. Primero, debemos amar al Señor con todo el corazón y amar a nuestros hijos. Segundo, debemos llegar a ser ejemplos dignos para ellos al buscar continuamente al Señor y al esforzarnos por vivir el Evangelio. Tercero, debemos enseñar a nuestros hijos el Evangelio y cómo vivir las enseñanzas del mismo”.
— Hermana Cheryl C. Lant, entonces presidenta general de la Primaria recientemente relevada, en la conferencia general de abril de 2010, “Que nuestros niños puedan ver la faz del Salvador”
“Mis queridos hermanos y hermanas, habrá días y noches en que se sentirán abrumados, acongojados y cabizbajos. En esos momentos, les ruego que recuerden que Jesucristo, el Redentor, es Cabeza de esta Iglesia; éste es Su evangelio y Él desea que tengan éxito. Él dio Su vida precisamente con ese propósito. Él es el Hijo del Dios viviente, y ha prometido: …
“’Porque los montes desaparecerán y los collados serán quitados, pero mi bondad no se apartará de ti…' (3 Nefi 22:10), y ‘…con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice el Señor tu Redentor’ (3 Nefi 22:8)
“Mis queridos amigos, el Salvador sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. Sean cuales sean sus tribulaciones, dondequiera que vivan en esta tierra, el ser fieles miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y los divinos poderes del evangelio de Jesucristo les bendecirán a fin de perseverar con gozo hasta el fin”.
— Élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2007, “¿No tenemos razón para regocijarnos?”
“Mientras enseñaba a los nefitas, el Salvador confirmó las palabras del profeta Isaías, que profetizó del Israel de los últimos días: ‘Por un breve momento te dejé, mas con grandes misericordias te recogeré’…
“’Porque los montes desaparecerán y los collados serán quitados, pero mi bondad no se apartará de ti, ni será quitado el convenio de mi paz, dice el Señor …' (3 Nefi 22:7, 10).
“Entonces el Salvador reveló una de las formas en las que Su convenio de paz sería conservado para los justos en los últimos días: ‘Y todos tus hijos serán instruidos por el Señor; y grande será la paz de tus hijos’ (3 Nefi 22:13). …
“Al presenciar los sucesos de los últimos días, no dudamos de que en ese pasaje el Señor nos habla directamente a nosotros. Nosotros somos el Israel de los últimos días. Somos los que debemos enseñar a nuestros hijos acerca del Señor. La paz que perdura no depende de fuerzas externas ajenas a nuestro control. …
“Las palabras que el Señor pronunció hace siglos son palabras de esperanza y de seguridad que infunden consuelo a los padres justos que enseñan a sus hijos acerca del Señor; nos hablan en una época en la que la paz en el corazón de los niños da la impresión de no ser más que un sueño fugaz, pero el Salvador nos ha reafirmado que puede ser realidad, si enseñamos a nuestros hijos”.
— Hermana Anne G. Wirthlin, en ese entonces primera consejera de la presidencia general de la Primaria, en la conferencia general de abril de 1998, “El enseñar a nuestros hijos a amar las Escrituras”
“’He aquí que yo cimentaré tus piedras con bellos colores, y con zafiros echaré tus cimientos’ (3 Nefi 22:11; véase también Isaías 54:11).
“Ese lenguaje bíblico capta mi atención. En medio de un mundo atribulado, yo dependo de los convenios que he hecho con el Señor, los cuales son verdaderamente como zafiros y son un tesoro de valor inestimable; por medio de ellos tengo un vínculo eterno con mis seres queridos y con Dios; son los principios y ordenanzas del Evangelio de Jesucristo restaurados, que están al alcance tanto de hombres como de mujeres justos mediante el poder del Santo Sacerdocio de Dios: el bautismo, el don del Espíritu Santo, la Santa Cena y los convenios del templo. Estos son los medios que se nos dan y que libremente hemos escogido para alcanzar la vida eterna”.
— La difunta hermana Aileen H. Clyde, en ese entonces segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, en la conferencia general de abril de 1995, “Un convenio de amor”
“Nuestro Padre Celestial ha prometido paz a Sus hijos. ‘Todos tus hijos serán instruidos por el Señor; y grande será la paz de tus hijos’ (3 Nefi 22:13). La paz en el Señor puede liberarlos de la duda sobre sí mismos, del temor, del confinamiento de su entorno y de los hábitos que los esclavizan. Su paz puede liberarlos para que se desarrollen desde los tiernos brotes que son hasta los adultos maduros y fructíferos que pueden llegar a ser”.
— Hermana Michaelene P. Grassli, entonces presidenta general de la Primaria, en la conferencia general de octubre de 1988, “Niños en paz” (en inglés)
“Sí, los niños están llenos de divinidad. Sin duda, los ángeles los atienden, pero el cuidado amoroso y las enseñanzas que necesitan para permanecer en la tierra deben ser brindadas por las madres, los padres y aquellos que influyen en ellos. Necesitan ser amados y necesitan ser instruidos. El Señor resucitado reiteró el consejo de Isaías cuando dijo: “Y todos tus hijos serán instruidos por el Señor; y grande será la paz de tus hijos” (3 Nefi 22:13).
— La difunta hermana Joanne B. Doxey, en ese entonces segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, en la conferencia general de octubre de 1987, “Cómo fortalecer la familia” (en inglés)
3 Nefi 24
“El Salvador mismo confirmó la importancia sagrada de la ley del diezmo después de Su resurrección y durante Su visita a la gente que habitaba lo que hoy se conoce como las Américas.
“El Libro de Mormón indica que el Salvador enseñó a los nefitas de las Escrituras que ellos tenían, pero habló de otras Escrituras que no tenían, y les mandó escribir las palabras que el Padre había dado a Malaquías, en las que se incluyen éstas:
“’¿Robará el hombre a Dios? Mas vosotros me habéis robado. Pero decís: ¿En qué te hemos robado? En los diezmos y en las ofrendas’. …
“’Traed todos los diezmos al alfolí para que haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros una bendición tal que no haya donde contenerla’ (3 Nefi 24:8, 10). …
“Ustedes y yo estamos ahora entre esas generaciones a las que se ha dado el privilegio de conocer y de vivir la ley del diezmo. Las bendiciones que derivan de la obediencia a esa ley son tanto temporales como espirituales, y muchos de entre nosotros pueden testificarlo”.
— El difunto élder Ronald E. Poelman, en ese entonces Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 1998, “El diezmo: Un privilegio”
3 Nefi 25
“Hace siglos, el profeta Malaquías dijo que en un día venidero, Dios enviaría a Elías el Profeta para hacer ‘volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres’ (Malaquías 4:6).
“Esa profecía era tan importante, que el Salvador la citó cuando visitó las Américas tras Su resurrección (véase 3 Nefi 25:5–6). Cuando el ángel Moroni visitó al profeta José Smith, este también citó la profecía sobre Elías el Profeta y los corazones, los padres, y los hijos (véase José Smith—Historia 1:36–39).
“Hoy es 1 de abril; dentro de dos días, el 3 de abril, se cumplen 181 años desde que se cumplió la profecía de Malaquías. Ese día vino Elías el Profeta y dio a José Smith el poder del sacerdocio para sellar a las familias eternamente (véase D. y C. 110:13–16). …
“Doy testimonio de que Elías el Profeta vino; el corazón de los hijos — el de ustedes y el mío — se ha vuelto a nuestros padres, a nuestros antepasados. El afecto que sienten por sus antepasados es parte del cumplimiento de aquella profecía. Está profundamente basado en su sentido de identidad”.
— Presidente Henry B. Eyring, entonces primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de abril de 2017, “Congregar a la familia de Dios”
“La Pascua es esa época sagrada en la que el corazón de cada cristiano devoto se vuelve en humilde gratitud hacia nuestro amado Salvador. Es una época que debería llevar paz y gozo a todos los que lo aman y lo demuestran al obedecer Sus mandamientos. La Pascua trae pensamientos de Jesús, de Su vida, de Su Expiación, de Su resurrección, de Su amor. Él se ha levantado de los muertos ‘con [sanidad] en sus alas’ (Malaquías 4:2; 3 Nefi 25:2). Ah, cuánto necesitamos todos esa sanidad que el Redentor puede proporcionar”.
— El difunto élder Richard G. Scott, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la conferencia general de abril de 2010, “¡Él vive!, y yo lo honraré!”.
3 Nefi 26
“La fascinación y la experiencia que nuestros miembros jóvenes tienen con las redes sociales les da oportunidades únicas de comunicarse a fin de interesar a los demás en el Evangelio. Al describir la aparición del Salvador a los nefitas, Mormón escribió: ‘Enseñó y ministró a los niños… y soltó la lengua de ellos… de modo que pudieron expresarse’ (3 Nefi 26:14). Supongo que actualmente diríamos ‘soltó [los pulgares] de ellos… de modo que pudieron expresarse”. ¡Adelante, jóvenes!”.
— Presidente Dallin H. Oaks, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2016, “Compartir el Evangelio restaurado”
“Cuando el Salvador visitó a los nefitas, hizo algo extraordinario con los niños:
“’Y sucedió que enseñó y ministró a los niños de la multitud… y soltó la lengua de ellos, y declararon cosas grandes y maravillosas a sus padres. …
“’… y la multitud… oyó y vio a estos niños; sí, aun los más pequeñitos abrieron su boca y hablaron cosas maravillosas’ (3 Nefi 26:14, 16).
“Tal vez más que abrir la boca de los más pequeñitos, el Señor estaba abriendo los ojos y los oídos de sus padres asombrados. A esos padres se les había concedido el extraordinario don de una visión de la eternidad y de contemplar la verdadera identidad y estatura premortal de sus hijos. ¿No cambiaría eso para siempre la forma en que los padres vieran y trataran a sus hijos? … El recordar la verdadera identidad de un niño es un don de previsión que inspira divinamente la visión de un juez justo”.
— Élder Lynn G. Robbins, en ese entonces Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2016, “El Juez justo”