A la presidenta general de las Mujeres Jóvenes, Emily Belle Freeman, le encantan los viajes por carretera.
Tiene un enorme repertorio de anécdotas graciosas de los viajes por carretera con su familia como, por ejemplo, cuando el mecanismo del líquido limpiaparabrisas se rompió, por lo cual, su hijo tenía que sacar su cabeza por el techo solar del vehículo con frecuencia para verter dicho líquido directamente sobre el parabrisas.
Sin embargo, la presidenta Freeman tenía en mente otros tipos de viajes por tierra mientras hablaba con los jóvenes adultos solteros el viernes 2 de agosto: los caminos a Damasco, Jericó, el Calvario y Emaús.
“Si se encuentran en medio de un viaje largo o difícil”, dijo, “si están cansados y necesitan descansar; si quieren simplemente reír un poco y llorar un poco; si anhelan algo más; si están en graves problemas y buscan valor, o si su corazón está cansado y buscan fuerzas para seguir adelante, hay una cosa que sé: no viajan solos. Jesucristo prometió caminar junto a ustedes, para cerciorarse que no les falte nada”.
La presidenta Freeman compartió esta promesa durante su discurso de apertura el viernes por la mañana durante la convención de la Conferencia de Jóvenes Adultos Solteros del Área Utah 2024. En la tarde le siguió el élder Kyle S. McKay, Setenta Autoridad General e historiador de la Iglesia.
Llevada a cabo el 2 y 3 de agosto en el centro de convenciones Salt Palace en Salt Lake City, la convención en el evento principal de la Conferencia de Jóvenes Adultos Solteros del Área Utah 2024. Durante el primer día, miles de jóvenes adultos solteros se reunieron para escuchar a los discursantes principales, asistir a las sesiones de trabajo, disfrutar de las actuaciones musicales y mucho más. El tema de la conferencia de este año es “Juntos en Cristo”.
Además de los discursos de apertura y clausura del viernes, la convención contó con dos presentaciones musicales a lo largo del día: la primera fue el trío musical Gentri, y la segunda la del pianista y compositor William Joseph.
La convención continúa durante el sábado 3 de agosto y concluirá el domingo 4 de agosto con un devocional a cargo del élder Dieter F. Uchtdorf del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Los viajes por caminos espirituales
En su discurso de la mañana, la presidenta Freeman compartió cuatro principios del evangelio que, según ella, han cambiado su vida: la fe, el arrepentimiento, guardar los convenios y escuchar al Espíritu Santo.
La fe requiere acción, dijo la presidenta Freeman. Tal y como enseñó el élder Patrick Kearon durante la conferencia general de abril de 2024, Dios nos busca, a cada uno de nosotros, de manera incesante; pero nosotros, ¿vivimos buscándolo a Él de manera incesante?
Entonces, continuó diciendo que el arrepentimiento se puede representar como el camino a Damasco — el camino por el cual iba Saulo cuando se le apareció Jesucristo. Saulo era un feroz perseguidor de los primeros cristianos, pero después de ese día se convirtió en un devoto discípulo.
La presidenta Freeman señaló que, durante su encuentro con el Salvador, Saulo formuló “las preguntas más importantes que podemos hacer”: “¿Quién eres Señor?” (Hechos 9:5) y “¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6).
Esta historia ilustra a que no se requiere perfección para venir a Jesús, dijo, y que lo que más importa después de que alguien comete un error es cómo responde. El arrepentimiento es “volverse a Cristo tantas veces como haga falta”.
Después, está el camino a Jericó, donde el buen samaritano ayudó a un forastero herido (Lucas 10), el cual conduce a las personas hacia el camino del Calvario, donde Cristo fue crucificado y que representa la Expiación de Jesucristo que le permite a Él sanar lo que no puede ser sanado, dijo la presidenta Freeman.
El hacer y guardar los convenios y participar de las ordenanzas como el sacramento, continuó, “son momentos de nuestro viaje en los cuales se nos recuerda que somos Suyos”.
Finalmente, en el camino a Emaús, los discípulos del Salvador hablaron entre ellos sobre los días que siguieron a la crucifixión de Cristo. El Salvador se les unió, pero sus discípulos no le reconocieron inmediatamente. Más tarde, después de dares cuenta de quién era le preguntaron: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros?” (Lucas 24:32), refiriéndose al Espíritu.
El Espíritu Santo es “uno de los dones más dulces de la mortalidad”, dijo la presidenta Freeman. Tener la compañía del Espíritu requiere que nos sometamos a la voluntad del Padre Celestial y cultivemos un ambiente propicio para poder escuchar su voz apacible y delicada; esto requerirá práctica, pero vale la pena, dijo. “He aprendido que uno de los mayores logros que podemos alcanzar en esta vida es vivir bajo la completa influencia del Espíritu Santo”.
La perfección no es necesaria para el progreso
Durante su discurso en la tarde del 2 de agosto, el élder Kyle S. McKay explicó que, a pesar de la imperfección nuestra y la de los demás, los Santos no tienen que ser perfectos para edificar el reino de Dios y seguir al Salvador.
“Ustedes pueden ser como Él es — semejantes a él — sin ser perfectos”, dijo el élder McKay.
El Cuórum de los Doce Apóstoles originales estaba formado en su totalidad por adultos jóvenes, continuó, a partir de los 23 años. “Dios llevó a cabo la más grandiosa Restauración de la historia utilizando principalmente adultos jóvenes”.
Estos jóvenes Apóstoles fueron escogidos para los propósitos del Señor, no porque fueran perfectos, más bien porque se les podía enseñar y estaban dispuestos a seguir la guía del Señor, dijo el élder McKay.
Entonces añadió: “Al igual que José, Brigham, Moisés y cualquier otra persona que haya pasado por la mortalidad, excepto uno, [todos] somos propensos a cometer errores. Aun así, podemos ser un poderoso instrumento en las manos de Dios para llevar a cabo Sus propósitos”.
Los jóvenes adultos no tienen que ser perfectos para que Dios utilice sus esfuerzos, dijo el élder McKay. No se requiere que Sus hijos sean perfectos, sin embargo, tienen la promesa de que a medida que “[sean] santificados en Cristo por la gracia de Dios” podrán “llegar a ser santos sin mancha” (Moroni 10:33).
Cuando Cristo les pide a Sus discípulos que sean perfectos, “Él, simplemente les está recordando que necesitamos ayuda, que necesitamos un Salvador”, dijo el élder McKay. “Y nos invita a venir a Él para que pueda santificarnos, protegernos y hacernos santos”.
El Templo de Kirtland, que la Iglesia de Jesucristo adquirió en marzo, no se construyó con la riqueza y el esplendor del Templo de Salomón, continuó diciendo el élder McKay. “Aun así, Jesús lo aceptó, lo perfeccionó y lo glorificó. Entre sus muros, Él apareció y supervisó la restauración de las llaves que gobiernan casi todo lo que tiene importancia sempiterna en Su reino, aquí y ahora”.
¿Cómo fue que un humilde edificio llegó a tener tanta importancia? En medio de la extrema pobreza, aquellos primeros santos, construyeron algo para lo cual no tenían recursos, dijo el élder McKay. “Den lo que son. Él los aceptará, Él los magnificará y los glorificará”.
Los jóvenes adultos pueden ser compasivos con los demás y consigo mismos, dijo el élder McKay, confiando en que Cristo tiene tanto la capacidad como la intención de obrar milagros en todos. “Por favor, sean pacientes con ustedes mismos, con sus hermanos en la fe, con los líderes de la Iglesia y con la Iglesia misma, mientras Cristo trabaja para eliminar arrugas y quitar las manchas o imperfecciones todo en un esfuerzo [por] hacer santos a Sus hijos y a Su Iglesia”.
