La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana abarca Doctrina y Convenios 46-48, que incluye la instrucción del Señor de buscar los dones espirituales.
A continuación, se presentan algunas citas de líderes de la Iglesia, tanto pasados como presentes, sobre estas secciones de Doctrina y Convenios.
Doctrina y Convenios 46
“Algunos de nosotros nos preguntamos: ‘¿Tengo algún don?’. De nuevo, la respuesta es, ¡sí!. ‘A todo hombre [y mujer] le es dado un don por el Espíritu de Dios… para que así todos se beneficien’ (Doctrina y Convenios 46:11–12; énfasis agregado). Varios dones espirituales se documentan en las Escrituras (véanse 1 Corintios 12:1-11, 31; Moroni 10:8–18; Doctrina y Convenios 46:8–26), pero hay muchos más. Algunos podrían ser: tener compasión, expresar esperanza, llevarse bien con las personas, organizar eficazmente, hablar o escribir de modo persuasivo, enseñar con claridad y trabajar arduamente.
“Entonces, ¿cómo llegamos a conocer nuestros dones? Podemos consultar nuestra bendición patriarcal, preguntar a las personas que mejor nos conocen y reconocer personalmente lo que naturalmente podemos hacer bien y lo que disfrutamos. Más importante aún, podemos preguntarle a Dios (véanse Santiago 1:5; Doctrina y Convenios 112:10); Él sabe cuáles son nuestros dones, ya que fue Él quien nos los dio (véase Doctrina y Convenios 46:26)”.
— Élder John C. Pingree Jr., Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2017, “‘Tengo una obra para ti’”
“Todos necesitamos un testimonio personal de la verdad. Conforme nuestra fe crece, confiamos necesariamente en las palabras y en la fe de los demás, como nuestros padres, maestros o líderes del sacerdocio (véase Doctrina y Convenios 46:14). Pero si basamos nuestro testimonio personal de la verdad exclusivamente en un solo líder del sacerdocio o en un maestro, en vez de obtener ese testimonio mediante la línea personal, siempre seremos vulnerables a sentirnos desilusionados debido a los actos de esa persona. Cuando se trata de un conocimiento o testimonio maduro de la verdad, no debemos depender de un mediador mortal entre nosotros y nuestro Padre Celestial”.
— Presidente Dallin H. Oaks, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2010, “Dos líneas de comunicación”
“Debemos recordar que el compartir un testimonio sincero es solamente el comienzo; debemos testificar, hacerlo de corazón y, lo más importante, demostrarlo constantemente. Debemos expresar nuestro testimonio y también vivirlo.
“La relación que existe entre el testimonio y la acción que lo demuestre se recalca en las instrucciones que el Salvador impartió a los santos en Kirtland: ‘…y lo que el Espíritu os testifique, eso quisiera yo que hicieseis’ (Doctrina y Convenios 46:7). Nuestro testimonio de la veracidad del Evangelio se debe reflejar en nuestras palabras y en nuestros hechos; y el lugar para proclamarlo y vivirlo con más fuerza es el hogar. Los cónyuges, los padres y los hijos deben esforzarse por superar cualquier indecisión, vacilación o vergüenza para testificar del Evangelio. Debemos crear y buscar oportunidades para atestiguar de las verdades del Evangelio, y vivir de acuerdo con ellas”.
— Élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2009, “Más diligentes y atentos en el hogar”

“Hoy día, tengo la certeza de que mi tierno testimonio se benefició grandemente por el testimonio del profeta José Smith y de muchos amigos de la Iglesia que sabían, por ‘el Espíritu Santo… que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo’ (Doctrina y Convenios 46:13). Sus buenos ejemplos, su atento cariño y manos de ayuda me bendijeron para recibir otro don especial del Espíritu que se describe en las Escrituras como un deseo de recibir más luz y verdad: ‘a otros les es dado creer en las palabras de aquéllos, para que también tengan vida eterna, si continúan fieles’ (Doctrina y Convenios 46:14). ¡Qué don tan valioso y maravilloso!”.
— Élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2005, “Los frutos de la Primera Visión”
“Desde el pasado octubre, he reflexionado reiteradamente en la frase ‘las entrañables misericordias del Señor’. Creo que por medio del estudio personal, de la observación, la meditación y la oración he llegado a comprender mejor que las entrañables misericordias del Señor son las sumamente personales e individualizadas bendiciones, la fortaleza, la protección, la seguridad, la guía, la amorosa bondad, el consuelo, el apoyo y los dones espirituales que recibimos del Señor Jesucristo, por causa de Él y por medio de Él. Verdaderamente, el Señor acomoda ‘sus misericordias a las condiciones de los hijos de los hombres’ (Doctrina y Convenios 46:15)”.
— Élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2005, “Las entrañables misericordias del Señor”
“Nuestro Padre Celestial y Su Hijo esperan que confiemos las unas en las otras y que nos relacionemos con amor y confianza siguiendo el ejemplo que Ellos nos han dado. Con tal motivo se han tomado todas las medidas para ayudarnos a encontrar la fortaleza que necesitamos:
“‘A algunos el Espíritu Santo da a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo.
“‘a otros les es dado creer en las palabras de aquellos, para que también tengan vida eterna, si continúan fieles’ (Doctrina y Convenios 46:13-14).
“Entonces, se nos promete que creceremos en forma espiritual al creer las palabras de aquellos que saben, aquellos cuya fe les ha dado la capacidad de perseverar y de avanzar. La fe es un poder en nosotras y nos da la habilidad de actuar”.
— La difunta hermana Aileen H. Clyde (en inglés), entonces segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, en la conferencia general de octubre de 1996, “Confirmadas en la fe”
“Sería negligente si no reconociera para todos nosotros cuán complejas y variadas son las vías de comunicación que llegan a nuestras mentes hoy en día. La televisión, el audio, el video, las transmisiones satelitales, así como los medios impresos, han aumentado considerablemente la audiencia de esta reunión de la Sociedad de Socorro esta noche. Somos bendecidas por ello. Pero otros, con otros propósitos, usarán las mismas tecnologías para comunicarse con nosotros de forma atractiva. Se requiere discernimiento atento para elegir qué puede enfocar la mente hacia la excelencia y qué puede distraernos, confundirnos o engañarnos.
“‘Por tanto, cuidaos a fin de que no os engañen; y para que no seáis engañados, buscad diligentemente los mejores dones, recordando siempre para qué son dados;
‘‘‘Porque de cierto os digo, que se dan para el beneficio de los que me aman y guardan todos mis mandamientos, y de los que procuran hacerlo’ (Doctrina y Convenios 46:8-9)”.
— La difunta hermana Aileen H. Clyde (en inglés), entonces segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 1994, “La caridad y el aprendizaje”
“Los dones espirituales llegan por el poder del Espíritu Santo para beneficio de los fieles. Uno de esos dones es ‘saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo’ (Doctrina y Convenios 46:13). Los que reciben ese don tienen el deber de testificar de él. Sabemos esto porque inmediatamente después de describir el don de saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Señor dice: ‘… a otros les es dado creer en las palabras de aquellos, para que también tengan vida eterna, si continúan fieles’ (Doctrina y Convenios 46: 14). Los que tengan el don de saber deben testificar para que los que tengan el don de creer en sus palabras gocen el beneficio de ese don”.
— Presidente Dallin H. Oaks, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1990, “Testigos de Cristo”
“Una de las grandes tragedias de la vida, me parece, es cuando alguien se considera sin talentos ni dones. Cuando, disgustados o desanimados, nos dejamos llevar por la desesperación debido a nuestra autovaloración despectiva, es un día triste para nosotros y un día triste a los ojos de Dios. Concluir que no tenemos dones al juzgarnos por nuestra estatura, inteligencia, promedio de calificaciones, riqueza, poder, posición o apariencia externa no solo es injusto, sino irrazonable.
De Doctrina y Convenios 46:11-12, encontramos esta verdad: ‘Porque no a todos se da cada uno de los dones; pues hay muchos dones, y a todo hombre le es dado un don por el Espíritu de Dios.
“‘A algunos les es dado uno y a otros otro, para que así todos se beneficien’.
‘Dios nos ha dado a cada uno uno o más talentos especiales. … Depende de cada uno de nosotros buscar y desarrollar los dones que Dios nos ha dado. Debemos recordar que cada uno de nosotros está hecho a la imagen de Dios, que no hay personas insignificantes. Todos son importantes para Dios y para sus semejantes”.
— El difunto élder Marvin J. Ashton, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la conferencia general de octubre de 1987, “Hay muchos dones” (en inglés)
Doctrina y Convenios 47

“Por primera vez en casi cien años, se está publicando una nueva historia de la Iglesia bajo la dirección de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles. Bajo el título ‘Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días’, dicha narración histórica relata historias verdaderas de personas comunes que llegaron a ser santos mediante la expiación de Jesucristo. …
“‘Santos’ nos ayudará a guardar los convenios al ensanchar nuestra memoria de maneras sacramentales. Nos ayudará a recordar siempre lo que el Salvador ha hecho por nosotros. Sin los registros de la manera de proceder de Dios en el pasado, podríamos no “recor[dar] cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres” (véase Moroni 10:3). Por esas razones, estamos en deuda con el Señor y con los santos que llevaron un registro de sus experiencias del amor de Él hacia ellos. El Señor mandó a José Smith que llevara una historia de sus experiencias (véase Doctrina y Convenios 21:1). Mandó al historiador de la Iglesia que actuaba bajo la dirección de José “llevar continuamente el registro y la historia de la iglesia” (Doctrina y Convenios 47:3). El Señor mandó que la historia incluyera “todas las cosas que sean para el bien de la iglesia, y para las generaciones futuras” (Doctrina y Convenios 69:8)”.
— El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en el artículo de la revista Liahona de octubre de 2018 “Cuán misericordioso ha sido el Señor”
“‘Santos’ se preparó en respuesta al mandamiento del Señor de ‘llevar continuamente el registro y la historia de la iglesia’ (Doctrina y Convenios 47:3). A diferencia de los anteriores relatos de la Iglesia, esta es una historia narrada, escrita con un atractivo estilo que será accesible tanto para jóvenes como para adultos.
“No obstante, ‘Santos’ no es una historia de ficción. Es una historia real basada en los registros de personas del pasado. Cada detalle y cada línea de diálogo están respaldados por fuentes históricas. Las notas al final de cada capítulo hacen referencia a registros y fuentes adicionales. Quienes deseen leer los registros reales, comprender mejor los temas relacionados o descubrir aún más historias, encontrarán enlaces en la parte posterior de los libros y en línea, en santos.lds.org]”.
— El élder Steven E. Snow, en ese entonces Setenta Autoridad General e Historiador y Registrador de la Iglesia, en el artículo de la revista Liahona de febrero de 2018 “Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días”
“Los primeros miembros de la Iglesia aceptaron las revelaciones que recibió José Smith como la voz literal de Dios que les hablaba, a pesar de que a veces requerían un gran sacrificio personal y económico. Para algunos miembros, las revelaciones a menudo conducían a decisiones que cambiaban la vida. En 1831, se le pidió a John Whitmer que fuera el historiador de la Iglesia, pero dudó porque no quería asumir la difícil responsabilidad. Poco después, el profeta José Smith recibió una revelación que declaraba, en la voz del Señor: ‘He aquí, me es prudente que mi siervo John escriba y lleve una historia sistemática’ (Doctrina y Convenios 47:1). Tras escuchar la palabra de Dios mediante la revelación, el hermano Whitmer aceptó su llamamiento. Muchos de los primeros registros de la Iglesia existen hoy en día gracias a la disposición del hermano Whitmer a dejar de lado su propia voluntad y seguir el mandamiento de Dios.
— Gerrit Dirkmaat, entonces miembro del Departamento de Historia de la Iglesia, en el artículo de la revista Ensign de enero de 2013 “Grandes y maravillosas son las revelaciones de Dios” (en inglés)
Doctrina y Convenios 48
“El Señor aconsejó a los primeros santos: ‘Es menester que ahorréis todo el dinero que os sea posible… para que con el tiempo podáis comprar tierra para una herencia’ (Doctrina y Convenios 48:4). El concepto básico de la herencia es proveer para las necesidades futuras. La historia del Antiguo Testamento de José en Egipto ilustra la sabiduría de ahorrar para el futuro, pues pueden llegar tiempos en que los recursos financieros y materiales sean escasos o inalcanzables (véase Génesis 41). El mandato del Señor de ahorrar sigue vigente para cada uno de nosotros hoy”.
— Jan D. Andersen, entonces profesora adjunta de ciencias familiares y del consumidor en la Universidad Estatal de California, Sacramento, en el artículo de Ensign de agosto de 2006 “Libertad financiera con cualquier ingreso” (en inglés)