La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana abarca Doctrina y Convenios, secciones 3-5, que incluyen la reprimenda del Señor a José Smith por haberle dado a Martín Harris las primeras 116 páginas traducidas del Libro de Mormón, las cuales Martín Harris extravió posteriormente.
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes actuales y del pasado sobre Doctrina y Convenios
Doctrina y Convenios 3
“El Señor tiene un amor y una preocupación especiales por Sus preciadas hijas; Él conoce sus deseos, necesidades y temores. El Señor es todopoderoso; confíen en Él.
“Al profeta José Smith se le enseñó que ‘[l]as obras, los designios y los propósitos de Dios no se pueden frustrar ni tampoco pueden reducirse a la nada’ (Doctrina y Convenios 3:1). …
“Hermanas, testifico que esas promesas, … se aplican a cada una de ustedes en sus actuales circunstancias preocupantes, y son preciadas y nos recuerdan a cada uno de nosotros que seamos de buen ánimo y tengamos gozo en la plenitud del Evangelio a medida que avanzamos a través de los desafíos de la vida terrenal”.
— Presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de octubre de 2020, “Sed de buen ánimo”
“En ocasiones, Dios manifiesta Su amor al disciplinarnos. Es una manera de recordarnos que Él nos ama y que sabe quiénes somos. Su bendición prometida de paz está al alcance de todos los que andan con valentía por la senda de los convenios y están dispuestos a recibir corrección.
“Cuando reconocemos la disciplina y la aceptamos bien dispuestos, esta se convierte en una operación quirúrgica espiritual. Por cierto, ¿a quién le gusta una operación? Pero para aquellos que la necesitan y están dispuestos a recibirla, una operación puede salvarles la vida. El Señor disciplina a quienes ama. …
“José Smith, el Profeta de la Restauración, fue disciplinado. Luego de perder las 116 páginas del manuscrito del Libro de Mormón, el Señor lo reprendió y le demostró amor al decirle: ‘… no debiste haber temido al hombre más que a Dios […], sin embargo, tú debiste haber sido fiel […]. He aquí, tú eres José, y se te escogió […]; recuerda que Dios es misericordioso; arrepiéntete, pues’ (Doctrina y Convenios 3:7–10)”.
— Élder Taniela B. Wakolo, Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 2021, “Dios ama a Sus hijos”
“El profeta José Smith aprendió de primera mano que el Señor espera que evitemos la infelicidad al vivir de acuerdo con el Evangelio y desea que comprendamos que podemos arrepentirnos. Cuando perdió las 116 páginas del manuscrito de la traducción del Libro de Mormón al dejarse persuadir por los hombres, José se sumió en la tristeza. El Señor le dijo: ‘Tú debiste haber sido fiel; y con su brazo extendido, [Dios] te hubiera defendido de todos los dardos encendidos del adversario; y habría estado contigo en todo momento de dificultad’ (Doctrina y Convenios 3:8). Ocurre lo mismo con cada uno de ustedes, jóvenes: sean fieles y la mano del Señor les sostendrá. Al profeta se le recordó en aquella ocasión que, al igual que ustedes, sería perdonado si se arrepentía. Piensen en el gozo que debió sentir cuando el Señor le dijo: ‘Mas recuerda que Dios es misericordioso; arrepiéntete, pues, de lo que has hecho contrario al mandamiento que te di, y todavía eres escogido’” (Doctrina y Convenios 3:10)”.
— Élder Marcus B. Nash, Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2006, “El gran plan de felicidad”
“[La] ingenuidad [de José] con respecto a sus deficiencias se hace evidente en el hecho de que una de las primeras revelaciones que registró por escrito y publicó al mundo tenía que ver con una abrumadora reprimenda que recibió del Señor. Las primeras ciento dieciséis páginas del manuscrito de la traducción del Libro de Mormón se habían perdido porque el, que a la fecha tenía veintidós años, había cedido a los ruegos de Martin Harris y se las había prestado.
“’Y he aquí', declaró el Señor, ‘con cuanta frecuencia has transgredido los mandamientos y las leyes de Dios, y has seguido las persuasiones de los hombres’, (Doctrina y Convenios 3:6). El Señor le dijo que se arrepintiera o seria relevado de su llamamiento de Profeta. …
“El profeta José no tuvo buenos ejemplos en que basarse para aprender a ser Profeta y líder del pueblo del Señor. Aprendió de mensajeros celestiales y de la cosecha de sus dones espirituales especiales. Se vio obligado a confiar en amigos que tampoco tenían ejemplos que emular; juntos lucharon y aprendieron, y el progreso del Profeta fue extremadamente rápido”.
— Presidente Dallin H. Oaks, en aquel entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1996, “José, el hombre y el Profeta”
“La propia estimación surge de una estrecha relación con nuestro Padre Celestial. El valor individual está en nosotros; es interno y es eterno. Es algo que no nos pueden quitar cuando envejecemos, cuando las condiciones económicas nos afligen, cuando nos enfermamos o cuando dejamos de ser populares.
“Muchos se descarrían por las falsas doctrinas del mundo que dicen que la juventud, la belleza, los adornos, las posesiones, el poder, los títulos o los logros son lo que nos da valía. Como en los tiempos del Libro de Mormón, hay quienes quieren ser populares a los ojos del mundo en vez de hacer lo que Dios espera que hagamos. El Señor aconsejó a José Smith al principio de su ministerio: ‘No deberías haber temido al hombre más que a Dios’ (Doctrina y Convenios 3:7)”.
— La fallecida hermana Joanne B. Doxey, en aquel entonces Segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 1987, “El fortalecimiento de la familia”
Doctrina y Convenios 4
“Cuando escuchan la palabra embarcarse, ¿en qué piensan? ¿Un barco que zarpa? ¿Unirse a una gran causa? ¿El comienzo de un viaje?
“Cuando se ‘[embarcan] en el servicio de Dios’ (Doctrina y Convenios 4:2), comienzan la travesía más extraordinaria del mundo; ayudan a Dios a apresurar Su obra; y es una experiencia grandiosa, gozosa y maravillosa”.
— La presidencia general de los Hombres Jóvenes, en el artículo de la revista Liahona de enero de 2015, “Esta obra maravillosa”
“El saber mediante el poder del Espíritu Santo que Jesús es el Cristo es importante y necesario; sin embargo, el venir a Él de verdad y ofrecerle nuestras almas enteras como ofrenda requiere mucho más que simplemente saber. La conversión exige todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra mente y fuerza (véase Doctrina y Convenios 4:2)”.
— Élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2012, “Convertidos al Señor”
“[C]uando las hermanas de la Sociedad de Socorro miran ‘con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios’ (Doctrina y Convenios 4:5), pueden experimentar ricas percepciones personales y compartir una profunda fortaleza espiritual. …
“Testifico que las relaciones forjadas entre las mujeres del convenio en la Sociedad de Socorro en verdad pueden iluminar, alegrar y enriquecer el trayecto de la vida porque nos podemos ayudar mutuamente a aprender a poner al Señor primero en nuestro corazón y en nuestra vida”.
— Hermana Anne C. Pingree, en aquel entonces Segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2004, “Caminando hacia la luz de Su amor”
“Escuchen esas palabras, mis hermanos jóvenes: Valientes. Intrepidez. Vigor. Actividad. Fieles. No necesitamos jóvenes espiritualmente débiles y que estén comprometidos sólo a medias; no necesitamos que simplemente llenen un puesto, sino que necesitamos todo su corazón y toda su alma. Necesitamos misioneros vibrantes, inteligentes y fervientes que sepan escuchar y responder a los susurros del Santo Espíritu. Éste no es el momento para los alfeñiques espirituales; no podemos enviarles a una misión para que se reactiven, se reformen o para que obtengan un testimonio; simplemente no tenemos tiempo para eso. Queremos que estén llenos de ‘fe, esperanza, caridad y amor, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios’ (Doctrina y Convenios 4:5)”.
— El fallecido presidente M. Russell Ballard, en aquel entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2002, “La generación más grandiosa de misioneros”
“Buscar significa mucho más que dar una simple mirada superficial; significa energía, dirección, emoción y propósito. Buscar requiere todo nuestro ‘corazón, alma, mente y fuerza’ (Doctrina y Convenios 4:2). Nosotras, las hermanas, somos expertas en utilizar nuestro corazón y nuestras manos en la obra del Señor. Pero a la vez, debemos utilizar nuestro intelecto”.
— Hermana Elaine L. Jack, en aquel entonces la presidenta general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 1994, “‘Buscad y hallaréis’”
Doctrina y Convenios 5

“En muchas maneras, el evangelio de Jesucristo es como un rompecabezas de mil piezas. Cuando José Smith entró en escena, quizás habría cien piezas armadas. Entonces vino José Smith y colocó muchas de las otras novecientas piezas en su lugar, de modo que la gente podía decir: ‘Oh, ahora comprendo de dónde vine, por qué estoy aquí y hacia dónde voy’. En cuanto a la función de José Smith en la Restauración, el Señor la definió claramente: ‘…esta generación recibirá mi palabra por medio de ti’ (Doctrina y Convenios 5:10)”.
— Élder Tad R. Callister, en aquel entonces Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2009, “José Smith: Profeta de la Restauración”
“Mientras José Smith traducía el Libro de Mormón, el Señor reveló que, además del testimonio del Profeta, el mundo tendría ‘el testimonio de tres de mis siervos que llamaré y ordenaré, y a quienes mostraré estas cosas’ (Doctrina y Convenios 5:11). ‘Sabrán con certeza que estas cosas son verdaderas’, el Señor declaró, ‘porque desde el cielo se lo declararé’ (Doctrina y Convenios 5:12). …
“Los tres hombres que se eligieron como testigos del Libro de Mormón fueron Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris. ‘El testimonio de tres testigos’ por escrito se ha incluido en todos … [los] ejemplares del Libro de Mormón que la Iglesia ha publicado desde 1830. …
“El solemne testimonio escrito de tres testigos de lo que vieron y escucharon-dos de ellos en forma simultánea y el tercero casi inmediatamente después-merece seria consideración. Efectivamente, sabemos que por el testimonio de un testigo se han declarado grandes milagros que mucha gente religiosa ha aceptado; y en el mundo secular, el testimonio de un testigo ha sido suficiente para considerar castigos y juicios serios. …
“[El] testimonio de los Tres Testigos del Libro de Mormón se erige con gran fuerza. Cada uno de los tres tuvo amplias razones y oportunidades para renunciar a su testimonio si hubiera sido falso, o ambiguo en los detalles si alguno hubiera sido inexacto. Como bien se sabe, debido a los desacuerdos o a los celos que existían entre otros líderes de la Iglesia, cada uno de los Tres Testigos fue excomulgado de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días aproximadamente ocho años después de la publicación de su testimonio. Los tres siguieron caminos diferentes, sin ningún interés común por apoyar un esfuerzo de confabulación. Sin embargo, al final de sus vidas-períodos que oscilan entre los doce hasta los cincuenta años después de haber sido excomulgados-ninguno de esos testigos se desvió de su testimonio impreso o dijo algo que pudiera generar alguna duda con respecto a su veracidad.
“Además, su testimonio no ha sido contradicho por ningún otro testigo. Uno podría rechazarlo, pero, ¿cómo se puede explicar que tres hombres de buena reputación se unieran y persistieran en este testimonio impreso hasta el fin de sus vidas enfrentando gran ridículo y otras desventajas personales? Como el mismo Libro de Mormón, no hay mejor explicación que la que da el testimonio mismo: la declaración solemne de hombres buenos y honrados que dijeron lo que vieron”.
— Presidente Dallin H. Oaks, en aquel entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1999, “El testigo: Martin Harris”
“Concentraré mi mensaje, mencionando unos pocos puntos importantes, en el hombre al que el Señor llamó reiterada y afectuosamente ‘mi siervo José’ (Doctrina y Convenios 5:7). Lo que sucedió como consecuencia de la oración de José Smith en la primavera de 1820 indudablemente iluminó para siempre nuestro concepto de Dios, de nosotros mismos, de los demás, de la vida y ¡aun del universo! En una pequeña arboleda, ¡un jovencito comenzó a recibir respuesta a las más antiguas y más grandes preguntas del hombre! Pero el joven José ciertamente no fue a la Arboleda Sagrada con la intención de buscar la restauración del Santo Sacerdocio, de la sagrada investidura, del poder para sellar y de todas las llaves que les corresponden. ¡Si ni siquiera sabía que existían! Sólo deseaba saber a qué iglesia debía unirse. En su oración se limitó a pedir orientación para saber que pensar y que hacer. Pero la respuesta, ¡fue de importancia eterna y universal!”
— El fallecido élder Neal A. Maxwell, en aquel entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1992, “‘Mi siervo José'”
