La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre 3 Nefi 12-16, que incluye las enseñanzas de Jesucristo en un discurso similar al Sermón del Monte.
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia, actuales y del pasado sobre estos capítulos
3 Nefi 12
“Ninguno de nosotros puede controlar a las naciones, ni las acciones de los demás, ni siquiera las de nuestra propia familia, pero sí podemos controlarnos a nosotros mismos. Mis queridos hermanos y hermanas, mi llamado a ustedes hoy es que pongan fin a los conflictos que se desatan en su corazón, en su hogar y en su vida. Entierren todas y cada una de las inclinaciones de hacer daño a los demás, sean esas inclinaciones el mal genio, una lengua afilada o un rencor contra alguien que les ha hecho daño. El Salvador nos mandó que volviéramos la otra mejilla (3 Nefi 12:39), que amáramos a nuestros enemigos y que oráramos por los que nos ultrajan (3 Nefi 12:44)”.
— Presidente Russell M. Nelson, conferencia general de abril de 2022 , “El poder del ímpetu espiritual”
“Nuestro Padre Celestial es un Dios de altas expectativas. Lo que Él espera de nosotros lo expresa por medio de Su Hijo Jesucristo con estas palabras: ‘Quisiera que fueseis perfectos así como yo, o como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto’ (3 Nefi 12:48). … Él sabe lo que se requiere, por tanto, para hacer nuestra transformación posible, nos proporciona Sus mandamientos y convenios, el don del Espíritu Santo y, por encima de todo, la Expiación y la Resurrección de Su Hijo Amado.
“En todo eso, el propósito de Dios es que nosotros, Sus hijos, podamos experimentar el gozo supremo, estar con Él eternamente y llegar a ser como Él es”.
— Élder D. Todd Christofferson del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2011, “‘Yo reprendo y disciplino a todos los que amo’”
“El Salvador enseñó: ‘Y bienaventurados son todos los de corazón puro, porque ellos verán a Dios’ (3 Nefi 12:8). Las promesas del Evangelio son edificantes y ennoblecedoras, e incluso exaltadoras. Recibimos esas promesas mediante convenios con la condición de que llevemos vidas puras y morales. Cuando vivimos rectamente y procuramos purificar nuestro corazón, nos acercamos más a Dios y al Espíritu. La condición de nuestro corazón determina cuánta evidencia de lo divino vemos en el mundo ahora y nos habilita para el cumplimiento final de la promesa de que los puros ‘verán a Dios’”.
— Élder L. Whitney Clayton, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2007, “Bienaventurados son todos los de corazón puro”
“Satanás tratará de hacernos creer que no se nos han perdonado nuestros pecados porque nosotros aún los recordamos. Satanás es un mentiroso; él trata de nublar nuestra vista y de alejarnos del sendero del arrepentimiento y del perdón. Dios no nos prometió que nosotros no recordaríamos nuestros pecados; el hacerlo nos ayudará a evitar que volvamos a cometer los mismos errores; pero si nos mantenemos leales y fieles, el recuerdo de nuestros pecados se mitigará con el correr del tiempo. Eso será parte del tan necesario proceso sanador y santificador. …
“Es nuestra la responsabilidad de evitar cualquier cosa que nos haga recordar pecados del pasado. Si siempre tenemos un ‘corazón quebrantado y un espíritu contrito’ (3 Nefi 12:19), podemos confiar en que Dios ‘no [recordará] más [nuestros pecados]’ (Doctrina y Convenios 58:42)”.
— Élder Dieter F. Uchtdorf del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2007, “El punto de retorno seguro”
3 Nefi 13
“En Su sermón dirigido a las multitudes registrado en la Biblia y en el Libro de Mormón, el Salvador enseñó que los cuerpos mortales pueden estar llenos de luz o de tinieblas. Nosotros, por supuesto, queremos estar llenos de luz, y nuestro Salvador nos enseñó la forma de hacer que eso suceda. Deberíamos escuchar mensajes sobre las verdades de la eternidad. Él utilizó el ejemplo de nuestro ojo, a través del cual llevamos luz a nuestro cuerpo. Si ponemos nuestro ojo, o ‘la mira’—en otras palabras, si nos concentramos en recibir luz y comprensión eternas, explicó, ‘todo tu cuerpo estará lleno de luz’ (Mateo 6:22; 3 Nefi 13:22). Pero si nuestro ‘ojo es malo’, es decir, si buscamos el mal y lo llevamos a nuestro cuerpo, advirtió, ‘todo tu cuerpo estará lleno de tinieblas’ (versículo 23). En otras palabras, la luz o las tinieblas de nuestro cuerpo depende de cómo veamos, o recibamos, las verdades eternas que se nos enseñan.
“Debemos seguir la invitación del Salvador de buscar y pedir comprender las verdades de la eternidad. Él promete que nuestro Padre Celestial está dispuesto a enseñar a todos las verdades que buscan (véase 3 Nefi 14:8). Si eso es lo que deseamos y ponemos nuestra mira para recibirlas, el Salvador promete que las verdades de la eternidad ‘se [nos] abrirá[n]’ (véase 3 Nefi 14:7–8)”.
— Presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de abril de 2020 , “El Sacerdocio de Melquisedec y las llaves”
“De todo lo que el Salvador pudo haber dicho en la Oración del Señor, que es sorprendentemente breve, es interesante que haya optado por incluir: ‘Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores’ (Mateo 6:12; 3 Nefi 13:11).
“El perdón es la razón misma por la cual Dios envió a Su Hijo; por lo tanto, regocijémonos en Su ofrenda por sanarnos a todos. La expiación del Salvador no solo es para los que tengan que arrepentirse, sino también para los que tengan que perdonar. Si no logran perdonar a alguien o incluso a ustedes mismos, pidan ayuda a Dios. El perdón es un principio glorioso y sanador; no tenemos que ser víctimas dos veces, sino que podemos perdonar”.
— Élder Kevin R. Duncan, Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 2016, “El ungüento sanador del perdón”
“Cuando las personas tratan de quedar bien con los hombres, involuntariamente quedan mal con Dios. El pensar que se puede complacer a Dios y al mismo tiempo justificar la desobediencia de los hombres no es neutralidad sino duplicidad, o tener dos caras o tratar de ‘servir a dos señores’ (Mateo 6:24; 3 Nefi 13:24)”.
— Élder Lynn G. Robbins, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2014, “¿Hacia dónde miramos?”
“Aprendan a orar; oren con frecuencia; oren en su mente y en su corazón; oren de rodillas. La oración es su llave personal para los cielos; la cerradura está del lado suyo del velo. He aprendido a terminar mis oraciones con esta frase: ‘Hágase tu voluntad’ (Mateo 6:10; véase también Lucas 11:2; 3 Nefi 13:10)”.
— Presidente Boyd K. Packer, en aquel entonces el presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2009, “La oración y las impresiones del Espíritu”
“Jesús nos enseñó verdades eternas cuando nos enseñó a orar: ‘…perdónanos nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores… Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis… vuestro Padre tampoco perdonará vuestras ofensas’ (3 Nefi 13:11, 14–15).
“Por consiguiente, otorgar el perdón es un requisito esencial para recibir el perdón.
“Para nuestro propio bien, debemos tener la valentía moral de perdonar y de pedir perdón. El alma nunca es más noble ni más valiente que cuando perdona, lo que incluye el perdonarnos a nosotros mismos.
“Por mandamiento divino, cada uno de nosotros está obligado a otorgar el perdón y la misericordia, y a perdonarnos los unos a los otros. En nuestras familias, en nuestros matrimonios, en nuestros barrios y estacas, en nuestras comunidades y en nuestros países existe una gran necesidad de ese atributo cristiano.
“Recibiremos la dicha del perdón en nuestra propia vida cuando estemos dispuestos a otorgar libremente esa dicha a los demás. Perdonar de palabra no es suficiente; debemos eliminar de nuestro corazón y de nuestra mente los sentimientos y los pensamientos de amargura y dejar que la luz y el amor de Cristo entren en ellos. Como resultado, el Espíritu del Señor llenará nuestra alma con el gozo que acompaña la divina paz de conciencia (véase Mosíah 4:2–3)”.
— Élder Dieter F. Uchtdorf del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2007, “El punto de retorno seguro”
3 Nefi 14
“Durante Su ministerio, el Salvador enseñó con amor y claridad las doctrinas, los principios y las acciones necesarias que protegerían nuestra vida y fortalecerían nuestro carácter. Al final del Sermón del Monte, Él dijo:
‘Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías, y las hace, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre una roca;
‘y descendió la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre una roca.
‘Y todo el que me oye estas palabras, y no las hace, será comparado al hombre insensato que edificó su casa sobre la arena:
‘y descendió la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y grande fue su caída’ (3 Nefi 14:24–27; véase también Mateo 7:24–27).
“Hermanos y hermanas, ninguno de nosotros intencionalmente edificaría su hogar, su lugar de trabajo o edificios sagrados de adoración sobre arena ni escombros, ni sin los planos y materiales adecuados. Aceptemos la invitación del Salvador de venir a Él; edifiquemos nuestra vida sobre un fundamento firme y seguro”.
— Élder Dean M. Davies, en aquel entonces el segundo consejero del Obispado Presidente, conferencia general de abril de 2013, “Un fundamento seguro”
“¿Estamos ustedes y yo ayudando a nuestros hijos a ser agentes que actúan y que buscan conocimiento tanto por el estudio como por la fe, o hemos capacitado a nuestros hijos a que esperen para que se les enseñe y se actúe sobre ellos? Como padres, ¿estamos dando de comer principalmente a nuestros hijos el equivalente de pescado espiritual, o estamos constantemente ayudándolos a actuar, a aprender por sí mismos y a permanecer firmes e inmutables? ¿Estamos ayudando a nuestros hijos a estar anhelosamente consagrados en pedir, buscar y llamar? (véase 3 Nefi 14:7).
“El entendimiento espiritual con el que ustedes y yo hemos sido bendecidos, y cuya veracidad se ha confirmado en nuestro corazón, no se puede simplemente dar a nuestros hijos. El precio de la diligencia y del aprendizaje tanto por el estudio como por la fe se debe pagar para obtener y personalmente ‘poseer’ tal conocimiento. Sólo de esa manera lo que se sabe en la mente también se podrá sentir en el corazón”.
— Élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2010, “Velando… con toda perseverancia”
“El Salvador dijo:
‘Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías, y las hace, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre una roca;
‘y descendió la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre una roca.
‘Y todo el que me oye estas palabras, y no las hace, será comparado al hombre insensato que edificó su casa sobre la arena:
‘y descendió la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y grande fue su caída’ (3 Nefi 14: 24–27).
“Es interesante notar que descendió la lluvia, vinieron los torrentes, y soplaron los vientos ¡contra ambas casas!, porque vivir el Evangelio no significa que escaparemos de la adversidad para siempre, sino que estaremos preparados para hacerle frente y perseveraremos en ella con mayor confianza”.
— Élder Rafael E. Pino, Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 2009, “La fe en medio de la adversidad”
3 Nefi 15
“A veces experimentarás pesar y sufrimiento. A través de esos momentos difíciles, el Salvador puede fortalecerte para perseverar hasta el fin, tal como Él lo hizo.
“Jesús tomó voluntariamente sobre Sí todos tus pecados y dolor, y soportó toda tu angustia y sufrimiento. A pesar de todo, Él no se dio por vencido; sufrió profundamente ¡porque te ama profundamente! (véase 1 Nefi 19:9–10). Él renunció a Su vida y, tres días después, venció a la muerte y se convirtió en el primero en resucitar.
“Debido a que el Salvador perseveró hasta el fin, Él tiene poder para fortalecerte. Él dijo: ‘… Mirad hacia mí, y perseverad hasta el fin, y viviréis; porque al que persevere hasta el fin, le daré vida eterna’ (3 Nefi 15:9)”.
— Presidente Russell M. Nelson en el artículo de la revista Para la Fortaleza de la Juventud de abril de 2023, “Tu salvador y el futuro ante ti”
3 Nefi 16
“Se anticipó nuestra época con entusiasmo a través de la historia. …
“Las revelaciones hablan de que habrá una gran congregación (véase 2 Nefi 10:7–8; 3 Nefi 16:5). …
“Hemos tenido la bendición de brindar el Evangelio a nuestra familia y posteridad, y de ayudar con los preparativos para la segunda venida del Salvador. … Nuestra responsabilidad no es poca cosa; no somos quienes somos por casualidad; el guardar nuestros convenios en esta época será una insignia de honor por toda la eternidad”.
— Élder Neil A. Andersen del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2009, “Venid a Él”