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El Señor ve el potencial de cada persona, dice el élder Kevin G. Brown, sostenido recientemente como Setenta Autoridad General

La trayectoria del élder Brown refleja la omnisciencia de Dios, su cuidado constante y la influencia fundamental de personas comprometidas y dispuestas a guiar a otros en su progreso espiritual

Era un domingo por la mañana en Jamaica y un niño de 12 años recorría a pie, y solo, los 3 kilómetros para llegar a la iglesia. “Este podría ser mi último domingo. Quizá no vuelva”, pensaba. ¿Acaso alguien sabía que tenía dificultades?

Dios sí lo sabía, y envió a alguien para ayudarle.

“Hay experiencias —son tantas— que muestran que el Señor sabía lo que necesitaba y trajo a personas para que fueran parte de mi vida y me guiaran”, dijo el élder Kevin G. Brown, al recordar la época de su juventud. “Muchas personas han formado parte de esta etapa de mi vida”.

El élder Brown fue sostenido como Setenta Autoridad General de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante la conferencia general de abril de 2025. Él y su esposa, la hermana Nadine Carter Brown, dan testimonio del cuidado sabio, firme, atento y amoroso de Dios en la vida de Sus hijos.

En la entrada de la capilla

El élder Brown fue bautizado cuando tenía 8 años, pero por lo general asistía a las reuniones de la Iglesia solo. Su padre falleció cuando el élder Brown tenía 5 años, su madre no era miembro y, aunque su abuela se había bautizado, su actividad en la Iglesia era poco constante. Sin embargo, dijo el élder Brown, Dios no lo dejó sin ayuda, siempre le proporcionó una persona “justo a tiempo” para guiarlo, enseñarle y motivarlo.

Élder Kevin G. Brown, Setenta Autoridad General
Élder Kevin G. Brown, Setenta Autoridad General | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

Así que, cuando el élder Brown tenía 12 años, esa persona fue una misionera.

Ese domingo en particular, después de recorrer lo que podría haber sido su última caminata a la Iglesia, el joven Kevin Brown vio a una misionera, la hermana Anderson, parada en los escalones de la entrada al centro de reuniones.

“Ella no tenía idea de lo que estaba pasando”, explicó el élder Brown. “Ella caminó conmigo y me preguntó cómo iban las cosas”.

Caminaron por el pasillo hacia la capilla. La hermana Anderson se detuvo y abrió las dos puertas del armario donde se guardaban los himnarios. En el estante más alto, el élder Brown vio algo que le llamó la atención: una combinación triple y una biblia, nuevas, relucientes y con bordes dorados.

Entonces, maravillado dejó escapar un “ahhhh”, recordó el élder Brown. Durante años había llevado consigo el Libro de Mormón azul con el ángel Moroni en la tapa y una delgada Doctrina y Convenios con bordes rojos, además del Antiguo Testamento y el manual de Principios del Evangelio, todo atado con un cordón.

Esta nueva combinación no solo reunía los tres libros, sino que además, estaba indexada. El élder Brown dijo que “le pareció sumamente cautivante”.

Al ver su asombro, la hermana Anderson le hizo una invitación: “Te los daré si me ganas leyendo el Libro de Mormón”.

Como el élder Brown, era competitivo por naturaleza, respondió: “De acuerdo. Trato hecho”.

Los estudiantes se reúnen en el I-Center del campus de BYU-Idaho en Rexburg, Idaho, para escuchar un mensaje devocional del Élder Kevin G. Brown, un Setenta Autoridad General, el martes 13 de mayo de 2025.
Los estudiantes se reúnen en el I-Center del campus de BYU-Idaho en Rexburg, Idaho, para escuchar un mensaje devocional del Élder Kevin G. Brown, un Setenta Autoridad General, el martes 13 de mayo de 2025. | Hans Koepsell, BYU–Idaho
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‘Eso cambió mi vida’

Al recordar la invitación que hizo el presidente Ezra Taft Benson a leer el Libro de Mormón durante 30 minutos al día, decidió levantarse lo suficientemente temprano cada mañana como para leer durante media hora antes de ir a la escuela.

“En mi casa, el único lugar verdaderamente tranquilo era el baño”, dijo el élder Brown. “Así que, me levantaba a las 6 de la mañana y me arrodillaba junto al inodoro y oraba preguntándole al Señor si el Libro de Mormón era verdadero”.

Cuando terminaba su lectura, se arrodillaba otra vez, oraba y preguntaba nuevamente antes de irse a la escuela.

Fue un miércoles por la mañana, unas dos semanas después, cuando ese pequeño lugar de 1.20 metros por 1.80 metros se convirtió en la “arboleda sagrada” del élder Brown.

“Simplemente me arrodillé, y tan pronto dije, ‘Padre Celestial’, ni siquiera tuve que hacerle la pregunta”, recordó, diciendo que el Señor le respondió con dos profundos conceptos. Primero: el Padre Celestial lo conocía y lo amaba; y segundo, el Espíritu le confirmó la veracidad del Libro de Mormón y de José Smith, el Profeta de Dios.

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“Recuerdo que me levanté, después de estar arrodillado. Se me erizó toda la piel; fue una sensación que me recorrió de la cabeza a los pies. Estaba conmovido y emocionado”.

El élder Brown quería correr inmediatamente a la Iglesia para decírselo a la hermana Brown, pero era miércoles. Finalmente llegó el domingo y el élder Brown corrió tan rápido como pudo para llegar a la iglesia. Allí estaba la hermana Anderson, parada en el mismo lugar que antes.

“¡Hermana Anderson, hermana Anderson! ¿Adivine qué?”, exclamó. “Sé que el Libro de Mormón es verdadero. Sé que es la palabra de Dios. Sé que José Smith es un Profeta”.

Ella lo abrazo fuerte y después caminaron del brazo hasta el armario. Para su sorpresa, ella tomó el conjunto de escrituras y se lo entregó. Entonces, sorprendido, le preguntó por qué le entregaba las escrituras cuando él no le había ganado en la lectura.

La hermana Anderson le sonrió y le explicó: “Kevin, esa nunca, nunca fue la intención”.

Dijo que el Señor proveyó una persona y la invitación correcta para un joven competitivo, justo cuando lo necesitaba.

“Eso cambió mi vida. Nadie podrá quitármelo, no importa cuánto viva, nunca lo olvidaré. Lo recuerdo vívidamente, está grabado a fuego en mi corazón, en mi memoria y en mi alma”.

“Creo que, gracias a Su omnisciencia, el Señor ve con claridad la vida de cada uno de nosotros, una visión que a menudo pasamos por alto. Él no tiene un velo que lo limite. No pone en duda lo bueno que hay en nosotros ni nuestro potencial divino”.

—  Élder Kevin G. Brown

‘Ángeles en la tierra’

Durante su adolescencia, personas bien dispuestas guiaron constantemente al élder Brown por la senda del convenio. Hugh Powell, el presidente de su rama y maestro de las clases dominicales, de seminario y de instituto, llegó a ser como un padre para él, recibiéndolo en su casa todos los días. Como su presidente de rama y compañero de orientación familiar, el presidente Powell constantemente invitaba al élder Brown a servir y aprender al participar activamente.

Con frecuencia, el élder Brown era el único estudiante en la clase de seminario. Ahora, al mirar atrás, dice que esta enseñanza personal le ayudó durante sus años de adolescencia y solidificó su conocimiento del Evangelio.

La hermana Brown dijo que Dios ha brindado apoyo continuamente a lo largo de la senda del convenio a través de, los que ella llama, ángeles en la tierra.

“El Señor puso a personas en nuestro camino para ayudarnos mientras Él guiaba nuestros pasos”, dijo, “y, esas personas fueron ángeles en la tierra para nosotros”.

Nadine L. y Kevin G. Brown
Nadine L. y Kevin G. Brown sirvieron como líderes de misión en la Misión Jamaica Kingston de 2013 a 2016. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

‘Tuvimos una visión del futuro’

El élder Brown y la hermana Brown crecieron en Jamaica. Sin embargo, solo se conocieron durante el tiempo que él trabajo como misionero de tiempo completo en la Misión Jamaica Kingston entre 1995 y 1997.

Aunque no se le había ocurrido la idea de salir con ella, la hermana Brown sintió la impresión de acercarse a él poco después de que terminó su servicio. Así que, cuando regresó, ella lo invitó a su fiesta de cumpleaños.

Después de conversar y bailar por tres horas, el élder Brown se fue a casa con algunas nuevas ideas en las que pensar. Sintió el deseo de preguntarle al Señor si debía salir con ella, así que ayunó y oró por un par de días. Cuando llegó la respuesta, fue tan poderosa como cuando recibió el testimonio del Libro de Mormón.

“En realidad el Señor no solo quería que saliera con Nadine, quería que me casara con ella”, dijo, señalando que la hermana Brown se le había adelantado cuando le preguntó por qué había tardado tanto.

A medida que su relación se acercaba al matrimonio, el élder y la hermana Brown se fijaron en el ejemplo de las muchas parejas de misioneros mayores que habían servido en la isla a lo largo de los años.

“Vimos una variedad infinita de parejas, de todas las formas y estilos que uno pueda imaginar”, dijo el élder Brown al referirse a las parejas que, con frecuencia, celebraran los 40 años de matrimonio mientras servían en Jamaica. “Eso nos dio la idea de que todo matrimonio puede funcionar”.

Sellarnos en la casa del Señor era la primera prioridad para el élder y la hermana Brown, pero al no haber ningún templo en la isla, tenían que ahorrar para el pasaje aéreo, lo cual significaba que no existía presupuesto para los detalles tradicionales de una boda.

Varios miembros de la Iglesia y de su familia organizaron una celebración sorpresa para la boda que se celebró el 5 de junio de 1999 en Kingston, Jamaica. Otros ayudaron con los documentos para el viaje y organizaron el alojamiento de la pareja en la casa de miembros de la Iglesia que vivían cerca del Templo de Atlanta, Georgia (en inglés) para poder ser sellados por la autoridad del sacerdocio la semana siguiente.

El Templo de Atlanta, Georgia.
El Templo de Atlanta, Georgia. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

‘El deseo de intentarlo’

La hermana Brown dijo que las personas que el Señor puso en su camino les ayudaron a “desear intentarlo”. Así que actuarían de acuerdo con ese deseo y aprenderían.

Un director de área del Sistema Educativo de la Iglesia, Kent Rappleye, desempeñó un papel fundamental para que el élder Brown obtuviera su maestría en un momento decisivo. La reiterada insistencia de Rappleye motivó a los Brown a decidir que la obtención de una maestría fuera una prioridad.

La forma de orientación tan particular que le ofreció Rappleye era exactamente lo que el élder Brown necesitaba en ese momento de su vida, y lo ayudó a redoblar sus esfuerzos. Presentó su tesis para la maestría el 15 de septiembre de 2012, apenas un mes antes de que él y la hermana Brown recibieran su llamamiento como líderes de misión.

El Señor sabe cómo ayudar

Las experiencias por las que ha pasado a lo largo de su vida, le enseñaron al élder Brown que Dios sabe exactamente cómo ayudar personalmente a Sus hijos.

“Con todo mi corazón, reconozco que las personas que han influido en mi vida han sido puestas [en mi camino] por la omnisciencia de Dios”, dijo, dejando claro que ninguna de esas circunstancias fue obra de la casualidad, sino del plan divino, amoroso y lleno de sabiduría de Dios.

“Creo que, gracias a Su omnisciencia, el Señor ve con claridad la vida de cada uno de nosotros, una visión que a menudo pasamos por alto. Él no tiene un velo que lo limite. No pone en duda lo bueno que hay en nosotros ni nuestro potencial divino”.

El élder Brown expresó su agradecimiento porque el Señor ha trabajado con él “un paso, un día, una persona, un milagro a la vez”.

Mapa destacando el país de Jamaica con una ubicación señalada en Manchester.
El Élder Kevin G. Brown nació en Manchester, Jamaica, el 18 de mayo de 1976. | Church News graphic

Acerca del élder Kevin G. Brown

Familia: El élder Kevin George Brown nació el 18 de mayo de 1976, hijo de Desmond Holness y Patsy Williams Brissett, en Manchester, Jamaica. Se casó con Nadine Lezanne Carter, también de Jamaica, el 5 de junio de 1999, en Kingston, Jamaica, y se sellaron una semana después, el 12 de junio, en el Templo de Atlanta, Georgia (en inglés). Tienen cinco hijos y residen en Kaysville, Utah.

Educación: Después de obtener una licenciatura en la Universidad Tecnológica de Jamaica en 2008, recibió su maestría en gobernanza y políticas públicas de la Universidad de las Indias Occidentales en 2012.

Empleo: Su carrera en Seminarios e Institutos de Religión de la Iglesia comenzó en 2001, al servir como coordinador institutos, director de división de los servicios de capacitación y administrador asociado.

Servicio en la Iglesia: Al momento de su llamamiento como Setenta Autoridad General, el élder Brown servía como Setenta de Área en el área Utah en el Duodécimo Cuórum de los Setenta. El élder Brown además ha servido como obispo, presidente de la Misión Jamaica Kingston (de 2013 a 2016) (en inglés), consejero de la presidencia de misión, presidente de distrito, miembro de una presidencia de distrito y consejero de la presidencia de una rama. Sirvió como misionero de tiempo completo en la Misión Jamaica Kingston de 1995 a 1997.

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