Federico Maldonado Puertas nació en 1915 y a los 24 años salió de España para establecerse en Brasil. En aquel entonces, Maldonado era un miembro de la Iglesia Católica. Cuando los misioneros llamaron a su puerta en la ciudad de San Pablo para compartir el mensaje del evangelio restaurado y de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, no tardó en recibir una respuesta a sus oraciones y decidió ser bautizado el 3 de agosto de 1957. Su único desafío se presentó cuando los misioneros le enseñaron sobre el mandamiento de pagar un diezmo honesto.

Para el élder Ronald M. Barcellos, un nuevo Setenta Autoridad General, esta historia de su abuelo fue la piedra fundamental de su propio testimonio.
“Mi abuelo era un hombre sencillo. No tenía nada lujoso”, dijo el élder Barcellos.
Maldonado les mostró a los misioneros cuánto ganaba y cuáles eran sus gastos; si pagaba el diezmo no tendría lo suficiente para pagar todas sus cuentas.
Los misioneros le prometieron que el Señor lo bendeciría si se comprometía a pagar su diezmo. Esa promesa fue puesta a prueba inmediatamente, cuando él optó por pagar su diezmo al obispo la semana siguiente —sin embargo, aún no era miembro de la Iglesia— ya que deseaba mostrar su fe en que Dios se encargaría de solucionar su saldo financiero.
Al finalizar la semana laboral el viernes siguiente, su jefe lo llamó a la oficina y a la vez que le decía cuánto lo valoraba la dirección de la empresa, le entregaba al abuelo Maldonado un sobre que contenía el primer pago del aumento del 10 % que recibió ese día.
Más adelante, ya como abuelo, Maldonado compartió esa historia con sus nietos —entre ellos el élder Barcellos— y además le dijo a su familia que el Señor no tenía necesidad de ese dinero; Él solamente necesitaba una demostración de fe.
“Para hablar de nuestra historia, tengo que empezar por nuestros abuelos”, dijo el élder Barcellos. “Porque el legado junto con el evangelio en la vida de ambos comienza con nuestros abuelos”.
La esposa del élder Barcellos, la hermana Karin Spät, es la nieta del primer presidente de estaca de la Iglesia en Sudamérica. En mayo de 1966, se creó la Estaca San Pablo Brasil, con la nueva presidencia integrada por Walter Spät como presidente y con Osiris Cabral Tavares y Antonio Camargo como sus consejeros.

El élder y la hermana Barcellos se conocieron poco tiempo antes de que él partiera a servir una misión. Salieron durante unos meses antes de que él comenzara su servicio en la Misión Brasil Porto Alegre Norte (1997-1999).
“El Padre Celestial nos bendijo con este legado de fe — de abuelos que amaban al Señor y que fueron devotos discípulos de Jesucristo”, dijo el élder Barcellos, añadiendo que su abuelo sirvió hasta pasados los 90 años y su abuela, que era de la misma manera, sirvió como un ejemplo de fe durante toda su vida.
“Crecí viendo como servían, así que siento que el haber tenido el ejemplo de padres y abuelos que amaban al Señor y siempre amaron el servicio, dejó una fuerte impresión en mi corazón”.
La oración y el Libro de Mormón
A los 12 años, el élder Barcellos leyó el Libro de Mormón por primera vez. Cuando terminó de leerlo, se acercó al maestro de seminario de su barrio para preguntarle si podía comenzar a asistir a las clases.
“Asistí a seminario desde los 12 hasta los 18 porque me gustaba estar allí y escuchar las historias de la Biblia y del Libro de Mormón”, comentó. “Siempre he sentido este amor por el evangelio y, sencillamente, siempre sentí que era verdadero”.
El Padre Celestial nos bendijo con este legado de fe — de abuelos que amaban al Señor y que fueron devotos discípulos de Jesucristo.
— Élder Ronald M. Barcellos
Mientras tanto, la hermana Barcellos recuerda que creció viendo a su hermana tener la fe para pedir a nuestro Padre Celestial respuestas a sus preguntas. Ella deseaba tener el mismo tipo de experiencias espirituales que su hermana, pero sintió que el Espíritu le decía que necesitaba seguir el mismo patrón que veía en el ejemplo de su hermana.
“Yo no estaba orando ni leyendo las escrituras”, dijo la hermana Barcellos. “En ese momento empecé a orar con todo mi corazón y a leer las escrituras con más diligencia. Y no he podido dejar de hacerlo desde entonces”.
Ella llegó a saber que el Padre Celestial siempre escucha sus oraciones. Reconoció que las respuestas no siempre llegaban rápidamente. A veces esas oraciones requerían ayuno o muchas visitas al templo.
Una de estas importantes respuestas del Padre Celestial llegó más tarde en su vida, después de que la hermana Barcellos hubiera recibido su doctorado en biología molecular pero sintió una fuerte impresión de dejar su carrera y dedicar más tiempo a la crianza de sus hijos. A pesar de amar su trabajo, decidió hacer lo que el Padre Celestial quería que hiciera.
Viviendo una promesa misional
Mientras estaba en el Centro de Capacitación Misional de Brasil, el élder Barcellos se dio cuenta de que nunca había puesto a prueba la promesa que se encuentra en Moroni 10:3-5 de que podía orar y recibir una respuesta para saber si el Libro de Mormón era verdadero.
Él había sentido su veracidad a lo largo de su vida hasta ese momento, pero por una cuestión de integridad, no quería invitar a aquellos a quienes enseñaba a hacer algo que él mismo no había hecho.
“Recibí una de las experiencias espirituales más poderosas”, relató, refiriéndose a esa oración. “Fue una de las primeras revelaciones personales que pude reconocer, y escuché al Padre Celestial decir, ‘Sí’”.
Esto le permitió al élder Barcellos compartir con auténtica fe mientras enseñaba durante su misión y aún más tarde a aquellos que buscaban una respuesta sobre la veracidad de la Iglesia y del Libro de Mormón de que recibirían esa respuesta de Dios.
Creciendo juntos por medio del servicio
Un año después de su matrimonio en el Templo de San Pablo, Brasil en 1999, los Barcellos se trasladaron a Valinhos, Brasil. Sirvieron en varios llamamientos durante 11 años y vieron a la lglesia crecer de una pequeña rama con 20 miembros que se reunían en un espacio alquilado dentro de un depósito, a tener tres barrios y una capilla.
“Cuando servimos al Señor, Él magnifica nuestros esfuerzos. Así, fuimos testigos de muchos milagros”, dijo él refiriéndose a la década que vivieron en Valinhos.
Profesionalmente, la empresa de software del élder Barcellos también creció durante esa época. Con el tiempo se convirtió en una compañía internacional y la familia se trasladó a Orlando, Florida, donde permanecieron durante ocho años hasta que fueron llamados a servir como líderes de la Misión Portugal Lisboa.

Dijo que estaba emocionado de servir otra misión — pero esta vez con su compañera eterna. Le había prometido a la hermana Barcellos, quien siempre tuvo un fuerte deseo de servir una misión, que cuando se casaran servirían una misión juntos.
“Ver a mi esposa servir, salir con las hermanas misioneras, hablar con todas las personas y entregarles el Libro de Mormón —era una misionera increíble”, dijo refiriéndose a la hermana Barcellos.
Sirvieron junto con casi 500 misioneros durante esos tres años y les encantó verlos a todos regresar a casa transformados, gracias al evangelio de Jesucristo.
“Eran hombres y mujeres de gran fe y poder. Fue asombroso ver su crecimiento como discípulos de Jesucristo”, dijo el élder Barcellos.
La hermana Barcellos compartió el evangelio con muchas personas durante los tres años que estuvieron en Portugal.
“Dondequiera que iba, yo decía: ‘Soy una misionera. ¿Han visto misioneros alguna vez?’”, recuerda.
Un día fue a cortarse el pelo a una peluquería y habló con la estilista sobre la Iglesia, pero no estaba interesada. Sin embargo, y a pesar de la tibia acogida que le dio a su mensaje, la hermana Baracellos le contó todo sobre la misión y sobre de qué se trataba la Iglesia.
Después de que la hermana Barcellos se marchara, la estilista le contó a su siguiente clienta, Regina, sobre la mujer a quien le acababa de cortar el pelo. Regina quedó tan impresionada al escuchar la historia de la hermana Barcellos que le preguntó a la estilista cuando volvería. La estilista se lo dijo y Regina regresó para conocer y hablar con la hermana Barcellos. Al poco tiempo, después de reunirse con la familia Barcellos y los misioneros para recibir las lecciones, Regina se bautizó.
“Simplemente quiero que todos Tengan el mismo sentimiento que yo tengo en mi vida”, dijo la hermana Barcellos.
La hermana Barcellos dijo que, después de una conferencia en Coimbra, Portugal, oró al Padre Celestial y le habló sobre el gozo que sentía al compartir su testimonio con los misioneros; y rogó, “quiero hacer esto por el resto de mi vida”.
Ella sintió que su oración fue contestada cuando su esposo fue llamado como Setenta Autoridad General.
Como matrimonio, los Barcellos han aprendido a poner toda su confianza en el Señor.
“Manténgase cerca [del Padre Celestial], honren sus convenios y Sus planes para ustedes se harán realidad”, testificó el élder Barcellos.

Acerca del élder Ronald Maldonado Barcellos
Familia: Nació en San Pablo, Brasil, el 4 de noviembre de 1975, y se crio en Campinas, Brasil. Hijo de Sérgio Barcellos Silveira y Marcia Maldonado Barcellos Silveira. Se casó con Karin Spät Albino Barcellos Silveira en el Templo de San Pablo, Brasil el 4 de diciembre de 1999. Tienen tres hijos.
Educación: Estudió administración de empresas en la Universidade São Marcos de San Pablo. También obtuvo dos certificados en gestión corporativa y desarrollo empresarial acelerado del programa Executive Education Program del instituto Wharton School de la Universidad de Pensilvania.
Empleo: Trabajó en varias empresas en cargos de ventas y mercadotecnia, y también como emprendedor. Fue cofundador de varias empresas, entre ellas GreenMile LLC, de la cual fue director ejecutivo.
Servicio en la Iglesia: Presidente de la Misión Portugal Lisboa de 2021 a 2024; consejero de una presidencia de estaca; sumo consejero; presidente de los Hombres Jóvenes de estaca; obispo; consejero de obispado; líder del grupo de los sumos sacerdotes; presidente del cuórum de élderes y maestro de seminarios.