Nota del editor: Este artículo se actualizó a última hora del jueves 16 de febrero, ya que se confirmó que todos los misioneros están seguros y a salvo.
Los miembros y misioneros en Nueva Zelanda están trabajando con vecinos, comunidades y grupos gubernamentales para ayudar en los esfuerzos de limpieza después del ciclón Gabrielle.
El ciclón tropical de categoría 3 bombardeó la nación del Pacífico a principios de esta semana y provocó inundaciones generalizadas, cierres de carreteras y deslizamientos de tierra.
“Estamos orando por aquellos que han sufrido la pérdida de familiares y bienes”, dijo el élder K. Brett Nattress, presidente del Área Pacífico, a la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico (en inglés) el 16 de febrero. “Añadimos a estas oraciones nuestras manos que ayudan, junto con el trabajo de socorro de muchos otros, para brindar asistencia y esperanza a los afectados por este ciclón”.
Aproximadamente 225 000 hogares y negocios permanecieron sin electricidad el lunes, 13 de febrero. La tormenta también dejó sin servicio las telecomunicaciones de muchas comunidades, informó AP (en inglés).
El presidente de la Misión de Nueva Zelanda Auckland, Garrick Parr, informó que todos los misioneros de esa misión se encuentran a salvo, mientras que el presidente de la Misión de Nueva Zelanda Hamilton, Jeffery Nikoia, dijo que se están haciendo esfuerzos para contactar a los dos misioneros restantes de su misión que se encuentran en un área donde no se han restablecido las comunicaciones.
El presidente de la Misión Nueva Zelanda Wellington, David Thomson, también informó a la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico que los misioneros de esa misión están a salvo.
Cuatro misioneros de Napier en el área de Hawke’s Bay — en el lado este de la isla norte — fueron evacuados y albergados en la casa de una familia local Santo de los Últimos Días, dijo el presidente Thomson. “Esperamos que… los cuatro élderes estén de regreso en su área y las comunicaciones comiencen a normalizarse en los próximos días”.
Una pareja de misioneros mayores ha estado haciendo visitas periódicas para asegurarse de que los misioneros tengan alimentos y otros suministros, dijo el presidente Thomson. “También estamos recibiendo un excelente apoyo de los líderes locales Santos de los Últimos Días”.
Varios centros de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, especialmente en el norte del país y en Hawke’s Bay, sufrieron inundaciones y otros daños.
El ciclón comenzó a azotar la isla norte el domingo, 12 de febrero, pero las condiciones continuaron empeorando, lo que llevó a la nación a declarar un estado de emergencia nacional el martes, 14 de febrero, solo por tercera vez en su historia.
El ciclón se produjo apenas unas semanas después de que lluvias récord azotaran el norte de Nueva Zelanda, provocando inundaciones repentinas y al menos cuatro muertes.
El lunes, 13 de febrero, el élder Nattress emitió una declaración (en inglés) alentando a los miembros de la Iglesia a prestar atención a los consejos del gobierno y otras autoridades y a tener un plan, estar preparados y mantenerse a salvo.
También prometió que la Iglesia trabajaría con el gobierno y otras organizaciones para ayudar a los vecinos y las comunidades después de la tormenta.
“Nuestros miembros son maravillosos”, dijo el élder Nattress. “Hemos visto una y otra vez cómo salen y echan una mano a los vecinos después de las inundaciones y otras circunstancias difíciles. Como seguidores de Jesucristo, hacemos lo que podemos para aliviar el sufrimiento y traer paz y esperanza”.
En noviembre, el Área Pacífico señaló en sus cuentas de redes sociales que de diciembre a abril es la temporada de ciclones en el Pacífico Sur y alentó a los miembros a prepararse ofreciendo “7 maneras de prepararse para un ciclón”.
