Mientras Brasil celebra hoy el 200o aniversario de su independencia, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pueden reflexionar sobre el protagonismo de la nación — una de las tres en el mundo con más de un millón de miembros de la Iglesia — en la prédica del evangelio restaurado en tres continentes unidos por el mismo idioma.
Brasil, ‘el país del futuro’
Durante las celebraciones de la dedicación del Templo de San Pablo Brasil en 1978 (en inglés), una obra de teatro llamada “La Puerta” [A Porta], que representaba la restauración del evangelio en el continente americano, tenía el siguiente estribillo:
Ve, Colón, descorre las cortinas
De mi taller eterno
Y descubre América para que todos la vean.
En 1492, Colón “descorrió las cortinas” de una parte de las Américas, y ocho años más tarde, en 1500, Pedro Álvares Cabral le presentó al mundo un lugar al cual comparó con “un paraíso en la tierra”, donde todo lo que se plantaba crecía. Este descubrimiento ha demostrado ser cierto a lo largo de los siglos, tanto literal como simbólicamente.
A comienzos del siglo XIX — el 7 de septiembre de 1822, Brasil declaró su independencia de Portugal. La joven nación comenzó a recibir la influencia de otros países, y se abrió a la inmigración europea.
En 1913, los inmigrantes alemanes Max y Amalie Zapf fueron los primeros miembros de la Iglesia en el sur de Brasil. La semilla del evangelio había sido plantada y, como se predijo, el fruto fue delicioso y se difundió rápidamente por todo el país. La obra misional comenzó oficialmente en 1928 con la prédica del evangelio principalmente en alemán, esto incluía folletos y el Libro de Mormón; la primera capilla se construyó en 1932 en Joinville, Santa Catarina.
En febrero de 1935, el presidente Heber G. Grant llamó a Rulon S. Howells como presidente de la primera misión brasileña, sin embargo, no se había establecido un lugar como sede de la misión recientemente creada. El 25 de mayo de 1935, después de haber viajado por casi todo el país, el presidente Howells eligió San Pablo para la sede oficial de la misión. El Libro de Mormón se tradujo al portugués, publicándose en 1940; y así se inició el mayor crecimiento de la Iglesia registrado en Sudamérica en esa época. (Ver From Accord to Oak Tree, por Frederick S. Williams Frederick G. Williams).
A pesar de la persecución que sufrieron los misioneros y una guerra mundial, Brasil demostró ser la puerta de entrada del evangelio a las naciones de habla portuguesa. En junio de 1978, con la revelación que otorgaba el sacerdocio a todos los hombres dignos de la Iglesia, seguida de la dedicación del Templo de San Pablo en octubre, se inició una nueva etapa en el crecimiento de la Iglesia en todo el mundo.
La comunidad que se creó gracias a que los territorios descubiertos por los portugueses compartían el mismo idioma, facilitó la obra misional, y los brasileños pudieron llevar el mensaje del evangelio restaurado a los dos continentes al otro lado del mar.
Así como hoy el corazón del emperador Don Pedro I literalmente regresó a Brasil para celebrar los 200 años de independencia, otro corazón es digno de mención. En su viaje al país en 2014, el entonces élder Russell M. Nelson declaró que “Brasil es, lo que yo llamo, una parte del corazón de la Iglesia”, y esa parte ha sido compartida con otras naciones del mundo y tomada por la propia mano de Dios.
Desde Brasil a la comunidad luso-africana
Los primeros miembros de la Iglesia llegaron a Portugal (en inglés) a mediados de la década de 1950, cuando las tropas del ejército estadounidense estaban destacadas en varias bases militares del país. Pero no fue hasta casi un cuarto de siglo después que la Iglesia recibió el reconocimiento legal, el 27 de octubre de 1974. Inmediatamente después, cuatro misioneros fueron transferidos desde Brasil para comenzar la prédica del evangelio en el país. Muchos miembros portugueses de aquella época decían que Portugal había descubierto el territorio del Brasil, pero más tarde, el Brasil había descubierto el evangelio para Portugal.
En 1988, comenzó la obra misional en Cabo Verde (en inglés), el primer país de habla portuguesa en África que recibió el evangelio. En 2002, el presidente Gordon B. Hinckley anunció la creación de la Misión Cabo Verde a partir de la Misión Portugal Lisboa Sur. La rama de Praia se creó el 29 de abril de 2012, junto con la primera estaca del país. Cerca de 150 misioneros caboverdianos han servido su misión en varios lugares del mundo, entre ellos Brasil. El crecimiento de la Iglesia en el país alcanzó su punto culminante con la dedicación del Templo de Praia Cabo Verde el 21 de mayo de 2022, por el élder Neal L. Andersen.
La historia de la Iglesia en Mozambique comienza en 1990 cuando Chico Mapenda, un mozambiqueño que vivía en Alemania se bautizó. Al regresar a su país, él y su hermano “organizaron congregaciones y comenzaron a servir como maestros viajantes para estos ‘Santos de los Últimos Días’ que todavía no habían sido bautizados”. Lecciones de fe de la historia de la Iglesia en África (en portugués)
En 1992, cuando la guerra civil de Mozambique llegó a su fin, los líderes de la Iglesia recorrieron el país y encontraron pequeños grupos de personas adorando como “miembros de la Iglesia”, y hasta una capilla construida por los residentes de una aldea remota. Hoy, Mozambique celebra el anuncio de la construcción del Templo de Beira Mozambique en 2021, el primero que se construye en el país.
La Iglesia fue reconocida oficialmente en Angola en 1992, y en 1996 se organizó la primera rama en Luanda, la capital del país. En 2018 se organizó la primera estaca. Ese año, el 9 de julio, los líderes de la Iglesia dieron la palada inicial del primer centro de reuniones para los Santos de los Últimos Días. Durante 37 años, los miembros estuvieron reuniéndose en lugares prestados o alquilados. Se espera que el nuevo edificio, anunciado en 2016, esté terminado en 2023.
De otros cuatro países de habla portuguesa — Guinea-Bissau, Timor Oriental, San Tomé y Príncipe y Guinea Ecuatorial — todavía no se cuenta con datos oficiales de la Iglesia.
De Brasil al mundo: Líderes que marcaron la diferencia
A partir de la “cortina” que se descorrió para Brasil, la reversión en la relación imperio-colonia ocurrió cuando los misioneros brasileños fueron enviados a Portugal y a África comenzando en la década de 1970. Otros líderes, que ya conocían el portugués, también comenzaron su liderazgo en las regiones donde se hablaba ese idioma. Entre ellos estaba William Grant Bangerter, que sirvió su misión en Brasil de 1939 a 1941. Posteriormente, desde 1958 hasta 1963, fue el presidente de la Misión Brasileña, y en 1974, fue llamado como presidente de la primera misión en Portugal.
Otra contribución de gran impacto para el progreso del evangelio en las naciones luso-afro-brasileñas proviene de uno de los descendientes del presidente Frederick G. Williams.
El expresidente de la Misión San Pablo Interlagos; expresidente del Templo de Recife Brasil y exprofesor de portugués en la Universidad Brigham Young, Frederick G. Williams, quien contribuyó de muchas maneras al establecimiento de la Iglesia en Mozambique.
Dirigió siete programas de estudios en el extranjero para BYU durante un período de 10 años, en los cuales participó, junto con los estudiantes en divisiones con los misioneros, así como en el crecimiento de dos ramas muy pequeñas que llevaron al establecimiento de la misión y las estacas de Mozambique.
Y los frutos de los líderes, los miembros y muchos otros, se pueden ver en los 11 templos dedicados y en los otros nueve anunciados o en construcción en el mundo luso-afro-brasileño.