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‘Ven, sígueme’ del 19 al 25 de agosto: ¿Qué han dicho los líderes de la Iglesia sobre Alma 53-63?

La guía de estudio de esta semana incluye la historia de los 2000 guerreros de Helamán

La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Alma 53-63, que incluye la historia de los 2.000 jóvenes guerreros de Helamán.

A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia, actuales y del pasado sobre estos capítulos.

Alma 53

“La disciplina moral se aprende en el hogar. Mientras que no nos es posible controlar lo que otros puedan o no hacer, los Santos de los Últimos Días ciertamente podemos encontrarnos junto con los que demuestran virtud en su modo de vivir y la inculcan en la nueva generación. Recuerden la historia del Libro de Mormón, de los jóvenes que fueron la clave para la victoria nefita en la larga guerra del 66 al 60 a. de J.C.: Los hijos del pueblo de Ammón. Su carácter y su disciplina se describen con estas palabras:

“’…eran hombres que en todo momento se mantenían fieles a cualquier cosa que les fuera confiada.

“’Sí, eran hombres verídicos y serios, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de Dios y a andar rectamente ante él’ (Alma 53:20–21). …

“Ahí encontramos una norma de lo que debería ocurrir en nuestro hogar y en la Iglesia; nuestra enseñanza debe provenir de nuestra propia fe y concentrarse primero y ante todo en inculcar la fe en Dios en la nueva generación. Debemos exponer la verdad y la fundamental importancia de ser verídicos, de guardar los mandamientos de Dios y de andar rectamente ante Él con dignidad, o sea, con reverencia. A todos se nos debe convencer de que el servicio y el sacrificio por el bienestar y la felicidad de los demás son muy superiores al hecho de dar el primer lugar de prioridad a nuestra propia comodidad y posesiones”.

— Élder D. Todd Christofferson del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2009, “La disciplina moral

“Si bien estamos profundamente agradecidos por los muchos miembros de la Iglesia que hacen grandes cosas en la batalla por la verdad y el bien, debo decirles honradamente que no es suficiente. Necesitamos mucha más ayuda. Y tal como el pueblo de Ammón acudió a sus hijos para obtener refuerzos para la guerra en contra de los lamanitas, así acudimos nosotros a ustedes, mis jóvenes hermanos del Sacerdocio Aarónico. Les necesitamos. Al igual que los 2.000 jóvenes guerreros de Helamán, ustedes también son hijos espirituales de Dios y pueden ser investidos con poder para edificar y defender Su reino. Necesitamos que hagan convenios sagrados, así como ellos lo hicieron. Necesitamos que sean meticulosamente obedientes y fieles, tal como ellos lo fueron.

“Lo que actualmente necesitamos es la generación más grandiosa de misioneros que haya existido en la historia de la Iglesia. Necesitamos misioneros dignos, capacitados y vigorosos espiritualmente que, al igual que los 2.000 jóvenes guerreros de Helamán, sean ‘sumamente valientes en cuanto a intrepidez, y también en cuanto a vigor y actividad’ y que sean ‘en todo momento… fieles a cualquier cosa que les [sea] confiada’ (Alma 53:20).

“Escuchen esas palabras, mis hermanos jóvenes: Valientes. Intrepidez. Vigor. Actividad. Fieles. No necesitamos jóvenes espiritualmente débiles y que estén comprometidos sólo a medias; no necesitamos que simplemente llenen un puesto, sino que necesitamos todo su corazón y toda su alma. Necesitamos misioneros vibrantes, inteligentes y fervientes que sepan escuchar y responder a los susurros del Santo Espíritu. Éste no es el momento para los alfeñiques espirituales; no podemos enviarles a una misión para que se reactiven, se reformen o para que obtengan un testimonio; simplemente no tenemos tiempo para eso. Queremos que estén llenos de “fe, esperanza, caridad y amor, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios” (D. y C. 4:5).

— Presidente M. Russell Ballard, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2002, “La generación más grandiosa de misioneros

“En estos días en que los valores morales cambian constantemente y hay quienes dicen: ‘Si no perjudicas a nadie, haz lo que quieras’; o ‘Si te gusta, hazlo’; o ‘Es hacer trampa sólo si te descubren’, pienso en los valerosos soldados de Helamán. Estos jóvenes, que aprendieron principios correctos de sus madres, ‘eran … sumamente animosos en cuanto a valor, así como en vigor y actividad; mas he aquí, esto no era todo; eran hombres que en todo tiempo se mantenían fieles a cualquier cosa que les era confiada’ (Alma 53:20).

“Eso significa ser fieles cuando somos tentados, ser fieles cuando no se desea serlo, ser fieles cuando es necesario ser diferentes del resto del mundo. El recordar el ejemplo de estos fieles jóvenes me fortalece para seguir adelante y permanecer obediente a los principios del evangelio”.

— Hermana Ruth B. Wright, en aquel entonces segunda consejera de la presidencia general de la Primaria, conferencia general de octubre de 1990, “Obtengamos fortaleza del Libro de Mormón

Alma 56

"They Did Not Doubt" is by Joseph Brickey.
"Ellos no dudaron" por Joseph Brickey. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

“En el Libro de Mormón leemos acerca de dos mil jóvenes ejemplares que fueron sumamente valientes, intrépidos y vigorosos. … Esos fieles jóvenes rindieron tributo a sus madres al decir: ‘…nuestras madres lo sabían’ (Alma 56:48). Supongo que las madres del capitán Moroni, Mosíah, Mormón y otros grandes líderes también lo sabían.

“La responsabilidad que las madres tienen hoy día nunca ha exigido más atención. Más que en cualquier otra época de la historia del mundo, necesitamos madres que sepan. Los niños están llegando a un mundo donde ‘no [tienen] lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes’ (Efesios 6:12). No obstante, las madres no tienen que temer. Cuando las madres saben quiénes son, quién es Dios, y han hecho convenios con Él, tendrán gran poder e influencia para el bien de sus hijos”.

— Hermana Julie B. Beck, en aquel entonces presidenta general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2007, “Las madres que lo saben

“Helamán y sus dos mil jóvenes soldados lucharon valientemente para proteger a sus familias, así como a su libertad. Su entrada en el campo de batalla cambió el curso de la guerra. Los nefitas lograron ventaja una vez más.

“En una epístola a Moroni, Helamán describe la fe y el valor que esos jóvenes exhibieron:

“’Y te digo, mi amado hermano Moroni, que jamás había visto yo tan grande valor, no, ni aun entre todos los nefitas…

“’Hasta entonces nunca habían combatido; no obstante, no temían la muerte, y estimaban más la libertad de sus padres que sus propias vidas; sí, sus madres les habían enseñado que si no dudaban, Dios los libraría’ (Alma 56:45, 47).

“Hermanos y hermanas, ellos ‘no dudaron y Dios ciertamente los libró’. En su primera gran batalla, no perdió la vida ni uno solo de los dos mil. Después de la batalla, se unieron al pequeño ejército sesenta jóvenes ammonitas más. …

“Helamán y sus soldados jóvenes comprendían la importancia de concertar convenios con el Señor; además, recibieron las bendiciones que se dan a quienes los observan fielmente.

“Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, también hemos tomado sobre nosotros obligaciones sagradas. Lo hemos hecho en las aguas del bautismo y en los templos del Señor. A estas obligaciones las denominamos convenios. Los convenios son promesas que hacemos al Señor. Son de carácter extremadamente sagrado. Lo más importante en esta vida es guardar las promesas, o los convenios, que hemos hecho con el Señor. Si observamos las promesas que hacemos al Señor, Él nos permitirá progresar espiritualmente”.

— Élder Richard J. Maynes, en aquel entonces de los Setenta, conferencia general de octubre de 2004, “Guardemos nuestros convenios

Alma 57

"It’s True, Sir, All Present and Accounted For" is by Clark Kelley Price
"Es verdad, Señor, todos presentes; sin bajas" por Clark Kelley Price. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

“Una de las más notables historias que el Libro de Mormón contiene nos enseña en cuanto a la influencia que los padres ejercen en sus hijos. Este es el relato sobre dos mil sesenta jóvenes que se ofrecieron para defender la libertad de Su nación. Fue Helamán quien los condujo en la batalla. ‘Sin embargo … ni uno solo de ellos había perecido; si, y no hubo entre ellos uno solo que no hubiera recibido muchas heridas’ (Alma 57:25). ¿Y por qué no? Porque ‘obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden …’ Entonces Helamán explica cuál fue la razón de este gran milagro: ‘Y me acordé de las palabras que, según me dijeron, sus madres les habían enseñado’ (Alma 57:21). ¿Y qué les habían enseñado sus madres? ‘… que había un Dios justo, y que todo aquel que no dudara, sería preservado por su maravilloso poder’ (Alma 57:26).

“Padres, ¿reconocen el gran poder que tienen en la vida de sus hijos? Si les enseñan que hay un Dios justo y que Él quiere que todo joven capaz y digno cumpla una misión, sus hijos tendrán la fe indispensable para responder al llamado del Señor”.

— Élder H. Bryan Richards, en aquel entonces de los Setenta, conferencia general de octubre de 1998, “‘Pero yo y mi casa serviremos a Jehová'

“La previsión y la dedicación son los elementos en los cuales se basa la integridad. Acerca de los 2.000 jóvenes guerreros de Helamán se escribió lo siguiente: ‘Sí, y obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden’ (Alma 57:21). Estaban totalmente dedicados a lo que harían cuando estuvieran en el fragor de la guerra, y por sus esfuerzos se ganaron la corona de la integridad”.

— Élder Royden G. Derrick, en aquel entonces del Primer Cuórum de los Setenta, conferencia general de octubre de 1984, “‘Por sus frutos los conoceréis’”

Alma 58

“Los jóvenes guerreros del Libro de Mormón (véase Alma 53; 56–58) oraron fervientemente para que Dios los fortaleciera y los librara de las manos de sus enemigos. Curiosamente, la respuesta a esas oraciones no produjo más armas ni tropas más numerosas. En su lugar, Dios concedió a esos fieles guerreros la certeza de que Él los libraría, paz a sus almas, y una gran fe y esperanza en Él para su liberación (véase Alma 58:11). Por lo tanto, los hijos de Helamán cobraron ánimo, tuvieron la determinación fija de vencer y avanzaron con todas sus fuerzas contra los lamanitas (véase Alma 58:12–13). En un principio, la seguridad, paz, fe y esperanza parecían no ser las bendiciones que los guerreros en la batalla querían, pero esas eran precisamente las bendiciones que esos valientes jóvenes necesitaban para seguir adelante y prevalecer, tanto física como espiritualmente.

“A veces, es posible que le pidamos a Dios tener éxito y Él nos dé fortaleza física y mental. Quizás supliquemos por prosperidad y recibamos una perspectiva más amplia y más paciencia; o pidamos ser mejores y se nos bendiga con el don de la gracia. Él puede concedernos convicción y confianza al esforzarnos por alcanzar metas dignas; y cuando suplicamos alivio por las dificultades físicas, mentales y espirituales, quizás Él aumente nuestra resolución y capacidad de recuperación”.

— Élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2013, “Las ventanas de los cielos

Alma 60 y 61

“El capitán Moroni enarbola el estandarte de libertad (El capitán Moroni y el estandarte de libertad)" por Arnold Friberg. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints

“Durante un peligroso período de guerra, hubo un intercambio de epístolas entre Moroni, capitán de los ejércitos nefitas, y Pahorán, juez superior y gobernador de la tierra. Moroni, cuyo ejército padecía porque el gobierno no les había proporcionado ayuda suficiente, escribió a Pahorán ‘por vía de reprobación’ (Alma 60:2) y le acusaba severamente de insensibilidad, desidia y negligencia. Pahorán hubiera podido sentirse fácilmente ofendido por el mensaje de Moroni, pero escogió no ofenderse y le respondió en tono compasivo, describiéndole la rebelión que había habido en contra del gobierno y de la que Moroni no estaba al tanto. En su epístola le decía: ‘He aquí, Moroni, te digo que no me regocijo por vuestras grandes aflicciones, sí, ello contrista mi alma… Ahora bien, me has censurado en tu epístola, pero no importa; no estoy enojado, antes bien, me regocijo en la grandeza de tu corazón’ (Alma 61:2, 9).

“Uno de los grandes indicadores de nuestra propia madurez espiritual se pone de manifiesto en la forma en la que reaccionamos ante las debilidades, la inexperiencia y las acciones potencialmente ofensivas de los demás. Algún objeto, algún suceso o alguna expresión podrá ser insultante, pero ustedes y yo podremos escoger no sentirnos ofendidos, y decir junto con Pahorán: ‘no importa’”.

— Élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2006, “Y no hay para ellos tropiezo

Alma 62

“Todos tenemos desafíos. La variable es nuestra reacción a lo difícil. …

“[Un ejemplo del Libro de Mormón ocurrió] ‘por motivo de la sumamente larga continuación de la guerra entre los nefitas y los lamanitas, muchos se habían vuelto insensibles… y muchos se ablandaron a causa de sus aflicciones, al grado de que se humillaron delante de Dios con la más profunda humildad’ (Alma 62:41).

Cada uno de nosotros elegimos nuestra reacción a lo difícil”.

— Élder Stanley G. Ellis, ahora un Setenta Autoridad General emérito, conferencia general de octubre de 2017, “¿Confiamos en Él? Lo difícil es bueno

Alma 63

“Parece que Shiblón era un hijo que deseaba complacer a su padre e hizo lo bueno por el bien mismo y no para recibir elogios, posición, poder, recompensas ni autoridad. Helamán debe de haber sabido y respetado eso en su hermano, pues le dio la custodia de los registros sagrados que había recibido de su padre. Sin duda, confiaba en Shiblón porque éste ‘era un hombre justo; y anduvo rectamente ante Dios, y procuró hacer el bien continuamente, y guardar los mandamientos del Señor su Dios’ (Alma 63:2). Como parece ser característico de Shiblón, no se menciona mucho de él desde el momento en que tomó posesión de los anales sagrados hasta que se los entregó a Helamán, el hijo de Helamán” (véase Alma 63:11).

— Élder Michael T. Ringwood de los Setenta, conferencia general de abril de 2015, “Verdaderamente bueno y sin engaño

Alma the Younger, left, teaches his son Shiblon in this picture from the Book of Mormon Videos.
Alma hijo, a la izquierda, enseña a su hijo Shiblón en esta imagen de los Videos del Libro de Mormón. | The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints
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