La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Mosíah 25-28, que incluye la rebelión de Alma, hijo, y la de los hijos de Mosíah y su posterior conversión.
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia, actuales y del pasado, sobre estos capítulos.
Mosíah 25
“Cuando Alma y su pueblo fueron capturados por los lamanitas, oraron para ser liberados. No se los liberó de inmediato, pero mientras esperaban pacientemente su liberación, el Señor mostró Su bondad por medio de ciertas bendiciones inmediatas. Ablandó de inmediato el corazón de los lamanitas para que no los mataran. También fortaleció al pueblo de Alma y alivió sus cargas. Cuando finalmente fueron liberados, viajaron a Zarahemla, donde relataron su experiencia a una audiencia sorprendida. La gente en Zarahemla se maravilló y, ‘cuando pensaron en la cercana bondad de Dios y su poder para libertar a Alma y sus hermanos de la… servidumbre, alzaron la voz y dieron gracias a Dios’ (Mosíah 25:10)”.
“La cercana bondad de Dios viene a todos los que lo invocan a Él con verdadera intención y con íntegro propósito de corazón. Eso incluye a quienes claman con sincera desesperación, cuando la liberación parece muy distante y el sufrimiento se prolonga e incluso se intensifica”.
— Élder Kyle S. McKay, conferencia general de abril de 2019, “La cercana bondad de Dios”
“Padres, ¿que aprenden nuestros hijos de los ejemplos de honestidad e integridad que les damos? ¿Nos damos cuenta de que siempre nos están observando? ¿Entendemos el impacto que tienen nuestros ejemplos en el destino eterno de nuestros hijos? …
“Recordamos a los sacerdotes malvados del rey Noé en el Libro de Mormón. Cuando sus sacerdotes, tuvieron que enfrentarse al peligro, abandonaron a sus esposas e hijos para salvarse a sí mismos. Años más tarde, cuando sus hijos se habían escapado y habían sido conducidos a los seguidores justos de Alma, leemos, ‘[los] que eran hijos de Amulón … se disgustaron con la conducta de sus padres y no quisieron llevar más el nombre de sus padres; por consiguiente, adoptaron el nombre de Nefi, para ser llamados hijos de Nefi …’ (Mosíah 25:12).
“Nunca debemos olvidar el poder del ejemplo de los padres”.
— Élder Larry S. Kacher, en aquel entonces el segundo consejero de la presidencia del Área África Oeste, artículo de la revista Liahona de abril de 2018, “Mensaje de la Presidencia de Área: Honestidad e integridad” (en inglés)
Mosíah 26
“Una parte igualmente importante del cumplimiento de nuestro deber maternal y paternal ante Dios es enseñar a nuestros hijos el Evangelio y prepararlos para participar plenamente en la Iglesia restaurada del Salvador. Recuerden la lección del pueblo del rey Benjamín. Como resultado de las enseñanzas de él, muchos adultos tuvieron un gran cambio en el corazón (véase Mosíah 5:2). Pero luego dice que ‘había muchos de los de la nueva generación que no pudieron entender las palabras del rey Benjamín, pues eran niños pequeños en la ocasión en que él habló a su pueblo; y no creían… y se endurecieron sus corazones’ (Mosíah 26:1, 3).
Es nuestro deber imperioso ayudar a los jóvenes a comprender y creer el Evangelio de una forma profundamente personal. Les podemos enseñar a andar en la luz, pero esa luz no puede ser prestada; tienen que ganársela. Ellos deben obtener su propia luz de testimonio directamente de la fuente de luz espiritual, que es Dios mismo, a través de la oración, el estudio y la reflexión. Deben comprender quiénes son y lo que nuestro Padre Celestial desea que lleguen a ser”.
— Élder Robert D. Hales, conferencia general de abril de 2010, “Nuestro deber a Dios: La misión de padres y líderes para con la nueva generación”

“Como se registra en el libro de Mosíah, las familias, por medio de su profeta, recibieron la palabra del Señor con entusiasmo y dedicación. Las personas se sintieron tan conmovidas por las enseñanzas del rey Benjamín, que hicieron un nuevo convenio de seguir al Señor Jesucristo.
Sin embargo, esa historia tiene un final triste. Más adelante, en Mosíah 26, nos enteramos de qué sucedió con los que eran niños pequeños en la época del sermón del rey Benjamín.
“’Y aconteció que había muchos de los de la nueva generación que no pudieron entender las palabras del rey Benjamín, pues eran niños pequeños en la ocasión en que él habló a su pueblo; y no creían en la tradición de sus padres’ (Mosíah 26:1).
“Hermanos, ¿qué les pasó a los de la nueva generación? ¿Por qué no aceptaron los pequeños las tradiciones rectas de sus padres? Y más importante aún, aquí estamos nosotros, siglos más tarde, en una época con muchos templos y guía profética constante, pero, ¿qué sucede con nuestra nueva generación? …
“[D]ebemos responder a la orden de ‘todos a sus puestos’. Todos debemos buscar ocasiones para bendecir a los jóvenes, estemos o no directamente relacionados con ellos. Debemos seguir enseñando y fortaleciendo a los padres y a las madres con respecto a sus hijos en lo que se refiere a sus funciones que divinamente les fueron establecidas”.
— Élder Ronald A. Rasband, conferencia general de abril de abril 2006, “Nuestra nueva generación”
“En una de las épocas de adversidad espiritual y temporal que está registrada en el Libro de Mormón, cuando el pueblo de Dios ‘[padecía] toda clase de aflicciones’, el Señor les mandó que ‘dieran gracias en todas las cosas’ (Mosíah 26:38–39). …
“Cuando damos gracias por todo, vemos las dificultades y las adversidades en el contexto del propósito de la vida. Se nos ha enviado aquí para ser probados. Debe existir una oposición en todas las cosas. Debemos aprender y progresar por medio de esa oposición, por medio de afrontar nuestros problemas y de enseñar a los demás a hacer lo mismo”.
— El entonces élder Dallin H. Oaks, conferencia general de abril 2003 de abril 2003, “Demos gracias en todas las cosas”

Mosíah 27
“Una transformación extraordinaria fue la de Alma, hijo. Mientras Alma iba ‘aquí y allá rebelándose contra Dios’ (Mosíah 27:11), un ángel se le apareció. Con ‘voz de trueno’ (Mosíah 27:11), el ángel reprendió a Alma por perseguir a la Iglesia, ‘granjeándose el corazón del pueblo’ (Mosíah 27:9, 13). El ángel añadió esta admonición: ‘Ve, y recuerda la cautividad de tus padres […]; y recuerda cuán grandes cosas [Dios] ha hecho por ellos’ (Mosíah 27:16). De todas las exhortaciones posibles, esta fue la que el ángel recalcó.
“Alma se arrepintió y recordó. Posteriormente, él compartió la admonición del ángel con su hijo Helamán. Alma le aconsejó: ‘Quisiera que hicieses lo que yo he hecho, recordando el cautiverio de nuestros padres; porque estaban en el cautiverio, y nadie podía rescatarlos salvo que fuese el Dios de Abraham, … de Isaac, y … de Jacob; y él de cierto, los libró en sus aflicciones’ (Alma 36:2). … Alma entendía que por recordar el rescate del cautiverio y el sostén en ‘tribulaciones y dificultades de todas clases’, llegamos a conocer a Dios y la seguridad de Sus promesas. (Alma 36:27)”.
— Élder Dale G. Renlund, conferencia general de abril de 2020, “Considerad la bondad y la grandeza de Dios”
“A medida que hacemos convenios con Dios y los guardamos, el Salvador puede ayudarnos a ‘nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de [un] estado carnal y caído, a un estado de rectitud, siendo redimidos por Dios, convirtiéndo[nos] en sus hijos e hijas’ (Mosíah 27:25).
De todos los fervientes empeños sociales, religiosos y políticos de nuestros días, permitamos que ser discípulos de Jesucristo sea nuestra afiliación y afirmación más notable”.
— Élder Jeremy R. Jaggi, conferencia general de octubre de 2020, “Tenga la paciencia su obra perfecta, y ¡tenedlo como gozo pleno!”
“El gran profeta Alma, hablando de su propia vida, dijo: ‘… me he arrepentido de mis pecados, y el Señor me ha redimido; he aquí, he nacido del Espíritu.
“’Y el Señor me dijo: No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, familia, lengua y pueblo, deben nacer otra vez’ sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído a un estado de rectitud, siendo redimidos de Dios, convirtiéndose en sus hijos e hijas;
“’Y así llegan a ser nuevas criaturas; y a menos que hagan esto, de ningún modo pueden heredar el reino de Dios’ (Mosíah 27:24–26).
“El estar convertido al Evangelio de Jesucristo significa andar en vida nueva. Significa aprender a someterse al influjo del Espíritu y a hacer lo que el Señor espera que hagamos. Significa preocuparnos y servir a nuestros semejantes con un deseo profundo y sincero, en lugar de dedicarnos a alcanzar los deseos naturales de nuestra propia vida. En nuestra época existe una gran tendencia a dejar de lado las cosas del Espíritu y a participar más y más de las cosas mundanas. Parece que vivimos en un mundo donde la gente no se p reocupa mucho por los demás porque está muy ocupada preocupándose por sí misma. Como discípulos de Cristo, debemos olvidarnos de nosotros mismos y servir a los demás”.
— Élder Robert E. Sackley, conferencia general de octubre de 1988, “Un camino aún más excelente”

“El Libro de Mormón cuenta una extraordinaria historia sobre un padre que amaba tanto a su hijo que le puso su propio nombre. El padre era el principal sumo sacerdote de aquella tierra, y dedicaba gran parte de su vida a atender las necesidades espirituales del pueblo. Cuán decepcionado debió sentirse cuando su hijo eligió apartarse de sus enseñanzas.
“Como cualquier padre justo, le rogó al Señor que ocurriera un cambio en la vida de su hijo. En respuesta a sus oraciones, un ángel se le presentó a este joven y le dijo: ‘He aquí, el Señor ha oído las oraciones de su pueblo, y también las oraciones de su siervo Alma, que es tu padre; porque él ha orado con mucha fe en cuanto a ti, para que seas traído al conocimiento de la verdad’(Mosíah 27:14).
“Las escrituras registran cómo las oraciones de un padre justo fueron contestadas. La historia da testimonio del poder del liderazgo justo en el hogar”.
— Élder L. Tom Perry, conferencia general de octubre de 1977, “Padres: Su papel, su responsabilidad” (en inglés)
“Alma hijo … era ‘un hombre de muchas palabras, y lisonjeó mucho al pueblo; por lo que indujo a muchos … a que imitaran sus iniquidades’ (Mosíah 27:8).
“Además, se nos dice que ‘era un gran estorbo para la prosperidad de la iglesia de Dios’ debido a la mucha disensión que había causado (Mosíah 27:9).
“Supongo que la tendencia en aquel entonces y, como a menudo parece serlo ahora, era ‘descartarlo’. Sin embargo, ustedes conocen la milagrosa historia de cómo un ángel del Señor se le apareció a este joven y cómo se convirtió en uno de los más grandes misioneros de la iglesia de Cristo. ¿Qué fue lo que hizo que ocurriera se gran cambio? El ángel le testificó a Alma lo siguiente: ‘He aquí, el Señor ha oído las oraciones de su pueblo y también las oraciones de su siervo Alma, que es tu padre’ (Mosíah 27:14).
“¡Piénsenlo! ¡El poder de la oración de los padres! Al considerar el desafío que representa criar a los hijos en un mundo plagado de tentaciones, ideologías falsas y atracciones materialistas, ¿no sienten la necesidad de recibir guía e inspiración más allá de su capacidad humana? No hay ayuda ni fuerza más grande que la que un padre o una madre pueden recibir del Señor”.
— Presidente Paul H. Dunn, en aquel entonces del primer consejo de los Setenta, conferencia general de abril de 1974, “Padres, enseñen a sus hijos” (en inglés)
Mosíah 28
“La conversión más importante para cualquiera de nosotras es nuestra propia conversión. Si hemos de llevar la luz del Evangelio a otras personas, ésta debe brillar intensamente en nosotras mismas. Una vez que se convirtieron, los hijos de Mosíah trabajaron sin cesar para dar a conocer el Evangelio a los demás, porque ‘no podían soportar que alma humana alguna pereciera’ (Mosíah 28:3). Sólo cuando nos hemos convertido al Señor Jesucristo nos encontramos en condiciones de fortalecer a los demás. Y sólo entonces comenzamos a comprender que nuestra vida en realidad tiene significado, propósito y dirección, y que, como hermanas unidas en nuestra devoción a Jesucristo, nuestro llamamiento es ser una luz al mundo.
— Hermana Mary Ellen Smoot, en aquel entonces presidenta general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “Somos instrumentos en las manos de Dios”

“Los cuatro hijos misioneros de Mosíah no escogieron un camino fácil. Su decisión no era conveniente ni popular: Renunciaron al reino, “… Mosíah no tenía a quien conferir el reino” (Mosíah 28:10), pues todos salieron en la misión; …
“Su decisión de cumplir una misión no fue dictada por la conveniencia. Ammón contó las dificultades que enfrentaron:
“’… y nos han echado fuera, y hemos sido objeto de burlas, y han escupido sobre nosotros y golpeado nuestras mejillas, y hemos sido … atados con fuertes cuerdas y puestos en la prisión’. Sin embargo, continúa, ‘por el poder y sabiduría de Dios hemos salido libres otra vez’ (Alma 26:29).
“Las suyas no fueron misiones fáciles, pero tuvieron miles de conversos”.
— Élder Harold G. Hillam, conferencia general de octubre de 1995, “El sacrificio al prestar servicio”
“El espíritu [misional] del cual hablo, se comprende mejor al leer los relatos de grandes misioneros como los hijos de Mosíah. Su deseo era impartir la palabra de Dios a sus hermanos, los lamanitas. Presten atención a la profundidad de sus sentimientos:
“’Pues estaban deseosos de que la salvación fuese declarada a toda criatura, porque no podían soportar que alma humana alguna pereciera; sí, aun el solo pensamiento de que alma alguna tuviera que perecer un tormento sin fin los hacía estremecer y temblar.
“’Y así obró en ellos el Espíritu del Señor …' (Mosíah 28:3–4).
“Esta y otras escrituras describen un fenómeno maravilloso que ocurre entre las personas cuando la luz del evangelio ilumina su vida. Al parecer, casi instintivamente, esa luz de verdad despierta el deseo de compartir. Cuando nuestra mente se expande gracias al nuevo conocimiento, queremos que otros [también] lo sepan; cuando nuestro espíritu se eleva por la influencia celestial, queremos que otros [también] lo sientan; y cuando nuestra vida se llena de bondad, queremos que otros, particularmente aquellos a quienes amamos, puedan disfrutar de experiencias similares”.
— Élder Carlos E. Asay, conferencia general de octubre de 1976, “El espíritu de la obra misional” (en inglés)