La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Mosíah 11-17, que incluye las enseñanzas de Abinadí al rey Noé y sus sacerdotes
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia actuales y del pasado sobre estos capítulos.
Mosíah 11
“Por ser un sacerdote en la corte del rey Noé, Alma estaba acostumbrado a una vida privilegiada; recibía manutención a través de los impuestos del pueblo; disfrutaba de una posición de poder y prominencia y era uno de aquellos que ‘se envanecían con el orgullo de sus corazones’ (Mosíah 11:5). No obstante, cuando Alma escuchó sobre la venida del Salvador al mundo —de Sus enseñanzas, sufrimiento, muerte y resurrección, y que Jesucristo es ‘la luz y la vida del mundo; sí, una luz que es infinita, que nunca se puede extinguir; sí, y también una vida que es infinita, para que no haya más muerte’ (Mosíah 16:9)— estuvo dispuesto a cambiar; e incluso estaba preparado para morir, si fuera necesario.
“Rodeado de la oposición y los peligros que amenazaban su vida, Alma suplicó valientemente al rey Noé que permitiera que Abinadí partiera en paz. Las acciones de Alma provenían del corazón; había sentido el amor que el Salvador le manifestó mediante Abinadí, el profeta del Señor”.
— Élder Edward Dube, un Setenta Autoridad General, en el artículo de la revista Liahona de junio de 2016, “Experimentar un cambio en el corazón”
Mosíah 12
“No hay necesidad de abandonar vuestros hogares para siempre, sino temporalmente, para luego regresar y recoger la rica cosecha de una labor fiel. Vuestros hijos y nietos serán bendecidos. De Sión surgirá el poder para hacer el bien. ‘Cuan hermosos sobre las montañas son los pies de aquel que trae buenas nuevas; que publica la paz’” (Mosíah 12:21).
“¿Podéis imaginar mayor servicio cristiano que el de proteger la cosecha?”
— Élder Vaughn J. Featherstone, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 1992, “Un prisionero de amor”
Mosíah 13
“Tal como Alma, ‘todos los profetas que han profetizado desde el principio del mundo’ (Mosíah 13:33) han enseñado y testificado de la venida del Mesías y de Su misión de redimir a Su pueblo, así también nos unimos para dar testimonio de Él y de Su sagrada obra de ‘…llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’ (Moisés 1:39). En verdad, cuando comenzamos a entender la magnitud de Su sacrificio y servicio por nosotros, en forma individual y colectiva, no hay nada más que sea de mayor importancia o se compare con lo que Él significa en nuestra vida”.
— Élder Cecil O. Samuelson Jr., en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2004, “Tiempos peligrosos”

“Tal como Alma, ‘todos los profetas que han profetizado desde el principio del mundo’ (Mosíah 13:33) han enseñado y testificado de la venida del Mesías y de Su misión de redimir a Su pueblo, así también nos unimos para dar testimonio de Él y de Su sagrada obra de ‘…llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’ (Moisés 1:39). En verdad, cuando comenzamos a entender la magnitud de Su sacrificio y servicio por nosotros, en forma individual y colectiva, no hay nada más que sea de mayor importancia o se compare con lo que Él significa en nuestra vida”.
— Élder Cecil O. Samuelson Jr., en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2004, “Tiempos peligrosos”
“Los súbditos del rey Noé tenían miedo de tocarlo ‘porque el Espíritu del Señor estaba sobre él y SU rostro resplandecía con un brillo extraordinario … Y habló con poder y autoridad de Dios’. Abinadí les dijo que terminarla el mensaje que Dios le había mandado comunicar; y que después, no tenía importancia lo que el rey Noé y su pueblo le hicieran (véase Mosíah 13:1-9). …
“Mis hermanos del sacerdocio, ¡ejemplo extraordinario debe ser Abinadí para todos nosotros! Él obedeció valerosamente los mandamientos del Señor, aun cuando ello le costó la vida. En todas las dispensaciones, ha habido profetas que han arriesgado su vida de buena gana y, con valor, han hecho la voluntad de Dios y proclamado Su palabra.…
“Hermanos, por ser poseedores del Sacerdocio de Dios, sigamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo y el de Sus profetas, tanto los del pasado como los del presente. Es probable que no se nos requiera dar la vida, como muchos de ellos, pero se nos exige la obediencia a los mandamientos de Dios y la fidelidad a los convenios que hayamos hecho con Él.
— Élder Robert D. Hales, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1996, “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”
“Ante las breves y severas declaraciones de los Diez Mandamientos siempre sentí temor y asombro; estas se destacan más cuando veo algunas de las acciones de la gente. …
“Abinadí les dijo a los que estaban presentes con el rey Noé, que percibía que estos Diez Mandamientos no estaban escritos en sus corazones (véase Mosíah 12:35-36; 13:12-24).
“Ahí permanecen, palabra inmutable, desde el gran encuentro de Moisés con su Hacedor entre los truenos y relámpagos del Monte Sinaí.
“En nuestro día la necesidad de guardar los Diez Mandamientos es mucho más urgente…”
— Élder S. Dilworth Young, una autoridad general emérita, conferencia general de octubre de 1978, “‘…qué pide Jehová de ti …'”
Mosíah 14
“[Jesucristo] puede sanarnos y elevarnos porque tiene la capacidad de hacerlo. Tomó sobre Sí todos los padecimientos, del cuerpo y del espíritu, para que Sus entrañas fueran llenas de misericordia y para así ayudarnos en todo, e incluso sanarnos y elevarnos. Las palabras de Isaías citadas por Abinadí expresan esto bella y conmovedoramente:
“’Ciertamente él ha llevado nuestros pesares y sufrido nuestros dolores.
“… ‘Él herido fue por nuestras transgresiones, golpeado por nuestras iniquidades y el castigo de nuestra paz fue sobre él y con sus llagas somos sanados’ (Mosíah 14:4-5)”.
— Élder Walter F. González, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 2019 (en inglés), “El toque del Salvador”
“A veces nos convertimos en un pararrayos y tenemos que ‘sufrir una descarga’ por aferramos a las normas de Dios y hacer Su obra. Testifico que no tenemos que temer si estamos fundados en Su doctrina. Tal vez suframos incomprensión, críticas y hasta acusaciones falsas, pero nunca estamos solos. Nuestro Salvador fue ‘despreciado y rechazado de los hombres’ (Mosíah 14:3). ¡Es nuestro privilegio sagrado permanecer con Él!”
— Élder Robert D. Hales, en aquel entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2013, “Permaneced firmes en lugares santos”

Mosíah 15
“Además, el profeta Abinadí dice que “cuando su alma haya sido tornada en ofrenda por el pecado, él verá su posteridad” (Mosíah 15:10). Entonces Abinadí procede a señalar que la posteridad del Salvador son los profetas y aquellos que los siguen. Durante muchos años, consideré la experiencia que tuvo el Salvador en el jardín y en la cruz como lugares donde se colocó encima de Él un gran cúmulo de pecados. Pero debido a las palabras de Alma, Abinadí, Isaías y otros profetas, mi punto de vista ha cambiado. En vez de un cúmulo impersonal de pecados, hubo una fila larga de personas, mientras Jesús sintió ‘nuestras debilidades’ (Hebreos 4:15), ‘[llevó] nuestras enfermedades… sufrió nuestros dolores… [y] herido fue por nuestras rebeliones’ (Isaías 53:4–5).
“La Expiación fue una experiencia personal e íntima en la que Jesús llegó a saber cómo ayudarnos en forma individual”.
— Élder Merrill J. Bateman, en aquel entonces un miembro de la Presidencia de los Setenta, conferencia general de octubre de 2005, “Un modelo para todos”
“La sumisión espiritual no se logra en un instante, sino con mejoras graduales y mediante el uso de peldaños sucesivos que, de todos modos, se deben ascender uno a la vez. Nuestra voluntad finalmente puede ser ‘absorbida en la voluntad del Padre’ a medida que estemos ‘dispuesto[s] a someter[nos]… tal como un niño se somete a su padre’ (véase Mosíah 15:7; Mosíah 3:19). De lo contrario, a pesar de esforzarnos, continuaremos sintiendo las sacudidas del mundo y nos desviaremos parcialmente”.
— Élder Neal A. Maxwell, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 2002, “Consagr[ad] vuestra acción”
“¿Alguna vez se han preguntado quiénes son estas personas, que predican el evangelio de paz y cuyos pies son tan hermosos sobre las montañas?
“Abinadí, en el Libro de Mormón nos da la explicación. ...
“Dice Abinadí: ‘…quiero decir, todos los santos profetas desde el principio del mundo. …Y estos son los que han publicado la paz, los que han traído gratas nuevas del bien, los que han publicado lasalvación y dicen a Sión: ¡Tu Dios reina! …
“’Y he aquí', continúa Abinadí, ‘…esto no es todo. ¡Cuán hermosos son sobre las montañas los pies de aquel que trae buenas nuevas, que es el fundador de la paz, sí, el Señor, que ha redimido a su pueblo; sí, aquel que ha concedido la salvación a su pueblo! (Mosíah 15:13–18). ...
“Entonces, los profetas son siervos de Jesucristo y han sido desde el principio de los tiempos. Y gracias a que son Sus siervos y predican Su evangelio de paz, he aquí, cuán hermosos son sobre las montañas, sus pies”.
— Élder Mark E. Petersen, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1972, “¡Ha llegado otro profeta!” (en inglés)
Mosíah 16
“Seremos juzgados de acuerdo con nuestras obras, los deseos de nuestro corazón y la clase de personas que hayamos llegado a ser. Ese juicio ocasionará que todos los hijos de Dios pasen a un reino de gloria para el cual su obediencia los haya hecho merecedores y donde se sentirán cómodos. El juez de todo esto es nuestro Salvador Jesucristo (véanse Juan 5:22; 2 Nefi 9:41). Su omnisciencia le da un conocimiento perfecto de todos nuestros hechos y deseos, tanto de los que no nos hemos arrepentido o que no hemos cambiado, como de los que nos hemos arrepentido o que son rectos. Por tanto, después de Su juicio, todos confesaremos ‘que sus juicios son justos’ (Mosíah 16:1).”
— Presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de abril de 2020, “El gran plan”
“Cuando tenía sólo diez años de edad, Joshua Dennis pasó cinco días atrapado en la total obscuridad de una mina abandonada. Cuando los del equipo de rescate por fin escucharon el leve sollozo que pedía ayuda y lo extrajeron de esa terrible obscuridad, estaba desorientado, tenía frío y estaba exhausto. Para gran sorpresa de ellos, no tenía miedo. Josh pasó el tiempo durmiendo, pidiendo auxilio y orando. ‘Alguien me estaba protegiendo’, dijo. ‘Sabía que me iban a encontrar’.
La fe sencilla pero profunda de Joshua había sido fortalecida por padres que le habían enseñado que tenía un Padre Celestial que sabía dónde estaba en todo momento. Le enseñaron que había nacido con la luz de Cristo dentro de él. En verdad, Josh había sido criado en la luz y la verdad (véase D. y C. 93:40), de modo que cuando se encontró acurrucado en una saliente a 600 metros de profundidad en la mina, él había recurrido a esa luz para sostenerlo y consolarlo, y para darle valor y esperanza. Josh experimentó lo que Abinadí enseñó cuando, refiriéndose a Cristo, dijo: ‘Él es la luz y la vida del mundo; sí, una luz que es infinita, que nunca se puede extinguir’ (Mosíah 16:9).”
— Hermana Virginia U. Jensen, en aquel entonces primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “‘Divina Luz’”

“Hay ayuda. Hay felicidad. Hay realmente una luz allende la obscuridad. Es la Luz del Mundo, la Estrella Resplandeciente de la Mañana; la ‘luz que es infinita, que nunca se puede extinguir’ (Mosíah 16:9). Es el Hijo de Dios mismo. … A todo aquel que esté luchando por ver la luz y encontrar la esperanza, le digo que no se desanime, que siga tratando, que Dios le ama, que las cosas mejorarán. Cristo llega a usted en su ‘tanto mejor ministerio’ con un futuro de ‘mejores promesas’ (Hebreos 8:6). Él es su ‘sumo sacerdote de los bienes venideros’ (Hebreos 9:11).”
— El entonces élder Jeffrey R. Holland del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1999, “‘Sumo sacerdote de los bienes venideros’”
“El gran profeta Abinadí dio esta advertencia: ‘Pero recordad que quien persiste en su propia naturaleza carnal, y sigue las sendas del pecado y la rebelión contra Dios, permanece en su estado caído, y el diablo tiene todo poder sobre él. Por lo tanto, queda como si no se hubiera hecho ninguna redención, siendo enemigo de Dios; y también el diablo es enemigo de Dios’ (Mosíah 16:5).
“El diablo se opone firmemente a que el hombre se arrepienta y se prepare para el reino de los cielos. Su misión y objetivo es destruir el potencial divino del hombre y su preparación para vivir nuevamente son su Padre Celestial. El arrepentimiento detendrá al diablo y le impedirá entrar en nuestro corazón”.
— Élder Bernard P. Brockbank, en aquel entonces Asistente de los Doce, conferencia general de octubre de 1974, “El poder divino del arrepentimiento” (en inglés)
Mosíah 17
“En las Escrituras hay otros ejemplos de personas que captaron la visión del Evangelio y luego salieron y actuaron de acuerdo con esa visión. El profeta Alma captó la visión cuando escuchó a Abinadí enseñar y testificar osadamente ante el rey Noé. Alma actuó de acuerdo con las enseñanzas de Abinadí y se dedicó a enseñar lo que había aprendido, bautizando a muchos que creyeron en sus palabras (véase Mosíah 17:1–4; 18:1–16). …
“En nuestra época, muchos hombres y mujeres jóvenes, y matrimonios mayores han respondido al llamado del profeta de Dios de prestar servicio misional. Con fe y valentía, dejan sus hogares y todo lo que les es familiar a causa de su fe en el bien que pueden hacer como misioneros. Al poner en práctica su visión de prestar servicio, bendicen la vida de muchos y, en el proceso, cambian su propia vida.”
— Élder O. Vincent Haleck, en aquel entonces un Setenta Autoridad General, conferencia general de abril de 2012, “Tener la visión de actuar”
“Cuando Abinadí les enseñó con intrepidez el Evangelio de Jesucristo al inicuo rey Noé y a sus sacerdotes, sólo Alma reconoció la verdad. Mas tarde, Alma tuvo que demostrar gran fe en las palabras de Abinadí mientras trataba de llevar a cabo un potente cambio en el corazón. Este cambio en el corazón fortaleció su conversión con el deseo de abandonar sus pecados. La conversión de cada miembro de la Iglesia no es tan diferente de la de Alma (véase Mosíah 17).
“Salimos del mundo para entrar en el Reino de Dios. En el proceso de la conversión, experimentamos el arrepentimiento, el cual produce la humildad, un corazón quebrantado y un espíritu contrito, los cuales nos preparan para el bautismo, la remisión de los pecados y el recibir el Espíritu Santo. Después, con el tiempo y por medio de nuestra fidelidad, superamos las pruebas y tribulaciones, y perseveramos hasta el fin.”
— Élder Robert D. Hales, en aquel entonces un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1997, “‘… Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos’”
