La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Apocalipsis 6-14, que continúa las profecías del apóstol Juan sobre los últimos días.
Church News buscó recientemente en los archivos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para conocer lo que líderes y eruditos han dicho sobre estos capítulos.
Apocalipsis 6
“Conocer la cronología de los sellos nos ayuda a ver que el énfasis de Juan es principalmente el futuro. Dedica sólo dos versículos a cada uno de los cuatro primeros sellos, o periodos de mil años cada uno. Obviamente, éste constituye el más breve de los momentos históricos. Para el quinto sello, que muy probablemente fue la época en la que vivió el propio Juan, ¡el apóstol tomó sólo tres versículos! (Véase Apocalipsis 6:1-11). ...
“Después de ver al Padre y al Hijo en el cielo (Apocalipsis 4-5), la visión de la historia y el destino del mundo comienza a desarrollarse para Juan. Ve los primeros cinco sellos (o los primeros cinco mil años de historia) en forma encapsulada y rápida. Luego ve la apertura del sexto sello, que incluye la restauración del evangelio. (Véase Apocalipsis 6:12-7:17)”.
—Gerald N. Lund en el artículo de Ensign de diciembre de 1987, “Viendo el libro de Apocalipsis como un libro de revelación” (en inglés)
Apocalipsis 7
“En Apocalipsis 7, la escena cambia a un grupo de 144 000 (12 000 de cada tribu de Israel) que están ‘sellados’ en sus frentes. Junto con esta escena, Juan también ve una multitud de gente, tanta que ‘ninguno podía contar’ (versículo 9). Este grupo, vestido de blanco, se para ante el Cordero y alaba colectivamente al Cordero. Luego se le dice a Juan que estas personas representan a aquellos ‘que han salido de la gran atribulación; y han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero’ (versículo 14). Aquí, en Apocalipsis 7, Juan aprende que la sangre del Cordero desempeña otra función importante — purifica a las innumerables huestes que están delante del Cordero.
“La visión de Juan presenta nuevamente a sus lectores un enigma. Cuando la sangre entra en contacto con la ropa, normalmente la mancha. Una prenda que se “lava” con sangre debe teñirse roja. Pero, en este caso, la sangre del Cordero vuelve blanca una prenda manchada, lo que significa el poder redentor del Cordero. Esto sirve como símbolo inspirador y esperanzador de la expiación de Jesús; Él es capaz de tomar a los que se arrepienten y transformarlos en algo que nunca podrían ser por sí mismos”.
— Nicholas J. Frederick, profesor asociado de Escrituras antiguas de la Universidad Brigham Young, en el artículo de Ensign de diciembre de 2019, “El libro del Apocalipsis: un testamento para el Cordero de Dios” (en inglés)
“La casa del Señor es una casa de pureza. Quienes sirven allí visten de blanco inmaculado. Participan en ordenanzas sagradas. Son instruidos en el plan eterno del Señor. Hacen convenios que prescriben la moralidad personal y la rectitud, el altruismo y el servicio. Sus actividades anticipan la escena descrita por Juan el revelador: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? …
“‘Por esto están delante del trono de Dios y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono extenderá su pabellón sobre ellos.
“‘Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos ni calor alguno.
“‘Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas vivas; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos’ (Apocalipsis 7:13, 15-17)”.
— Presidente Gordon B. Hinckley, conferencia general de octubre de 1985, “Regocíjense en esta gran era de construcción de templos” (en inglés)
Apocalipsis 10
“De particular interés es [Apocalipsis 10], que contiene una profecía de la misión de Juan en la restauración de todas las cosas. En Doctrina y Convenios 7:5, José Smith indica que Juan tiene una obra mayor que hacer en los últimos días que la que había hecho anteriormente. Esa labor incluyó ayudar a restaurar el Sacerdocio de Melquisedec y transferir llaves especiales del sacerdocio. (Véanse los encabezamientos de Doctrina y Convenios 13 y Doctrina y Convenios 18; véanse también Doctrina y Convenios 27:12; Doctrina y Convenios 128:20). La obra más importante de Juan en los últimos días puede ser sus esfuerzos por preparar a las tribus de Israel para su reunión. (Doctrina y Convenios 77:14)”.
— Victor L. Ludlow, ex profesor de Escrituras antiguas de la Universidad Brigham Young, en el artículo de Ensign de diciembre de 1991 “Juan: El testigo pasado y futuro” (en inglés)
Apocalipsis 11
“El reino de Dios no fallará; no será destruido; no se dejará en manos de otras personas; permanecerá para siempre hasta que ‘los reinos del mundo han venido a ser reinos de nuestro Señor y de su Cristo’ (Apocalipsis 11:15).”
— Presidente Ezra Taft Benson, conferencia general de abril de 1978, “‘Que el Reino de Dios avance’” (en inglés)
“[Mediante el Sacerdocio de Melquisedec] tenemos poder para gobernar todas las cosas, tanto temporales como espirituales, tanto los reinos del mundo como los elementos, las tormentas y los poderes de la tierra. …
“De hecho, el Sacerdocio de Melquisedec es el mismo poder que Cristo mismo usará para gobernar las naciones en aquel día cuando ‘los reinos del mundo han venido a ser reinos de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará para siempre jamás’ (Apocalipsis 11:15)”.
— Élder Bruce R. McConkie, conferencia general de octubre de 1977, “Las diez bendiciones del sacerdocio” (en inglés)
Apocalipsis 12
“La propuesta de Satanás habría garantizado una igualdad perfecta: “[Redimiría] a todo el género humano”, de modo que no se perdería ni una sola alma. Nadie dispondría de albedrío ni de libertad de elección, por lo cual no se requeriría ninguna oposición. No existiría ninguna prueba, ningún fracaso ni ningún éxito. No habría ningún progreso para lograr el propósito que el Padre deseaba para Sus hijos. Las Escrituras registran que la oposición de Satanás trajo como resultado una ‘batalla en el cielo’ (Apocalipsis 12:7), en la cual todos los hijos de Dios salvo un tercio de ellos obtuvieron el derecho de experimentar la vida mortal al elegir el plan del Padre y rechazar la rebelión de Satanás. …
“Arrojados como espíritus desprovistos de cuerpo en la esfera terrenal, Satanás y sus seguidores tientan y procuran engañar y cautivar a los hijos de Dios. Así es como el maligno, quien se opuso al plan del Padre y procuró destruirlo, en realidad lo facilitó, ya que la oposición es lo que hace posible escoger, la oportunidad de escoger lo correcto es lo que conduce al progreso, que es el propósito del plan del Padre”.
— El entonces élder Dallin H. Oaks, conferencia general de abril de 2016, “Oposición en todas las cosas”
“Unas palabras de advertencia: Satanás quiere deteneros. Él tratara de distraeros, de engañaros y de debilitar vuestros deseos, vuestras obras justas, vuestras oraciones sinceras y vuestra confianza en el Señor. No tengáis miedo. Ya hemos vencido al maligno en otro tiempo y lugar. Se nos enseña que en la guerra premortal “[Nosotros] le [hemos] vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra [de nuestro] testimonio (Apocalipsis 12:11). Tengamos un testimonio valiente en nuestra existencia premortal y podemos resistir a Satanás y revivir ese testimonio hoy día.”.
— Élder Robert K. Dellenbach, conferencia general de octubre de 1990, “El momento de la conversión”
“Vivimos en aquel día que previó Juan el revelador, en que ‘el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo’ (Apocalipsis 12 :17). El dragón es Satanás; la mujer representa la Iglesia de Jesucristo. Satanás hace la guerra a los miembros de la Iglesia que tienen un testimonio y que tratan de guardar los mandamientos; y aunque muchos de nuestros miembros permanecen fieles y firmes, algunos titubean; algunos caen; y otros hacen cumplir la profecía de Juan de que, en la guerra contra Satanás, algunos santos serían vencidos”.
— Presidente Ezra Taft Benson, conferencia general de abril de 1986, “El poder de la palabra” (en inglés)
Apocalipsis 13
“En Apocalipsis 12, Juan ve un dragón lanzado fuera del cielo. El dragón es ‘la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás’ (versículo 9). En el capítulo siguiente, Juan aprende que este dragón está asociado con dos bestias, una del mar y otra de la tierra (véase 13:1, 11). Juan describe la primera bestia en términos que son inquietantemente similares al Cordero conquistador y redentor del que Juan ha sido testigo hasta ahora:
“‘Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies eran como de oso, y su boca, como boca de león. Y el dragón le dio su poder, y su trono y gran autoridad.
“‘Y vi una de sus cabezas como herida de muerte; pero su herida mortal fue curada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.
“Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia’ (versículos 2-4).
“Lo que Juan presencia aquí es una parodia o falsificación del verdadero Cordero. Al igual que el verdadero Cordero, esta bestia fue gravemente herida y debería estar muerta pero no lo está, y al igual que el verdadero Cordero que sirve a instancias de Dios sentado en Su trono, esta bestia sirve al dragón.
“Con esta escena, la visión de Juan advierte a los lectores que han llegado a una crisis de decisión: cada uno de nosotros debe elegir con qué ser, la bestia o el Cordero, nos alinearemos. El adversario es bastante hábil en tomar la verdad y reconstruirla de una manera que sirva a sus necesidades sin dejar de parecer cierta. Sólo mediante un examen minucioso, sólo a través de testigos adicionales, podemos estar seguros de que hemos elegido sabiamente”.
— Nicholas J. Frederick, profesor asociado de Escrituras antiguas de la Universidad Brigham Young, en el artículo de Ensign de diciembre de 2019, “El libro del Apocalipsis: un testamento para el Cordero de Dios” (en inglés)
“La expiación [de Jesucristo] fue el acontecimiento más importante que jamás haya ocurrido. La creación de esta tierra, el establecimiento de las Doce Tribus de Israel y las labores de los grandes patriarcas y profetas fueron el preludio de Su logro en el Calvario.
“Se quemaban ofrendas en los altares de Israel a lo largo de los tiempos del Antiguo Testamento en anticipación simbólica del gran sacrificio de Aquel que fue llamado el ‘Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo’ (Apocalipsis 13:8)”.
— Élder Mark E. Petersen, conferencia general de abril de 1983, “Creador y Salvador” (en inglés)
Apocalipsis 14
“Al describir las condiciones de los últimos días relacionadas con la segunda venida de Jesucristo, Juan profetizó en el Nuevo Testamento que antes del regreso del Salvador, el mundo recibiría una advertencia de que la hora del juicio de Dios estaba cerca. Esa advertencia vendría por medio de un ángel del cielo que declararía un ‘evangelio eterno’. Escuche sus palabras:
“‘Vi a otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, y tribu, y lengua y pueblo,
“‘diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6-7).
“Si aceptamos el testimonio de Juan el revelador, debemos esperar una nueva revelación y la visita de un mensajero celestial a la Tierra.
“Nuestro testimonio solemne es que este mensajero angelical se apareció al profeta José Smith a principios del siglo XIX. Este anuncio de que un ángel de Dios se le apareció a un profeta en nuestros tiempos es enteramente consistente con las profecías del Nuevo Testamento y, por lo tanto, debe despertar el interés de todo buscador sincero de la verdad”.
— Presidente Ezra Taft Benson, conferencia general de octubre de 1981, “José Smith: El profeta para nuestra generación” (en inglés)
“¿Es de extrañar que las Escrituras digan: ‘Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor’, porque ‘descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen’ (Apocalipsis 14:13). Verdaderamente es una ocasión bendita, porque los santos fieles han llenado la plenitud de su creación, y un Dios misericordioso les dará todas las cosas a su debido tiempo”.
— Élder Bruce R. McConkie, conferencia general de octubre de 1976, “Los muertos que mueren en el Señor”