La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Efesios, que incluye los escritos del apóstol Pablo sobre la “comunicación corrupta” y el recogimiento en Cristo.
Church News recientemente examinó los archivos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para conocer lo que líderes y eruditos han dicho sobre estos capítulos.
Efesios 1
“El manto profético consiste en la revelación. ‘La Restauración de la plenitud del evangelio de Jesucristo: Una proclamación para el mundo en el bicentenario’, que se presentó en la conferencia general de abril de 2020 (en inglés), recalca que el Señor dirige esta obra. En esa proclamación, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles declaran: ‘Con alegría declaramos que la Restauración prometida avanza por medio de la revelación continua. La tierra jamás volverá a ser la misma, dado que Dios “reunir[á] todas las cosas en Cristo” (Efesios 1:10)’.
“‘Todas las cosas en Cristo’ (Efesios 1:10) y ‘las cosas de mi alma’ (2 Nefi 4:15) son aquello en lo que consiste esta Iglesia, este Evangelio y este pueblo”.
— Élder Ronald A. Rasband, conferencia general de octubre de 2021, “Las cosas de mi alma”
“La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene el poder y la comisión singulares de realizar los preparativos necesarios para la segunda venida del Señor; de hecho, fue restaurada para ese propósito. ¿Pueden encontrar en alguna otra parte un pueblo que acepte la era actual como la profetizada ‘dispensación del cumplimiento de los tiempos’ en la que Dios se ha propuesto ‘reunir todas las cosas en Cristo’ (Efesios 1:10)? Si no encuentran aquí una comunidad decidida a lograr lo que se necesita a fin de que los vivos y los muertos se preparen para ese día, si no encuentran aquí una organización dispuesta a dedicar grandes cantidades de tiempo y de fondos para el recogimiento y la preparación de un pueblo del convenio que esté listo para recibir al Señor, no lo encontrarán en ninguna parte”.
— Élder D. Todd Christofferson, conferencia general de abril de 2019 (en inglés), “Prepararse para el regreso del Señor”
“Hay muchas personas ahora que han aceptado el bautismo en el mundo de los espíritus gracias a la labor que los jóvenes han realizado y están esperando otras ordenanzas que solo los adultos pueden efectuar en los templos en este mundo. La obra de congregar a la familia del Padre Celestial no es solo para los jóvenes, ni tampoco solo para los abuelos. Es para todos; todos somos congregadores.
Esta es la obra de nuestra generación, que el apóstol Pablo llamó ‘la dispensación del cumplimiento de los tiempos’ cuando dijo que Dios ‘[reuniría] todas las cosas en Cristo, … tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra’ (Efesios 1:10). La obra expiatoria del Amado Hijo de Dios, Jesucristo, lo hace posible. Gracias a Él, los miembros de nuestra familia, ‘que en otro tiempo [estaban] lejos, [han] sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación’ (Efesios 2:13–14). Ustedes han sentido eso, tal como yo, cuando han experimentado un aumento de amor al mirar la fotografía de algún antepasado. Lo han sentido en el templo, cuando un nombre en una tarjeta pareció ser más que un nombre, y no pudieron evitar percibir que aquella persona era consciente de ustedes y sentía su amor”.
— Presidente Henry B. Eyring, conferencia general de abril de 2017, “Congregar a la familia de Dios”

Efesios 2
“Hace muchos años, dirigí la palabra en un antiguo anfiteatro de Éfeso. Un sol radiante inundaba el mismo lugar donde había estado el apóstol Pablo para predicar. Mi tema era Pablo, el apóstol llamado por Dios.
“La audiencia la conformaban cientos de Santos de los Últimos Días sentados en las hileras de bancos de piedra donde se sentaron los efesios hace más de un milenio. …
“Después el élder Faust me llevó a un lado y … me dijo que yo podía haber dicho a la congregación que si los santos que oyeron a Pablo hubiesen tenido un testimonio del valor y del poder de las llaves que él poseía, quizá los apóstoles no habrían sido quitados de la tierra.
“Entonces, volví a leer la epístola de Pablo a los efesios. Comprendí que Pablo deseaba que la gente sintiese la importancia de la cadena de las llaves del sacerdocio que se extendía desde el Señor, y por conducto de Sus apóstoles, hasta ellos, los miembros de la Iglesia del Señor. Pablo procuraba edificar un testimonio de esas llaves.
“Pablo testificó a los efesios que Cristo estaba a la cabeza de Su Iglesia. Y enseñó que el Salvador edificó Su Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, quienes poseen todas las llaves del sacerdocio sobre la tierra en este momento (véase Efesios 2:19–20).
“A pesar de la claridad y del poder de sus enseñanzas y de su ejemplo, Pablo sabía que vendría una apostasía (véanse Hechos 20:29–30; 2 Tesalonicenses 2:2–3), y sabía que los apóstoles y los profetas serían quitados de la tierra. También sabía que estos serían restituidos. ...
“Pablo miraba hacia el futuro ministerio del profeta José Smith, cuando los cielos se abrirían de nuevo. Eso ocurrió. Juan el Bautista vino y confirió a mortales el Sacerdocio de Aarón y las llaves del ministerio de ángeles y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados (véase D. y C. 13). …
“Pero tal como en la época de Pablo, el poder de esas llaves del sacerdocio para nosotros requiere nuestra fe. Tenemos que saber por inspiración que las llaves del sacerdocio en efecto las poseen los que nos guían y nos sirven. Eso requiere el testimonio del Espíritu.
“Y ese conocimiento depende de nuestro testimonio de que Jesús es el Cristo y de que Él vive y dirige Su Iglesia. También debemos saber por nosotros mismos que el Señor restauró Su Iglesia y las llaves del sacerdocio por conducto del profeta José Smith. Y debemos tener la convicción mediante el Espíritu Santo, y renovarla a menudo, de que esas llaves se han transmitido sin interrupción hasta el profeta viviente, y de que el Señor bendice y dirige a Su pueblo por conducto de la línea de llaves del sacerdocio que, mediante los presidentes de estaca y de distrito, y los obispos y los presidentes de rama, se extiende hasta nosotros, estemos donde estemos y no importa lo lejos que nos encontremos del profeta y de los apóstoles. …
“Si un número suficiente de nosotros ejerce esa fe y recibe esa certeza, Dios elevará a los que nos guían y de ese modo nos bendecirá a nosotros y a nuestras familias. Llegaremos a ser lo que Pablo tanto deseaba para aquellos a los que servía: ‘edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo’ (Efesios 2:20)”.
— El presidente Henry B. Eyring en el artículo de la Liahona de junio de 2017 “La restauración de las llaves del sacerdocio”

“Jesucristo es la roca sobre la cual debemos construir nuestro fundamento. …
“Pablo habló de los apóstoles y profetas como el cimiento de la Iglesia, siendo ‘la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo’ (Efesios 2:20).
“Esta no es una doctrina nueva. De alguna u otra forma, todos nosotros la comprendemos. ¿ ¿Por qué, entonces, es tan difícil para tantos de nosotros vivir de acuerdo con ella?
“En pocas palabras, esta doctrina debe pasar de nuestra mente a nuestro corazón y a nuestra alma. Debe ser más de lo que a veces pensamos o incluso de lo que a veces sentimos; debe convertirse en lo que somos. Nuestra conexión con Dios, nuestro Padre, y Su eterno plan, y con Jesucristo, Su Hijo y nuestra Roca, debe estar tan firmemente establecida que verdaderamente se convierta en la piedra angular de nuestro cimiento. Entonces nuestra identidad se vuelve primero la de un ser eterno —un hijo o una hija de Dios— y la del receptor agradecido de las bendiciones de la expiación de Jesucristo.
“Entonces se podrán establecer con seguridad otras identidades rectas sobre ese cimiento porque sabremos cuáles son eternas y cuáles son pasajeras y a cuáles debemos darles prioridad. Y a otras identidades y sus prácticas correspondientes (algunas de ellas altamente valoradas por el mundo) incluso escogeremos desecharlas”.
— Élder Donald L. Hallstrom, ahora autoridad general emérita, en el artículo de la revista Ensign de abril de 2016, “Jesucristo: Nuestro fundamento firme” (en inglés)

Efesios 3
“Cuando fui recién llamado como Setenta de Área del Caribe, participe en Puerto Rico en una entrevista radial con diferentes lideres eclesiásticos de diversas religiones. Entre ellos se encontraba una líder que poseía un grado Doctoral en teología. Me pregunto por qué nosotros, los mormones, refiriéndose a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, creemos que en el cielo vamos a estar casados. Indicó que nuestra creencia de familias eternas era incorrecta ya que en la Santa Biblia en el libro de Mateo 22:30 indicaba que, ‘Porque en la resurrección, no se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo’.
“Le contesté de manera clara, sencilla y con amor. Le expliqué que en ese momento Jesucristo le estaba contestando a personas que ni siquiera creían en la resurrección, y menos de todas las verdades salvadoras, como se indica en la Santa Biblia y en el Libro de Mormón, otro Testamento de Jesucristo. Aquellos que viven según la manera del mundo, si no se arrepienten y vienen a la verdad, no serán merecedores de obtener la plenitud de la recompensa en el más allá. Le expliqué que en la misma Santa Biblia el Señor, a través del apóstol Pablo, nos enseña en Efesios 3:14–15 que hay familias en los cielos y en la tierra, ‘Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
“’de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra’.
“Sin dudas algunas hay familias en los cielos”.
— Élder Tomás G. Román en el artículo de la Liahona de agosto de 2023, “La familia eterna y el plan de felicidad”
Efesios 4
“Pablo exhortó: ‘Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino [sólo] la que sea buena [y edifique], a fin de que dé gracia a los oyentes’ (Efesios 4:29). Sus palabras resuenan con cierta pureza.
“¿Qué significa para ustedes la frase ‘ninguna palabra corrompida’? Todos experimentamos sentimientos impetuosos de enojo con regularidad; los propios y los ajenos. Hemos visto estallar la ira descontrolada en sitios públicos; la hemos vivido en forma de ‘explosión’ emocional en las competencias deportivas, en el ámbito político y aun en el propio hogar. ...
“Hoy en día hay una gran necesidad de que los hombres y mujeres cultiven el respeto mutuo para zanjar grandes diferencias de creencias y conductas, y profundas brechas de motivaciones contrapuestas. Es imposible conocer todo lo que influye en la mente y el corazón, ni tampoco comprender de manera total el contexto de las pruebas y disyuntivas que cada uno afronta.
“No obstante, ¿qué sucedería con la ‘palabra corrompida’ de la que hablaba Pablo si nuestra propia postura incluyera empatía por las circunstancias del prójimo? Admitiendo cabalmente los límites de mis propias imperfecciones y deficiencias, les ruego que, con interés compasivo por las circunstancias del prójimo, practiquen hacer esta pregunta: ‘¿Qué piensa usted?’”
— Élder W. Craig Zwick, ahora autoridad general emérita, conferencia general de abril de 2014, “¿Qué piensa usted?”
“Pablo enseñó a los santos de Efesios que el Salvador estableció Su Iglesia ‘a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
“‘hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo’ (Efesios 4:12–13).
Por favor, fíjense en el empleo del dinámico vocablo ‘perfeccionar’. … la Iglesia es un laboratorio de aprendizaje y un taller de trabajo en el que adquirimos experiencia al practicar los unos con los otros en el proceso continuo de ‘perfeccionar a los santos’”.
— Élder David A. Bednar, conferencia general de octubre de 2006, “Y no hay para ellos tropiezo”

“La palabra griega eirene (paz) en el Nuevo Testamento contiene el significado de unidad o armonía, y se usa para traducir toda la gama semántica del hebreo shalom. Lo que no es paz, carece de unidad o concordia. Este sentido es evidente, por ejemplo, en Efesios 4:3, en el que se insta a los santos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz’ (cursiva agregada) y en 1 Corintios 14:33: ‘Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz’.
“Creo que Pablo, que usa la palabra ‘paz’ más del doble de lo que se usa en los cuatro Evangelios y Hechos juntos, tenía una percepción profunda de la paz de Cristo. El apóstol ve la expiación como la gran ofrenda de paz, como el verdadero fruto del convenio de paz del Antiguo Testamento”.
— George S. Tate, profesor asociado de literatura comparada en la Universidad Brigham Young, en el artículo de la Liahona de abril de 1978, “La paz de Cristo” (en inglés)
Efesios 5
“Los malentendidos y las diferencias de opinión son normales en el matrimonio; no son una señal de que un matrimonio esté en problemas. El verdadero problema es cómo responden el esposo y la esposa al estrés y la tensión naturales. Nuestra actitud ante lo que sucede es mucho más importante que lo que sucede. El elemento clave en esas actitudes es el compromiso: un compromiso de esperar, escuchar, vivir con imperfección, que lo ‘sustenta y lo cuida’, como escribió Pablo en su hermoso pasaje sobre el matrimonio en Efesios 5:28-29. Este es un compromiso de no irse nunca, literal o figurativamente, temporal o permanentemente”.
— Élder Bruce C. Hafen, ahora autoridad general emérita, en el artículo de la revista Ensign de diciembre de 1978, “Libertad individual, compromiso y matrimonio” (en inglés)

Efesios 6
“Las advertencias espirituales deben conducir a una vigilancia más alerta. Ustedes y yo vivimos en ‘un día de amonestación’ (Doctrina y Convenios 63:58). Y debido a que se nos ha advertido y que se nos advertirá, debemos estar, como el apóstol Pablo amonestó: ‘velando… con toda perseverancia’ (Efesios 6:18). …
“Testifico que los padres que constantemente lean el Libro de Mormón y hablen de él con sus hijos, que compartan su testimonio de manera espontánea con ellos y que los inviten, como aprendices del Evangelio, a actuar y a que no sólo se actúe sobre ellos, serán bendecidos con ojos que vean lejos (véase Moisés 6:27) y con oídos que oigan el sonido de la trompeta (véase Ezequiel 33:2–16). El discernimiento y la inspiración espirituales que ustedes recibirán de la combinación de estos tres hábitos santos les permitirán ser como atalayas en la torre para su familia, ‘velando… con toda perseverancia’ (Efesios 6:18), para bendición de su familia y de su futura posteridad”.
—Élder David A. Bednar, conferencia general de abril de 2010, “Velando… con toda perseverancia”

“Criar es enseñar, fomentar el desarrollo, estimular el progreso, alimentar y nutrir. ¿Quién no gritaría de gozo al dársele tan bendita misión?
En las Escrituras se habla de la responsabilidad que tienen los padres de criar a los hijos ‘en la disciplina y amonestación del Señor’ (Efesios 6:4; Enós 1:1)”
— Hermana Susan W. Tanner, conferencia general de abril de 2008, “Mi alma se deleita en las cosas del Señor”
“La responsabilidad que las madres tienen hoy día nunca ha exigido más atención. Más que en cualquier otra época de la historia del mundo, necesitamos madres que sepan. Los niños están llegando a un mundo donde ‘no [tienen] lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes’ (Efesios 6:12). No obstante, las madres no tienen que temer. Cuando las madres saben quiénes son, quién es Dios, y han hecho convenios con Él, tendrán gran poder e influencia para el bien de sus hijos”.
— Hermana Julie B. Beck, conferencia general de octubre de 2007, “Las madres que lo saben”