A continuación, se encuentra el texto de la oración dedicatoria que ofreció el élder Gary E. Stevenson del Cuórum de los Doce Apóstoles para dedicar el Templo de Okinawa, Japón el domingo 12 de noviembre de 2023.
Nuestro Amado Padre que estás en los cielos, con reverencia y humildad inclinamos nuestra cabeza ante ti para dedicarte el Templo de Okinawa, Japón para su sagrada obra de salvación y exaltación. Reunidos como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días restaurada, nuestro corazón rebosa de gratitud por esta, Tu santa casa y por el histórico día de su dedicación.
Cuán agradecidos estamos por el establecimiento de Tu Reino en la tierra con todas las bendiciones que esto conlleva. Agradecemos la visita divina Tuya y de Tu Hijo, Jesucristo, a José Smith a la cual le siguieron otras numerosas manifestaciones celestiales y la salida a la luz del Libro de Mormón. Te damos gracias por la restauración de las llaves del sacerdocio; el comienzo del recogimiento de Israel a ambos lados del velo; la renovación del convenio que Tú hiciste con Abraham y la restauración de las llaves para sellar que nos unen, tanto a nuestros antepasados fallecidos como a nuestra posteridad.

Ofrecemos nuestra más profunda gratitud por los profetas vivientes de esta dispensación, entre los cuales incluimos a nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, a quien amamos, honramos, sostenemos y bajo cuya dirección tiene lugar la dedicación de este santo templo. Te rogamos que lo bendigas.
Estamos aquí, en este suelo sagrado, en esta isla de Okinawa, consagrada por miles de Tus hijos, muchos de los cuales sufrieron privaciones, penurias e incluso la pérdida de la vida debido a la tragedia de la guerra. Padre, por favor, acepta nuestra más profunda expresión de gratitud por el don de la paz y la esperanza en Cristo para cada uno de ellos, sus antepasados y su posteridad. Te rogamos que, a través del gran plan de felicidad y la Expiación infinita de Jesucristo, todo lo que sea injusto sea reparado para todos Tus hijos.
Con gratitud hemos edificado sobre el esfuerzo de los pioneros de la Iglesia, tanto miembros como misioneros, quienes establecieron la Iglesia en esta isla del mar tal y como se profetizó. Lo hicieron con gran ahínco, sacrificio y devoción. Estamos agradecidos por poder gozar de los frutos de su trabajo al dedicar el Templo de Okinawa, Japón y comenzar la sagrada obra de redención de nuestros queridos antepasados.
Oramos para que la cercanía de este templo sea una bendición para quienes residen en los barrios y ramas correspondientes al distrito de este templo y que Tú bendigas a cada miembro y cada familia con el deseo de adorar aquí con más frecuencia. Te rogamos una bendición especial sobre la nueva generación, para que en sus corazones se despierte el deseo de recorrer la senda del convenio que lleva hasta esta, Tu santa casa. Te pedimos que, al participar en Tus ordenanzas, el poder de la divinidad se manifieste en ellos.

Por favor, bendice a los miembros de la Iglesia que aquí residen para que encuentren gozo en vivir el evangelio de Jesucristo; instila en ellos el deseo de “amar, compartir e invitar” a amigos en sus vecindarios y comunidades a venir a Cristo, para que Tu obra se extienda por toda esta tierra.
La jornada de puertas abiertas permitió que muchas familias, amigos y vecinos que no son miembros de la Iglesia visitaran este templo. Te pedimos que recuerden cómo honramos a nuestros ancestros al realizar las ordenanzas para ellos en Tus templos. Que el Espíritu de Elías inculque en sus corazones el deseo de regresar a esta Tu santa casa.
Te rogamos que bendigas al presidente de este templo y a sus consejeros; a la directora de las obreras y a sus asistentes y, a todos quienes sirvan en estos llamamientos en el futuro. Bendice a los obreros del templo en sus tareas sagradas y a quienes vengan al templo a prestar su servicio sagrado. Te pedimos que cada persona que entre en este templo pueda saborear el fruto del evangelio de Jesucristo mientras lleva a cabo su servicio aquí. Que la diversidad de idiomas, de culturas y nacionalidades entrelace sus corazones en unidad.
Ahora, nuestro Amado Padre, como siervos Tuyos, en virtud de la autoridad del santo Sacerdocio de Melquisedec y en el nombre de Jesucristo, dedicamos y consagramos a Ti y a Tu Santo Hijo, este, el Templo de Okinawa, Japón. Dedicamos toda su estructura, desde la aguja en la cima hasta lo más profundo de sus cimientos y el espacio que lo rodea. Dedicamos cada habitación para su respectivo propósito sagrado: el bautisterio, el salón de instrucción, el salón celestial y las salas de sellamiento con su altar sagrado. Dedicamos el mobiliario y las decoraciones de esta santa casa. Dedicamos el terreno sobre el cual se levanta este templo, incluso los árboles, las flores, el césped y los arbustos. Por favor, bendice estas instalaciones para que estén protegidas de la furia de la naturaleza, del tiempo y de las manos de quienes deseen hacerles daño.
Concluimos expresando nuestro amor, gratitud y devoción hacia Ti, al renovar nuestra dedicación personal y al dedicar este, el Templo de Okinawa, Japón como “La casa del Señor” con “Santidad al Señor”, en el sagrado nombre de Jesucristo, amén.







