PROVO, Utah — El élder Quentin L. Cook del Cuórum de los Doce Apóstoles, desde hace tiempo, está convencido de que “las mujeres Santos de los Últimos Días son asombrosas”. Hasta dio un discurso sobre el tema —“¡Las mujeres SUD son asombrosas!”— durante la conferencia general de abril de 2011.
Indicó que este título lo tomó de célebre autor e historiador Wallace Stegner, quien escribió sobre la inmigración de los Santos de los Últimos Días al Valle de Salt Lake. El élder Cook señaló que Stegner no era un Santo de los Últimos Días, pero quedó impresionado con la “devoción y heroísmo” de los primeros miembros de la Iglesia, especialmente, las mujeres.
Al reflexionar sobre esto, el élder Cook dijo: “Nuestras mujeres no son asombrosas porque hayan conseguido evitar las dificultades de la vida, sino todo lo contrario. Son asombrosas por la forma en que enfrentan las pruebas de la vida y por su compromiso, no solo de tener fe en Jesucristo, sino también caminar con Él”.
El élder Cook expresó su amor y aprecio por las mujeres Santos de los Últimos Días durante su discurso de la sesión de clausura de la Conferencia de BYU para Mujeres el viernes 2 de mayo.
Su discurso, titulado “Caminar con Él por la fe”, se centró en los principios del evangelio que ayudan a las personas a mantenerse cerca del Salvador durante esta vida. También hizo énfasis en la fe, fortaleza y capacidades excepcionales de las mujeres Santos de los Últimos Días.
“A pesar de los desafíos y las pruebas que surgen en la vida, desde problemas matrimoniales, hasta la falta de un matrimonio, las elecciones de los hijos, la mala salud, la carencia de oportunidades y muchos otros problemas, ellas se mantienen admirablemente fuertes, inamovibles y fieles a la fe en Jesucristo y Su Iglesia”, dijo el élder Cook. “Nuestras hermanas de la Iglesia, en todo el mundo, socorren constantemente a los frágiles, levantan el ánimo de quienes se sienten abatidos y fortalecen las rodillas debilitadas”.
La Conferencia de BYU para Mujeres es una de las mayores reuniones anuales de mujeres Santos de los Últimos Días en el mundo y se ha llevado a cabo desde 1976 (en inglés).
Este año, la conferencia tuvo lugar desde la noche del miércoles 30 de abril hasta el viernes 2 de mayo en el campus de la Universidad Brigham Young en Provo, Utah. El tema para 2025 se inspiró en Moisés 6:34, “He aquí, mi Espíritu reposa sobre ti; …y tu permanecerás en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo”.
Más de 90 sesiones, a cargo de cerca de 180 presentadores, abordaron una amplia variedad de temas, desde el fortalecimiento de la identidad y hermandad entre mujeres, hasta el estudio profundo de principios del evangelio. También se ofrecieron enseñanzas sobre comunicación, relaciones interpersonales, temas prácticos, crianza de los hijos, así como sobre el matrimonio y la familia.
Un bebé nace en el templo
El élder Cook comenzó su discurso elogiando el poder espiritual y la fortaleza de las mujeres Santos de los Últimos Días, que él ha podido contemplar directamente a través de su madre, esposa, hermana e hija.
También compartió una historia sobre su tatarabuela, Amanda Polly Savage Cook, que tuvo un bebé en el Templo de Salt Lake.
Amanda atravesó las llanuras a pie cuando tenía tan solo 11 años, relató el élder Cook. Más tarde se casó y ayudó a poblar el valle de Bear Lake, que se extiende a ambos lados de la frontera entre Utah y Idaho. En los años siguientes, se convirtió en una experta comadrona (partera) que atendía partos en una época y zona geográfica donde había pocos médicos.
Amanda asistió a la sesión del viernes por la noche de la dedicación del Templo de Salt Lake el 7 de abril de 1893. Mientras esperaba en la fila para entrar, conoció a Emma Bennett, una joven que le confió que se había arriesgado a asistir a la dedicación ya que tenía nueve meses de embarazo.
Emma, en efecto, comenzó su trabajo de parto cuando la sesión dedicatoria estaba a punto de terminar, entonces, Amanda se apresuró a llevar a la joven madre a una habitación contigua. Otra mujer exclamó: “Ella no puede tener un bebé aquí”. Entonces, Amanda le contestó con firmeza, “Ella puede y lo hará, porque no se la puede mover”.
Amanda trajo al mundo con éxito al bebé de Emma, que fue bendecido por el presidente Joseph F. Smith una semana más tarde y se le dio el nombre de Joseph Temple Bennet.
El élder Cook se refirió al himno “Sirvamos unidas” el cual “acertadamente dice que ‘the errand of angels is given to women’”—es decir, que a las mujeres se les ha confiado una labor divina, como la de los ángeles. En la versión oficial en español, dicha idea se expresa como: “el Padre nos dio la tarea sagrada de amar, socorrer con fiel abnegación”.
“Nos damos cuenta de lo ocupadas que están”, dijo. “Estamos agradecidos [a] todas aquellas que, valientemente sirven, aun cuando están inmersas en tantos desafíos y responsabilidades. Todas tienen nuestro amor y reconocimiento por todo lo que hacen y, sobre todo, por quienes son”.
Sendas del convenio, corazones espirituales
A continuación, el élder Cook habló sobre las sendas del convenio. Señaló la carrera pionera del presidente Russell M. Nelson como cirujano cardíaco y dijo que, ahora, como profeta, el presidente Nelson con frecuencia habla de corazones espirituales.
El presidente Nelson también ha hablado a menudo sobre la “senda del convenio”, dijo el élder Cook, la cual comienza con los primeros principios y ordenanzas del evangelio —fe en Jesucristo, arrepentimiento, bautismo e imposición de las manos para comunicar el Espíritu Santo— y continúa con las ordenanzas sagradas, salvadoras y exaltadoras del templo.
El élder Cook dijo que las condiciones espirituales necesarias para avanzar por la senda del convenio están todas relacionadas con el corazón espiritual. Las escrituras se refieren de un modo favorable a los corazones transformados, quebrantados, sanados, convertidos y llenos de amor, gratitud, gozo o paz; en cambio, hablan de un modo desfavorable de los corazones que se han endurecido.
Y, aunque tanto hombres como mujeres pueden ser ejemplo de los atributos positivos del corazón, “en mi opinión, las cuestiones positivas relacionadas con el corazón son única y especialmente evidentes en las mujeres fieles”, dijo el élder Cook.
Entonces añadió: “la referencia a los “corazones’ se ha utilizado en las escrituras para transmitir los sentimientos más profundos que combinan el espíritu y el intelecto. … Cuando hablamos de corazones virtuosos, estamos combinando los sentimientos que emanan de la verdad, la inteligencia, de nuestro espíritu, la luz de Cristo y del Espíritu Santo”.
Además, animó a las oyentes a tener el corazón “a tono con la música de la fe”. Algunas personas son insensibles a la música de la fe, dijo, como se ilustra claramente en el sueño profético del Árbol de la Vida de Lehi (1 Nefi 8).
Lehi también explicó algunas de las conductas que destruyen la fe, entre ellas el orgullo, la vanidad y la necedad, señaló el élder Cook. Algunos se pierden en las brumas del pecado y la oscuridad del mundo, mientras que otros, después de probar el amor de Dios, se sienten avergonzados a causa de las burlas de quienes los ridiculizan.
Sin embargo, en el caso de las personas a tono con la música de la fe: “[S]aben quiénes son. Aman al Señor y Su evangelio y, continuamente tratan de vivirlo … de acuerdo con las enseñanzas del Salvador”, continuó el élder Cook, “Están en harmonía con las impresiones del Espíritu, sensibles al poder de la palabra de Dios y se esfuerzan diligentemente por llevar una vida semejante a la de Cristo como Sus discípulos”.
El élder Cook también reconoció que hay miembros de la Iglesia menos interesados o menos fieles a las enseñanzas del Salvador. A esos miembros les dijo que espera que “despierten plenamente” a la fe, aumenten su actividad y compromiso y caminen junto con Jesucristo.
Escuchar la música de la fe
Aunque el sueño de Lehi incluye a todas las personas, su concepto doctrinal culminante es el significado eterno de la familia, explicó el élder Cook —en cuanto Lehi participó del fruto, quiso que su familia lo hiciera también.
Es por eso, que dar el ejemplo dentro de la familia es especialmente importante, continuó.
“Lo que somos habla tan alto que los que nos rodean y, en particular los niños, pueden no oír lo que decimos”, y añadió, “Quizás no haya ejemplo más importante que el de madres y padres que oran con sus hijos”.
El mensaje, el ministerio y la Expiación de Jesucristo conforman el “plan de estudio básico” de los miembros de la Iglesia, afirmó el élder Cook. Ninguna escritura describe mejor la fe de la Iglesia que 2 Nefi 25:26: “Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”.
El élder Cook aconsejó a los miembros de la Iglesia que el Libro de Mormón debe formar parte de su estudio continuo durante toda la vida, ya que contiene la plenitud del evangelio de Jesucristo. El mejor enfoque para obtener un testimonio del Libro de Mormón, dijo, es sumergirse en sus páginas a fin de experimentar repetidamente el testimonio continuo del Espíritu.
“La doctrina fundamental del albedrío requiere que el testimonio del evangelio restaurado se base en la fe, en lugar de en evidencias externas o científicas”, dijo el élder Cook.
El estudio activo de las escrituras es la “línea divisoria” entre aquellos que oyen la música de la fe y los que son sordos o desafinan, continuó. Además, la fe en el Señor Jesucristo y guardar Sus mandamientos “siempre” serán la prueba que defina la mortalidad, afirmó.
“Sobre todo, cada uno de nosotros debe darse cuenta de que cuando somos sordos a la música de la fe, no estamos en sintonía con el Espíritu”, y continuó diciendo, “Nuestra doctrina es clara; debemos ser positivos y tener buen ánimo. Hacemos hincapié en nuestra fe, no en nuestros miedos. Nos regocijamos en la certeza que nos brinda el Señor de que Él estará a nuestro lado para guiarnos y aconsejarnos. Estamos a salvo cuando caminamos con Jesús”.
El élder Cook finalizó su discurso expresando nuevamente su amor y aprecio por las mujeres Santos de los Últimos Días y testificando del Salvador.
“El Espíritu Santo testifica a nuestro corazón que tenemos un Padre en los Cielos, que nos ama y cuyo plan misericordioso para nuestra redención se cumplirá en todos los aspectos gracias al sacrificio expiatorio de Jesucristo”, declaró.