REXBURG, Idaho — Una de las cosas que impresionó a los estudiantes de BYU–Idaho sobre el devocional del domingo 9 de marzo con el élder David A. Bednar del Cuórum de los Doce Apóstoles y su esposa, la hermana Susan Bednar, fue la estructura como se presentó.
En lugar de pararse detrás del púlpito y pronunciar sus discursos de a uno, la pareja se sentó junta en sillas ubicadas a un costado del gran estrado del auditorio del I-Center.
Sin la ayuda de un guión, teleprompter, o notas, el élder y la hermana Bednar simplemente entablaron una conversación entre ellos. Como el devocional del domingo por la noche en el campus de Rexburg, Idaho, tuvo lugar apenas una semana antes de su 50 aniversario de bodas, el élder y la hermana Bednar contaron sus experiencias —algunas tiernas, otras alegres— y también compartieron lecciones que aprendieron sobre el matrimonio y la familia a lo largo de las últimas cinco décadas.
“Me sentí como si estuviera en la sala de su casa y me estuvieran dando consejos, contándome cosas de su vida”, dijo Dylan Nielsen, estudiante de tercer año de mercadotecnia empresarial.

La estructura menos formal, hizo que el devocional se sintiera “muy cercano y personal”, a pesar de que la audiencia se componía de unas 12 000 personas, comentó Savannah Cordray, estudiante de tercer año de psicología de la salud en BYU-Idaho,.
“Nos hablaron como si fuéramos sus nietos, y relataron todos los preciosos recuerdos que han acumulado en casi 50 años de matrimonio”, dijo Cordray.
Fue durante el período del élder Bednar como presidente de BYU–Idaho que esta pasó de ser una universidad con cursos de dos años a una de cuatro años. La pareja mencionó que servían como presidente y primera dama de la universidad cuando celebraron su 25 aniversario de bodas.
El élder Bednar, que fuera ordenado y apartado como un Apóstol en 2004, les dijo a los estudiantes: “Estando aquí, tan próximos a nuestro 50 aniversario, no se nos ocurre ningún lugar donde nos sentiríamos más a gusto que hablando con todos ustedes sobre cuestiones importantes, [de la vida] mortal y eternas”.
Durante todo el evento, la pareja dio testimonio del papel central que tiene la familia en el plan de Dios, de la importancia de formar un matrimonio y un hogar centrado en Jesucristo y del gozo que se puede encontrar en estas relaciones.
El élder Bednar enfatizó repetidamente que la felicidad en el matrimonio y en la vida familiar no se encuentra; sino que se crea. “Es mi ruego que cada uno de ustedes dé oído a esa simple afirmación, que el Espíritu Santo la confirme a su corazón como verdadera, porque se aplica a ustedes”, dijo, haciendo hincapié una vez más, “Es verdad, y es para ustedes”.

‘No lo encuentras. Lo creas’
Cada lunes por la noche, durante casi ocho años, los Bednar organizaron noches de hogar para los estudiantes en Rexburg. El élder Bednar dijo que calculan que se reunieron con unos 80 000 estudiantes, aproximadamente, durante su época como presidente. Una pregunta que surgía casi todas las semanas, de alguna forma se centraba en el “anhelo universal” de un matrimonio y una vida familiar felices. Después de haber sido testigo o experimentado el dolor del divorcio y el quebrantamiento de los convenios, muchos jóvenes quieren tener la esperanza o la seguridad de que esa felicidad es posible para ellos.
“Hemos aprendido que, debido al temor de padecer ese dolor, buscan y buscan a la persona que les garantice que nunca más experimentarán ese tipo de sufrimiento”, observó el élder Bednar.
Muchas personas viven bajo la falsa suposición de que, si encuentran a la persona “adecuada”, serán felices. “Uno no encuentra el matrimonio que quiere tener. Uno lo crea”, afirmó el élder Bednar.
La hermana Bednar dijo que el matrimonio es tan maravilloso como a veces difícil. Cuando la vida se pone complicada, dijo, ella piensa en su sellamiento en la casa del Señor. “Recuerdo la emoción que teníamos, la esperanza que teníamos, los deseos que teníamos de crear un hogar feliz”. Mirando a su esposo, la hermana Bednar continuó: “Y Recuerdo que te miré durante la ceremonia y tú me miraste, y entonces todas las cosas por las por las cuales nos estábamos preocupando desaparecieron”.

El élder Bednar añadió: “La casa del Señor —donde se lleva a cabo el sellamiento— es una oportunidad, no una garantía. Se basa en nuestra fidelidad al honrar los convenios, guardar los mandamientos y convertirnos en discípulos, aún más devotos, de Jesucristo. Volver a menudo para participar en esa sagrada ordenanza es uno de los mayores recordatorios de lo que estamos intentando establecer y llegar a ser”.
Ese fue un principio que impactó a Cordray, que está comprometida y preparándose para casarse. “Pude reconocerme a mí misma en lo que [el élder Bednar] dijo sobre buscar a alguien que nunca más me haga sentir sufrimiento y duda”.
El devocional del domingo le confirmó que esa expectativa no es realista. “Me siento mucho mejor al tomar el próximo paso”, dijo. Los consejos de élder y la hermana Bednar le recordaron que ella y su futuro esposo pueden recurrir al Salvador cuando experimenten sufrimiento, duda o desafíos. “[Él es] la base firme sobe la cual puede apoyarse un matrimonio”.
Emmanuel Kissi, un estudiante del último año de análisis empresarial y finanzas, se sintió impactado por el énfasis en ser proactivo en las relaciones. “Me sirvió para recordar que el éxito de las relaciones se basa en el respeto mutuo y el esfuerzo continuo, no simplemente en la suerte”, dijo.
El devocional lo inspiró a ser más consciente en cuanto a la manera en que contribuye para que exista una dinámica sana y respetuosa en todas las áreas de su vida, dijo Kissi.

Las pequeñas alegrías
El élder Bednar señaló que crear un matrimonio feliz es un trabajo exigente. “A veces es frustrante. [Pero] también es la cosa más delirantemente alegre y feliz que se puede experimentar en la mortalidad”.
Para crear una vida familiar feliz, el élder y la hermana Bednar animaron a los oyentes a encontrar la alegría en actividades y momentos sencillos.
Para ilustrarlo, mostraron un juego de Scrabble, ahora bastante maltrecho y con mucho uso, que recibieron como regalo de bodas. La hermana Bednar explicó que en lugar de jugar por puntos y competir entre ellos, ambos se esforzaban juntos por utilizar todas las fichas de letras.
En ocasiones, cuando se sienten frustrados o “quisquillosos” entre ellos, uno invita al otro a jugar al Scrabble y pronto los dos vuelven a cooperar y a trabajar juntos en armonía.
“A veces [el matrimonio] es frustrante. [Pero] también es la cosa más delirantemente alegre y feliz que se puede experimentar en la mortalidad”.
— — Élder David A. Bednar, Cuórum de los Doce Apóstoles
“El matrimonio no [se trata] de grandes vacaciones. [Tampoco] de paseos o excursiones grandiosas. Son cosas pequeñas, sencillas, a menudo tontas que uno hace y siempre recuerda”, comentó el élder Bednar.
Nielsen, que se casó hace tan solo dos meses, dijo que le encantó el ejemplo del juego de Scrabble del élder y la hermana Bednar. “Quiero hacer eso con [mi esposa] Miriam —tal vez para nosotros no sea el Scrabble, quizá sea otra cosa—, pero tener algo que hagamos juntos con regularidad [y] que nos una más”.
Al escuchar al élder y a la hermana Bednar, Esther Faria, una estudiante del último año de desarrollo infantil, matrimonio y estudios familiares, dijo que también agradecía el recordatorio de que el dinero no compra la felicidad. “[El élder Bednar] dijo que fue a través de las cosas sencillas y tontas como encontraron la alegría en su familia cuando pasaban por la tapa de tener niños pequeños y gastos universitarios. No necesitaban dinero para crear recuerdos divertidos con sus hijos”.

Perseverar en medio de la incertidumbre
La hermana Bednar dijo que nunca hubieran podido predecir la trayectoria de su vida juntos.
“Lo que sucedió en el camino ha sido una serie interminable de sorpresas”, dijo el élder Bednar.
Planifiquen, trabajen, estudien, reflexionen, luego sigan adelante y hagan lo mejor que puedan, aconsejó. “La fe en el Salvador es un principio de acción. Primero se actúa de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo, después, y solo después, llega el testimonio. Por lo tanto, si cumplen los convenios, guardan los mandamientos y siguen adelante, estarán donde deben estar y harán lo que deben hacer”.
Quienes “siguen adelante con firmeza en Cristo”, no pueden equivocarse, añadió.
Dios nunca anulará el albedrío ni controlará cada aspecto de la vida de las personas. Sin embargo, quienes le entregan toda su alma a Él, que le permiten tener el control, descubrirán que “la vida es mejor de lo que pueden imaginar”, prometió el élder Bednar.
Cordray dijo que a ella le gusta planificar. “Me gusta saber qué va a suceder y qué puedo hacer para que todo salga bien”.
Durante el devocional, el élder Bednar dijo, “Si hubiésemos escrito el guion de nuestra vida de acuerdo con lo que sabemos ahora, no habría sido tan bueno como lo que realmente sucedió”.
Al aplicar eso a sí misma, Cordray expresó: “Esa es una promesa muy hermosa”. Ahora, quiere ser mejor, entregarle “el plan” al Señor y ver lo que Él tiene reservado.
“Algo que se me quedó grabado, es que el él élder Bednar dijo que se necesitan dos para crear una conexión de convenio. Sé que [mi relación con mi esposo] será mucho más fuerte si le damos el control a Él”, dijo.
