CIUDAD DE NUEVA YORK — Al concluir las reuniones misionales y de liderazgo en Washington, D.C. y en la ciudad de Nueva York, el presidente M. Russell Ballard compartió una poderosa realidad de sus nueve décadas y media de vida.
“El Señor me bendijo porque estaba dispuesto a predicar, testificar y ser testigo de que Él es el Salvador y Redentor del mundo”, dijo.
“Esta es la Iglesia de Jesucristo”. Él es “el Salvador y Redentor de toda la humanidad”, continuó el presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles.
El presidente Ballard, de 94 años, se dirigió a los misioneros, participó en reuniones de instrucción de área y se reunió con el cardenal Timothy M. Dolan, arzobispo católico de Nueva York — para hablar sobre los desafíos del mundo — durante una asignación ministerial del fin de semana del 10 al 12 de marzo en la costa este de los Estados Unidos. Al viajar con el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, el presidente Ballard reflexionó sobre su vida, enfatizó la importancia de la obra misional y alentó a los líderes del sacerdocio en el Área Norteamérica Noreste de la Iglesia.
También participaron en las reuniones el élder Paul V. Johnson, de la Presidencia de los Setenta, y el élder W. Mark Bassett, Setenta Autoridad General y primer consejero de la presidencia del Área Norteamérica Noreste.
A cualquiera que represente a la Iglesia como misionero o líder, el presidente Ballard le dijo que durante los tiempos y los días difíciles, todos pueden volverse a Jesucristo. “Si están teniendo un día difícil, dejen que su mente vaya a Getsemaní; piensen en lo que Jesucristo, nuestro amado Salvador, estuvo dispuesto a hacer por ustedes”.
¿Cuál es la cuestión principal?
Mientras se dirigía a los líderes locales, el presidente Ballard les pidió que reflexionaran sobre “la cuestión principal” de su servicio en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “Creo que nuestra cuestión principal son las personas”, dijo. “¿Hemos podido tocar, edificar o bendecir la vida de los hijos o hijas de nuestro Padre Celestial?”.
Cuando llegue el día en que cada uno de los hijos de Dios dé cuenta de su vida, dijo el presidente Ballard, no estar seguro de que al Señor le importe tanto las reuniones. “Creo que Él dirá, … ‘¿A quién me trajiste? ¿A quién pusiste en el camino de la inmortalidad y la vida eterna?’ Esa es la obra que estamos llevando a cabo”.
Toda alma “es valiosa a los ojos del Señor”, continuó.
Todos enfrentan circunstancias que son duras y que brindan aprendizaje, dijo. Por ejemplo, los últimos cinco años desde la muerte de su esposa, la hermana Barbara Bowen Ballard, han sido una época de soledad y aprendizaje para el presidente Ballard. Todos debemos decirles a las personas que amamos “lo valiosas que son”, dijo el presidente Ballard.
“Me doy cuenta de que estoy en el ocaso de mi vida”, continuó. “Espero que cuando llegue ese día, el Señor sonría por los esfuerzos que he hecho durante mi vida para tratar de honrarlo, llevar Su nombre y testificar de Su Iglesia aquí en la tierra”.
El presidente Ballard habló sobre pasar tiempo con su amigo y vecino, el élder LeGrand Richards, que sirvió como obispo presidente de la Iglesia y en el Cuórum de los Doce Apóstoles hasta su muerte en 1983.
En una ocasión, el élder Richards, mejor conocido por su labor como misionero, le preguntó al presidente Ballard si pensaba que sería difícil para el élder Richards encontrar a su difunta esposa, Jane, después de su muerte.
Mientras que otros le habían asegurado al élder Richards que esto no sería un problema, el presidente Ballard expresó dudas. “Élder Richards, en su caso eso podría ser un verdadero problema”, dijo el presidente Ballard.
“¿Qué quieres decir con eso, muchacho?” el élder Richards respondió.
“Le dije: ‘Élder Richards, cuando usted muera habrá tantas personas que acudirán a usted para agradecerle por haberles traído el evangelio de Jesucristo a través de sus escritos, sus enseñanzas y el maravilloso ejemplo de su amor por el Señor que es posible que tengas problemas para encontrar a su querida esposa’”.
Entonces, concluyó el presidente Ballard, “la obra que ustedes hacen, la obra que yo hago, la obra que todos nosotros hacemos es con las personas, hijos e hijas de Dios”.
El élder Cook también pidió a los líderes que centren todo lo que hacen en el Salvador. El élder Cook dijo que mientras servía como presidente de estaca oró muchos días sobre una pregunta importante, “¿Cómo puedo edificar la fe en el Señor Jesucristo?”.
Dos cosas sucedieron cuando hizo esto, dijo. Primero, “influyó en lo que hice”. Segundo, “cuando estén edificando la fe en Jesucristo, el Espíritu Santo dará testimonio de ello”.
Para concluir, dijo, “Testifiquen del Salvador y edifiquen la fe en el Señor Jesucristo”.
Tiempo de preparación
Tanto el presidente Ballard como el élder Cook atribuyen a sus misiones de tiempo completo la preparación que tuvieron para el resto de sus vidas.
Cada uno de ellos sirvió en Inglaterra — el presidente Ballard de 1948 a 1950 y el élder Cook de 1960 a 1962.
Los líderes también comparten una herencia única para los miembros actuales de la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles, con antepasados que también sirvieron en el liderazgo general de la Iglesia. La línea familiar del presidente Ballard incluye a Hyrum Smith, Joseph F. Smith, Hyrum Mack Smith y Melvin J. Ballard. El élder Cook es bisnieto de Heber C. Kimball.
Al señalar que el presidente Ballard a menudo ha expresado el sentimiento de que algún día informará a Hyrum Smith sobre su ministerio, el élder Cook agregó, “Tengo la sensación de que voy a informar a Heber C. Kimball”.
Al igual que sus familiares, el presidente Ballard y el élder Cook también han estado muy involucrados en la obra misional de la Iglesia. El élder Cook, ahora presidente del Consejo Ejecutivo Misional de la Iglesia, trabajó con el presidente Ballard hace años en “Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional”.
El presidente Ballard durante el fin de semana enfatizó repetidamente la importancia de la obra misional. “Su misión será un tiempo precioso en su vida”, les dijo a todos los que están sirviendo actualmente. “No puedo pensar en nada en mi vida más importante que establecer y confirmar mi testimonio”.
El élder Cook también enfatizó las bendiciones del servicio misional. “Llegará el momento en que recordarán este tiempo como misioneros y llegarán a comprender que todos los que aman son bendecidos por su servicio misional”, dijo.
