De regreso a su ‘hogar espiritual’, 3 apóstoles reflexionan sobre las vidas ‘ancladas en las Islas Británicas’ como misioneros de tiempo completo

LIVERPOOL, Inglaterra— El presidente M. Russell Ballard caminó por los caminos de ladrillo y piedra del famoso muelle Royal Albert Dock en Liverpool el lunes, 25 de octubre, sin que el bullicio de este centro de actividad ni el viento frío y húmedo le preocuparan.

Mientras caminaba, reflexionó sobre las primeras decenas de miles de Santos de los Últimos Días que emprendieron sus viajes pioneros desde este histórico muelle a mediados de 1800. También se refirió a su propia jornada espiritual la cual comenzó un siglo después como un joven misionero en Inglaterra y Escocia. 

“Tuve una experiencia absolutamente increíble”, dijo el presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, añadiendo que el cimiento espiritual sobre el cual edificó la obra de su vida está “anclado en las Islas Británicas como misionero de tiempo completo”.

El presidente Ballard, de 93 años, viajó a Inglaterra y Escocia esta semana para dirigirse a los miembros y a los misioneros. Acompañado por el élder Jeffrey R. Holland y el élder Quentin L. Cook, ambos del Cuórum de los Doce Apóstoles y también ex misioneros en Gran Bretaña, el viaje significó un regreso a casa para este trío de líderes de mayor antigüedad en la Iglesia.

Para cada uno de ellos, las Islas Británicas y el servicio misional que prestaron allí se convirtieron en un lugar y un acontecimiento que fueron claves en sus vidas.

Para el presidente Ballard, el viaje comenzó antes de llegar a Inglaterra.

“Leí el Libro de Mormón con verdadera intención en el barco RMS Queen Elizabeth mientras cruzaba el Atlántico”, recordó. “Qué cosa tan maravillosa fue mi primera misión. Me cambió”.

‘El cielo está planificando sus vidas’

Al dirigirse a los misioneros de la Misión Escocia-Irlanda el martes 26 de octubre, en el centro de la Estaca Edimburgo Escocia, el presidente Ballard dijo que llegó a las Islas Británicas por primera vez en 1948 sin comprender la “magnificencia del mensaje del Evangelio”.

“No sabía mucho cuando llegué por primera vez a esta isla”, dijo. “Ciertamente, no sabía lo que debería haber sabido”.

El cielo, les dijo a los misioneros, está “planificando sus vidas”.

“Esta es una obra celestial. ¿Por qué? Porque cada alma humana que ha vivido en la tierra es un espíritu, hijo o hija de Dios”, dijo. Tiene que haber algo que toque sus corazones y que diga ‘He encontrado algo aquí que es precioso y quiero incorporarlo a mi vida’”.

Antes de la reunión misional, el presidente Ballard visitó los alrededores de una iglesia histórica y el cementerio en Tranent, Escocia, donde están enterrados sus tatarabuelos. “La base de mis cimientos está aquí”, dijo.  

Al realizar el viaje apenas unas semanas después de celebrar su cumpleaños N°93, el 8 de octubre, el presidente Ballard les dijo a los misioneros que tal vez tenga que rendir cuentas de su vida pronto. “Qué es lo que más le interesa al Señor de la vida de M. Russell Ballard?”, preguntó. “He meditado sobre eso y creo que serán dos cosas principales”.

La primera: “qué clase de vida he llevado. ¿Qué clase de discípulo o creyente soy realmente?”

Y la segunda: “¿A quién ayudé en el camino? A todos nos preguntarán, “¿A quién trajiste a mí durante tu estancia en la mortalidad?’”, dijo.

La isla verde y del cetro

William Shakespeare creó la frase “isla del cetro” para elogiar a Inglaterra. Para el presidente Ballard, el élder Holland y el élder Cook, esta tierra es un hogar espiritual.  “Físicamente nací en los Estados Unidos” dijo el élder Holland. “Pero, espiritualmente, nací en esta ‘isla verde y del cetro’”.

El élder Holland se deleita al respirar el aire fresco y húmedo y al ver las cabinas telefónicas y buzones rojos antiguos. Él y la hermana Patricia Holland hicieron una pausa después de llegar al país para tomarse una fotografía frente a uno de esos buzones rojos — igual a aquel donde el joven élder Holland dejaba las cartas que enviaba a su casa cuando era misionero.      

Al dirigirse a los misioneros de la Misión Inglaterra Mánchester reunidos en el centro de la estaca Chorley Inglaterra, el élder Holland les dijo a los jóvenes élderes y hermanas, que su sencillo anhelo para ellos es: que sientan por su misión lo que él sintió por la suya.  

“Quiero que tengan esa clase de misión”, dijo.

El élder Cook transmitió a los misioneros de la Misión Inglaterra Leeds, un mensaje similar desde el centro de reuniones de Cross Gates.

Les habló sobre la importancia de Leeds en la Iglesia primitiva de Inglaterra. Elogió la zona — cuyos residentes representaron un número significativo de los que viajaron en el Mayflower y desempeñaron un papel importante en la fundación de lo que hoy son los Estados Unidos.  

Cada uno de los líderes está disfrutando el paisaje de los campos ingleses y de los elaborados jardines.

“Sin embargo, lo más destacado de este viaje es estar con el presidente Ballard y el élder Cook”, dijo el élder Holland. “El élder Cook fue mi antiguo compañero de misión (sirvieron juntos en 1962), el presidente Ballard siempre nos ha hablado de su misión. Así que, al tener eso en común esto se convierte en algo único y especial”.

‘La flor y nata de Inglaterra’

El élder Cook es un descendiente de Heber C. Kimball — que fue uno de los primeros misioneros en predicar el Evangelio en esta dispensación fuera de América del Norte.

Según cuenta la historia, el élder Kimball — tan entusiasmado estaba con su trabajo —que, en julio de 1837, saltó de un barco cuando estaba a “unos 2 metros del muelle” Albert Dock en Liverpool”.

Parado en el mismo muelle, el élder Cook pensó en su tatarabuelo y en los primeros Santos de los Últimos Días que creyeron en el mensaje del Evangelio.

“Es una verdadera emoción estar aquí en los muelles de Liverpool”, dijo. “Cuando uno piensa en este puerto, piensa en los misioneros que vinieron aquí y piensa en los santos que emigraron de Liverpool”.

Charles Dickens se mezcló con un grupo de emigrantes cuando salían del Albert Dock y los describió como “la flor y nata de Inglaterra”. La descripción de aquellos primeros santos fue aparentemente contradictoria, — pobres, pero serviciales, de la clase trabajadora de Inglaterra. Sin embargo, en el poco tiempo que habían sido miembros de la Iglesia, el Evangelio los había definido y elevado. Y eso es lo que Dickens identificó, dijo el élder Holland.

“No sabemos el lugar exacto dónde Heber C. Kimball saltó para llegar a la orilla primero. No sabemos exactamente dónde Charles Dickens subió a bordo y dijo que los miembros de la Iglesia eran la ‘flor y nata de Inglaterra’”, dijo el élder Cook. “Pero fue aquí; fue aquí en los muelles de Liverpool”. 

“Así que es emocionante estar aquí y pensar en lo importante que fue Liverpool y este puerto en la restauración del Evangelio y en la historia de la Iglesia”.

‘Darse por entero a la obra’

Contemplando el océano desde el muelle Royal Albert Dock, el presidente Ballard continuó reflexionando sobre la importancia de la obra misional en su vida y la de su familia.

La madre del presidente Ballard, Geraldine Smith Ballard, acompañó a sus padres Hyrum Mack e Ida Smith, a Europa cuando era una adolescente.

El abuelo del presidente Ballard fue llamado a presidir la Misión Europea de la Iglesia desde 1914 a 1916. Su abuela organizó a las mujeres de la Sociedad de Socorro para coser guantes y bufandas para los soldados.

Así como tantos otros que vinieron y salieron de Inglaterra antes que ellos, la familia llegó a las Islas Británicas al Royal Albert Dock. Como presidente de misión, Hyrum Mack Smith regresó al muelle muchas veces mientras trabajaba para evacuar a los misioneros de Europa antes de la Primera Guerra Mundial. Después, él con su familia, también regresó a los Estados Unidos.

Sin embargo, al igual que cualquier misionero, que sirve en cualquier parte del mundo, que “se da por entero a la obra y, se dirige y confía en el Señor” dejaron Inglaterra un poco mejor que cuando llegaron, dijo el presidente.

“Aprendieron,” resumió el presidente Ballard.