A medida que el presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia, y otros líderes respondían a las preguntas de los estudiantes de BYU-Hawái, comenzó a surgir un tema: Cada persona tiene que aprender a escuchar y a actuar según la voz del Espíritu.
Al dirigirse a la comunidad del campus universitario durante un devocional en forma de preguntas y respuestas el 22 de noviembre, el presidente Eyring dijo que su experiencia en el campus de Laie, Hawái de ese día fue para él “un tiempo sagrado y un lugar sagrado”.
El presidente Eyring señaló que, al comienzo de la reunión, “[en] una ferviente oración al Padre Celestial en el sagrado nombre de Jesucristo” se había pedido la influencia del Espíritu Santo. Nuestros corazones se [sintieron] inundados [por el Espíritu] cuando esa oración fue contestada para cada uno de nosotros”, dijo.
En las muchas veces que ha visitado el campus a lo largo de más de 50 años de servicio, el presidente Eyring dijo que ha llegado a sentir “que la gente, aquí, ha vivido [de tal manera] que merecen ese don [del Espíritu Santo]. Por eso, me parece un entorno de tiempo sagrado y de lugar sagrado”.
El presidente Eyring regresó al campus de Laie para el devocional semanal, en el que estuvo acompañado por el presidente de BYU-Hawái, John S. K. Kauwe III y el élder Clark G. Gilbert, un Setenta Autoridad General y comisionado de educación de la Iglesia, para responder a las preguntas que preocupaban al variado conjunto de estudiantes de BYU- Hawái, quienes provienen de docenas de países diferentes, especialmente los que se encuentran en océano Pacífico.
Entre otros temas, los líderes de la Iglesia y del campus respondieron preguntas sobre la forma de recibir la revelación personal, la responsabilidad de los estudiantes después de recibir su educación en una universidad de la Iglesia y el regreso de los estudiantes a su país de origen después de obtener sus títulos.
En los breves comentarios que siguieron a la sesión de preguntas y respuestas, el presidente Eyring les prometió que serían bendecidos con valor y confianza al ejercer la fe y preguntar en oración: ¿Qué quieres que haga?”
“Escuchen la respuesta”, dijo el presidente Eyring. “Después, hagan lo que Él les pida. Él ya [lo] sabe y quiere lo mejor para ustedes. Confíen en Él”.
Cómo mejorar la revelación personal
Con su primer “bebito” en camino, Dela Cruz, un estudiante del último año de San Diego, California, compartió cómo él y su esposa están tratando de saber qué camino tomar después de graduarse.
Dela Cruz citó al presidente Russell M. Nelson, quien enseñó: “No será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, directora, consoladora y constante del Espíritu Santo” (Conferencia general de abril de 2018).
Después preguntó: “Qué consejo puede darnos sobre cómo podemos mejorar nuestras oraciones y recibir revelación personal en medio de los desafíos de la vida?”
Es importante que dediquemos considerable tiempo y esfuerzo para escuchar, dijo el presidente Kauwe. “Este mundo tiene tantas distracciones y es tan ruidoso”. Se requerirá algo de esfuerzo para encontrar la paz y la tranquilidad necesarias para escucharlo.
El élder Gilbert señaló que el discurso al que se refirió Dela Cruz fue el primero del presidente Nelson como presidente de la Iglesia. Cuando lo escuchó por primera vez, el élder Gilbert dijo que le pareció bien que el Profeta dedicara la mitad de su discurso para presentarse.
Sin embargo, al releer el discurso, el élder Gilbert dijo que se dio cuenta de que, en realidad, el presidente Nelson les estaba mostrando cómo, en cada paso de su vida — su carrera, su matrimonio, el lugar dónde vivir, cómo hacer bien su trabajo, etc. — le planteó su decisión al Señor y buscó la revelación. “Él nos dio una guía”, dijo el élder Gilbert.
“El Padre Celestial les va a conceder una guía [a través de una] serie de revelaciones si encuentran ese lugar tranquilo, acudan a Él, después escuchen y actúen cuando Él les diga lo que deben hacer”, dijo.
El presidente Eyring señaló que, en el discurso, el Profeta habló sobre cómo la revelación es necesaria para la supervivencia espiritual. “Para mí, él no habría usado la palabra ‘sobrevivir’ si se tratara solamente de cómo lograr una gran carrera o una familia”, dijo.
Además de tomar decisiones sobre el trabajo o dónde vivir, hay desafíos y peligros que enfrentar en la vida, como discernir entre lo que es verdad y lo que no; o lo que está bien y lo que está mal. “Y es necesario tener al Espíritu Santo [con nosotros]”, dijo el presidente Eyring.
La responsabilidad que conlleva la educación
Foloi Sidow, una estudiante del último año, originaria de Apia, Samoa, preguntó: “Cuál sería el mejor consejo para los estudiantes que se gradúan y regresan a sus países de origen después de obtener su título?”
El presidente Kauwe animó a los estudiantes a desarrollar sus habilidades para escuchar la voluntad de Dios. “Y estén preparados para seguirla”.
Si eso significa un plan diferente, “está bien”, dijo el presidente Kauwe. Si eso implica algún sacrificio, “está bien”. Les aseguro, a ustedes y a cualquier otra persona que esté enfrentándose a estas decisiones, que cuando siguen al Espíritu y hacen lo que Dios quiere que hagan, serán felices y serán bendecidos”.
El élder Gilbert animó a los estudiantes a pensar en su educación como una mayordomía, no solo como un regalo. “Uno de nuestros rectores universitarios enseñó una vez un famoso proverbio que dice: ‘Todos hemos bebido de pozos que no cavamos y nos hemos calentado con fuegos que no encendimos’. Tenemos la responsabilidad de devolver lo que hemos recibido”.
Oren, dijo el élder Gilbert, y pregunten, “cuál es la mayordomía que conlleva esta educación que estoy recibiendo; cómo la utilizaré para bendecir a otros, a mi familia, a la iglesia y a las comunidades adonde regresaré y serviré”.
El Salvador está tratando de preparar al mundo y al reino para Su Segunda Venida, dijo el presidente Eyring, y cada uno tiene una función que desempeñar en esa obra.
Alentó a los estudiantes a leer sus bendiciones patriarcales, y después orar al respecto. “Vayan adonde puedan edificar el reino de Dios y donde puedan ayudar a las personas”, les aconsejó el presidente Eyring.
Eso podría ser en el país de origen de uno; o no. “Oren mucho al respecto. Imagino que, con frecuencia, el Señor dirá ‘Sí, es en el lugar de dónde vienes. Hay algo que podrías hacer allí y sería lo mejor para tu familia’. Pero [la forma de orar] es: ‘¿Adónde puedo ir para participar en lo que Tú estás haciendo, es decir, para preparar el reino de Dios para el día en que venga el Salvador?’”.