BUCAREST, Rumania — Ser miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no es algo que Mihaela Mustata hace solo los domingos. “Son los cimientos de nuestra familia”, dijo ella.
Sentada con sus dos hijos pequeños durante un devocional el domingo, 16 de octubre con el élder David A. Bednar,del Cuórum de los Doce Apóstoles, Mustata sintió que el Espíritu le testificaba de la verdad. Las cosas que sintió y lo que aprendió la ayudarán a criar a sus hijos y a encontrar maneras de compartir su testimonio con los demás.
El tranquilo parloteo de los niños y el llanto de un nuevo bebé en la capilla eran los sonidos de la próxima generación que crece en el evangelio. Los padres de Mustata optaron por escuchar a los misioneros cuando ella era más joven y se bautizó a los 10 años.
“Ellos ya no vienen a la Iglesia, pero tomé mis propias decisiones y elegí estar aquí. Ellos cambiaron la forma en que crecí y vivo, y eso cambiará la generación siguiente — estoy aquí y mi familia está aquí”, dijo ella. Su esposo se unió a la Iglesia y ahora es el presidente de la Rama Panduri.
Dirigiéndose a amigos y visitantes que asistieron a la reunión y que no son miembros de la Iglesia, el élder Bednar describió cómo la doctrina, la autoridad, las ordenanzas y los convenios se han restaurado de nuevo en la tierra. Así como Dios habló a Sus siervos en el Antiguo y Nuevo Testamento, Él habla ahora.
El élder Bednar los invitó a aprender más y prepararse para ser cambiados de una manera significativa.
Dirigiéndose directamente a los miembros de la Iglesia, el élder Bednar dijo: “Esta es la mejor época en la historia de la Iglesia en Rumania”.
Los convenios que los santos rumanos han hecho los conectan individualmente con el Cristo vivo y resucitado y les da una fuerza que va más allá de la suya, explicó él.
“Esto es Sion. Ustedes son Sion. Sion no es solo un lugar, es la gente, los puros de corazón”. Y la edificación de Sion se producirá en la medida en que los individuos y las familias de Rumania se mantengan fieles a las cosas que saben que son verdaderas.
Pioneros en Rumania
La Iglesia todavía está en sus comienzos en el país, explicó el presidente del Distrito Iasi Rumania, Radu Stoica. La mayoría de los miembros son miembros de primera generación. Él se unió a la Iglesia cuando tenía 9 años. Ahora tiene dos hijas pequeñas a las que está criando para que sean miembros de la segunda generación.
Cuando se le preguntó cómo se siente al saber que es un pionero, él dijo que es algo de gran responsabilidad. Pero se siente privilegiado de estar entre las primeras personas en recibir el evangelio en Rumania.
Rumania se encuentra en la encrucijada de Europa Central y del Este, y limita con Ucrania, Moldavia, Bulgaria, Serbia y Hungría. La mayoría de los residentes se identifican como cristianos, pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa Rumana.
“La gente fue criada con fe, pero a veces es difícil hacer cambios”, explicó el presidente Stoica. “La gente sí aprecia más el evangelio por eso”.
Después de que la revolución de 1989 acabara con el comunismo, los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días visitaron el país para ofrecer ayuda humanitaria, y los Santos de los Últimos Días de toda Europa participaron en los esfuerzos de ayuda. Esto atrajo a los rumanos al evangelio, y en 1991 se estableció una rama en Bucarest.
En la actualidad, las estadísticas de la Iglesia indican que hay 3087 miembros organizados en ramas y distritos.
“Somos pocos, pero eso nos hace más fuertes y nos hace apreciar todas las bendiciones del evangelio”, dijo el presidente Stoica.
Él se siente esperanzado al ver que más jóvenes toman la decisión de seguir a Jesucristo.
“Nosotros y muchos otros nos quedaremos en Rumania y elegiremos seguirlo y optaremos por vivir la fe. Creo que esto bendecirá a nuestras familias y a nuestros amigos, a nuestras comunidades y a los que vendrán después”.
La generación en ascendencia
Los jóvenes y sus líderes asistieron a una reunión con el élder Bednar para aprender más sobre los principios de la nueva guía Para la Fortaleza de la juventud y para hablar sobre cómo vivir de una manera más elevada y santa.
Un grupo de hombres y mujeres jóvenes de la Rama Brasov se levantó temprano para tomar el tren desde Transilvania para asistir a la reunión. Yasmina Briscaru, de 17 años, dijo que se perdieron en Bucarest y no pudían encontrar la capilla.
“Con la ayuda de Dios, logramos llegar aquí antes que comenzara la reunión”, dijo ella, y se sentaron en la primera fila.
El élder Bednar invitó a los jóvenes a hacer preguntas. Yasminia tenía algunas preguntas preparadas en su mente, pero mientras escuchaba, sus preguntas cambiaron.
El Espíritu le confirmó lo siguiente: “Siento que soy importante en esta obra, y esto me hace pensar más en mí y en mi relación con Dios”.
Ciprian Stefu, de 16 años, de la Rama Brasov, dijo que sintió que una pregunta entraba en su mente y supo que tenía que hacerla. Quería saber cómo llevar a un amigo a la Iglesia.
“[Aprendí que], para traer a alguien a la Iglesia, es necesario invitarlo a hacer algo y no simplemente invitarlo”, él dijo después de la reunión.
El élder Bednar les dijo a los jóvenes que pueden sentir que son pocos, pero que eso no siempre será cierto.
“Ustedes son pioneros”, dijo. “Puede que no sean muchos, pero tendrán la ayuda de Dios”.
“Ustedes son el futuro de la Iglesia en este país. A medida que ustedes vivan el evangelio y los principios, su luz no solo bendecirá a su familia, sino que bendecirá a este país”, prometió él.
Reunión con los misioneros de Rumania
La hermana Julee Harris de Ogden, Utah y misionera de tiempo completo en la Misión Hungría-Rumania, dijo que servir en Rumania puede ser un desafío debido a las antiguas tradiciones de la gente.
“Pero lo que siempre notas es su fe. Puedes hablar con cualquier persona en la calle y preguntarle si cree en Dios y en el Salvador, y siempre dicen que sí… pero no entienden que podrían tener más. Podrían crecer y sentir ese amor de una manera diferente”, dijo ella.
Ella y otros misioneros trajeron sus esperanzas, temores y preguntas a una reunión con el élder Bednar la mañana del sábado, 15 de octubre. Algunos se preguntaban qué más podrían hacer para que los miembros los ayudaran a encontrar a otros a quienes enseñar. Algunos preguntaron cómo lograr que más personas se interesen en el evangelio. Algunos se preguntaban si sus esfuerzos eran aceptables para el Señor.
El élder Bednar citó Doctrina y Convenios 64:33: “Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes”.
Él habló con ellos sobre la perspectiva y la paciencia, y sobre escuchar y enseñar con el Espíritu.
“Hagan lo mejor que puedan. El Señor conoce a cada una de estas personas. Ustedes tienen un papel que desempeñar en cada etapa con cada persona con la que entran en contacto”, dijo él.
La hermana Harris dijo que aprendió que no puede controlar lo que sucede, pero puede elegir acudir al Salvador. “Siento más Su amor cuando tengo el Espíritu Santo conmigo”.
Su compañera, la hermana Stella Carlson de Rock Springs, Wyoming, aprendió la importancia de la revelación personal.
“Cada persona es tan diferente y sus necesidades son muy diferentes. Así es exactamente como Dios quiso que fuera”, dijo ella. “Se podría decir que algo toca a cada persona de manera diferente. Eso es algo que podemos llevar a las lecciones cuando enseñamos a las personas y durante el resto de nuestras vidas”.
El élder Bednar recordó a los misioneros que el Señor obra con pequeños milagros, línea tras línea, precepto tras precepto.
“Los grandes milagros son raros. No necesitan tener grandes milagros, porque Dios espera que vean y recuerden los pequeños milagros”, dijo él.
Reuniéndose con los misioneros de Hungría
La otra mitad de la misión está en Hungría. Cuando el élder Bednar se reunió con los misioneros en Hungría el viernes, 14 de octubre, hablaron sobre la confianza, la fe, la invitación, la ayuda, el seguir adelante, las ordenanzas y los convenios. Hablaron de patrones de enseñanza, revelación, concilios y principios.
“Pongan al Salvador en primer lugar, deléitense con Sus palabras”, les dijo el élder Bednar.
Algunos de los misioneros preguntaron cómo saber lo que deben hacer con sus vidas. Una de las misioneras dijo que, mientras estudiaba a Ester en el Antiguo Testamento, se preguntaba cómo podía saber su papel en la Restauración.
A Ester se le dijo que había sido enviada “para esta hora” (Ester 4:14). La hermana Bednar les dijo a las hermanas misioneras: “Todas ustedes, mujeres, fueron enviadas a esta misión para un momento como este”.
Y al pasar de su misión al resto de sus vidas, ella les testificó que el Señor necesita mujeres que ministren y que defiendan la verdad y la justicia.
“Ustedes pueden hacer una gran diferencia siendo mujeres que aman a Dios y que no tienen miedo de enseñar y testificar”, dijo ella.
El élder Bednar dijo que a medida que avancen con fe, estarán donde deben estar en los momentos en que se supone que deben estar allí. No se sienten a esperar a que llegue la respuesta; la respuesta viene en camino, explicó él.
El élder Artur Kriston, un misionero de tiempo completo que es de un pueblo en las afueras de Budapest, dijo que estaba nervioso antes de la reunión, pero que después se sintió tranquilo y feliz.
“Me pareció que él estaba hablando de cómo podemos sentir más el Espíritu”, dijo. “Me sentí muy bien y sentí una fe muy fuerte”.
El futuro de la Iglesia en Rumania
El élder Helmut D. Wondra, Setenta de Área en el Área Europa Central, dijo que los miembros de la Iglesia en Rumania son una luz para las personas que los rodean, aunque no son grandes en número.
Él dijo que a medida que los miembros trabajan con los misioneros de tiempo completo, podrán invitar a otros a unirse a la Iglesia.
“Puedo sentir un verdadero ímpetu positivo de crecimiento espiritual aquí”, dijo él. “Los santos fieles confían en que a medida que ponen su fe y confianza en el Salvador y ayudan a recoger a Israel, Él los ayudará a mover montañas en sus vidas”.
El presidente Stoica dijo que a medida que los miembros acogen el evangelio y viven fielmente con los desafíos, pueden ver las bendiciones y alegrías en sus vidas.
“Espero que muchas personas vengan a hacer convenios con Dios y sean una luz para sus familias y sus comunidades”, dijo él.
Rumania fue el último país en una gira ministerial de cinco países de Europa Central para el élder Bednar. Él y la hermana Bednar comenzaron en Suiza el fin de semana pasado, visitaron Albania, y también se reunieron con miembros en Austria y Hungría.
“Hemos venido a decirles que los amamos”, dijo él. “Estos son Santos de los Últimos Días maravillosos, devotos e incondicionales”.
Ellos viajaron con el élder Carl B. Cook de la Presidencia de los Setenta y su esposa, la hermana Lynette Cook, y se les unieron en diferentes países miembros de la presidencia del Área Europa Central.
Sentarse en el estrado y ver las sonrisas en los rostros de las personas tocó el corazón del élder Bednar.
“El gozo del evangelio y el amor del Señor son evidentes en sus rostros”, dijo él.