El Tabernáculo de Salt Lake fue dedicado hace 150 años, en 1875

Desde la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1830, los miembros y amigos se han reunido en diversos lugares — cabañas, tiendas, arboledas, al aire libre y también en los templos de Kirtland y Nauvoo.

Cuando llegaron al oeste, al Valle del Lago Salado, en 1847, Brigham Young invitó a los miembros a construir un lugar de reunión. Se construyó una glorieta con troncos y ramas para proteger del sol a quienes se reunían, según la “Historia del Tabernáculo” en ChurchofJesusChrist.org

Tras la construcción y deconstrucción de varias glorietas, se construyó un lugar de reunión más permanente, posteriormente llamado el Antiguo Tabernáculo, en la esquina suroeste de la Manzana del Templo. Junto a él se construyó un Tabernáculo más grande y abovedado, que fue dedicado hace 150 años, el 9 de octubre de 1875, por el entonces élder John Taylor, del Cuórum de los Doce Apóstoles, como parte de una conferencia general. (Fue Presidente de la Iglesia desde 1880 hasta su fallecimiento en 1887).

Fue dedicado y apartado “para alabanza, acción de gracias y adoración al Dios Altísimo”, oró el élder Taylor “La Oración Dedicatoria del Nuevo Tabernáculo”, Deseret News, 20 de octubre de 1875, pág. 594).

Las personas se reunieron para las conferencias generales en el Tabernáculo de Salt Lake desde 1867, antes de la dedicación, hasta el año 2000, cuando se dedicó el Centro de Conferencias.

Ha sido un lugar de encuentro para los miembros de la Iglesia en conferencias generales, otras reuniones de la Iglesia, reuniones comunitarias, conciertos y otros eventos públicos.

Doce presidentes de los Estados Unidos han hablado desde el púlpito del Tabernáculo, así como la destacada sufragista Susan B. Anthony, el piloto transatlántico Charles Lindbergh, Helen Keller y muchas otras personalidades prominentes, según información de ChurchofJesusChrist.org

Actualmente, es donde el Coro y la Orquesta del Tabernáculo de la Manzana del Templo ensaya y también graba su programa semanal “Música y Palabras de Inspiración”. Se ofrecen recitales de órgano diarios y otros programas de conciertos.

La acústica del edificio permite escuchar la caída de un alfiler a 52 metros de distancia sin necesidad de micrófono.

Construyendo el Tabernáculo

El Antiguo Tabernáculo era un centro de reuniones de adobe diseñado por el arquitecto Truman O. Angell — el mismo arquitecto que diseñó el Templo de Salt Lake — contaba con frontones gemelos decorados con rayos de sol, un techo abovedado, piso inclinado y, finalmente, una concha acústica circular en cada extremo.

“Los nuevos miembros necesitaban un lugar de reunión, un lugar donde pudieran escuchar las palabras del Profeta”, explicó Richard G. Oman, curador de adquisiciones del Museo de Historia y Arte de la Iglesia en Salt Lake City, en “Historia del Tabernáculo”.

En 1861, se discutieron los planes para un segundo Tabernáculo con dimensiones de 76 x 45 metros y un techo curvo — el diseño de “espalda de tortuga” de Brigham Young. Se solicitó la ayuda de Henry Grow, un reconocido constructor de puentes del Valle del Lago Salado, para la construcción del Tabernáculo.

Ante la escasez de recursos, los trabajadores utilizaron madera de los cañones locales y piedra sobrante de la obra del Templo de Salt Lake, y los clavos y arandelas se forjaron con restos de equipo militar.

El órgano fue diseñado por Joseph Ridges y utilizó pino ponderosa de Pine Valley, Utah. Inicialmente tenía 700 tubos. En 1885, se añadieron tubos adicionales, lo que elevó el total a 2648.

Renovación del Tabernáculo

Se han realizado numerosas mejoras y renovaciones a lo largo de los años, incluyendo la modernización y la ampliación del órgano. La más reciente se realizó entre 2005 y 2007 para mejoras sísmicas y otras ampliaciones, incluyendo estudios de grabación.

Se rededicó durante la sesión del sábado por la tarde de la conferencia general Anual N°177 de la Iglesia en marzo de 2007. Los asistentes se sentaron en bancos nuevos que “son tan duros como los viejos”, bromeó el presidente Gordon B. Hinckley, con su característico sentido del humor.