PROVO, Utah — ¿Por qué permitió el Padre Celestial que su Hijo Unigénito fuera sacrificado? “Porque los ama. Es una de las mayores manifestaciones de su amor”, declaró el obispo L. Todd Budge a los misioneros en capacitación el 6 de mayo.
“Otra de las grandes manifestaciones de su amor es que nos dio mandamientos para ayudarnos durante nuestra vida terrenal, para que pudiéramos regresar a Él y encontrar gozo y felicidad”.
Este mismo amor también permite que sus hijos se arrepientan. “La razón por la que Jesucristo realizó el sacrificio expiatorio es para que tengamos la oportunidad de arrepentirnos cuando no somos completamente obedientes”, dijo el obispo Budge, segundo consejero del Obispado Presidente.
Así, los creyentes pueden demostrar su amor a Dios mediante la obediencia y el arrepentimiento, dijo el obispo Budge en un devocional en el Centro de Capacitación Misional de Provo. Estuvo acompañado por su esposa, la Hermana Lori Budge, quien explicó cómo los misioneros pueden ser ángeles para quienes los rodean.
El obispo Budge explicó tres atributos que los misioneros pueden desarrollar e invitar a otros a desarrollar también: amor, obediencia y arrepentimiento.
Amor
Mientras servía en la presidencia del Área Asia Norte, el obispo Budge habló con un misionero en Guam que luchaba por mantenerse motivado. El élder, en su vigésimo séptimo mes como misionero, no pudo regresar a casa porque las fronteras de su país se habían cerrado durante las precauciones sanitarias por el COVID-19.
“Todas las mañanas me levanto y pienso que no debería estar aquí”, le dijo el élder al obispo Budge. “Debería estar en casa, estudiando, trabajando, pasando tiempo con mis amigos. Ya cumplí mis dos años”.
El Espíritu impulsó al obispo Budge a leer Mosíah 2:21, que enlista grandes bendiciones de Dios: el aliento diario, el albedrío, el apoyo divino. Luego dice: “Si lo sirvieseis con toda vuestra alma, todavía seríais servidores improductivos”.
El élder respondió: “Supongo que nunca podemos hacer lo suficiente para demostrarle a Dios lo agradecidos que estamos por todo lo que ha hecho por nosotros”.
El obispo Budge le preguntó al misionero: “¿Qué pasaría si despertaras con esa actitud y dijeras: ‘Dios, gracias por darme este tiempo extra para que pueda demostrarte cuánto te amo‘?”.
Obediencia
Doctrina y Convenios 42:29 dice: “Si me amas, me servirás y guardarás todos mis mandamientos.” El obispo Budge añadió: “La obediencia es realmente la primera ley del cielo. Pero ¿cuál es el primer mandamiento? Amar a Dios y amar al prójimo (véase Mateo 22:36-40)”.
El obispo Budge aprendió la conexión entre el amor y la obediencia siendo un joven misionero. Como compañero mayor, se comprometió a ser perfectamente obediente mientras trabajaba con su nuevo compañero.
Luego, en un inventario en compañerismo, su compañero le dijo: “Élder Budge, no siento su amor”.
El obispo Budge respondió al comentario comenzando a estudiar sobre el amor y su relación con la obediencia. Lo que aprendió es que “la obediencia requiere, ante todo, que seamos obedientes al mandamiento más importante de todos, que es amar a Dios y amar al prójimo”.
Continuó: “Esa experiencia me cambió, cambió mi misión y me ayudó a comprender lo que significa realmente ser obediente”.
Arrepentimiento
“¿Con qué frecuencia dice el presidente [Russell M.] Nelson que debemos arrepentirnos?”, preguntó el obispo Budge. “Diariamente”, respondieron al unísono los misioneros que estaban capacitando.
“La mejor manera de enseñar el arrepentimiento es intentarlo uno mismo primero”, dijo. “Es difícil enseñarlo si nunca lo has hecho”.
Los misioneros pueden ayudar a quienes enseñan a arrepentirse, y un capítulo en particular de “Predicad Mi Evangelio” destaca como guía: el capítulo 11: “Ayude a las personas a hacer y cumplir compromisos”. Esta sección ofrece un proceso de cuatro pasos para ayudar a otros a arrepentirse: extender invitaciones guiadas por el Espíritu, prometer bendiciones, dar testimonio y ayudar a las personas a cumplir sus compromisos.
El Espíritu Santo es el maestro, no solo los misioneros, dijo el obispo Budge. El Espíritu desempeña un papel en la conversión de las personas, mientras que los misioneros son quienes invitan a otros a acercarse a Cristo. El Salvador ya pagó el precio de sus pecados. Él ya hizo lo difícil. Ahora solo nos toca a nosotros acceder a las bendiciones del sacrificio expiatorio mediante el arrepentimiento.
‘Ustedes pueden ser ángeles ministrantes’
La hermana Budge citó el discurso de la conferencia general de abril de 2025 del presidente Nelson, cuando dijo que Dios “envía ángeles para estar con nosotros y con aquellos a quienes amamos”.
En Doctrina y Convenios 84:88, el Señor dijo: “Mi Espíritu estará en vuestro corazón, y mis ángeles alrededor de vosotros, para sosteneros”. Estos ángeles podrían referirse a ángeles tanto mortales como inmortales, dijo la hermana Budge.
“Los ángeles terrenales son instrumentos en las manos de Dios. Son bondadosos, devotos y puros. Son emisarios enviados por Dios. Aceptan el amor y acogen a los demás. Ministran a los demás como extensiones de las manos de un Creador amoroso. Sirven y ayudan”.
Luego animó a los misioneros en capacitación: “Pueden ser ángeles ministrantes para todos los que los rodean”.
