Nota del editor: Esta es la segunda de una serie de cuatro partes sobre investigaciones recientes relacionadas con el perfeccionismo tóxico.
El perfeccionismo puede tener una profunda influencia en la fe, y a su vez, la fe puede tener una profunda influencia en el perfeccionismo, según Michael Goodman (en inglés), profesor de educación religiosa de la Universidad Brigham Young.
“El perfeccionismo tóxico es un veneno para la fe religiosa”, afirmó Goodman.
Él, junto a otros profesores y profesionales de la salud mental escribieron sobre las repercusiones del perfeccionismo en la publicación de diciembre de BYU Studies Quarterly (en inglés). Goodman basó su análisis en datos de un estudio de seis años que involucró más de 2.000 adolescentes y adultos jóvenes (la mitad, aproximadamente, eran miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la otra mitad no). Examinaron específicamente de qué manera el perfeccionismo tóxico y las creencias religiosas se afectan mutuamente.
Para su sorpresa, Goodman descubrió que las personas con niveles altos de perfeccionismo tóxico tenían el doble de probabilidades de abandonar su religión en comparación con aquellas que tenían niveles más bajos. El perfeccionismo fue la antesala a la disminución en la asistencia de las personas estudiadas.
Por otro lado, quienes asistían a la Iglesia con regularidad tenían niveles más bajos de perfeccionismo tóxico.
Goodman tiene claro que el perfeccionismo tóxico no es lo mismo que tener principios elevados. Lo define como “la manera en que te sientes contigo mismo cuando no estás a la altura de tus elevadas expectativas”.
El estudio también mostró que valorar la fe por su propio significado se relacionaba con un nivel de perfeccionismo tóxico más bajo, en tanto que practicar la religión para obtener recompensas externas se asociaba con un perfeccionismo tóxico más alto.
La influencia de la gracia de Dios
La gracia es un don de nuestro Padre Celestial otorgado a través de Su Hijo, Jesucristo, según la guía de Temas y preguntas que se encuentra en la Biblioteca del Evangelio y también en ChurchofJesusChrist.org; y continúa diciendo, “Mediante Su gracia, el Señor … hace posible que aquellos que vivan Su Evangelio se arrepientan y sean perdonados”.
En su investigación, Goodman pudo diferenciar entre dos tipos de personas: las que ven su religión como una “adhesión estricta, literal o excesiva a la ley”; y las que la ven como una fuente de gracia. Descubrió que, quienes se centraban en la gracia tenían menos perfeccionismo tóxico.
“Es muy difícil tener una relación con un Dios que te lanza rayos y que cada vez que cometes un error se enoja contigo”, dijo Goodman. Añadió que las personas religiosas, en general, tienen menos perfeccionismo tóxico en parte porque dichas creencias enseñan que uno puede ser redimido cuando comete errores.
“La propia Expiación de Jesucristo es la prueba de que Dios cree que somos redimibles y que no debemos considerarnos perdidos”, dijo Goodman.
El impacto para los maestros
El saber que algunas personas interpretan, erróneamente, el amor de Dios como algo que se debe ganar, puede ser particularmente relevante para los maestros del Evangelio, según Goodman. Él integra una presidencia de rama en el Centro de Capacitación Misional de Provo, donde ha visto a muchos misioneros lidiar con sentimientos de culpa.
Sugiere hacer hincapié tanto en la importancia de la ley divina como en la Expiación de Jesucristo. Por ejemplo, si se enseña la ley de castidad, Goodman explicó que un maestro podría enfocarse en lo perjudicial que puede ser para el valor divino de esa persona la violación de esta ley; y además señalar la Expiación de Jesucristo como el camino para seguir adelante.
“Les permite a las personas … ver la posibilidad de que, en lugar de internalizar su error con respecto a esta ley diciendo: ‘esto me convierte en una mala persona o esto me pone una marca’, piense ‘cometí un error, pero soy capaz de seguir adelante y Dios me ayudará a seguir adelante’”, dijo Goodman.
Hay muchos ejemplos de esta enseñanza en las escrituras, explicó Goodman, y señala lo que enseñó Alma a su hijo Coriantón.
“Fue sumamente franco en Alma 39″, dijo Goodman. “Pero después, se tomó los siguientes capítulos para enseñarle a Coriantón sobre la Expiación y ayudarlo a ver que ‘no estás atrapado permanentemente’”.
Goodman señala que, otra escritura donde se enseña ese mismo principio es Romanos 8:38-39: “Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
Goodman dijo: “Cuanto más ayudemos a las personas a ver a Dios de la manera correcta, entender la Expiación de Jesucristo de la manera correcta y a reconocer su identidad como hijos de Dios de la manera correcta, eso ayudará a las personas cuyos procesos de pensamiento pueden inclinarse hacia el perfeccionismo tóxico”.