Mientras estaba en Lyon, Francia, cubriendo una visita ministerial del élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, me sorprendió cuando una hermana misionera se me acercó y me preguntó: “¿De verdad te comes la naranja entera?”.
¿Estaba en algún extraño programa con cámara oculta? No. La respuesta a la pregunta de esta hermana misionera fue: “Sí. Me como la naranja entera”. Sin embargo, esa no es la historia. La verdadera historia comienza con una pregunta diferente: ¿Por qué esta misionera al otro lado del mundo donde vivo me preguntaba cómo comía naranjas?
No conocía a la hermana Anni Hall de Chandler, Arizona, cuando se acercó a mí en Lyon ese día. Pero su compañera, la hermana Rynn Waddoups, era miembro de la estaca de mi familia unos años antes. Me sorprendió verla y todavía me confundió la pregunta de su compañera.
Mientras Rynn estaba en la escuela preparatoria, mi esposa y yo servimos como parte de la actividad para los jóvenes de la caminata con carros de mano. La hermana Waddoups fue parte de nuestra “familia” durante una semana con otros hombres y mujeres jóvenes de diferentes barrios de nuestra estaca.
Comer naranjas en los senderos calurosos, polvorientos y ventosos de Wyoming no es fácil ni limpio. Pero es mucho más fácil cuando no pelas la naranja, cosa que yo no hago. Me reí mucho ese día, pero todavía mantengo mi peculiar hábito.
Cuatro años después, la hermana Waddoups le mencionó esta rareza a su compañera un día mientras caminaban por las calles de Francia. Por supuesto, la hermana Hall pensó que esto era absurdo y que no podía ser cierto. ¿Quién hace eso?
Al día siguiente, en posición de firmes antes de tomar una fotografía misional con el élder Soares, la hermana Waddoups se inclinó hacia su compañera y le dijo que el tipo que se comía la naranja entera estaba junto a los fotógrafos.
Nuevamente, incrédula, la hermana Hall no podía creer que esto estuviera sucediendo. Pero así era.
Un día se comparte un recuerdo divertido con una compañera, el protagonista de la historia aparece en Francia al día siguiente. Los puntos estaban conectados.
La mayoría de los misioneros y la mayoría de las personas, tendrán un momento o muchos momentos en sus vidas en los que le preguntarán a Dios si Él realmente está allí y si puede mostrarles de alguna manera sencilla que los conoce. Para la hermana Waddoups, éste fue uno de esos momentos. Y de una manera que sólo Él podría haber orquestado, le recordó la caminata con carros de mano de su estaca, “pa” comiendo naranjas y el hecho de que Él puede unir todas las cosas para nuestro bien.
En la conferencia general de abril de 2024, el élder Soares habló del templo y de la confianza que se obtiene al honrar nuestros convenios.
“Sé que cuando el Señor vea incluso una chispa de deseo o un destello de esfuerzo recto en nuestra disposición a centrar nuestra vida en Él y en las ordenanzas y convenios que hacemos en Su casa, Él nos bendecirá en Su manera perfecta, con los milagros y tiernas misericordias que necesitamos”, dijo.
Y como puede atestiguar la hermana Waddoups, esas bendiciones y tiernas misericordias pueden llegar de las maneras más inesperadas.
— Jon Ryan Jensen es el editor de Church News.