Hace cincuenta años, un soleado domingo de octubre de 1975, el presidente N. Eldon Tanner de la Primera Presidencia, dedicaba un nuevo instituto de religión y un centro residencial para estudiantes (en inglés) frente a la Universidad Estatal de Michigan, en East Lansing, Michigan. En ese momento, dijo que este proyecto era “un experimento” para brindar alojamiento estudiantil patrocinado por la Iglesia en una universidad secular.
Este mes, cientos de exresidentes y estudiantes que actualmente viven allí, se unieron a líderes de la Iglesia y comunitarios en East Lansing para celebrar el 50 aniversario del centro residencial universitario Stoddard Student Living Center —para conmemorar un programa piloto visionario que se ha transformado hasta convertirse en un refugio para jóvenes adultos solteros.
Una visión para ‘edificar Sión en Michigan’

El centro residencial universitario Stoddard Student Living Center (en inglés), fue concebido por el fallecido Howard J. Stoddard y su esposa, Jennie Stoddard. Howard Stoddard, un destacado banquero y Santo de los Últimos Días, soñaba con crear un “refugio” donde los estudiantes universitarios pudieran estar cerca del campus y además vivir los principios de la Iglesia.
A mediados de la década de 1960, Stoddard observó que muchos jóvenes se iban de Michigan para asistir a los centros de enseñanza de la Iglesia en el oeste del país. “Mi padre quería edificar Sión en Michigan, en lugar de ‘exportar’ los jóvenes al oeste”, dijo uno de sus hijos, Charles C. Stoddard, durante las festividades del 50 aniversario que se llevaron a cabo durante el fin de semana del 18 y 19 de octubre.

Para convertir esa visión en realidad, Howard Stoddard adquirió un terreno de unas 3,5 hectáreas (9 acres) en una ubicación estratégica junto a la Universidad Estatal de Michigan (MSU) y aportó gran parte de los fondos destinados a construir un edificio para el instituto y dos residencias estudiantiles.
Lamentablemente, Howard Stoddard falleció en 1971, unos años antes de que su sueño se hiciera realidad. Sin embargo, su familia continuó con el proyecto y, en octubre de 1975, el presidente Tanner, primer consejero de la Primera Presidencia dedicó, en honor a Stoddard, el flamante centro residencial estudiantil Howard and Jennie Stoddard Living Center y el edificio del instituto de religión, East Lansing Institute of Religion.

“En la dedicación, el presidente Tanner [nos] animó a que el centro funcionara como un lugar donde los jóvenes adultos solteros pudieran vivir según los principios de la Iglesia, adorar, [y] estudiar el evangelio en el Instituto de Religión cercano”, según lo expresa un registro histórico del centro escrito por Lindon J. Robison y Brian A. Croft. El presidente Tanner comprendió que el centro serviría como modelo para otros proyectos similares futuros.
Robison y Croft tambié escribieron que, durante la dedicación, el presidente Tanner les dijo a quienes estaban a cargo del centro residencial que “este es un proyecto piloto, y si [ustedes] no lo hacen funcionar, las consecuencias se sentirán en toda la Iglesia”.
“Todavía no ha sucedido”, dijo Charles Stoddard refiriéndose a replicar la idea, “pero nunca es demasiado tarde”.
Hasta el día de hoy, el centro residencial universitario Stoddard Student Living Center sigue siendo una institución única —“el único complejo de apartamentos para estudiantes, propiedad de la Iglesia, que no se encuentra relacionado con una institución de enseñanza de la Iglesia”, tal como señaló un artículo de Church News de 1998 (en inglés).
Un experimento único en su clase logra buenos resultados

Desde el principio, el centro Stoddard atrajo la atención por ser algo único. Autoridades de la Iglesia y docentes visitaban East Lansing con frecuencia para ver cómo estaba funcionando esta nueva experiencia de vivienda y aprendizaje.
A lo largo de cinco décadas, el centro se ha convertido en un referente para la vida estudiantil Santo de los Últimos Días en Michigan. El sencillo campus cuenta con un instituto de religión de casi 560 metros cuadrados (6000 pies cuadrados), con capilla y salones de clases; dos edificios de apartamentos de 17 unidades cada uno, separados para mujeres y hombres; una sala de recreación cubierta; e incluso instalaciones al aire libre, como un lugar para hacer fogatas y senderos naturales a lo largo del río Red Cedar.
Esta proximidad entre las instalaciones residenciales, educativas y de la Iglesia ha creado una comunidad espiritual única.

Max Fernández, que actualmente reside en el centro estudiantil, dijo que allí encontró un “refugio espiritual del mundo”.
“Gracias a los recursos que [me] proporcionaron tanto el centro residencial como el instituto”, dijo, “tuve la bendición de crecer espiritualmente y mantenerme firme en el evangelio”.

En 1972, se organizó una rama de la Iglesia en MSU que pasó a reunirse en el nuevo edificio del instituto en 1975. Para 1978, esa rama había crecido lo suficiente para transformarse en el Barrio de Adultos Solteros de East Lansing, con oficinas en el centro Stoddard.

“Uno siempre se pregunta, ¿qué hubiera pasado si el centro residencial no hubiera existido?”, reflexionó” Charles Stoddard. Innumerables exalumnos dan testimonio de que sus años universitarios en el centro fortalecieron su compromiso con el evangelio —lo cual dio lugar a misiones, matrimonios en el templo y amistades para toda la vida, que continúan bendiciendo a la Iglesia, mucho más allá de East Lansing.
Esa influencia se ha extendido incluso a quienes no son miembros de la Iglesia. Charles Stoddard recuerda que, en 2013, le mostró el complejo a Tom Izzo, el entrenador del equipo de baloncesto de la Universidad Estatal de Michigan, durante el reclutamiento de un atleta Santo de los Últimos Días. Izzo quedó tan impresionado por las normas del centro, parecidas al Código de Honor, que dijo: “Ojalá todo mi equipo pudiera vivir aquí”.

Reunión y reflexiones por los 50 años del centro
El 12 de octubre de 2025 —50 años después de la dedicación original— la Estaca Lansing Michigan (en inglés) organizó un fin de semana de reencuentro para celebrar el 50.o aniversario del centro Stoddard Student Living Center. Cientos de exresidentes, residentes actuales y amigos del centro se reunieron en East Lansing para recordar los viejos tiempos y agradecer por cinco décadas de bendiciones.
Entre las festividades se incluyeron, un proyecto de servicio —en colaboración con organizaciones sin fines de lucro locales— en el cual los estudiantes y exresidentes trabajaron conjuntamente; clases educativas y devocionales; un programa conmemorativo acompañado de una cena; además de un devocional especial el domingo y una reunión sacramental para todos los asistentes al encuentro.
El élder Brent B. Ward, un Setenta de Área, dijo: “Confío en que se llevarán recuerdos imborrables al celebrar la enorme repercusión que ha tenido y tendrá del centro Stoddard Student Center —ayer, hoy y en las décadas venideras”.
Asimismo, el élder Ward también expresó su profunda gratitud a la familia Stoddard por su “visión pionera y extraordinaria generosidad” al establecer el centro, destacando que, de no haber sido por su aporte, “nada de esto habría sido posible”.

Charles Stoddard viajó desde la Península Inferior de Michigan para representar a su familia. Compartió historias personales sobre la firme resolución de su padre de “tener una residencia estudiantil de la Iglesia en MSU”, su amistad con Autoridades Generales que ayudaron a la aprobación del proyecto y recuerdos de aquel hermoso día de otoño en 1975, cuando el presidente Tanner dedicó el centro.
Relató con cariño que la inauguración fue tan concurrida y cálida que las sillas plegables se hundieron en el recién pavimentado estacionamiento, formando lo que él, en tono jocoso, llamó un “estacionamiento agujereado”.
Las historias compartidas por residentes actuales y del pasado reflejaron temas comunes, como el crecimiento espiritual, la seguridad y la amistad. “Vivir en el centro Stoddard cambió por completo el rumbo de mi vida”, dijo Brady Cox, que se mudó al centro durante la pandemia de COVID-19 y mientras dudaba de su fe. “No estaba seguro, ni siquiera sabía si creía en Dios … [pero] el centro Stoddard Living Center se convirtió en un santuario para mí”.
Al estar rodeado de compañeros que lo alentaban y de misioneros de tiempo completo, las dudas de Brady se convirtieron en fe. “Finalmente, esas experiencias me llevaron a servir una misión”, dijo, añadiendo que “no tendría el mismo testimonio [que tengo hoy] si no hubiera vivido en el centro”.
Beth Fredrickson, actualmente una estudiante de MSU, dijo que el centro y el instituto le brindan “lo que considero una de las mejores comunidades” de la vida universitaria. “Como miembro de la Iglesia, a veces es difícil encontrar personas que compartan los mismos valores … La comunidad del centro residencial hace que pueda divertirme y aún ser fiel [a mis principios]”, compartió. Como muchos otros, Fredrickson dijo que cada día agradece por las “bendiciones que se derivan de … vivir con personas que siguen” el evangelio.
Estos sentimientos son el exacto cumplimiento de lo que Howard Stoddard esperaba alcanzar en 1975. Su meta era, no solo mantener a los jóvenes Santos de los Últimos Días apegados a la Iglesia durante sus años universitarios, sino ayudarles a “forjar amistades para toda la vida y casarse en el templo” —en pocas palabras, edificar Sión en MSU.
“Aquí estamos unidos. Es como una familia”, dijo Kristine Parker, una de las exresidentes al referirse al centro.
Una mirada al futuro: Edificar Sión dondequiera que se reúnan los Santos de los Últimos Días
Al finalizar la celebración del aniversario, los participantes reflexionaron sobre el propósito, aún vigente, del centro residencial estudiantil Stoddard Student Living Center, y su valioso legado.
Fredrickson dijo: “Una de las cosas más importantes que puedes tener en la universidad es una comunidad. Para mí, el centro residencial Stoddard y el instituto de religión de MSU forman una de las mejores comunidades”.
Durante 50 años, esa comunidad ha bendecido innumerables vidas y ha proporcionado un modelo de Sión en miniatura: un lugar donde los Santos viven el evangelio unidos en medio del mundo, a menudo caótico, de la vida universitaria.
Isabelle Christensen, que actualmente reside en el centro dijo: “La universidad ha sido toda una aventura, y poder vivir en el centro residencial además de asistir al instituto ha hecho que esa aventura sea todavía mejor”.
Aunque esa aventura podría resultar difícil para muchos, Ruben Contreras-Spencer, que vive en el centro, dijo que “el centro Stoddard ha sido un entorno que me ha ayudado a crecer, aprender y, en general, a desarrollarme”.
Dan Jones, otro estudiante que vive en el centro estuvo de acuerdo y añadió: “El centro Stoddard, y especialmente el espíritu que allí se siente, ha transformado mi vida”.
Al hablar sobre el futuro del centro, Charles Stoddard expresó: “Dado el éxito que ha tenido en los últimos 50 años, está bien orientado para influir en muchas vidas durante otros 50 años”. Y aunque este singular proyecto piloto aún no se ha replicado en otros lugares, su influencia perdura.
Al entrar en su próximo medio siglo, el centro Stoddard continúa siendo un faro de luz y compañerismo para los jóvenes adultos que buscan, tal y como el presidente Tanner lo expresó en su oración dedicatoria hace tanto tiempo, “fortalecerse unos a otros, para que se haga la voluntad [del Señor] y se logren muchas cosas buenas”.
