La primera conferencia general de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se llevó a cabo en una pequeña granja en los bosques del oeste de Nueva York. Unos 40 miembros de la Iglesia, junto con algunos amigos y otras personas interesadas, se reunieron en la casa de troncos de Peter y Mary Whitmer el miércoles, 9 de junio de 1830, en el municipio de Fayette en el condado de Seneca, Nueva York.
En ese momento, toda la Iglesia tenía menos de una docena de poseedores del sacerdocio. Las actas de esa reunión (en inglés) revelan que José Smith leyó los “artículos y convenios” — o lo que se convertiría en Doctrina y Convenios 20 — que fueron recibidos por unanimidad de toda la congregación.
Oliver Cowdery ordenó a Samuel Smith como élder; luego, Joseph Smith, padre, y Hyrum Smith fueron ordenados como presbíteros.
Ese día comenzó el legado de la conferencia general de la Iglesia.
Hoy, más de 17 millones de Santos de los Últimos Días, además de amigos y asociados de todas las religiones, creencias y orígenes, son invitados dos veces al año, durante los primeros fines de semana de abril y octubre, para escuchar mensajes de los líderes de la Iglesia centrados en Jesucristo y Su evangelio.
Cada evento de dos días consta de cinco sesiones, generalmente de dos horas, y se puede ver en vivo en cerca de 70 idiomas, o ver más tarde después de que se traduzca a más de 100 idiomas.
El proceso de acomodar a un grupo de personas desde 1830 hasta ahora, cuando lo ven millones de personas en todo el mundo, ha sido notable, dijo Christine Marin, especialista audiovisual del Departamento de Historia de la Iglesia. “Es muy interesante cómo ha evolucionado”.
Esa evolución ha incluido muchos hitos e innovaciones tecnológicas. Este año se conmemora el centenario de la transmisión de la conferencia general de la Iglesia por radio, el 75° aniversario de la transmisión de la conferencia general por televisión y el 25° aniversario de la transmisión en vivo por Internet.
Marin señaló: “La Iglesia siempre ha tratado de estar a la vanguardia de la tecnología para hacer llegar el mensaje a todo el mundo”.
La evolución de la conferencia general
Al principio, las conferencias se convocaban a petición de la Primera Presidencia. “En 1830, tuvieron dos conferencias. Al año siguiente, tuvieron 40, porque se convocaban conferencias según fuera necesario” en diferentes momentos y lugares, dijo Marin.
Por ejemplo, la conferencia general del 6 de abril de 1833 se celebró en el transbordador del río Big Blue, en el condado de Jackson, Misuri. No fue hasta que la sede de la Iglesia se trasladó a Nauvoo, Illinois, que se estableció el modelo de celebrar conferencias en abril y octubre.
Hasta 1977, la conferencia siempre se celebraba el 6 de abril — el aniversario de la organización de la Iglesia — sin importar el día de la semana, y la conferencia general duraba tres días o más.
Después de la llegada de los santos al valle de Salt Lake, pronto los miembros superaron el espacio disponible en un solo lugar. La primera incursión de la Iglesia en el intento de compartir los mensajes de la conferencia más allá de los muros del Tabernáculo de Salt Lake implicó que un hombre aprendiera taquigrafía y tomara notas meticulosas. “[En esa época] con mucha frecuencia las autoridades generales no escribían sus discursos. Hablaban desde el púlpito de manera improvisada”, dijo Marin.
A partir de 1850, las notas del hombre se transpusieron y se imprimieron en el Deseret News. “En 1897, comenzaron a hacer informes de conferencias, imprimían todos los discursos y se podía comprar el pequeño folleto por 10 centavos”, dijo Marin. “Luego lo distribuían a varias estacas en el Oeste, que incluían California, el estado de Washington, Idaho y, por supuesto, todo Utah”.
La primera transmisión de la conferencia general
La primera transmisión de la conferencia general por radio fue en 1924, aunque algunos relatos afirman que fue en 1923. Por ejemplo, el 8 de abril de 1923, el presidente de la Iglesia, Heber J. Grant, señaló durante la conferencia que todos los asientos del Tabernáculo estaban ocupados, así como los pasillos, y que 4000 personas de pie en el terreno estaban escuchando los sermones “transmitidos por radio”.
Sin embargo, “utilizaron el término ‘radio’ porque nadie entendía un sistema acústico”, explicó Marin. Si bien pudieron amplificar el sonido a otros altavoces de audio en la Manzana del Templo, “era un sistema cerrado”.
No fue hasta el año siguiente, durante la Conferencia General Semestral N°95 (en inglés), el 3 de octubre de 1924, que la estación de radio local KFPT — que se convirtió en KSL en 1925 — transmitió la conferencia en su totalidad.
En ese momento, el presidente Grant declaró: “Los ejercicios de hoy y de toda la conferencia se transmitirán; y se calcula que alrededor de un millón de personas podrán escuchar todo lo que se diga, siempre que escuchen durante las sesiones de la conferencia. La radio es uno de los inventos más maravillosos que el hombre conoce. Hacer que la voz se transmita a miles de kilómetros parece casi incomprensible”.
Marin explicó que a medida que KSL ganó lentamente más potencia, la base de personas que podían escuchar la transmisión se expandió desde el Valle de Salt Lake “hacia todos lados”.
En un momento dado, KSL comenzó a retransmitir la conferencia por la noche porque cuando se ponía el sol, el sonido podía viajar a una distancia mayor.
“Hay relatos de personas que decían que podían escuchar la conferencia general mientras estaban a bordo de un barco rumbo a Hawái por las noches”, contó Marin.
Con el tiempo, la Iglesia comenzó a grabar la conferencia en discos de transcripción y a enviarlos a la ciudad de Nueva York, donde una estación de radio afiliada la transmitía a través del Océano Atlántico hasta Inglaterra y España.
También fue durante esta época que la Iglesia comenzó a adoptar una estrategia mejor en cuanto a cuánto tiempo podía tomar un orador o cuándo ofrecer un número musical. “Tenían que asegurarse de que la estación de radio local pudiera dar su identificación por las ondas de radio”, dijo Marin.
La televisión, el satélite e Internet
Veinticinco años después de la primera transmisión por radio, la conferencia se transmitió por televisión por primera vez el viernes, 30 de septiembre de 1949, en KSL-TV.
En el discurso de apertura de la Conferencia General Semestral N°120 (en inglés), el presidente de la Iglesia, George Albert Smith, señaló que los discursos se estaban compartiendo por televisión. “Vivimos en una época maravillosa”, comentó.
En esa conferencia, el presidente Joseph Fielding Smith, quien en ese entonces era miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, citó al profeta Alma del Libro de Mormón, quien expresa su deseo de tener “una voz de trueno” para llegar hasta los confines de la tierra con las nuevas del evangelio de Jesucristo (Alma 29:1-2).
“Si Alma estuviera aquí hoy”, dijo el presidente Joseph Fielding Smith, “sé que estaría muy agradecido por las instalaciones y las oportunidades que tenemos para llegar a los pueblos, no sólo a los que están reunidos sino también a los que están dispersos en el extranjero”.
Marin señaló que en los primeros días de la cinematografía, principalmente se filmaba a los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce como oradores individuales. Hay lagunas en la cobertura de video hasta la década de 1970.
La primera transmisión satelital de una conferencia general (en inglés) sólo en audio se produjo el domingo, 9 de abril de 1967, a través del satélite Lani Bird que orbitaba a 35 405 km sobre el Océano Pacífico. Entre los oradores de la conferencia se encontraban los élderes N. Eldon Tanner, Alvin R. Dyer, Mark E. Petersen y Howard W. Hunter. El Coro del Tabernáculo, bajo la dirección de Richard P. Condie y con Alexander Schreiner en el órgano, proporcionó la música.
La primera transmisión de audio y video vía satélite se llevó a cabo el viernes, 3 de octubre de 1975. Entre los oradores se encontraban el presidente Spencer W. Kimball y los élderes Vaughn J. Featherstone, Hartman Rector Jr., Robert L. Simpson y Bruce R. McConkie. El Coro del Tabernáculo, bajo la dirección de Jerold Ottley y con Schreiner al órgano, proporcionó la música.
Durante un discurso a los representantes regionales en 1974, el presidente Kimball señaló que los satélites “están estacionados en lo alto de los cielos... Sin duda, estos satélites son sólo el génesis de lo que está reservado para el futuro de la transmisión mundial” (Ensign, octubre de 1974, págs. 10-11) (en inglés).
El 2 de octubre de 1999, se puso a disposición en Internet un video en vivo de la conferencia. Aunque durante esa conferencia se habló poco de la transmisión por Internet, sólo dos años después, durante la conferencia general de octubre de 2001, el presidente de la Iglesia, Gordon B. Hinckley, con emoción en su voz, dijo que “apenas puedo contener mis emociones al pensar en lo que el Señor ha hecho por nosotros”.
El presidente Hinckley dijo: “Desearía que todos pudiésemos estar reunidos bajo un mismo techo, pero eso no es posible. Estoy tan profundamente agradecido porque tenemos las maravillas de la televisión, la radio, el cable, la transmisión vía satélite y el Internet. Nos hemos convertido en una gran Iglesia mundial y ahora es posible que la gran mayoría de nuestros miembros participe en estas reuniones como una gran familia, que habla muchos idiomas, que se encuentra en muchas tierras, pero que son todos de una fe, una doctrina y un bautismo”.
Compartir las palabras del Señor
En una entrevista con Church News en 2021 (en inglés), el élder Brook P. Hales, Setenta Autoridad General y secretario de la Primera Presidencia, compartió que los empleados y voluntarios de la Iglesia trabajan aproximadamente 91 000 horas para preparar, presentar, transmitir y grabar la conferencia general de dos días y cinco sesiones.
¿Por qué la Iglesia gasta tantos recursos para compartir la conferencia general?
El élder Hales explicó que esto se debe a la creencia de los Santos de los Últimos Días de que el profeta y los apóstoles comparten las palabras del Señor. “No estoy seguro de que exista otra organización, religiosa o de otro tipo, que tenga una reunión como esta en la que haya una oportunidad centralizada para que los líderes de la Iglesia revelen, por así decirlo, a los miembros y a quienes están escuchando, la intención y la voluntad del Señor… para nuestra instrucción y guía durante los próximos seis meses”.
Durante sus 30 años de carrera en el Departamento de Historia de la Iglesia, dijo Marin, ha estudiado cada conferencia general y ha “leído todos los discursos que hay. He visto todas las imágenes. He escuchado todo el audio y el video”.
Una de las conclusiones que ha sacado de estudiar los 194 años de historia de la conferencia es que, si bien la transmisión puede cambiar, la esencia de la conferencia general no cambia. Los líderes de la Iglesia están enseñando la verdad, dijo Marin. “Nos están enseñando el Evangelio y nosotros solo estamos tratando de compartirlo con el mundo”.