“Los llamo compañeros estudiantes”, dijo con cariño el élder I. Raymond Egbo al comenzar su discurso en un devocional en BYU-Idaho (en inglés) el martes, 24 de junio, “porque todos somos discípulos, y la clave del discipulado es aprender y estudiar”.
Con esas palabras, sentó las bases para un mensaje centrado en el testimonio, el crecimiento espiritual y la búsqueda permanente de Jesucristo.

El élder Egbo expresó su admiración por los estudiantes presentes. “Los felicito por dar el paso valiente de mejorar, aumentar su capacidad y hacerse más aptos para el reino mediante la adquisición de conocimiento”.
Su mensaje reflejó ese mismo deseo: ayudar a los oyentes a fortalecer su fe y profundizar su relación personal con el Salvador.
Una pregunta introspectiva
El élder Egbo centró su mensaje en un momento impactante del Nuevo Testamento. En Mateo 16, Jesús se dirige a sus discípulos y les pregunta: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”.
Algunos responden con conjeturas: Juan el Bautista, Elías o uno de los profetas. Pero entonces viene la pregunta más personal del Salvador: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”.
La respuesta de Pedro, sin embargo, es sencilla: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!“.
El élder Egbo explicó que “Jesús les dio una respuesta acogedora: ‘Venid y ved’”.

Luego, el élder Egbo invitó a los estudiantes a reflexionar sobre esa misma pregunta, no como una hipótesis, sino como un momento real de introspección. “Jesús hace la misma pregunta y nos da la misma respuesta a ustedes y a mí hoy”.
Ese momento, explicó el élder Egbo, ilustra cómo Cristo edificó su Iglesia sobre la roca del testimonio personal, un testimonio revelado por el Espíritu Santo.
Misión y ministerio
Apoyándose en las Escrituras y el testimonio profético moderno, el élder Egbo enseñó sobre dos aspectos decisivos de la vida de Jesucristo: su misión y su ministerio.

La misión de Cristo, explicó, “se centró en la Expiación, la cual hizo de la resurrección una realidad para todos y de la vida eterna una realidad para quienes se arrepienten y cumplen sus convenios”.
El élder Egbo continuó: “La misión de Cristo fue esencial para cumplir la obra y la gloria de Dios de llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de todos los hijos de Dios”.
Sin embargo, su ministerio “abarca sus enseñanzas, ejemplo y actos de servicio, que proporcionan un modelo a seguir para todos”.
El élder Egbo testificó que buscar el conocimiento y el testimonio de Cristo, así como su ministerio y misión, traerá “gozo y felicidad, salvación y una relación personal con Dios y Jesucristo”.
‘¿Qué buscáis?’

El élder Egbo luego regresó al Evangelio de Juan, donde dos de los discípulos de Juan el Bautista comienzan a seguir a Jesús. El Salvador se da cuenta y les hace una pregunta suave pero penetrante: “¿Qué buscáis?”.
“En realidad, no la respondieron directamente”, observó el élder Egbo. “En cambio, preguntaron: ‘Rabí, ¿dónde moras?’”.
La respuesta del Señor, dijo el élder Egbo, es una invitación que resuena en toda la Iglesia hoy: “Venid y ved”.
El élder Egbo también citó al profeta Éter en el Libro de Mormón, quien testificó: “Buscar a este Jesús de quien han escrito los profetas y apóstoles (Éter 12:41)”. El élder Egbo prometió que quienes buscan sinceramente serán guiados por el Espíritu Santo y hallarán paz, propósito y salvación.
Un testimonio viviente
Al concluir su discurso, el élder Egbo dio su testimonio personal: “Testifico que Jesucristo es el Hijo viviente de nuestro Padre Celestial. Él nos invita a cada uno de nosotros a aprender de Él y a depositar sobre Él nuestras cargas. Testifico que Él es poderoso para salvar”.
Antes de sus palabras, el élder Egbo invitó a su esposa, la hermana Comfort Egbo, a compartir su testimonio. “Sé que Jesucristo es mi Salvador y me ama”, dijo ella.

Citando Moisés 1:41, ella testificó de la previsión de Dios al preservar la verdad para los últimos días. “Debido a que muchas verdades claras y preciosas serían quitadas de la Biblia”, dijo ella, “Él prometió el Libro de Mormón — para que no nos perdiéramos”.
La hermana Egbo expresó gratitud por el profeta viviente, el presidente Russell M. Nelson, y compartió su gozo de que los estudiantes de hoy tengan acceso a la plenitud del evangelio. Citando 2 Nefi 25:26, declaró: “Hablamos de Cristo, predicamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo [...] para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”.
“Sé que esta es la Iglesia del Señor”, dijo la hermana Egbo. “Y sé que a medida que escuchamos las palabras del élder Egbo y vivimos lo que aprendemos, seremos enriquecidos y llegaremos a ser mejores, porque Jesucristo vive.”