PROVO, Utah — Encontrar, enseñar y traer a otros al evangelio de Jesucristo es una obra sagrada, a la que se opone el adversario, dijo el presidente Henry B. Eyring.
“Mi propósito hoy es asegurarles que la oposición, que seguramente enfrentarán, es otra evidencia de que están al servicio del Señor y en Sus manos”, dijo el segundo consejero de la Primera Presidencia a los asistentes al Seminario para Nuevos Líderes de Misión 2025.
“Tendrán que enfrentar pruebas. Sabemos que el Señor nos permite pasar por pruebas para que seamos pulidos y perfeccionados, y estemos con Él para siempre”.
Al iniciar el segundo día, el viernes, 20 de junio, del seminario anual de cuatro días celebrado en el Centro de Capacitación Misional de Provo, el presidente Eyring confirmó a los nuevos líderes de misión participantes su preparación y su potencial de influencia.
“Puedo testificarles que triunfarán ante cualquier oposición al cumplir con la gran responsabilidad que han aceptado con tanta fe y entusiasmo”, dijo.
“Pueden encontrar valor en el hecho de que el Señor los llamó personalmente. Él los conoce y conoce sus capacidades. Conoce su corazón y su capacidad de crecimiento. Sabe lo que enfrentarán en su servicio. Desea que tengan éxito en las tareas que les ha preparado. Él los ama”.
Citando Alma 13:3 y añadiendo su propia admonición de que “pueden tener la seguridad de que estaban preparados”, el presidente Eyring dijo que el Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, también saben qué ayuda necesitan los misioneros que sirven en las misiones de los nuevos líderes para alcanzar su máximo potencial en su servicio.
“Y así, fueron llamaron a ustedes”, dijo el presidente Eyring, exponiendo el pensamiento común de los misioneros de que fueron llamados a un nuevo lugar y quizás a aprender y enseñar en un nuevo idioma.
“Lo fueron, pero lo más importante para sus vidas será la asignación de servir con ustedes. Probablemente tendrán un mayor impacto en su misión y en sus vidas”, dijo. “Pueden tener la confianza de que el Señor colocó a sus misioneros con ustedes debido a su capacidad de brindarles el amor y el liderazgo que será mejor para ellos”.
Y ese amor, liderazgo e influencia están disponibles para un misionero que sirve bajo más de un presidente de misión, a pesar de sus diferentes personalidades y estilos.
El presidente Eyring testificó que “cada presidente puede saber por inspiración qué ayuda especial fue llamado y preparado para brindar en un momento particular del servicio de un misionero”.
Advirtió que sería prudente que los líderes de misión no criticaran la manera en que sus predecesores trataron a un misionero y, a su vez, los animó a orar para que sus sucesores se abstuvieran de criticarlos. Añadió que el trato que se le dio a un misionero pudo haber sido lo que el Señor deseaba en ese momento.
El presidente Eyring recalcó que los líderes de misión y sus misioneros deben tener la confianza de que es el Señor quien asigna a cada misionero a las áreas de enseñanza, a los compañeros y a las asignaciones de idiomas.
Declaró: “Sus misioneros deben tener la confianza de que las asignaciones que les asignan provienen directamente del Señor, y pueden hacerlo — si pagan el precio con fe para recibir inspiración para ellos”.
Hizo hincapié en la función de las llaves del sacerdocio para recibir revelación. “Sus llaves los autorizan a ustedes presidentes, con el derecho a escuchar la voz de la revelación”, dijo. “Sus asistentes, su esposa e incluso los mismos misioneros pueden tener sentimientos sobre las asignaciones. Pero solo ustedes, presidentes, tienen las llaves para recibir esa revelación a través de Su conducto autorizado del sacerdocio”.
El presidente Eyring dijo a los nuevos líderes de misión que es su responsabilidad asegurarse de que cada misionero que sirve bajo su dirección crezca en espiritualidad y en la capacidad de invitar a las personas a arrepentirse y — con fe en Jesucristo — a venir a Él y tomar Su nombre sobre sí.
Concluyó su mensaje con un recordatorio y remembranzas. “Dios los ha llamado a ustedes y a sus misioneros. Él los fortalecerá donde sean débiles”, dijo. “Los recordaremos en nuestras oraciones, en nuestros hogares y en los templos de Dios. Los recordaremos dondequiera que sirvan, como lo hará el Señor”.
Terminó con una promesa en el nombre de Jesucristo: “Les prometo que el Señor recompensará su fe y bendecirá su ministerio y sus familias”.
