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9 discursos de la conferencia general que le ayudarán a prepararse para la Pascua

Repase 9 discursos de conferencias generales recientes que le ayudarán a prepararse y celebrar esta Pascua

La entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, la última semana de Su vida y Su Muerte y resurrección han sido temas comunes entre los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante las conferencias generales.

Dado que la conferencia general anual de la Iglesia suele celebrarse el primer sábado y domingo de abril, muchos de los discursos han tenido lugar durante la Semana Santa y en el mismo Domingo de Resurrección.

A fin de prepararnos para la festividad de la Pascua —que este año es el 20 de abril— y para seguir la reciente invitación del presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, de aprender y enseñar el “profundo significado de la Resurrección universal”, a continuación, les ofrecemos una selección de discursos ofrecidos en los últimos años sobre este tema.

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El presidente Oaks invita a aprender y enseñar sobre la Resurrección del Salvador en el primer mensaje de Pascua del año

‘Cristo ha resucitado; la fe en Él moverá montañas’

Citas destacadas

  • “Mis queridos hermanos y hermanas, mi llamado a ustedes esta mañana de Pascua de Resurrección es que comiencen hoy a aumentar su fe. Mediante su fe, Jesucristo aumentará la capacidad de ustedes para mover los montes que haya en su vida, aunque sus desafíos personales puedan ser tan grandes como el monte Everest”.
  • “Cuanto más aprendan acerca del Salvador, más fácil será confiar en Su misericordia, Su amor infinito y Su poder fortalecedor, sanador y redentor. El Salvador nunca está más cerca de ustedes que cuando están enfrentando o escalando un monte con fe”
  • “La fe en Jesucristo es el poder más grandioso que tenemos a nuestro alcance en esta vida. Todas las cosas son posibles a los que creen”.
Lea el mensaje completo aquí.

‘Merced, justicia y amor’

Citas destacadas

  • “Mis queridos hermanos y hermanas, hoy es domingo de Pascua de Resurrección. Aunque siempre debemos recordarlo (prometemos en nuestras oraciones sacramentales semanales que lo haremos), éste es el día más sagrado del año para recordar de manera especial las manos de hermandad y los brazos decididos que llegaron hasta el abismo de la muerte para salvarnos de nuestras caídas y nuestros defectos, de nuestros dolores y de nuestros pecados”.
  • “Así que hoy celebramos el don de la victoria sobre toda caída que hemos experimentado, cada dolor que hemos conocido, cada desaliento que hemos tenido, todo temor que hayamos enfrentado; así como nuestra resurrección de la muerte y el perdón de nuestros pecados. Esa victoria está a nuestro alcance por causa de los hechos ocurridos en un fin de semana precisamente como éste hace casi dos milenios en Jerusalén”.
  • “Esa primera secuencia de la Pascua de la Expiación y la Resurrección, constituye el momento más trascendental, el sacrificio más generoso, el dolor más terrible y la manifestación más majestuosa de amor puro que jamás se haya manifestado en la historia del mundo. Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, sufrió, murió y se levantó de los muertos a fin de que Él, al igual que un rayo en una tormenta de verano, pudiera asirnos cuando caemos, sostenernos con Su fuerza y mediante nuestra obediencia a Sus mandamientos elevarnos a la vida eterna”.
Lea el mensaje completo aquí.

‘El camino del discípulo’

  • Élder Dieter F. Uchtdorf, en aquel entonces el segundo consejero de la Primera Presidencia
  • Conferencia general de abril de 2009

Citas destacadas

  • “Lo adecuado es que durante la semana, desde el Domingo de Ramos hasta la mañana de la Pascua de Resurrección, dirijamos nuestros pensamientos hacia Jesucristo, la fuente de luz, vida y amor. Quizá las multitudes de Jerusalén lo hayan visto como un gran rey que los salvaría de la opresión política; pero, en realidad, Él nos dio mucho más que eso: nos dio Su Evangelio, una perla de incalculable precio, la gran clave de conocimiento que, si la comprendemos y usamos, nos abre la puerta hacia una vida de felicidad, paz y satisfacción”.
  • “Cuando escuchamos las trascendentales verdades del evangelio de Jesucristo, la esperanza y la fe comienzan a crecer en nuestro interior. Cuanto más llenemos nuestro corazón y nuestra mente con el mensaje del Cristo resucitado, mayor es nuestro deseo de seguirlo y vivir Sus enseñanzas. Esto, a su vez, hace que nuestra fe crezca y permite que la luz de Cristo ilumine nuestro corazón. Al hacerlo, reconocemos las imperfecciones de nuestra vida y deseamos ser librados de las depresivas cargas del pecado, anhelamos ser libres de la culpa y esto nos motiva a arrepentirnos”.
  • “Testifico solemnemente que Jesucristo vive. Él es el Salvador y el Redentor del mundo; Él es el Mesías prometido; Él llevó una vida perfecta y expió nuestros pecados; Él siempre estará a nuestro lado; Él peleará nuestras batallas; Él es nuestra esperanza; es nuestra salvación; Él es el camino”.
Lea el mensaje completo aquí.

‘El relato más grandioso de la Pascua de Resurrección que se haya contado’ así como ‘Y hablamos de Cristo’

Citas destacadas

  • “Al parecer, todos lo estamos intentando. Observo un esfuerzo cada vez mayor entre los Santos de los Últimos Días por celebrar la Pascua de un modo más centrado en Cristo, lo cual incluye un reconocimiento mayor y más contemplativo del Domingo de Ramos y del Viernes Santo, tal como lo practican algunas personas de otras religiones cristianas. También podríamos adoptar las tradiciones de Pascua apropiadas y centradas en Cristo que se hallen en las culturas y costumbres de países de todo el mundo”.
  • “Nos regocijamos porque, gracias al sacrificio expiatorio del Salvador, podemos ser perdonados y quedar limpios de nuestros pecados a medida que nos arrepentimos. Eso nos trae paz y esperanza, al tiempo que hace posible que volvamos a la presencia de Dios y recibamos una plenitud de gozo”.
  • “En recientes mensajes de la Primera Presidencia sobre la Pascua de Resurrección se nos ha instado a “celebrar la Resurrección de nuestro Salvador viviente estudiando Sus enseñanzas y ayudando a establecer tradiciones de Pascua de Resurrección en nuestra sociedad en general, especialmente dentro de nuestras propias familias”. En resumen, se nos ha animado a pasar a una celebración más elevada y santa de la Pascua de Resurrección”.
Lea “El relato más grandioso de la Pascua de Resurrección que se haya contado” aquí.
Lea “Y hablamos de Cristo” aquí.

‘Hosanna y Aleluya — Jesucristo viviente: La esencia de la Restauración y de la Pascua de Resurrección’ y ‘Los grandes dones de la eternidad: la Expiación de Jesucristo, Su Resurrección y Restauración’

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  • “Al celebrar la restauración continua del evangelio de Jesucristo, también nos preparamos para la Pascua de Resurrección. En ambas, nos regocijamos por el regreso de Jesucristo. Él vive, no solo en aquel entonces, sino ahora; no solo para algunos, sino para todos. Él vino y sigue viniendo a sanar a los quebrantados de corazón, liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos y poner en libertad a los quebrantados4, Esos somos cada uno de nosotros. Sus promesas de redención se cumplen, independientemente de nuestro pasado, nuestro presente o lo que pensemos de nuestro futuro”.
  • “Los acontecimientos sagrados que ocurrieron entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Pascua son la historia del hosanna y del aleluya. Hosanna es nuestra súplica a Dios de que nos salve; aleluya expresa nuestra alabanza al Señor por la esperanza de la salvación y la exaltación. En el hosanna y el aleluya reconocemos a Jesucristo viviente como la esencia de la Pascua de Resurrección y de la Restauración de los últimos días”.
  • “La Pascua de la Resurrección en Jesucristo nos ayuda a enmendar, reconciliar y corregir nuestras relaciones, a ambos lados del velo. Jesús puede sanar el dolor; Él hace posible el perdón y puede librarnos a nosotros y a los demás de las cosas que nosotros o ellos hemos dicho o hecho, y que de otro modo nos mantendrían cautivos”.
Lea “Hosanna and Aleluya — Jesucristo viviente: La esencia de la Restauración y de la Pascua de Resurrección” aquí.
Lea “Los grandes dones de la eternidad: la Expiación de Jesucristo, Su Resurrección y Restauración” aquí.

‘Seguidores del Príncipe de Paz’

Citas destacadas

  • “En cumplimiento de la profecía que se le dio a Zacarías, Jesús entró de manera triunfante en la Ciudad Santa montado sobre un asno, que en la literatura se consideraba como un ‘antiguo símbolo de realeza judía’, como correspondía de hecho al Rey de Reyes y Príncipe de Paz. Lo rodeó una multitud de discípulos llenos de júbilo que tendían mantos, hojas de palma y otras ramas a lo largo del camino por donde pasaba Jesús. Ellos adoraban a Dios, diciendo a gran voz: ‘¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas!’. Y de nuevo: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’”.
  • “Ruego que hoy, este Domingo de Ramos, tendamos nuestros mantos de amor y las hojas de palma de la caridad, siguiendo los pasos del Príncipe de la Paz, mientras nos preparamos para celebrar el próximo domingo el milagro de la tumba vacía. Como hermanos y hermanas en Cristo, proclamemos con gozo: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’”.
  • Testifico que Jesucristo vive y que Su amor perfecto, expresado mediante Su sacrificio expiatorio, se extiende a todos los que deseen caminar con Él y disfrutar de Su paz en este mundo y en el venidero.
Lea el mensaje completo aquí.

‘No hay victoria para el sepulcro’

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  • “Sentimos gratitud por el conocimiento que tenemos de la resurrección de Jesucristo. Sin embargo, en algún momento de la vida, a todos se nos habrá quebrantado el corazón tras perder a alguien a quien queremos. Durante la pandemia global actual, muchos hemos perdido a seres queridos, ya sean familiares o amigos. Oramos por quienes sienten congoja debido a esa pérdida”.
  • “Al igual que ustedes, de algún modo me identifico con la angustia que María Magdalena y sus amigos sintieron al llorar la muerte del Señor. Cuando tenía nueve años, perdí a mi hermano en un devastador terremoto. Debido a que pasó de manera inesperada, me tomó tiempo asimilar la realidad de lo que había ocurrido. Tenía el corazón quebrantado por el pesar, y me preguntaba: ‘¿Qué sucedió con mi hermano? ¿Dónde está? ¿Adónde fue? ¿Volveré a verlo?’”.
  • “Testifico que, mediante la redentora expiación y la gloriosa resurrección de Jesucristo, los corazones quebrantados pueden ser sanados, la angustia puede convertirse en paz y la aflicción puede convertirse en esperanza. Él puede acogernos en Sus brazos de misericordia para consolarnos, facultarnos y sanarnos”.
Lea el mensaje completo aquí.
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