PROVO, Utah — El presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia, comenzó su mensaje a los nuevos líderes de misión el viernes, 21 de junio con su testimonio.
“Fueron llamados por Dios por revelación a su servicio misional. También creo que sus misioneros son llamados a servir con ustedes”, declaró durante el Seminario para Nuevos Líderes de Misión 2024.
Ciento cuarenta y ocho nuevos matrimonios de líderes de misión de 30 países diferentes se reunieron del 20 al 23 de junio en el Centro de Capacitación Misional de Provo, en Provo, Utah, para recibir instrucción y capacitación antes de comenzar sus asignaciones de tres años.
Durante los cuatro días, los presidentes de misión y sus compañeras escuchan los mensajes de cada miembro de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles, además de otros líderes generales de la Iglesia que sirven en el Departamento Misional y el Consejo Ejecutivo Misional de la Iglesia. El grupo de líderes de misión de este año se reportarán a 53 países diferentes el 1 de julio. La Iglesia tendrá 450 misiones en todo el mundo cuando esos líderes comiencen su servicio.
En sus comentarios, el presidente Eyring señaló que el testimonio de que cada misionero y líder de misión es llamado por revelación puede parecer una “creencia exagerada” o “improbable”, especialmente en vista del creciente número de misiones y misioneros. Sin embargo, el presidente Eyring sabe por experiencia personal “que el Salvador dirige esos detalles personales en Su obra”, dijo.
A modo de ejemplo, el presidente Eyring compartió la “maravillosa oportunidad” que tuvo como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles de asignar misioneros. “Esperaba con ansias esa sagrada responsabilidad. En los pocos minutos que pasé haciendo esas asignaciones, siempre sentí una clara seguridad de que el Señor había hecho la asignación. En ese proceso, también sentí que cada misionero asignado debía servir bajo el cuidado de un presidente de misión en particular”, relató el presidente Eyring.
En una ocasión en particular, el presidente Eyring recordó haber orado humildemente pidiendo ayuda para asignar a un joven misionero. Le vino a la mente el símbolo “3-M”.
Aunque desconcertado, el presidente Eyring pidió ver las misiones que comenzaban con la letra M. Luego vio la necesidad de un hablante de mandarín en la misión de Melbourne bajo el liderazgo del presidente Cory Maxwell.
“Mi propósito al relatar ese incidente es sugerir que ustedes pueden tratar razonablemente a cada misionero que viene a su misión como un encargo sagrado para el cual fueron preparados personalmente”, dijo el presidente Eyring.
Los misioneros acudirán a los líderes de la misión con trayectorias únicas y diferentes grados de desarrollo espiritual. “Sin embargo, es apropiado orar para recibir inspiración para saber qué pueden hacer para ayudar a cada uno, cualesquiera que sean las condiciones que enfrentarán en su misión”, aseguró el presidente Eyring.
Señaló que el manual para líderes deja en claro “que ayudar a sus misioneros a convertirse en discípulos de Jesucristo para toda la vida y establecer la Iglesia a través de la conversión de los hijos de Dios son su propósito y el de ellos. Esta responsabilidad de establecer la Iglesia va de la mano al mismo tiempo con la responsabilidad de ayudar a los misioneros a convertirse en discípulos de Jesucristo para toda la vida”.
‘Busquen los atributos semejantes a los de Cristo’
Los líderes de misión tendrán la oportunidad de ayudar a los misioneros en sus esfuerzos personales por llegar a ser discípulos más semejantes a Cristo en Su obra, enseñó el presidente Eyring. Citó el capítulo 6 de “Predicad Mi Evangelio” – “Esfuércese por tener atributos semejantes a los de Cristo” que pide a los misioneros que consideren cómo el buscar atributos semejantes a los de Cristo, les ayuda a cumplir su propósito misional.
“Sus misioneros serán bendecidos con su ejemplo y su ánimo en sus esfuerzos por desarrollar atributos semejantes a los de Cristo”, prometió el presidente Eyring. “Sus decisiones de tratar de adquirir atributos específicos serán privadas y personales. Pero su progreso y sus frustraciones serán observables en sus interacciones con ellos. A medida que escuchen sus testimonios y sus enseñanzas y por lo que sientan en sus entrevistas con ellos y sus compañeros, los verán crecer”.
El presidente Eyring dijo que una vez le hizo a un misionero tres de las seis preguntas que se encuentran en el capítulo 6 de “Predicad Mi Evangelio”.
“Sus respuestas me dieron esperanza y un sentimiento del amor del Salvador por este misionero”, recordó.
A la pregunta “¿Cómo el buscar atributos semejantes a los de Cristo le ayudará a cumplir su propósito como misionero?” el misionero respondió: “A lo largo de mi misión he visto que la clave para ser un misionero eficaz es ser un instrumento puro a través del cual el Espíritu pueda obrar. Buscar atributos semejantes a los de Cristo me ha preparado para hacer la voluntad del Señor a medida que me he ido pareciendo más a Él y he alineado mi voluntad con la Suya”.
A continuación, el presidente Eyring preguntó: “¿Cómo puede buscar y recibir atributos semejantes a los de Cristo?”
El misionero respondió: “He buscado y sigo buscando atributos como los de Cristo diariamente mientras hago esfuerzos concentrados para recordar quién soy y mi propósito. Esos atributos son regalos del Padre Celestial. Creo que esos atributos se desarrollan con el tiempo al orar y luego trabajar, haciendo lo mejor que podemos para hacer lo que haría el Salvador”.
La última pregunta del presidente Eyring al misionero fue: “¿En qué atributo debería concentrarse ahora?”.
El misionero entonces relató una experiencia a mitad de su misión en la que estaba luchando y sintiéndose un fracaso. “Recuerdo haberme arrodillado y rogarle a mi Padre Celestial que me indicara lo que tenía que hacer para cambiar. Inmediatamente sentí Su amor, pero mientras continuaba orando y luchando con mi situación, supe en mi mente y en mi corazón que necesitaba hacer un esfuerzo que nunca antes había hecho para entregarle mi voluntad a Él”, recordó el misionero.
Mientras se esforzaba por entregar su corazón al Señor, al misionero le quedó claro que necesitaba el don de la integridad. “En ese tiempo, este no era uno de los atributos enumerados en el capítulo 6 de ‘Predicad Mi Evangelio’, pero era algo en lo que me concentré y sentí que el Salvador quería que desarrollara. Me concentré en ello y día a día lo vi crecer en mí. Cambió mis palabras, acciones e incluso pensamientos. Me cambió a mí y cambió mi actitud, lo que a su vez cambió la obra. ...
“Gracias al Salvador, he desarrollado integridad además de otros atributos durante mi tiempo aquí [en la misión]. Ha cambiado mi misión y mi vida. Sé que el Señor les habla a quienes honestamente buscan cambiar y Él les proporcionará la manera de hacerlo”.
La experiencia de este misionero le dio esperanza al presidente Eyring, dijo, “y puede darles a ustedes la esperanza de que sus misioneros experimenten el don de la gracia de Dios a medida que sean transformados en el servicio misional”.
En conclusión, el presidente Eyring prometió a los líderes de misión: “El Señor los bendecirá a ustedes y a sus misioneros. Él recompensará su esfuerzo diligente por crecer en su poder de invitar a los hijos del Padre Celestial a venir a Él. Les prometo que Él los bendecirá y los bendecirá a ustedes a medida que los ayuden a acercarse más a Él en el servicio misional y durante toda su vida”.
