Mientras reflexionaba recientemente sobre las enseñanzas del apóstol Pablo acerca de la fe, a la presidenta general de la Primaria, Susan H. Porter, le llamó la atención una frase que se encuentra en Hebreos 12:1.
“Por tanto, nosotros también, teniendo a nuestro alrededor tan gran nube de testigos, dejemos a un lado todo y pecado que nos rodea, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
La presidenta Porter recordó: “Mientras leía, me invadió el deseo de aprender más acerca de lo que podría significar para mí la metáfora de Pablo de ‘una nube de testigos’. De su enseñanza quedó claro que una nube de testigos podría tener un efecto poderoso en mi vida, ya que podría ayudarme a deshacerme de todo el peso del pecado que cargaba y correr con paciencia la carrera de la vida, con mi enfoque en el Salvador”.
Hablando a los estudiantes y profesores reunidos durante un devocional de BYU-Idaho (en inglés) el martes, 6 de junio en el BYU-I Center en el campus de Rexburg, Idaho, la presidenta Porter oró para que los oyentes pudieran desarrollar “una gran nube de testigos” que fortalezca su fe en Jesucristo y les permita correr la carrera que tienen por delante.
Nubes de testigos
La presidenta Porter señaló que, en las Escrituras, las nubes a menudo se asocian con la presencia de la Deidad. “Las nubes pueden ser portadoras tanto de mensajes sagrados como de mensajeros sagrados”, dijo, como cuando los israelitas son guiados por “una columna de nube” (Éxodo 13:21) o un ángel que desciende “como en una nube” a Alma el más joven (Mosíah 27:11).
Las nubes en el cielo se crean cuando el sol calienta una masa de agua, explicó la presidenta Porter. El calor hace que el agua se evapore en un gas, que luego se eleva en el aire hasta que se enfría lo suficiente como para condensarse en gotas. Aunque cada gota de agua es pequeña, millones de pequeñas gotas reunidas dan como resultado una hermosa nube.
“Cuando el Espíritu de Dios brilla en nuestros corazones, recibimos un testimonio del Padre Celestial y de Su Hijo que es como una gota de agua. Cada experiencia que tenemos con el Espíritu de Dios puede ser pequeña, pero cuando todas nuestras experiencias se combinan, forman nuestra propia nube de testigos”, dijo la presidenta Porter.
La presidenta Porter habló de cuando ella ayunó y oró acerca de aceptar la propuesta de matrimonio de su futuro esposo. Eventualmente se dio cuenta de que Dios le había estado respondiendo a lo largo de su noviazgo, con pequeños testigos a cada paso.
Reconociendo que muchos de sus oyentes se enfrentan a decisiones importantes sobre su futuro, la presidenta Porter los animó, “Oren al Padre Celestial para que abra sus ojos, corazón y mente para recibir la dirección que Él está enviando, incluso en pequeñas gotas”.
Las nubes de testigos de las personas pueden comenzar a parecerse a los cirros, que no retienen mucha agua. “Con un esfuerzo concertado, pueden crecer con el tiempo para convertirse en cúmulos, que son grandes y ondulantes. Son hermosos y contienen una humedad vivificante que puede refrescar nuestras almas resecas en tiempos de necesidad”, enseñó la presidenta Porter.
Registros de testigos
En 2007, el élder Henry B. Eyring, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló en la conferencia general acerca de escribir, a veces solo unas pocas oraciones, cada día durante años, sobre cómo Dios había ayudado a su familia ese día.
Después de escuchar el testimonio del élder Eyring sobre lo que había experimentado, la familia Porter compiló un breve libro de experiencias en las que habían sido testigos de la mano de Dios en sus vidas. “Aunque han pasado más de 15 años, mi fe se fortalece cada vez que leo esos testimonios”, dijo la presidenta Porter.
Así como las personas pueden almacenar información electrónica “en la nube” y acceder a ella desde cualquier lugar, las personas pueden escribir sus testimonios para que puedan recurrir a ellos el día en que necesitan recordar cuánto los ama Dios y cuánto lo necesitan.
En tiempos de sequía espiritual, recordar a los testigos del pasado puede proporcionar lluvia para las almas resecas, dijo la presidenta Porter. “Recordar a nuestros testigos puede darnos la confianza de que Dios estuvo con nosotros en el pasado y volverá a estarlo”.
En conclusión, la presidenta Porter testificó, “Al mirar hacia las nubes, llenémonos del deseo de permanecer leales y fieles a Dios, para que seamos considerados dignos de ser testigos del Salvador cuando Él venga de nuevo en nubes de gloria”.
