Mientras celebraba el Día de Acción de Gracias, el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, reflexionó sobre los milagros recientes, incluyendo la reciente recuperación de los problemas de salud del presidente Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles.
El élder Renlund tuvo un “punto de vista único” sobre la hospitalización del presidente Holland este otoño, ya que acompañó al fallecido presidente M. Russell Ballard, entonces presidente en funciones del Cuórum de los Doce, mientras estaban pendientes diariamente del entonces élder Holland. Cada vez que lo visitaban, el presidente Ballard y el élder Renlund le daban una bendición a su colega enfermo.
“A modo de antecedente, he pasado años visitando pacientes en hospitales”, escribió el élder Renlund en las redes sociales (en inglés). “Muchos estaban gravemente enfermos y vi morir a muchos. La segunda vez que acompañé al presidente Ballard, el presidente Holland se encontraba en estado crítico. Se estaban utilizando medicamentos similares a la adrenalina para mantener su circulación. Prácticamente no respondía. Los médicos no sabían exactamente qué estaba mal y habían informado a sus hijos que el pronóstico era extremadamente malo. Tuve una sensación de presentimiento”.
Mientras celebramos el Día de Acción de Gracias, reflexioné sobre los milagros que he visto en mi vida. Uno sobre el cual tuve un punto de vista único se relaciona con el presidente Jeffrey R. Holland y su reciente hospitalización. El presidente M. Russell Ballard fue un hermano ministrante ejemplar que estaba al pendiente del presidente Holland todos los días. El presidente Ballard me pidió ocasionalmente que lo acompañara y cada vez que fuimos le dimos una bendición al presidente Holland.
A modo de antecedente, he pasado años visitando pacientes en hospitales. Muchos estaban gravemente enfermos y vi morir a muchos. La segunda vez que acompañé al presidente Ballard, el presidente Holland se encontraba en estado crítico. Se estaban utilizando medicamentos similares a la adrenalina para mantener su circulación. Prácticamente no respondía. Los médicos no sabían exactamente qué estaba mal y habían informado a sus hijos que el pronóstico era extremadamente malo. Tuve una sensación de presentimiento. Le dije al presidente Ballard que la única manera en que el presidente Holland regresaría para cumplir significativamente su llamamiento apostólico era mediante la intervención divina. Los médicos, los cirujanos y los medicamentos no lo iban a hacer. Sólo a través de las bendiciones de Dios sucedería. El presidente Ballard asintió y dijo: “Tendremos que seguir orando y ejercitando nuestra fe”.
La siguiente vez que acompañé al presidente Ballard al hospital, el presidente Holland estaba sentado en una silla, charlando con las enfermeras y preguntando sobre el desayuno. Me preguntó por mi esposa, Ruth, y mi hija, Ashley. Él era el mismo de siempre. Fue un milagro. Fue una intervención divina. Le dieron el alta del hospital y cada día recuperaba más fuerzas. Cuando la salud del presidente Ballard empeoró, el presidente Holland invirtió los roles y se convirtió en un extraordinario hermano ministrante por el resto de la vida del presidente Ballard.
Ahora, el presidente Holland ha sido apartado como presidente en funciones de mi cuórum. Dios está en los detalles. El presidente Holland ha sido preservado para un momento como éste. Cuán bendecido soy gracias a él. ¡Cuán bendecido es mi Cuórum gracias a él! Cuán emocionado estoy de aprender de él y recibir su dirección. Dios vive. Esta es Su Iglesia. Él la dirige. Esto lo sé. Y estoy agradecido por este conocimiento.
El élder Renlund le dijo al presidente Ballard que la única manera en que el presidente Holland regresaría para cumplir significativamente su llamamiento apostólico era mediante la intervención divina.
“Los médicos, los cirujanos y los medicamentos no lo iban a hacer. Sólo a través de las bendiciones de Dios sucedería. El presidente Ballard asintió y dijo: ‘Tendremos que seguir orando y ejercitando nuestra fe’”.
El élder Renlund escribió que la siguiente vez que acompañó al presidente Ballard al hospital, el presidente Holland estaba “sentado en una silla, charlando con las enfermeras y preguntando sobre el desayuno”. Él preguntó por la familia del élder Renlund.
“Él era el mismo de siempre. Fue un milagro. Fue una intervención divina. Le dieron el alta del hospital y cada día recuperaba más fuerzas. Cuando la salud del presidente Ballard empeoró, el presidente Holland invirtió los roles y se convirtió en un extraordinario hermano ministrante por el resto de la vida del presidente Ballard”.
Ahora, el presidente Holland ha sido apartado como presidente en funciones de mi Cuórum, dijo.
“Dios está en los detalles. El presidente Holland ha sido preservado para un momento como éste. Cuán bendecido soy gracias a él. ¡Cuán bendecido es mi Cuórum gracias a él! Cuán emocionado estoy de aprender de él y recibir su dirección. Dios vive. Esta es Su Iglesia. Él la dirige. Esto lo sé. Y estoy agradecido por este conocimiento”.
El presidente Holland respondió a la publicación del Elder Renlund, comentando (en inglés), “Elder Renlund, no se puede subestimar el apoyo que sentí de usted, de nuestro querido presidente Ballard, y de otros miembros del Cuórum de los Doce y de la Primera Presidencia durante mi recuperación. Se lo agradezco y le amo. Agradezco al Padre Celestial por la salud que me ha concedido, permitiéndome servir un poco más”.