Los servicios humanitarios y los voluntarios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días han respondido para ayudar a los afectados por los grandes daños causados por el huracán Fiona en toda la región del Caribe en septiembre.
La Iglesia informó el jueves, 22 de septiembre en un comunicado de prensa que los proyectos por un total de 475 000 dólares brindarán ayuda a unas 65 000 familias en la isla francesa de Guadalupe, Puerto Rico y República Dominicana.
La ayuda humanitaria proporcionará alimentos, agua, artículos de higiene y otros suministros de emergencia, así como asistencia humana, a través de voluntarios de Manos que Ayudan, que limpiarán, retirarán escombros y distribuirán suministros.
La Iglesia planea continuar enviando ayuda y asistencia adicionales, así como asistencia y apoyo emocional, dijo Josué D. Vanderhorst, gerente de bienestar y autosuficiencia de la Iglesia para el Área Caribe.
“Nuestro Padre Celestial recuerda a sus hijos y contesta sus oraciones, sin importar lo difícil de la situación, por lo que esperamos, en cierto modo, ser parte de esa respuesta, proveyendo lo necesario a quien más lo necesite y en el menor tiempo posible”, dijo Vanderhorst. “Como cristianos, somos sensibles y solidarios con el dolor ajeno, así que lo menos que podemos hacer es estar allí y responder con lo que humildemente tengamos al alcance, tendiendo la mano, como lo haría el Salvador Jesucristo”.
Es posible que lo peor no haya terminado, ya que los pronósticos del Centro Nacional de Huracanes de EE. UU. indican que las lluvias continuarán y que es posible que haya más inundaciones.
A medida que los gobiernos declaran un estado de emergencia en la región para generar fondos federales para las tareas de socorro, la Iglesia está trabajando con socios caritativos para brindar ayuda en varios lugares.
República Dominicana
El huracán Fiona cobró vidas, desplazó a más de 12 000 personas, provocó inundaciones y deslizamientos de tierra e interrumpió los servicios en República Dominicana.
Los Santos de los Últimos Días y los misioneros de la región están a salvo, según el comunicado de prensa, y la mayoría de los edificios de la Iglesia tienen daños menores, pero están en buenas condiciones.
La Iglesia se ha asociado con el Club Rotario de República Dominicana para donar 50 000 dólares para ayudar a los afectados en las regiones del este y noreste del país. Los fondos ayudarán a proporcionar alimentos, ropa y medicamentos a las personas que perdieron sus hogares.
Puerto Rico
Según los informes, más de 1 millón de personas siguen sin electricidad después de que el huracán causara grandes inundaciones tanto en áreas urbanas como rurales de Puerto Rico. Unas 800 000 personas carecen de agua potable y unas 1000 familias no tienen hogar.
Un líder local informó que algunas áreas han tenido 76 cm de lluvia y todavía están recibiendo más. Esto ha resultado en deslizamientos de tierra, ríos desbordados, carreteras arrasadas y al menos un puente arrasado.
La Iglesia está colaborando con el Programa Mundial de Alimentos, el Proyecto HOPE y la Cruz Roja para brindar ayuda humanitaria a Puerto Rico y República Dominicana, según el comunicado de prensa.
Guadalupe
El territorio francés de Guadalupe también está bajo el agua en gran parte de la isla. Los misioneros y los miembros de la Iglesia se han unido a los esfuerzos de la comunidad ayudando a los residentes, distribuyendo agua y artículos de limpieza y limpiando las casas y los sitios afectados.
Planes de emergencia y autosuficiencia
La Iglesia informa que 350 familias Santos de los Últimos Días en Puerto Rico y República Dominicana se han beneficiado con la preparación para emergencias y el programa de autosuficiencia.
Los líderes locales en ambos lugares tienen miembros que experimentaron una gran pérdida, pero sienten gratitud y esperanza por el apoyo que reciben.
“De manera general, pude ver cómo el huracán causó muchos daños en la comunidad, pero me siento agradecido por la oportunidad de servir en la obra del Señor y ayudar a los hermanos a ver que esta no es más que una prueba, lo importante es seguir adelante y perseverar, porque no estamos solos”.