Para Tom Holmoe, la jubilación significa el final de una aventura y el comienzo de una nueva.
“Me retiré de la NFL a los 30 años y definitivamente necesitaba otro trabajo”, dijo. “Como personas, estamos constantemente pasando por graduaciones, comienzos en nuestras vidas. Hay tantos ciclos que atravesamos, y luego hay nuevas aventuras que emprendemos. Puedo ver, y realmente siento a través del Espíritu, que este era el momento adecuado para anunciar mi jubilación”.
Holmoe anunció su jubilación como director deportivo de la Universidad Brigham Young el 11 de febrero.
Antes de ser nombrado para ese puesto en 2005, Holmoe jugó fútbol americano para los Cougars (1978-82), entrenó con LaVell Edwards y recaudó fondos para el departamento deportivo.
La carrera de siete años de Holmoe en la NFL se destacó por jugar para los San Francisco 49ers, equipos ganadores del Super Bowl en 1984, 1988 y 1989.
Mientras Holmoe supervisaba el departamento deportivo, los equipos de BYU ganaron cuatro campeonatos nacionales y más de 130 campeonatos de conferencia en temporada regular y postemporada. Guió a la universidad durante una era de independencia y la West Coast Conference antes de unirse a la Big 12 Conference en 2023 y realizó varias contrataciones clave de entrenadores durante su tiempo. Fue nombrado director deportivo del Año 2020-2021 de la NACDA. Estos y otros logros han sido posibles manteniendo un compromiso con los valores y la misión de BYU y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Holmoe reflexionó sobre sus experiencias profesionales, su fe en Jesucristo y las transiciones de la vida en una entrevista de podcast con Church News.
El poder de la oración
De niño, Holmoe dijo que le tenía miedo a la oscuridad y a los ladrones en su vecindario. Encontraba consuelo orando cada noche pidiendo la protección de Dios.
“Ahí fue donde aprendí a comprender que nuestro Padre Celestial escucha mis oraciones. Él las responde”, dijo. “Desde entonces, la oración siempre ha sido una parte importante de mi vida”.
‘La decisión más importante’
Como recluta de fútbol americano universitario que no era miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, nadie en su círculo de familiares, amigos y entrenadores quería que Holmoe fuera a BYU.
Sin embargo, a Holmoe le gustaba la universidad por su estilo de fútbol americano, su formación académica y porque “no había muchas distracciones”. También lo influenciaron amigos cercanos Santos de los Últimos Días que querían asistir a BYU.
Ir allí “se sintió bien” y cambió la vida de Holmoe, dijo.
“Venir a BYU fue algo que decidí que quería hacer, y creo que fue la decisión más importante que tomé en mi vida”, dijo. “Pienso en ello a menudo y estoy sumamente agradecido en mis oraciones porque el Señor me guió a BYU”.
Partes favoritas del trabajo
Cada año, en el banquete de graduación deportiva de BYU, Holmoe observa a los estudiantes-atletas que se van y que han superado diversos desafíos para alcanzar el éxito y el crecimiento personal. A menudo se pregunta cómo BYU empezará de cero con una nueva generación de estudiantes de primer año, pero siempre funciona.
Ver esa “increíble metamorfosis” de maduración en la vida de cada estudiante-atleta de BYU ha sido la mejor parte de su trabajo.
“No hay ninguno de esos campeones que no haya tenido que pasar por el crisol y por el molino, antes de llegar al final. Esa es mi parte favorita”, dijo.
En un mundo competitivo de victorias y derrotas, Holmoe ha valorado la idea de que “cada día es un día nuevo y diferente”.
“Me gusta mucho el hecho de que vamos a fracasar en los deportes”, dijo. “No hay persona en el mundo que pueda recorrer la vida con una trayectoria perfecta. Siempre hay baches. Y en los deportes, ese es realmente el caso. ... En BYU, con más de 600 estudiantes-atletas y 200 empleados, no hay un día en que no tengamos un desafío”.
Eso nos lleva a otra parte favorita del trabajo: ayudar a las personas con sus problemas.
“Cuanto mayor me hago, más experiencias tengo para poder compartir con la gente: ‘Vas a estar bien. Esto es algo que va a llevar tiempo. Puede que tengas que recuperarte. Puede que tengas que dejar la escuela por un tiempo, pero cuando regreses serás más fuerte. Puedes lograrlo’”, dijo.
‘Mi única esperanza’
Al reflexionar sobre las muchas lecciones y experiencias que ha aprendido hasta este punto de su vida, Holmoe dijo que está muy agradecido con el Salvador.
“Lo que he aprendido y que ahora es puro conocimiento para mí es que Jesucristo, mi Salvador, mi Redentor, es mi única esperanza”, dijo.
“A través de experiencias difíciles, en las que me sentí mal, donde me entregué por completo y reconocí, y confesé: ‘Jesús, eres mi única esperanza’. Él también es su única esperanza. Lo sepan o no, tienen que determinarlo. Y cuando confieso que todo lo bueno viene de Él, entonces estoy bien. Estoy en paz y puedo lograr cualquier cosa a través de mi Salvador”.
