Al principio, inconsciente de la influencia de su abuelo en la historia del mundo y el papel que más adelante desempeñaría en su propia vida, Ndaba Mandela (en inglés) tenía 7 años cuando conoció a su abuelo, Nelson Mandela, que estaba a punto de salir de la cárcel después de casi tres décadas de encarcelamiento.
“Nunca se había hablado sobre este hombre [Nelson Mandela] en nuestra casa. No se podía mencionar el nombre de Mandela, así que, durante mucho tiempo, nunca oí hablar de él”, dijo Ndaba Mandela, cuando se dirigió a la audiencia mundial de RootsTech 2025.
Durante su discurso virtual, Ndaba Mandela compartió fragmentos de su experiencia y las lecciones de vida que aprendió mientras lo criaba su abuelo, en los años posteriores su liberación. El discurso virtual de Ndaba Mandela se publicó el 5 de marzo en RootsTech.org (en inglés).

‘Una figura extraordinaria’
Casi al comienzo de su discurso, Ndaba Mandela explicó que, aun cuando no conocía a su abuelo, su admiración por él creció rápidamente.
“Comencé a darme cuenta de que mi abuelo era una figura extraordinaria y eso me asombró mucho”, dijo.

No fue sino hasta unos años más tarde, cuando Mandela quedó bajo el cuidado de su abuelo —quien poco después se convertiría en el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente— que comenzaría a desarrollar una conexión personal con él.
“‘Ndaba, tu padre nunca tuvo la oportunidad de ir a la universidad, así que lo voy a enviar a la universidad’”, recuerda Mandela que le dijo su abuelo al llegar a su casa ubicada al norte de Johannesburgo, Sudáfrica. “‘… Mientras él está en la universidad, tú te quedarás conmigo. Yo te voy a cuidar’. Y así fue como comencé a vivir con mi abuelo. Me quedé con él hasta el final”.

Las lecciones de un abuelo
Ahora, que han pasado más de 10 años desde el fallecimiento de su abuelo, Ndaba Mandela les explicó a los oyentes que fue la relación personal que estableció con él y las lecciones de vida que aprendió con su ejemplo lo que le ha “impulsado a convertirse en un líder por derecho propio”.
En un momento dado, recordó Mandela, su abuelo se le acercó y le dijo: “Ndaba, tú eres mi nieto, por eso la gente te verá como un líder. Por lo tanto, tienes que sacar las mejores notas en la clase”.

Al sentir el peso del legado de su abuelo, Mandela dijo que pensó: “Ay, ay, ay, la presión, la presión —¿por qué no puedo ser un niño como los otros? ¿Por qué tengo que ser un líder?”
Solo más tarde, recordó Mandela, comprendió la importancia de lo que decía su abuelo.
“La presión”, dijo, “así es como se crean los diamantes. … A través de esa gran presión que se ejerce bajo la tierra. … Por eso, nuestros padres quieren que nos convirtamos en diamantes. Quieren que brillemos porque no tenemos ni idea de cuánto poder tenemos”.

Al combinar esta y otras lecciones con la comprensión de su genealogía (enseñada por sus mayores), Mandela dijo que ha desarrollado confianza y una comprensión más profunda de su papel como líder en su hogar y en su comunidad.
“[Ser] un líder, en realidad, no consiste en ser el mejor”, dijo Mandela. “No se trata de ser el número uno. [Ser] un líder consiste en servir a tu comunidad”.

Encontrar esperanza en las ‘voces de los niños’
Casi al final de su discurso, Ndaba Mandela compartió que su abuelo sentía un profundo amor por los jóvenes y los veía como los “líderes del mañana”.
Dijo: “En la cárcel nunca pudieron escuchar las voces de los niños. ¿Y qué representan las voces de los niños? La esperanza de crear un mundo mejor”.

Así, inspirado por la fe de su abuelo en la juventud, Mandela dedicó algunas de sus últimas palabras a animar a los jóvenes a “soñar”.
“Quiero que tengan sueños tan grandes que les asusten”, dijo Mandela. “Si sus sueños no los asustan, no están soñando lo suficientemente grande”.
Además, animó a los oyentes a estudiar su genealogía, y reconocer las “colinas y grandes montañas” que sus antepasados tuvieron que escalar para llegar a donde están hoy.
“Para saber adónde vamos”, dijo, “tenemos que saber de dónde venimos”.
