La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre 1 Nefi 6-10, que incluye la visión de Lehi del árbol de la vida.
Church News buscó en los archivos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para saber qué han dicho los líderes sobre estos capítulos.
1 Nefi 6
“El Libro de Mormón es la gran norma que debemos utilizar. Muestra que José Smith era un profeta. Contiene las palabras de Cristo, y su gran misión es acercar a los hombres a Cristo y todo lo demás es secundario. La pregunta de oro del Libro de Mormón es, “¿Quieren aprender más de Cristo?’ El Libro de Mormón es el gran buscador del contacto de oro. No contiene cosas que ‘agradan al mundo’ (1 Nefi 6:5), por lo que los mundanos no están interesados en él. Es un gran tamiz”.
— Presidente Ezra Taft Benson, conferencia general de abril de 1975, “El Libro de Mormón es la Palabra de Dios” (en inglés)
1 Nefi 7
“Nefi es un ejemplo de alguien que conoció, comprendió el poder habilitador del Salvador y confió en él. Recordarán que los hijos de Lehi habían regresado a Jerusalén para conseguir el apoyo de Ismael y de los de su casa. Lamán y otros del grupo que viajaban con Nefi desde Jerusalén de regreso al desierto se rebelaron, y Nefi exhortó a sus hermanos para que tuvieran fe en el Señor. A esa altura del trayecto, los hermanos de Nefi lo ataron con cuerdas y planearon su destrucción. Presten atención a la oración de Nefi: ‘¡Oh Señor, según mi fe en ti, líbrame de las manos de mis hermanos; sí, dame fuerzas para romper estas ligaduras que me sujetan!’ (1 Nefi 7:17; cursiva agregada).
“¿Saben lo que probablemente hubiese pedido yo si mis hermanos me hubieran atado? ‘¡Por favor sácame de este enredo AHORA MISMO!’ Me parece muy interesante que Nefi no oró para que sus circunstancias cambiaran; más bien, oró para tener la fortaleza de cambiar sus circunstancias; y creo que él oró de esa manera precisamente porque conocía, comprendía y había experimentado el poder habilitador de la Expiación”.
— Élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en el artículo de la Liahona de marzo de 2015 “Fortaleza que va más allá de la nuestra”
“Si ustedes y yo queremos alcanzar la cima de nuestro potencial divino, debemos trabajar en cada paso de la senda. La senda puede ser accidentada, difícil y desconocida; pero se puede escalar con éxito si estamos dispuestos a trabajar con todas nuestras fuerzas y compromiso. …
“Cuando nuestras vidas son consistentes con Su evangelio, recibimos confianza a través de Su Espíritu para enfrentar los desafíos de cada día. Podemos decir con Nefi: ‘El Señor tiene poder de hacer todas las acosas según su voluntad, para los hijos de los hombres, si es que ejercen la fe en él … Por tanto, seámosle fieles’ (1 Nefi 7:12)”.
— Élder Rex D. Pinegar, entonces Setenta Autoridad General, conferencia general de octubre de 1980, “Decidan decidir” (en inglés)

1 Nefi 8
“En las Escrituras se nos enseña acerca de otro componente clave de este equipo de seguridad: una ‘barra de hierro’. Se invita a los discípulos de nuestro Salvador, Jesucristo, a aferrarse a esta barra de hierro a fin de encontrar sin problemas el camino que conduce a la vida eterna. Me refiero a la visión de Lehi del árbol de la vida que se encuentra en el Libro de Mormón.
“Mediante revelación personal divina, Lehi, un profeta del Libro de Mormón, y Nefi, su hijo, recibieron cada uno una visión de nuestro estado mortal de probación y de sus correspondientes peligros. Lehi dice: ‘Y ocurrió que surgió un vapor de tinieblas, sí, un sumamente extenso vapor de tinieblas, tanto así que los que habían entrado en el sendero se apartaron del camino, de manera que se desviaron y se perdieron’ (1 Nefi 8:23). Aun así, ‘vio otras multitudes que avanzaban; y llegaron y se agarraron del extremo de la barra de hierro; y siguieron hacia adelante, asidos constantemente a [esa] barra de hierro, hasta que llegaron, y se postraron, y comieron del fruto del árbol’, es decir, del árbol de la vida (1 Nefi 8:30).
“La visión de Lehi nos enseña que debemos aferrarnos a esa baranda de seguridad — la barra de hierro, que se halla a lo largo de nuestro estrecho y angosto sendero personal — y asirnos fuertemente a ella hasta llegar a la meta definitiva de la vida eterna con nuestro Padre Celestial. Nefi promete que quienes se aferren a la barra de hierro ‘no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción’ (1 Nefi 15:24).
“Les invito a leer nuevamente los relatos completos de esta inspirada visión. Estúdienlos, medítenlos y aplíquenlos al diario vivir. Hoy en día podríamos decir que se nos dice: ‘Agárrense fuerte’. Debemos aferrarnos a la barra de hierro y no soltarnos jamás”.
— Hermana Ann M. Dibb, entonces segunda consejera de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes, conferencia general de octubre de 2009, “Aférrense”
“En aquella visión tan conocida que se encuentra en 1 Nefi 8, se nos recuerda cuán difícil es permanecer en el camino estrecho y angosto que conduce a la vida eterna. Lehi les describió a sus hijos los desafíos a los que se enfrentaron los diferentes grupos de personas que buscaban el árbol de la vida, ‘cuyo fruto era deseable para hacer a uno feliz’ (véase 1 Nefi 8:10). Ese árbol representaba el amor de Dios. (Véase 1 Nefi 11:21–22).
“El primer grupo comenzó a ir por el camino estrecho y angosto, pero no se aferraron a la barra de hierro que los mantendría en el sendero, y se perdieron en las tinieblas de oscuridad (véase 1 Nefi 8:21–23). …
“Para atravesar estas tinieblas de oscuridad necesitamos la barra de hierro, que representa la palabra de Dios (véase 1 Nefi 15:23–24). Debemos estudiar y comprender las verdades y los mandamientos que se encuentran en las Escrituras; debemos escuchar atentamente las palabras de nuestros profetas modernos, cuyas enseñanzas nos brindarán guía, dirección y protección. Y debemos aferrarnos a las normas que se encuentran en el librito ‘Para la Fortaleza de la Juventud’.
“El segundo grupo de personas que Lehi vio estaba aferrado a la barra de hierro. Avanzaron en la dirección correcta y pudieron participar del fruto del árbol; saborearon la verdadera felicidad pero, lamentablemente, su felicidad no duró mucho, ya que, cuando miraron a su alrededor, vieron a los que se burlaban de ellos. (Véase 1 Nefi 8:24–27). Se sintieron avergonzados y cedieron a la presión del grupo. …
“Quizá sean objeto de burlas; quizás las señalen con el dedo; quizás se encuentren solas, pero por favor tengan la valentía para resistir estas tentaciones.
“¿Qué es lo que les ayudará a avanzar y asirse constantemente a la barra de hierro? Centren su vida en el Salvador y cultiven hábitos diarios de un recto vivir.
“Lleguen a conocer al Salvador y todo lo que Él ha hecho por ustedes. Me parece interesante que cuando los de este último grupo llegaron al árbol de la vida, se postraron; se humillaron; se dieron cuenta de que no hubieran podido llegar sin la ayuda del Salvador”.
— Hermana Mary N. Cook, entonces primera consejera de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes, conferencia general de abril de 2009, “Una vida virtuosa, paso a paso”
“Recientemente, un grupo de fieles e inteligentes jóvenes Santos de los Últimos Días escribieron algunas de las preguntas más apremiantes que tenían. Una hermana preguntó: ‘¿Por qué la Iglesia no se defiende más activamente cuando se le hacen acusaciones?’
“En respuesta a su pregunta, diría que una de las grandes pruebas de la vida terrenal se presenta cuando nuestras creencias se ponen en tela de juicio o se critican. En esos momentos quizás queramos responder en forma agresiva y levantar los puños, pero esas son oportunidades importantes para detenernos, orar y seguir el ejemplo del Salvador. Recuerden que Jesucristo mismo fue despreciado y rechazado por el mundo; y en el sueño de Lehi, los que se dirigían hacia el Salvador sufrieron burlas y los ‘[señalaban] con el dedo’ (1 Nefi 8:27). Jesús dijo: ‘…el mundo… aborreció [a mis discípulos], porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo’ (Juan 17:14). Al responder a nuestros acusadores como lo hizo el Salvador, no sólo somos más como Cristo, sino que invitamos a los demás a sentir Su amor y a seguirlo”.
— Élder Robert D. Hales, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 2008, “Valor cristiano: El precio del discipulado”

“La forma en que Lamán y Lemuel rechazaron a los profetas y a las Escrituras indica que no eran propensos a la aplicación práctica, a los recordatorios ni a la nueva revelación personal. … Gozaban de la bajeza intelectual en su equivalente portátil al ostentoso ‘edificio grande y espacioso’ (1 Nefi 8:26, 31).
“De ahí que se hayan vuelto rebeldes en lugar de líderes, con resentimiento en lugar de rectitud, y todo por su falta de comprensión tanto del carácter como de los propósitos de Dios y de Sus tratos con Sus hijos.
“En cuanto a su importancia espiritual, Lamán y Lemuel fueron lamentables ceros. Es cierto que podríamos saber más acerca de ellos, pero eso no afectaría el análisis final. Si parecen, en ciertos aspectos, personajes vagos, es porque el suyo era un vacío tétrico, que podría haberse llenado con el ‘amor de Dios’. En la visión hubo una desolada escena en la que Lehi miró ansiosamente buscando a Lamán y Lemuel, ‘por si acaso los veía’; finalmente los vio ‘pero no quisieron venir… para comer del fruto’ (1 Nefi 8:17–18). De todos los castigos que nos acarreamos nosotros mismos, este epitafio describe el más terrible y grave”.
— Élder Neal A. Maxwell, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1999, “Lecciones que aprendemos de Lamán y de Lemuel”
“En su sueño del árbol de la vida, Lehi se encontró en un páramo oscuro y lúgubre y vio a otros rodeados por una gran neblina de oscuridad. El camino a casa desde esta oscuridad era el camino al árbol de la vida, el mismo árbol, supongo, del que Adán y Eva fueron excluidos hasta que ellos también caminaron el camino que tomó Lehi. El camino estaba marcado por la barra de hierro, la palabra de Dios. (Véase 1 Nefi 8:7-30). Aferrándonos a esta barra en medio de la niebla de la oscuridad, nosotros, como Lehi, tanteamos y avanzamos hacia casa. Al hacerlo, es probable que descubramos que la fría barra de hierro comenzará a sentirse en nuestras manos como la mano cálida, firme y amorosa de Aquel que literalmente nos lleva por el camino. Encontramos esa mano lo suficientemente fuerte como para rescatarnos, lo suficientemente cálida como para decirnos que el hogar no está muy lejos; y convocamos a nuestros recursos más profundos para corresponder, hasta que volvamos a ser ‘uno’ en los brazos del Señor.
“Es muy importante para nosotros estar del lado del Señor. Pero nunca debemos olvidar que el Señor también está de nuestro lado”.
— Élder Bruce C. Hafen, entonces Setenta Autoridad General, en el artículo de la Liahona de abril de 1990, “Belleza para las cenizas: La expiación de Jesucristo” (en inglés)

1 Nefi 9
“A veces, cuando se nos pide que seamos obedientes, no sabemos por qué, a menos que el Señor lo haya ordenado. En 1 Nefi 9:5 leemos: ‘Por tanto, el Señor me ha mandado hacer estas planchas para un sabio propósito suyo, el cual me es desconocido’. Nefi siguió las instrucciones aunque no entendió completamente el sabio propósito. Su obediencia resultó en bendiciones para la humanidad en todo el mundo. Al no obedecer a nuestros líderes actuales, plantamos nuestras semillas en lugares pedregosos y podemos perder la cosecha”.
— Élder Marvin J. Ashton, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1978, “¿Quién perderá la cosecha?” (en inglés)
1 Nefi 10
“Esa tentación de demorar procede de nuestro enemigo Lucifer. Él sabe que nunca podremos ser verdaderamente felices a menos que tengamos esperanza en esta vida, y después, en la siguiente, la realización de la vida eterna, el mayor de todos los dones de Dios, que es vivir en familias para siempre con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo, y tener progenie eterna. Satanás quiere que seamos tan desdichados como lo es él, y sabe que sólo tendremos la verdadera felicidad si somos purificados mediante la fe en el Señor Jesucristo, mediante el arrepentimiento profundo y continuo, y si hacemos y guardamos los convenios sagrados que ofrecen los siervos autorizados de Dios. En las Escrituras se confirma el peligro:
“‘Por lo que, si habéis procurado hacer lo malo en los días de vuestra probación, entonces os halláis impuros ante el tribunal de Dios, y ninguna cosa impura puede morar con Dios; así que, debéis ser desechados para siempre’ (1 Nefi 10:21).
“Y así, Satanás nos tienta con la desidia todos los días de nuestra probación. Cualquier decisión que demore el arrepentimiento le da la oportunidad de robar la felicidad de uno de los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial”.
— El entonces élder Henry B. Eyring, ahora consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de octubre de 1999, “No demores”