La guía de estudio “Ven, sígueme” de esta semana cubre Alma 17-22, que incluye el relato de cuando Ammón salva los rebaños del rey Lamoni y la conversión de este.
A continuación, les ofrecemos algunas citas de líderes de la Iglesia, actuales y del pasado, sobre estos capítulos.
Alma 17
“El Señor prometió paz a Sus discípulos cuando los iba a dejar. Nos ha dado a nosotros la misma promesa; pero Él dijo que daría paz a Su manera, no a la manera del mundo. …
“Los hijos de Mosíah necesitaban ese don de paz cuando embarcaron en su misión a los lamanitas. Con más de una leve inquietud al percibir la enormidad de su tarea, oraron para pedir tranquilidad. ‘Y sucedió que el Señor los visitó con su Espíritu, y les dijo: Sed consolados; y fueron consolados’ (Alma 17:10). …
“A veces Satanás presentará desafíos a su fe; eso sucede a todos los discípulos de Jesucristo. Su defensa contra esos ataques es mantener al Espíritu Santo como su compañero. Él Espíritu hablará paz a su alma; Él las impulsará a avanzar con fe, y Él les devolverá el recuerdo de los momentos en que sintieron la luz y el amor de Jesucristo”.
— Presidente Henry B. Eyring, en aquel entonces el primer consejero de la Primera Presidencia, conferencia general de abril de 2017, “‘Mi paz os dejo’”
“Las experiencias misionales de los hijos de Mosíah también nos ayudan a comprender cómo podemos llegar a ser instrumentos en las manos de Dios. ‘Y sucedió que viajaron muchos días por el desierto’ (Alma 17:9). Debemos estar dispuestos a viajar. Los hijos de Mosíah estuvieron dispuestos a salir de su entorno y a llevar a cabo tareas nada agradables.
“Si Ammón no hubiera estado dispuesto a viajar a una tierra extranjera, en la que vivía un pueblo salvaje y empedernido y feroz, nunca habría encontrado ni ayudado a Lamoni y su padre, y muchos lamanitas nunca habrían aprendido acerca de Jesucristo. Dios nos ha pedido que viajemos, que salgamos a la misión, que aceptemos llamamientos, que invitemos a alguien a la Iglesia y que ayudemos a alguien que lo necesite”.
— Élder Don R. Clarke, en aquel entonces de los Setenta, conferencia general de octubre de 2006, “Cómo llegar a ser instrumentos en las manos de Dios”
“Al igual que los hijos de Mosíah, nosotras debemos ‘fortalec[ernos] en el conocimiento de la verdad’ (Alma 17:2). Esos hermanos estudiaron de continuo el Evangelio. Por medio del ayuno y de la oración, y del sumirse en las Escrituras, llegaron a saber que Jesús es el Cristo y aprendieron a oír Su voz.
“Del mismo modo, las hermanas de la Sociedad de Socorro debemos esforzarnos por incrementar nuestro testimonio de Jesucristo por medio de la oración y del estudio de las Escrituras, y procurar adquirir fortaleza espiritual al seguir los susurros del Espíritu Santo”.
— Hermana Mary Ellen Smoot, en aquel entonces, presidenta general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “Somos instrumentos en las manos de Dios”
“Nosotros los que estamos convertidos lo suficiente debemos llegar hasta aquellos que se han extraviado. Mientras así lo hagamos, encontraremos gran gozo en el recogimiento de las ovejas del Señor. Ammón, el misionero nefita, nos proporcionó un ejemplo. El decidió ponerse al servicio del rey lamanita y se le envió a cuidar los rebaños de Lamoni. Cuando una banda de forajidos atacó a las ovejas y las dispersó, los compañeros de Ammón tuvieron miedo y comenzaron a llorar. ¿Qué fue lo que dijo Ammón? ‘… sed de buen ánimo, y vayamos a buscar los rebaños, y los recogeremos y los traeremos otra vez al abrevadero …’ (Alma 17:31).
“Ahora bien, podemos leer esto como si fuera un relato en el que algunos pastores trataban de agrupar algunas ovejas perdidas; pero el mensaje que encierra es mucho más poderoso y más trascendental que eso. Ammón fue un misionero que tenía nobles intenciones de llevar al rey y a su reino de vuelta al rebaño de la rectitud, al manantial de aguas vivas. El desafío les pareció desalentador a los que no podían ver más allá: que las ovejas estaban dispersas en las sierras y no contaban con suficientes hombres para agruparlas; estaban desalentados y se sentían temerosos de que el rey descubriera su perdida.
“Ammón no solo dirigió las fuerzas para recapturar las ovejas, sino que echó a los hombres malos que causaron los problemas; y sus heroicos esfuerzos persuadieron al rey a seguirle a él y a seguir al Salvador.
“Ammón nos enseña que no importa cuales sean las circunstancias en que nos encontremos, podemos ser un ejemplo para los demás, podemos edificarlos, podemos inspirarlos para que busquen la rectitud; y podemos testificar a todos sobre el poder de Jesucristo”.
— Élder Robert D. Hales, en aquel entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1997, “‘… Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos’”
Alma 18
“Recordemos que Dios no se fija en colores de camisetas ni en partidos políticos. Más bien, como declaró Ammón: ‘… [la] mirada [de Dios] está sobre todos los hijos de los hombres; y conoce todos los pensamientos e intenciones del corazón’ (Alma 18:32). Hermanos y hermanas, si ganamos en las competencias de la vida, ganemos con gracia; y si perdemos, perdamos con gracia; pues si vivimos mostrando gracia el uno al otro, la gracia será nuestra recompensa en el postrer día”.
— Élder Kevin R. Duncan de los Setenta, conferencia general de abril de 2016, “El ungüento sanador del perdón”
“Es virtualmente imposible ser un instrumento eficaz para con nuestros propios familiares, para con nuestros vecinos e incluso desde el púlpito en la Iglesia si no sabemos discernir los susurros del Espíritu Santo. Ammón fue capaz de percibir los pensamientos del rey lamanita por motivo de que vivía cerca del Señor (véase Alma 18:16).
“El oír la voz del Espíritu depende de nuestra buena disposición para guardar los mandamientos, … . Si deseamos experimentar el regocijo inefable del vivir el Evangelio y sentir las misericordias expiatorias de Cristo, la obediencia a todos los mandamientos de Dios, y no sólo a unos cuantos de ellos, es la única manera de lograrlos”.
— Hermana Mary Ellen Smoot, en aquel entonces, presidenta general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “Somos instrumentos en las manos de Dios”
Alma 19
“A medida que la luz de Jesucristo y de Su Evangelio resplandecen más en nuestros rostros y nuestros corazones, se nos hace más fácil discernir entre lo que en verdad es de valor y las falsedades del mundo. El saber que Cristo nos amó lo suficiente para estar dispuesto a llevar sobre Sí el peso de nuestros pecados, elimina la necesidad de depender sólo en nosotros mismos y de confiar injustificadamente en el brazo de la carne. La creencia de que la Expiación nos restaura todo lo que perdemos debido al pecado y a los malos pasos a lo largo del sendero de la vida nos ofrece una esperanza más grande que cualquier placer temporal o emoción momentánea terrenal.
“Consideren la experiencia del rey Lamoni. Aunque poseía poder ilimitado, cuantiosos tesoros terrenales y sirvientes que atendían todas sus necesidades, vivía en obscuridad espiritual. Cuando estuvo dispuesto a permitir que Ammón le enseñara el Evangelio, ocurrió algo extraordinario, ya que Lamoni ‘cayó a tierra como si estuviera muerto’ (Alma 18:42). ‘Ammón… sabía que el rey Lamoni se hallaba bajo el poder de Dios; sabía que el obscuro velo de incredulidad se estaba disipando de su mente, y la luz que iluminaba su mente, que era la luz de la gloria de Dios… sí, esta luz había infundido tal gozo en su alma’ (Alma 19:6).
“Únicamente la gloria de Dios y la luz de vida eterna producen un gozo lo suficientemente profundo para llenarnos de asombro y para eliminar ‘el obscuro velo de incredulidad’”.
— Hermana Virginia U. Jensen, en aquel entonces primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, conferencia general de octubre de 2000, “‘Divina luz’”
“Te exhorto a ti, que ya has optado por las decisiones culturales correctas, a ayudar a otras personas a hacer lo mismo; enséñales a reconocer las bendiciones duraderas de paz y de felicidad que se obtienen al tomar la decisión de poner a nuestro Padre Celestial, a Su plan y a Su Hijo en el lugar de mayor prioridad. Sigue el ejemplo de Ammón, que enseñó pacientemente al rey Lamoni a reconocer sus tradiciones incorrectas y a abandonarlas; hubo muchos que fueron bendecidos como consecuencia de esa decisión del rey. Ammón le enseñó la verdad con tal claridad que Lamoni fue inspirado por el Espíritu y estuvo dispuesto a renunciar a todas sus tradiciones falsas (véase Alma 18:24-41; 19:35-36)”.
— Élder Richard G. Scott, en aquel entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1998, “Cómo eliminar las barreras que nos separan de la felicidad”
Alma 21
“El enseñar a los miembros y a nuestra familia en cuanto a las cosas concernientes a la rectitud es esencial en el proceso de lograr una conversión duradera, ya que puede llevarlos a obtener un conocimiento correcto de los mandamientos del Señor, los principios y las doctrinas del Evangelio, y los requisitos y las ordenanzas que debemos cumplir a fin de lograr la salvación en el reino del Señor.
“Existen muchos ejemplos en las Escrituras que confirman la importancia de enseñar las ‘cosas concernientes a la rectitud’ para ayudar a obtener una conversión duradera. En la relación que se da de Ammón y sus hermanos mientras predicaban el Evangelio entre los lamanitas, leemos: ‘Y Ammón predicó al pueblo del rey Lamoni; y aconteció que les enseñó todas las cosas concernientes a la rectitud’ (Alma 21:23).
“Observamos los resultados de la enseñanza diligente de todas las cosas concernientes a la rectitud al seguir leyendo este relato en el capítulo 23, donde dice: ‘…cuantos creyeron, o sea, cuantos llegaron al conocimiento de la verdad… fueron convertidos al Señor [y] nunca más se desviaron’ (Alma 23:6)”.
— Élder Francisco J. Viñas , en aquel entonces de los Setenta, conferencia general de abril de 2010, “Cosas concernientes a la rectitud”
Alma 22
“Del ejemplo del padre de Lamoni aprendemos la importancia de un corazón dócil, dispuesto a cambiar. Él estaba dispuesto a entregar la mitad de su reino a Ammón a cambio de su vida (véase Alma 20:21–23). Después que Ammón simplemente le pidió que permitiera a Lamoni adorar a Dios según sus deseos en su propio reino, la generosidad y la grandeza de sus palabras perturbaron la mente y el corazón del rey (véase Alma 20:24; 22:3). Cuando Aarón llegó a enseñar al rey, el corazón de éste había cambiado y tenía la inclinación a creer, según le dijo: ‘He aquí, yo creeré’ (Alma 22:7). Luego expresó su deseo de abandonar todo lo que poseía, aun su reino, para tener el gozo del Señor (véase Alma 22:15). Cuando oró por primera vez, ofreció lo que el Padre Celestial quería, al decir: ‘Abandonaré todos mis pecados para conocerte’ (Alma 22:18). La inclinación y la disposición a creer en la palabra de Dios se obtendrán del arrepentimiento y de la obediencia”.
— Élder Michael T. Ringwood de los Setenta, conferencia general de octubre de 2009, “Inclinación y disposición a creer”
“El arrepentimiento tiene precio: nos cuesta el orgullo y la insensibilidad, pero en especial, nos cuesta el pecado. Porque, como lo supo el padre del rey Lamoni hace veinte siglos, este es el precio de nuestra esperanza. ‘¡Oh Dios!’, clamó, ‘… ¿te darías a conocer a mí?, y abandonaré todos mis pecados para conocerte, … para que sea levantado de entre los muertos y sea salvo en el postrer día’ (Alma 22:18). Cuando nosotros también estemos deseosos de dejar todos nuestros pecados para conocerlo y seguirlo, nosotros, también, estaremos llenos con la esperanza de la vida eterna”.
— Presidente Howard W. Hunter, en aquel entonces presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de abril de 1993, “‘Tan solo con pensar en Ti’”
“El padre de Lamoni era un rey que sentía una enconada hostilidad hacia los nefitas. Un gran misionero llamado Aarón —uno de los hijos de Mosíah—, que fue a la tierra de los lamanitas para enseñarles el evangelio, llegó hasta su palacio y comenzó a hablarle del propósito de la vida. Tras desear el rey oír su mensaje, Aarón le enseñó de Cristo, del plan de salvación y de la posibilidad de alcanzar la vida eterna.
“Ese mensaje le impresionó en tal forma que preguntó a Aarón: ‘¿Qué hare para que pueda lograr esta vida eterna de que has hablado? Sí, ¿qué haré para poder nacer de Dios, desarraigando de mi pecho este espíritu inicuo, y recibir el Espíritu de Dios para que sea lleno de gozo?’ (Alma 22:15).
“Aarón le indicó que pidiera a Dios, con fe, que le ayudara a arrepentirse de todos sus pecados. El rey hizo lo que Aarón le aconsejó y oró diciendo:
“’Oh Dios’, ‘Aarón me ha dicho que hay un Dios; si hay un Dios, y si tú eres Dios, sea tu voluntad darte a conocer a mí, y abandonaré todos mis pecados para conocerte …’ (Alma 22:18 cursiva agregada).
“Quisiera, mis Hermanos, que oyerais otra vez las palabras de ese hombre humilde: ‘y abandonaré todos mis pecados para conocerte’.
“Hermanos, todos debemos abandonar nuestros pecados para que en verdad conozcamos a Cristo. Porque no le conocemos sino hasta cuando llegamos a ser como Él. Hay algunos que, como aquel rey, deben orar hasta que ‘desarraiguen de sí ese espíritu inicuo’ a fin de que hallen el mismo gozo
“Lograr una vida recta y virtuosa está al alcance de cualquiera de nosotros si nos esforzamos por conseguirla”
— Presidente Ezra Taft Benson, en aquel entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles, conferencia general de octubre de 1983, “¿Qué clase de hombres tenemos que ser?”