Nota del editor: si bien muchas personas con sentimientos de ansiedad y depresión han encontrado fortaleza en el servicio, esto no reemplaza la ayuda profesional para abordar la salud mental. Para obtener más recursos, visite mentalhealth.ChurchofJesusChrist.org o hable con un proveedor de atención médica.
Cuando Meg Stringam Bjorklund tenía 13 años, acababa de cambiar de colegio y no tenía muchos amigos. Se escondía en el baño del colegio a la hora del almuerzo o llamaba llorando a su mamá. En casa, a menudo se quedaba sola en su habitación.
“Quería dejar la escuela”, dijo Bjorklund. “Toqué fondo con la depresión y la ansiedad. Me cerraba mucho en situaciones sociales”.
Luego, su madre, Autumn Stringam, recibió un llamamiento de la Iglesia para ser especialista de SirveAhora en Nampa, Idaho. SirveAhora.org, un sitio web y una aplicación donde las organizaciones comunitarias y los grupos benéficos publican sus necesidades de voluntariado, era relativamente nuevo en el área y necesitaba ayuda para ponerse en marcha.
A lo largo de los meses, Stringam llevó a Bjorkland con ella a proyectos de servicio grandes y pequeños en el área de Treasure Valley en Idaho.
“Lo último que quería hacer era salir y servir en mi comunidad con personas que nunca había conocido e interactuar en situaciones incómodas”, recordó Bjorkland. Pero se hizo más fácil a medida que perseveraba.
Bjorklund, que ahora tiene casi 20 años, está recién casada y vive en la Estaca Oeste de Nampa, Idaho, dijo que el servicio la sacó de su estado de depresión y la ayudó a ver el amor del Padre Celestial por ella y por todos Sus hijos de muchas maneras nuevas.
Aumentó su empatía al servir en albergues para personas sin hogar o con quienes se enfrentaban a la pobreza. Se sentaba a escuchar a la gente hablar de sus propios problemas.
“Me hizo darme cuenta de que no soy la única que tiene problemas. Y podía ayudar a estas personas dándoles una comida caliente y viendo una sonrisa en sus rostros”, dijo ella.
Durante un tiempo, Bjorklund participó en proyectos de servicio después del colegio cuatro días a la semana, lo que la mantenía demasiado ocupada para preocuparse por sí misma.
Pintó paredes, cargó herramientas, cocinó comidas, repartió sándwiches, transportó ladrillos, entretuvo a los niños, sirvió jugos, recolectó materiales y cantó canciones.
“El servicio cambió mi vida”, explicó ella.
Investigación sobre el servicio y la depresión
La experiencia de Bjorkland está respaldada por la investigación. La Dra. Laura Padilla-Walker, decana de la Facultad de Familia, Hogar y Ciencias Sociales de la Universidad Brigham Young, dijo que existe un vínculo entre la sintomatología depresiva y el servicio (en inglés).
“Participar en comportamientos prosociales durante la adolescencia está asociado con una variedad de factores protectores que incluyen mejores relaciones con amigos y familiares, esperanza, persistencia, gratitud y autoestima”, dijo Padilla-Walker. “A su vez, las relaciones y la autoestima se asocian con niveles más bajos de depresión”.
Ayudar a los demás facilita un sentido de propósito y autoestima en los jóvenes, lo que los protege de sentimientos de inutilidad y depresión.
“Si podemos ayudar a los jóvenes a participar en el servicio a los demás y desarrollar un concepto de sí mismos que incluya ser necesarios y valiosos para los demás, eso puede ser útil para combatir los síntomas depresivos”, dijo ella.
La psicóloga Dra. Susan Albers explicó en un artículo reciente de la Clínica Cleveland (en inglés) que cuando alguien ayuda a otra persona, su cerebro secreta sustancias químicas que “la hacen sentirse bien” como:
- Serotonina (que regula el estado de ánimo).
- Dopamina (que da una sensación de placer).
- Oxitocina (que crea una sensación de conexión con los demás).
Dar puede estimular la vía mesolímbica del cerebro, o el centro de recompensa, al mismo tiempo que libera endorfinas.
“Cuando hacemos cosas por otras personas, nos sentimos mucho más comprometidos y alegres”, dijo Albers. “Eso es bueno para nuestra salud y nuestra felicidad”.
Los investigadores han descubierto que dar a los demás puede reducir la presión arterial (en inglés). Otros estudios muestran que las personas que hacen voluntariado tienden a vivir más tiempo (en inglés). Dar regalos o trabajar como voluntario puede reducir los niveles de cortisol (en inglés), que es la hormona del estrés que puede hacer que una persona se sienta abrumada o ansiosa.
Ayudar a desconocidos
Padilla-Walker afirma que servir a desconocidos protege especialmente a los adolescentes. Esto podría deberse a que servir a desconocidos, en comparación con familiares o amigos, representa un comportamiento relativamente arriesgado, algo que va más allá.
Los jóvenes adolescentes que ayudaron a extraños vieron un aumento en su autoestima entre los 11 y los 14 años. Se sintieron mejor consigo mismos.
Cuando los adolescentes se involucran en este tipo de comportamientos de manera constante, es menos probable que se centren en sí mismos y en sus propios problemas y es más probable que vean lo bueno en lo que tienen y se sientan esperanzados.
Mientras tanto, los jóvenes que sirven a desconocidos tienen más probabilidades de evitar involucrarse en problemas de comportamiento (en inglés).
“Un estudio encontró que el comportamiento prosocial hacia extraños, pero no hacia familiares o amigos, estaba asociado con niveles más bajos de agresión y delincuencia dos años después”, dijo Padilla-Walker.
La investigación también demuestra que servir a los demás ayuda a los adolescentes a desarrollar una identidad moral y también a conectarse con otros amigos que tienen valores y comportamientos positivos, todo lo cual puede proteger de problemas de comportamiento.
Bjorkland dijo que este fue exactamente su caso: en un momento en que necesitaba amigos, consiguió un grupo de servicio de compañeros de su misma edad.
“Los conocí haciendo servicio, y fue lo mejor. Hice amistad con jóvenes que influyeron en mí para hacer el bien”, dijo ella. “El servicio me ayudó a encontrar amigos que todavía tengo y que no hubiera conocido antes”.
Llegar a ser como el Salvador
Bjorklund descubrió que servir a los demás la bendijo con una mayor comprensión y apreciación de cómo Jesucristo sirvió a los necesitados durante Su ministerio en la Tierra. Y empezó a pensar en las necesidades de los demás antes que en las suyas.
“Al servir a los demás, comencé a comprender el gran amor que el Padre Celestial y Jesucristo tenían por mí”, dijo. “Cuando comencé a servir como Cristo, me volví como Cristo sirviendo desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Cuando finalmente entendí el amor que el Padre Celestial me ha mostrado, comencé a amar a los demás como Él me ha amado a mí”.
Stringam publicó un video en Facebook (en inglés) sobre el cambio que vio en su hija.
“Ella encontró a Jesús cuando comenzó a actuar como Él”, dijo Stringam. “Si no saben quiénes son, encuéntrese a sí mismos dando su tiempo y sus talentos. Si no tienen a Jesús en su vida, encuéntrenlo actuando como Él y observen cómo se resuelven todos los demás sentimientos”.
Juan 13:34–35 tiene el llamado del Salvador: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”.
El rey Benjamín le dijo a su pueblo: “Cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).
Y Doctrina y Convenios 58:26–28 enseña: “De cierto os digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas por su propia voluntad y efectuar mucha justicia”.
El presidente M. Russell Ballard, en ese entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió cómo servir a los demás surge del amor a Dios y a Cristo en su discurso de la conferencia general de abril de 2011, “Encontrar gozo al servir con amor”.
“Cuando ese amor puro de Cristo, la caridad, nos envuelve, pensamos, sentimos y actuamos más como nuestro Padre Celestial y Jesús piensan, sienten, y actúan. Nuestra motivación y el deseo sincero son semejantes a los del Salvador”, dijo el presidente Ballard.
El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles explicó en conferencia general de abril de 2022 que Jesucristo es el ejemplo perfecto de amor y servicio.
“Durante Su ministerio, Él cuidó del pobre, sanó al enfermo y al ciego. Él alimentó al hambriento, recibió en Sus brazos a los niños y perdonó a quienes le habían agraviado y aún crucificado.
“Las Escrituras describen que Jesús ‘anduvo haciendo bienes’. Nosotros debemos hacer lo mismo”, dijo el élder Rasband (“Sanar al mundo”).
Ideas sobre cómo servir a los demás
Un artículo de Merrilee Browne Boyack en la sección de Estados Unidos y Canadá de la revista Liahona de febrero dio sugerencias para que los padres incorporen el servicio en la familia (en inglés): comience en casa y luego expándalo a la comunidad, con el Espíritu como guía.
Puntos útiles incluidos:
- Planifique bien.
- Haga que los proyectos sean lo más prácticos posible.
- Refuerce el proceso.
Boyack escribió: “La gente a menudo pregunta: ‘¿Qué debemos hacer?’ y ‘¿Por dónde empezamos?’ Yo diría que empiece con el Padre Celestial. Testifico que el Espíritu los guiará como padres a aquellas cosas que serán oportunidades maravillosas para que ustedes y su familia presten servicio. Oren. Escuchen. Sean pacientes. Sean valientes. Y serán guiados.
Bjorklund dijo que los padres de adolescentes pueden alentarlos a descargar la aplicación SirveAhora en sus teléfonos y establecer filtros por ubicación, intereses y talentos. Luego pueden encontrar proyectos de servicio cerca de ellos que involucren algo que los adolescentes sientan que pueden hacer. Pero no deben tener miedo de probar algo nuevo o desafiante.
“El primer proyecto de servicio es el más difícil: llegar allí, salir de su caparazón y averiguar qué se supone que debe hacer puede ser estresante”, dijo Bjorklund. “Si pueden superar el primer proyecto de servicio, obtendrán ese sentimiento que es eterno: la comprensión de que hay algo más grande que ustedes mismos”.
Padilla-Walker dijo que los padres y los líderes de la Iglesia a menudo buscan maneras de edificar a los jóvenes y ayudarlos a protegerse de los resultados negativos.
“Programas como SirveAhora son una excelente manera de ayudar a los jóvenes a involucrarse en el servicio a desconocidos y vecinos en la comunidad y pueden tener un impacto significativo en los resultados positivos para los jóvenes, incluyendo la autoestima, la confianza en sí mismos, la gratitud y la esperanza, así como la protección contra los problemas de comportamiento, tales como la agresión y la baja autoestima”, dijo.
Ella recomendó a los padres y líderes que busquen oportunidades de alta calidad donde los jóvenes puedan ver los beneficios de su comportamiento en los demás y donde puedan construir relaciones positivas con amigos y familiares mientras prestan servicio.
“Esto no solo ayudará a aquellos a quienes sirven, sino que los adolescentes también se beneficiarán enormemente al dejar de lado sus propias preocupaciones e inquietudes y servir a los demás”, dijo Padilla-Walker.