Una tarde, hace varios años, el élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y su padre visitaron la gran catedral de Chartres, cerca de París. Un experto en la catedral señaló tres conjuntos de vitrales de Chartres y explicó que cuentan una historia.
Las primeras ventanas muestran a Adán y Eva saliendo del Jardín del Edén. El segundo relata la parábola del buen samaritano. Y el tercero representa la Segunda Venida del Señor.
“Estos pueden describir nuestro trayecto eterno. Ellos nos invitan a dar la bienvenida a todos a Su mesón”, dijo el élder Gong en un nuevo video de Mensajes de inspiración de la Iglesia titulado “Lugar en el mesón”, publicado el 10 de noviembre.
“Jesucristo nos invita a llegar a ser, como Él, un buen samaritano, a hacer de Su mesón (Su Iglesia) un refugio para todos contra los golpes y tormentas de la vida”, dijo. “Nos preparamos para Su prometida Segunda Venida cuando a diario hacemos a ‘los más pequeños’ lo que a Él haríamos. Los ‘más pequeños’ somos nosotros”.
La narración del élder Gong para el video se basa en su discurso de la conferencia general de abril de 2021 “Lugar en el mesón”. Con escenas animadas de vitrales de colores brillantes en la pantalla, explica lo que se puede aprender acerca de Jesucristo y de uno mismo mientras da la bienvenida a todos a Su mesón.
“A medida que cambia nuestro corazón y recibimos Su imagen, lo vemos a Él y a nosotros en Su Iglesia”, dijo el élder Gong. “En Él encontramos claridad. En Él encontramos una razón para hacer el bien, para ser buenos y una capacidad para ser mejores. En Él, descubrimos una fe duradera, una abnegación liberadora, un cambio afectuoso y confianza en Dios. En Su mesón encontramos y profundizamos nuestra relación personal con Dios y con Jesucristo”.
Él suplica a Sus discípulos que hagan de Su mesón “un lugar de gracia”, donde haya lugar para todos, continuó el élder Gong. “Como discípulos de Jesucristo, somos iguales, no hay grupos de segunda clase. Lloramos, nos regocijamos y nos apoyamos el uno al otro. ...
“Nos regocijamos porque Dios ama a Sus hijos, con nuestros orígenes y circunstancias diversas, en cada nación, tribu y lengua, y hay lugar para todos en Su mesón”.
En Su mesón, los discípulos de Cristo aprenden que la perfección está en Él y no en el mundo. “Nuestro Salvador, Jesucristo, sabe todo lo que no queremos que los demás sepan sobre nosotros, y aun así nos ama. Su evangelio es uno de segundas y terceras oportunidades, que se hizo posible gracias a Su sacrificio expiatorio.
“Él nos invita a ser un buen samaritano, a juzgar menos y a perdonarnos más, así como a los demás, incluso al esforzamos por guardar Sus mandamientos”.
El élder Gong concluye: “Mientras hacemos lugar en Su mesón, y recibimos a todos, Él nos puede sanar en nuestros caminos terrenales. Con un amor perfecto, nuestro Padre y Su Hijo, Jesucristo, prometen ‘la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero’”.