El desfile que se realiza como parte del Festival Anual Sij en Yuba City, California, comienza en el templo sij de Gurdwara Sahib y recorre un circuito de un poco más de 7 kilómetros el cual pasa por otro templo: el Templo de Feather River California (en inglés) de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
“A la gente le encanta hablar sobre el desfile que va de un templo al otro”, dijo Lynne Takahashi, una Santo de los Últimos Días de Yuba City que participó este año en el festival el cual tuvo lugar del 4 al 6 de noviembre.
La idea de ir de un templo al otro representa una creciente relación interreligiosa en Yuba City entre los Santos de los Últimos Días y los punyabíes que profesan la fe sij — una relación que se está fortaleciendo a través de la historia familiar.
En Yuba City viven unos 15 000 punyabíes (en inglés), que son originarios de la región del Punyab, en el norte de la India y Paquistán, muchos de los cuales profesan la religión sij.
El Festival Sij de Yuba City atrae a unas 100 000 personas (en inglés) y se considera una de las mayores reuniones de sijes fuera de la India.
“Este festival se llama ‘Nagar Kirtan’, [que] significa literalmente ‘cantar en las calles’”, dijo Raji Tumber, un miembro de la comunidad sij de Yuba City, a Church News. “Una vez al año se saca el libro sagrado de nuestro templo y se pone en esta grande, enorme y hermosa carroza; [entonces,] los seguidores de nuestra fe y también personas que no son de nuestra fe se unen [y] cantan con nos otros”.
Por segundo año consecutivo, se invitó a los Santos de los Últimos Días a presentar un estand sobre historia familiar en el Festival Sij. Takahashi, una consultora de historia familiar de la Estaca Yuba City California, se ofreció como voluntaria para el estand, además de misioneros de la Misión Roseville California y otros miembros de la Iglesia.
“La primera vez que invitamos a otra fe a participar del festival, el Nagar Kirtan, en los jardines de nuestro templo fue la fe mormona…”, dijo Tumber. “Hago todo lo que puedo para aumentar el conocimiento sobre cada fe, para que todas se entiendan mutuamente, y FamilySearch es una gran, gran parte del motivo por el cual estoy tan involucrada; porque es un sistema tan maravilloso para poder conocer a nuestros antepasados”.
Una historia de amistad
Mientras Tumber crecía en Yuba City, su familia tenía una estrecha relación con algunas familias Santos de los Últimos Días. Recuerda que compartía con ellos la ropa, y las nueces y duraznos (melocotones) que cultivaba su familia. Celebraban los cumpleaños juntos. Una mujer le enseñó a su madre cómo preparar un pavo para el Día de Acción de Gracias.
Los padres de Tumber tenían una propiedad de unas 40 hectáreas en la zona, y le vendieron una parte a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para construir un centro de estaca — donde ahora se encuentra el Templo de Feather River, ya casi terminado.
“Para mi madre y mi padre, fue una gran alegría que tuviéramos una iglesia como una unión con el resto de las más de 36 hectáreas restantes”, dijo Tumber. “Y es por eso que nuestra familia tiene una excelente relación con la gente del templo y los élderes (misioneros). … Nuestro amor y nuestra amistad se han fortalecido con el paso del tiempo”.
Tumber explicó que uno de los principios del sijismo es la aceptación de todos, sin importar su situación en la vida. “Uno de los elementos más importantes de nuestra fe es el ‘seva’ que significa ‘servir’”.
“Somos tan parecidos en nuestras creencias”, dijo ella refiriéndose a los sijes y a los Santos de los Últimos Días. “Es una bendición para nuestra familia y espero que mis hermanas y hermanos punyabíes aprendan más sobre mis amigos”.
Tumber dijo que está encantada de que el estand de historia familiar del Festival Sij esté haciendo realidad esa esperanza.
“Mucha gente se acercó y habló con los voluntarios en nuestro estand, dijo Tumber. “Es un hermoso acontecimiento el poder conocernos mutuamente. Todos son muy respetuosos con Lynne y sus voluntarios”.
Un proyecto de historia familiar
Takahashi conoció a Tumber el año pasado a través de un amigo en común y comenzó a ayudarla con su historia familiar. Las dos mujeres, casi de la misma edad, “se entendieron perfectamente’, dijo Takahashi. “Raji es como una hermana para mí”.
Mientras ayudaba a Tumber con el registro de su información en FamilySearch, Takahashi descubrió que los pueblos donde vivó la familia de Tumber en India no estaban estandarizados (la estandarización de las fechas y lugares mejoran la precisión de la búsqueda, el registro de los datos y la función de detección de duplicaciones en el árbol genealógico).
Con la ayuda de FamilySearch, los miembros de su estaca y la comunidad sij, Takahashi realizó un esfuerzo monumental para añadir los más de 12 000 pueblos punyabíes a FamilySearch. “Todos los pueblos de la región de Punyab ahora están en FamilySearch”, dijo ella, lo cual resultó ser muy beneficioso al hablar con la gente durante el festival de este año”.
En la región de Punyab, muchos lugares no documentaban adecuadamente los nacimientos, explicó Tumber. “De modo que esto, el proceso de FamilySearch y el trabajo con Lynne, nos permitirá investigarlo y conocer a nuestros antepasados”.
La vinculación de una misionera
Una de las voluntarias de este año en el estand de historia familiar fue la hermana Ramya Ramesh, de 20 años, de la Misión Roseville California. La hermana Ramesh nació en Chennai, India, y vivió allí durante unos ocho años antes de trasladarse a los Estados Unidos con su familia.
Al llegar al campo misional, el presidente de la misión, Douglas L. Talley, le preguntó si estaría dispuesta a aprender punyabí.
“Dijo que sí y no dudó en aprovechar la oportunidad”, dijo el presidente Talley. La hermana Ramesh pasó los primeros nueve meses de su misión en Yuba City.
“Estoy muy agradecida por la oportunidad que tuve de participar en esto”, dijo la hermana Ramesh sobre el Festival Sij. “Pudimos hablar con mucha gente y ayudarles a que conozcan un poco más de FamilySearch, y cómo pueden encontrar su herencia familiar [a través de las] generaciones pasadas para descubrir más sobre su historia”.
Durante el festival, también mantuvo entrevistas en punyabí con dos emisoras de noticias.
“Ella estaba, sencillamente, en su elemento”, dijo el presidente Talley said. “Ella estaba tan fascinada por la oportunidad de recuperar esa conexión con su tierra natal, la cual no había tenido por más de 10 años. Fue realmente conmovedor para mí escucharla hablar de lo satisfactorio que era para ella, tanto emocional como espiritualmente, estar conectada a su pueblo de esa manera”.
La familia de la hermana Ramesh es la primera generación de Santos de los Últimos Días. Su madre oyó hablar de la Iglesia en un avión.
“La persona sentada a su lado era miembro de la Iglesia y estaba dispuesta a compartir y plantear de forma normal y natural el evangelio y cómo puede bendecir nuestras vidas”, dijo la hermana Ramesh. Una misionera retornada, que estaba sentada dos filas más atrás le dio un Libro de Mormón y un número para llamar a los misioneros. Se bautizó cuatro meses después.
“El poder estar ahí en el Festival Sij, me ayudó a sentir la presencia de mis antepasados más cercana”, dijo la hermana Ramesh. “Me pude dar cuenta de que, mientras ayudo a reunir a la gente aquí en Yuba City, puedo también ayudar a mi propia familia a acercarse a Jesucristo. … Ha fortalecido mi testimonio sobre cómo, verdaderamente las familias pueden estar juntas para siempre”.
La hermana Ramesh no es la única misionera de la Misión Roseville que ha aprendido el punyabí. El presidente Talley dijo que cuando los misioneros sirvieron en el estand de historia familiar durante el Festival Sij el año pasado, conocieron a una pareja punyabí que ofreció enseñarles el idioma a los misioneros.
“En ocasiones hemos tenido hasta seis misioneros de habla punyabí para acercarnos a la comunidad y enseñar el evangelio”, dijo el presidente Talley.
“Es muy interesante ver, desde mi punto de vista, cómo el Señor puede hacer avanzar la obra de un modo sencillo, para cumplir Su propia promesa de que todo pueblo escucharía el mensaje del evangelio de Jesucristo en su propio idioma, en su propia lengua, y el punyabí no es la excepción”, añadió.