Al menos 82,4 millones de personas en todo el mundo fueron desplazadas a la fuerza a finales de 2020 como resultado de la persecución, el conflicto o la violencia, según la Agencia de la ONU para los Refugiados. Casi 26,4 millones de ellos son refugiados, de los cuales aproximadamente la mitad son menores de 18 años.
El Día Mundial del Refugiado — que se celebra anualmente el 20 de junio — es designado por las Naciones Unidas para honrar a los refugiados de todo el mundo y celebrar su valor y fortaleza.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha participado activamente durante muchos años en los esfuerzos de ayuda para los refugiados a través de su organización humanitaria, Latter-day Saint Charities. Desde 1991, Latter-day Saint Charities se ha asociado con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados para brindar alivio y consuelo a refugiados — tanto en situaciones de emergencia como en países de reasentamiento.
En 2020, Latter-day Saint Charities llevó a cabo 294 proyectos para refugiados en 50 países y territorios, según su informe anual.
A principios de este mes, la Iglesia y varias organizaciones abrieron oficialmente un nuevo Family Transfer Center en Houston, Texas, para brindar ayuda humanitaria a los migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.
Latter-day Saint Charities anunció en junio una donación de US$5 millones para los refugiados que se reubican en Estados Unidos. La donación financiera se dividirá entre nueve agencias de reasentamiento de refugiados que se asocian con muchas organizaciones benéficas. Latter-day Saint Charities también se está asociando con varias organizaciones para aliviar el sufrimiento en Sudán.
La hermana Sharon Eubank, primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro y presidenta de Latter-day Saint Charities, ha dicho que los refugiados y los inmigrantes necesitan tres cosas para sentirse bienvenidos en una comunidad: “Necesitan un amigo, necesitan un trabajo significativo, y necesitan poder practicar su fe pacíficamente”.
Al dirigirse al Instituto Real de Asuntos Internacionales en Londres, Inglaterra, el 2 de julio de 2018, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, pidió a las organizaciones no gubernamentales, a los gobiernos y grupos religiosos que reorienten sus esfuerzos para responder a las crisis personales y familiares que sufren los refugiados y los desplazados internos. En esa ocasión, destacó la importancia de demostrar también las necesidades emocionales y espirituales: “La fe es tan importante para muchos refugiados y desplazados internos como el agua, la comida y el aire”, dijo. “En el pasado, las instituciones caritativas han proporcionado apoyo financiero, tratamiento médico y otras necesidades físicas a las víctimas de los refugiados, todo lo cual todavía es necesario. Pero ahora entendemos que también debemos prestar atención a las necesidades emocionales y espirituales”.
En octubre de 2015, una carta de la Primera Presidencia alentó a todos los miembros a brindar asistencia a los refugiados en todas partes del mundo. Seis meses después, la Primera Presidencia invitó a mujeres Santos de los Últimos Días de todas las edades a ayudar a los refugiados en sus propias comunidades como parte del esfuerzo “Fui forastero”.
Al hablar de este esfuerzo durante la conferencia general de abril de 2016, la hermana Linda K. Burton, quien en ese entonces servía como presidenta general de la Sociedad de Socorro, pidió a las hermanas de todo el mundo que “determinen en espíritu de oración lo que pueden hacer — de acuerdo con su tiempo y circunstancias — para servir a los refugiados que viven en sus barrios y comunidades”.
En 2015, la hermana Sharon Eubank, directora de LDS Charities, compartió maneras de llegar a los refugiados en su propia comunidad. Aunque simples, podrían hacer toda la diferencia para los vecinos con los que desea hacer amistad. Aquí están 20 de sus sugerencias:
1. Sea un amigo sincero.
2. Adopte una posición contra la intolerancia.
3. Promueva la compasión y la comprensión.
4. Conozca de primera mano lo que realmente se necesita; no asumas.
5. Aprenda sobre la comida, las fiestas y las tradiciones de los demás.
6. Comparta una comida.
7. Celebren juntos un día festivo.
8. Invite a alguien a unirse a su noche familiar.
9. Enseñe una nueva habilidad.
10. Preséntese con otras personas.
11. Intercambie ideas y experiencias.
12. Resalte las fortalezas en otras culturas.
13. Perdone las ofensas o malentendidos y vuelva a intentarlo.
14. Ofrézcase como voluntario para enseñar un idioma.
15. Defienda a los demás del fanatismo.
16. Enseñe un deporte.
17. Inesperadamente ofrezca empleo a alguien.
18. Done enseres domésticos.
19. Ayude a los niños con las tareas.
20. No dude en seguir las impresiones del Espíritu Santo.
Para obtener más información sobre las necesidades de los refugiados y cómo ayudar, visite Fui Forastero.